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(+18) ¿Striptease?


...

-Entonces podrías agradecérmelo haciéndome el striptease que me debes desde hace rato, ¿No lo crees?-Le dijo el azabache mientras comenzaba a mordisquearle el cuello deleitándose con los gemidos que salían de la garganta del pelirrojo.

¡Cierto! Taemin olvidó completamente que le había prometido a Minho hacerle un striptease hace un tiempo. Cegado completamente por la excitación del momento asintió agarrando el rostro del azabache para plantarle un beso apasionado, el mandamás se sorprendió al principio sin embargo luego sonrió en medio del beso, le gustaba que debes en cuando el menor tomara la iniciativa. Eso lo excitaba demasiado.

Sin previo aviso el azabache levantó a Taemin en el aire como si pesara menos que una pluma y automáticamente el pelirrojo enredó sus piernas en la cintura del mayor quedando pegado al fornido pecho de ese hombre.

-¡Oh! ¿El pudoroso Lee Taemin accederá a hacerme un striptease? Vaya, esto es algo que definitivamente no se ve todos los días.-Le dijo Minho mientras una sarcástica sonrisa adornaba su rostro. El menor lo fulminó con su mirada sin embargo no pudo evitar ruborizarse tiernamente.

-Sólo lo hago porque gracias a ti Jung se salvará y además te lo debía de la vez pasada, pero ni se te ocurra acostumbrarte, Choi Minho.-Sentenció mirando hacia otro lado malhumorado, el mandamás soltó una sonora carcajada para luego relamerse los labios, completamente excitado.

-Me encanta que seas así de arisco conmigo, ya que me entran más ganas de domarte.-Le susurró al oído antes de morder el lóbulo de Taemin, quien gimió gustoso pegando su rostro al cuello del azabache.

-¿Domarme? ¿Tú a mí? Sigue soñando.-Le dijo divertido el pelirrojo y Minho sonrió ladino.

-Lo haré, terminaré domándote tarde o temprano.-Sentenció mientras recorría la espalda del menor y manoseaba pervertidamente el trasero de mismo con frenesí.

-Piensa lo que quieras... pero ten cuidado, porque podría terminar saliéndote el tiro por la culata.-Le advirtió el pelirrojo y el mandamás frunció el ceño confundido dejando un rato de toquetear el cuerpo del otro para responderle.

-¿A qué te refieres?-Le cuestionó desconcertado, Taemin colocó su boca encima del cuello de Minho y comenzó a mordisquearlo sorprendiendo al mandamás, quien jadeó de forma libidinosa ante las atenciones que Taemin le brindaba.

-¿Jamás has oído la frase de "el cazador cazado"?-Le cuestionó mientras pasaba a morder la clavícula de mayor. Minho se rio entretenido por las disparatadas ocurrencias del pelirrojo.

-¿Estás insinuando que el "domado" seré yo?-Le preguntó con el ceño divertidamente fruncido mientras retomaba su labor llevando sus manos a las pomposas nalgas del menor para apretujarlas.

-Eso tú solito lo insinuaste.-Le respondió Taemin con una sonrisa ladina adornando su bello rostro. El mandamás bufó divertido para luego besar de forma demandante al menor, quien correspondió enseguida al beso.

No es como si aquel pelirrojo fuera una experimentado en el mundo de la seducción, de hecho solamente había tenido una novia en toda su vida, pero podría jurar que pocas personas en el mundo tenían la capacidad innata que poseía ese hombre a la hora de besar, ¡Dios mío, le calentaba demasiado! El primero en ingresar a la cavidad ajena fue el menor, quien ejerció presión sobre los labios de Minho con su sinhueso para que abriera más su boca, este así lo hizo y automáticamente una guerra campal de lenguas se desató, una lucha en la cual realmente no se sabía a ciencia cierta cuál sería el ganador, ambas cavidades orales intercambiaban saliva de la forma más guarra posible mientras que el más alto amasaba el trasero de Taemin y éste último recorría con sus pequeñas manos ese pecho tan fibroso que lo calentaba a mil por hora. La temperatura en ese baño aumentaba segundo tras segundo.

-Vámonos a mi celda, quiero mostrarte algo.-Le susurró el mandamás al oído con esa voz tan sexy que lo caracterizaba, el pelirrojo completamente cegado por la excitación del momento simplemente se limitó a asentir, el azabache lo tomó por la cintura alzándolo nuevamente en el aire para después depositarlo en el suelo, el menor observó a Minho colocarse únicamente sus pantalones, sin bóxers ni playera. Luego de eso agarró de la mano a Taemin jalándose hacia afuera del baño de aquella prisión.

Caminaron apresuradamente por los extensos pasillos de la cárcel hasta que al fin llegaron a su destino, al ingresar a aquella celda el mandamás soltó la mano del menor para acercarse a la cama y sacar una caja que se encontraba escondida debajo de la misma. Taemin frunció el ceño realmente desconcertado.

-Quiero que te pongas esto para hacerme el striptease.-Le dijo Minho para a continuación enseñarle lo que contenía la susodicha caja al menor.

Taemin jadeó sorprendido, lo que el mandamás le estaba mostrando era nada más y nada menos que un conjuntito muy sugestivo. El mismo consistía en una musculosa ajustada color negra, unos shorts extremadamente cortos de color magenta intenso y unas medias del mismo color extremadamente largas e igualmente ajustadas, ¡Minho estaba loco si pretendía que él usara eso!

-¡Ah no, eso sí que no! ¡Ni muerto!-Le gritó el menor dándose la vuelta para largarse de allí, sin embargo el mayor lo agarró del brazo para luego rápidamente estampándolo contra la pared con algo de brusquedad pero sin lastimarlo.

-¿Qué? ¿Acaso tiene miedo?-Le cuestionó sonriendo con esa prepotencia que tanto le hacía hervir la sangre a Taemin.

-¿Miedo yo? ¡Jamás! Y de ti mucho menos.-Le respondió tan altivo como siempre el pelirrojo, el azabache se carcajeó divertido al oír la respuesta del chico, le encantaba lo rebelde que podía llegar a ser su juguete, ¿Acaso ese niño no se percataba de que lo único que provocaba con su actuar era encender ese instinto dominante que habitaba en cada hombre? Pues pareciera que no.

-¿Enserio? Pues yo podría jurar que estás muriéndote de miedo, ya que no paras de temblar.-Sentenció burlón observando con lujo de detalle el encantador tiritar del menor. El pelirrojo bufó fastidiado.

-¡No estoy temblando del miedo, sino de la rabia, tonto!-Le gritó mirando hacia otra parte, ese hombre enserio tenía una capacidad innata para sacarlo de quicio, pero también para atraerlo como ustedes no se hacen una idea.

-¡Sí claro!-Exclamó sarcástico.-Eres un miedoso que finge ser valiente, ya acéptalo.-Le dijo sonriendo ladino, Taemin lo fulminó de inmediato con su mirada color chocolate.

-¡¿Me estás diciendo cobarde?! ¡Eso sí que no te lo pienso permitir! ¡Dame ese estúpido conjunto ahora mismo!-Exclamó arrebatándole de sus manos aquella ropa tan sugestiva, el mandamás sonrió satisfecho mientras se hacía a un lado para que Taemin pudiera cambiarse sin mayores inconvenientes mientras que él se sentaba en el borde la cama preparándose para el show.

Tal parece que no solo el pelirrojo estaba aprendiendo cómo manejar a Minho, sino que éste último también se estaba percatando de que la mejor forma de lograr que el pelirrojo hiciera lo que él deseaba era retándolo. Ese mocoso tenía un orgullo gigantesco. Eso encendía muchísimo al mandamás, no sabía qué tenía aquel pelirrojo... pero era adictivo, nunca dejaba de sorprenderlo y tampoco le aburría como sí había pasado con la mayoría de sus juguetes anteriores.

Al levantar la vista Minho tragó grueso, ante él se encontraba parado el ángel más hermoso y sensual que jamás haya visto en toda su vida, ese mocoso realmente era exquisito, mataría a quien se atreviera si quiera a tocarlo. Debía ser solamente suyo, su juguete. De nadie más.

-¿Te han dicho lo endemoniadamente sexy que eres?-Le cuestionó el azabache devorándolo literalmente con su mirada, el menor se sonrojó de inmediato, sin embargo quiso hacerse el rudo y torció su rostro malhumorado observando la pared de aquella celda, mirar directamente a los ojos de Minho cuando estaba excitado le ponía los nervios de punta. Esos pozos negros eran tan inquietantes y atrayentes a la vez, le confundía demasiado.

-Sí, me lo dicen seguido.-Le respondió haciéndose el desinteresado mientras miraba al piso nervioso. Este comentario desató la ira del mayor.

-¿Quién te lo dice?-Le cuestionó entornando peligrosamente su mirada.-Dímelo y mataré al desgraciado que...-Sin embargo Taemin no lo dejó terminando ya que lo interrumpió divertido.

-¿Qué? ¿Celoso?-Le preguntó el pelirrojo sonriendo ladino. El mandamás se mostró sorprendido, no obstante su semblante enseguida volvió a ser tan inexpresivo como de costumbre.

-¿Celoso yo? ¡Ja! ¡No me hagas reír!-Le respondió de mala gana mirando hacia otra parte. Taemin simplemente se limitó a suspirar para luego sonreír entretenido, ese don gruñón sí que le sacaba de sus casillas la mayor parte del tiempo pero a veces también lo hacía sonreír. Aunque Minho fingió no darse cuenta de aquella sonrisilla, sí que lo hizo y algo dentro de él vibró fascinado, no sabía por qué, pero le gustaba ver sonriendo a Taemin.

-Ya, cómo tú digas...-Le respondió el más bajo rodando sus ojos resignado para luego posicionarse con más seguridad enfrente del mandamás, ¿miedo él? Eso jamás, le enseñaría a Minho que él no era ningún cobarde. Le haría tragarse sus palabras.-Ahora quédate callado y simplemente limítate a observarme.-Le ordenó el pelirrojo y el mayor, lejos de enfadarse por el tonito autoritario que Taemin empleaba para con él, se excitó en demasía.

-Como tú ordenes... miedoso.-Le respondió burlón mirando de arriba hacia abajo la delgada anatomía del pelirrojo, el azabache le había dicho eso con el único fin de incitarlo a hacer mejor que nunca su trabajo, el menor frunció el ceño muy molesto por el comentario del más alto, ¡Juraba por su madre que le haría tragarse sus palabras a ese idiota!

Sin decirle nada más, pero fulminándolo con su mirada desafiante, Taemin comenzó a menar sus estrechas caderas lentamente. El mandamás tragó saliva ¡Pondría sus manos al fuego a que no existía una persona sobre la faz de la tierra que meneara mejor sus caderas que ese pelirrojo! ¡Le volvía simplemente loco!

Los movimientos de Taemin eran demasiado sensuales, mientras que corneaba sus caderas de adelante hacia atrás y de izquierda a derecha también llevaba una de sus manos hacia su cabello rojo para despeinarlo al mismo tiempo que posicionaba su otra mano encima de aquella musculosa negra que traía puesta para luego comenzar a subírsela, mostrándole al mandamás parte de su abdomen plano y pálido.

La mirada oscura de Minho brillaba a causa de la lujuria que comenzaba a invadirlo, ese cuerpo tan perfecto vestido de esa manera tan... enloquecedoramente sexy... moviéndose de esa forma tan sexual... ¡Dios! Definitivamente le cortaría los huevos a cualquiera que se atreviera a tocar a su juguete, ese mocoso tenía que ser solamente suyo. Para ser completamente sincero a él le costaba mucho excitarse, pero cuando se trataba de Taemin... sólo bastaban un par de besos y toqueteos para encenderlo. Era mágico. Su polla ya comenzaba a palpitar ansiosa por penetrar aquel culo tan pomposo y redondo que poseía el pelirrojo.

El menor continuó meneándose sensualmente mientras clavaba su mirada sobre el azabache, se quitó aquella musculosa negra ajustada con premeditaba lentitud deleitándose con el suspiro de satisfacción que salió de la garganta de Minho cuando finalmente aquella prenda cayó al piso dejando así su torso al descubierto. Al mayor realmente le encantaba el vientre plano y elástico que poseía Taemin, además esas tetillas rosadas le provocaban unas ganas inmensas de juguetear con ellas hasta dejarlas completamente erectas.

El pelirrojo comenzó a pellizcar sus pezones relamiéndose los labios mientras abría más sus piernas para posteriormente menearse hacia abajo observando divertido a Minho completamente excitado ¡En su cara! ¿Cobarde él? ¡Si claro!

El azabache se recreaba observando al menor mover de semejante manera esas caderas que realmente le volvían loco, no aguantó más y llevó su mano derecha hacia la cremallera de su pantalón para bajarla con lentitud mientras devoraba a Taemin con su libidinosa mirada. Bajó un poco sus bóxers para que su falo pueda ser liberado, envolvió con su mano el tronco de su pene para posteriormente comenzar a masturbarse deseoso de que aquel pelirrojo se quitara la última prenda que llevaba puesta: ese diminuto short ajustado que cubría aquel par de nalgas hermosas por las cuales la polla del mandamás palpitaba ansiosa, ¡Se moría de ganas por profanar aquel agujerito que solamente debía pertenecerle a él!

Taemin se mordió el labio inferior guiñándole un ojo al mandamás antes de darse la vuelta para enseñarle su espalda y retaguardia al mayor, quien tragó grueso aumentando la velocidad con la cual se masturbaba.

El pelirrojo llevó su mano derecha a su cabeza sujetándose unos mechones rojos de su cabello mientras colocaba su mano libre sobre su costado izquierdo para luego comenzar a contornear deliciosamente su cintura y caderas de un lado a otro mientras ronroneaba como minino travieso robándole varios suspiros a un calenturiento Minho quien cada vez aumentaba más el ritmo con el cual se pajeaba su miembro dolorosamente erecto.

Luego de torturarlo unos cuantos minutos más finalmente Taemin se dignó a bajarse lentamente ese par de pantaloncillos diminutos color magenta estando todavía a espaldas del mandamás, se los bajó a una velocidad extremadamente lenta y sensual buscando enloquecer al mayor, debajo de esos shorts no traía bóxers por lo cual quedó completamente desnudo a excepción de ese par de medias largas que cubrían la mayor parte de sus torneadas y finas piernas.

El mandamás trataba de retener los suspiros de excitación que pugnaban por salir de su boca mordiéndose los labios con rudeza mientras marcaba con su mano derecha un vaivén sube y baja que lograba otorgarle un placer momentáneo a su hinchado miembro.

Taemin por su parte colocó sus manos encima de cada nalga y comenzó a apretujarlas mientras meneaba sensualmente sus caderas como sólo él podía hacerlo. Minho se relamió los labios extasiado observando con lujo de detalle ese trasero pálido y redondeado, ¡Quería enterrarse profundamente en el! ¡Lo necesitaba con urgencia!

El menor comenzó a ronronear traviesamente mientras abría los cachetes de su trasero valiéndose de sus manos, enseñándole aquel agujerito que se abría y se cerraba a Minho, quien ya pudo soportarlo más.

-Detente Taemin... no aguanto más, ven a mí.-Le dijo en un tono de voz ronco a causa de la excitación. El menor dejó de menearse y sonrió victorioso dándose la vuelta para encarar al mayor.

-No, no me acercaré a ti hasta que te retractes de lo que hoy me dijiste.-Le dijo mirándolo desafiante, el mandamás chasqueó la lengua molesto.

-¿Tanto te molesta que te digan cobarde?-Le cuestionó sonriendo divertido, sin embargo el pelirrojo no le encontró el chiste.

-Sí y mucho. Porque no eso no es cierto.-Sentenció el menor tan altivo como de costumbre.

Minho le sostuvo desafiante la mirada por unos cuantos segundos pero al final se dio cuenta de que ese niño no vacilaría así que accedió a hacer lo que él quería pero antes suspiró profundamente.

-De acuerdo, no eres ningún cobarde, al contrario... tienes un carácter fuerte y eso me agrada.-Le dijo sonriéndole de lado, automáticamente el pelirrojo se sonrojó "¿Eso quiere decir que le gusto?" se cuestionó mentalmente Taemin, no obstante enseguida sacudió su cabeza sacándose ese pensamiento extraño de la mente.

-E-está bien... supongo.-Le respondió el pelirrojo más nervioso que nunca, no sabía qué decir, sin embargo se limitó a aspirar una gran bocanada de aire para luego acercarse al mandamás y éste se relamió los labios al verlo desnudo frente a sus ojos.

Minho recorrió con sus manos todo el aterciopelado torso del menor y le obligó a agacharse un poco para así poder posicionar sus labios encima de su pezón izquierdo.

-¡Ahh!-Gimió Taemin extasiado por la atención que la boca del azabache le estaba proporcionando a su botoncito.

-¿Te gusta?-Le cuestionó el mayor mientras chupeteaba con ganas el pezón del pelirrojo.

-¡Hmm!-Fue el alarido que salió de la boca del menor como única respuesta a la pregunta que el otro le hizo.

Minho se conformó simplemente con oír eso y continuó lengüeteando, besuqueando, chupeteando y mordisqueando aquel botoncito rosa hasta dejarlo completamente erecto. Luego prosiguió a realizar exactamente el mismo procedimiento con el otro pezón, extasiándose con los gemidos que le arrancaba a la garganta de aquel niño tal sexy que tenía a su merced.

Cuando finalizó su ardua labor con ese par de pezones el mandamás besó apasionadamente a Taemin, este obviamente le correspondió cegado por la excitación que lo había invadido de repente, el pelirrojo ciertamente se sentía muy mojado y no era el único.

-Taemin...-Susurró Minho una vez que sus labios se separaron por la falta de oxígeno.-Utiliza esa linda boquita que tienes...-Comenzó diciendo mientras llevaba su mano derecho a la boca del menor y delineaba los carnosos labios del chico con su pulgar.-Para darme placer.-Finalizó devorándolo con su mirada, el pelirrojo tragó grueso sin embargo se limitó a asentir con la cabeza.

-D-de acuerdo.-Fue lo único que dijo antes de arrodillarse en el piso. El mandamás abrió un poco sus piernas y le ayudó al menor a que le quitara rápidamente sus pantalones quedando así completamente desnudo ante los ojos del pelirrojo ya que recordemos que Minho no llevaba puesto ni su playera ni sus bóxers desde que salió del baño junto con Taemin.

El pelirrojo tragó grueso, maldición, ¿Por qué carajo aquel tipo tenía que tener ese cuerpo tan condenadamente sexy? ¡Le perturbaba demasiado! Suspiró profundamente para tranquilizarse y luego agarró tembloroso el tronco de aquel pene que ya se encontraba completamente erecto. Minho se enterneció por ese deje de timidez que aún habitaba en Taemin. No lo iba a negar, el saber que aquel niño era virgen de atrás la primera vez que él lo tomó le produjo un cosquilleo satisfactorio en su estómago, le agradaba que ese pelirrojo altanero no fuera un cualquiera que se revolcara con el primero que se le cruzara por enfrente. Definitivamente el mandamás era muy competitivo y le encantaba sentirse especial, único en su especie.

El pelirrojo comenzó masturbar el falo del mayor primero a un ritmo tortuosamente lento, sin embargo después aumentó un poco la velocidad deleitándose con los jadeos que de vez en cuando Minho dejaba escapar de su boca. Ese jueguito placentero y doloroso duró unos cuando minutos más hasta que el mandamás se decidió a hablar.

-Y-ya Taemin... no me tortures más, métetelo en la boca de una buena vez por todas... Ahh...-Jadeó el mandamás y el menor simplemente sonrió de lado, aunque el azabache lo negara mil veces... la verdad es que quien tenía el verdadero control sobre "la relación" que mantenían esos dos era Taemin.

El pelirrojo después de atormentar unos cuantos segundos más al mayor por fin se apiadó y se dispuso a pasar su lengua por toda la longitud de aquel enorme falo, extasiándose con el alarido de placer que salió de la garganta de Minho. Posicionó una de sus manos sobre la base de aquella ingle, llevó su otra mano a los testículos del mandamás para comenzar a estimularlos y le dio varias lamidas a la cabeza de su pene, robándole varios suspiros de satisfacción al mayor.

Luego de unos minutos Taemin dejó de lamer aquel miembro para proceder a abrir bien su boca y engullirlo casi por completo con la misma. Al principio el vaivén fue lento, sin embargo poco a poco la velocidad con la cual el pelirrojo metía y sacaba aquel falo de su cavidad oral fue aumentando progresivamente ya que el mandamás se lo había pedido entre alaridos de placer.

Taemin debía admitir que la primera vez que le hizo una mamada a Minho meses atrás... realmente la pasó fatal, ya que no solo se atoró al principio con el pene del mandamás sino que además tragó de imprevisto el semen del mayor atragantándose nuevamente al final de la felación. Sin embargo en todos los meses que llevaban follando había aprendido cómo mamársela de forma correcta e incluso... cada vez el pelirrojo lo disfrutaba más aunque se empeñara en negarlo mil veces.

Continuó mamando aquel miembro con vehemencia deleitándose con los gemidos roncos que salían de la boca de Minho mientras que con su mano izquierda estimulaba las bolas del azabache y al mismo tiempo se dilataba su ano con tres de los dedos de su mano derecha preparando así a su agujerito para la penetración que se avecinaba.

El mandamás se encontraba al borde del delirio, sentir su polla siendo engullida por esa boca tan cálida y pura era simplemente exquisito, todo en Taemin le fascinaba y lo enardecía a niveles inimaginables. Le encantaba ese niño y lo quería sólo para él. No podía pertenecerle a ningún otro hombre o mujer.

Cuando el mandamás sintió que estaba a punto de venirse él mismo comenzó a arquear sus caderas hacia adelante buscando enterrase en la garganta de Taemin, éste último simplemente se concentraba en abrir bien su boca para no atragantarse, tres o cuatro mamadas más y finalmente Minho logró correrse extasiado en la boca del menor.

El pelirrojo sintió cómo aquella espesa sustancia blanquecina se deslizaba por su boca y se perdía en su garganta... se sentía un pervertido al pensar que el semen de Minho no sabía nada mal, de hecho hasta le parecía "rico" su sabor, ¡Definitivamente el estar tanto tiempo encerrado le había afectado el cerebro!

-Buen trabajo, niño.-Le susurró el mandamás dedicándole una sonrisa al menor. Taemin se sonrojó de inmediato, ¡Dios santo! Si Minho era guapísimo con esa cara se sapo malhumorado que se cargaba todo el tiempo ¿Imagínense lo hermoso que se veía al sonreír? ¡Simplemente perfecto!

-N-no es para tanto.-Fue lo único que se limitó a decir el pelirrojo mientras se limpiaba con el revés de su mano los restos de semen que tenía alrededor de su boca. El mandamás observó entre excitado y divertido el pene erecto de Taemin.

-Al parecer te calentó demasiado el habérmela mamado, ¿No, niñito pervertido?-Le cuestionó clavándole su mirada al menor. Éste último no respondió nada, simplemente se sonrojó aún más si es que eso era posible.

-Te hubiera mordido el pene mientras te hacía sexo oral, tonto.-Susurró mirando hacia otro lado avergonzado tapando su excitación, el mandamás se carcajeó entretenido por las ocurrencias de aquel pelirrojo.

-Anda, tú sabes que no te conviene mordérmela... y no te cubras tu polla, hay que hacer algo al respecto o te dolerá ¿No lo crees?-Le dijo entornando lujuriosamente su mirada antes de tomar en brazos a Taemin para a continuación sentarlo con las piernas abiertas sobre su regazo.

-¿De dónde coño sacas tanta fuerza? Me alzas como si fuese una puta pluma. Es decir... sé que soy delgado, pero tampoco es para tanto ¿O sí?-Le cuestionó un desconcertado Taemin, el mayor simplemente se concentró en apartar las delicadas manos del menor de su entrepierna para comenzar a masturbar el pene excitado del pelirrojo.

-Las dos cosas...-Comenzó diciendo Minho mientras observaba con lujo de detalle la expresión de placer que tenía el menor en su rostro mientras él lo masturbaba.-Tú pesas muy poco y yo tengo mucha fuerza.-Le dijo mientras comenzaba a lamer el pálido cuello de Taemin.-¿O qué? ¿Creíste que tengo estos músculos de adorno? De ellos saco mi fuerza, los trabajé a base de muchas pesas y entrenamientos especiales.-Le reveló sonriendo con prepotencia, el menor rodó sus ojos hastiado, ese tipo en verdad que era increíblemente egocéntrico.

-¡Hmm! Qué presumido eres... ¡Ah!-Le regañó entre gemidos ya que realmente estaba disfrutando de las atenciones que el mandamás le proporcionaba a su entrepierna.

-Puede que tengas razón, pero no negarás que tengo con qué presumir ¿Verdad?-Le cuestionó al oído antes de morderlo. Mientras que con una de sus manos estimulaba el pene del menor con el otro agarró una de las manos del pelirrojo para posicionarla encima de su trabajado pecho. Obligó a Taemin a que pasara una y otra vez su mano por toda la extensión de su torso, el menor se mordía los labios, más excitado que nunca ¿Se hacen una idea de lo bien que se sentía el manosear esa exquisita tableta de chocolate que tenía Minho por abdomen? ¡Definitivamente lo enloquecería!...-Niégalo.-Le susurró el mandamás en un hilo de voz al oído de Taemin.-Anda, di que no tengo nada con qué presumir, grítame que no te gusta lo que estás tocando.-Maldición, era oficial, ahorcaría a ese bastardo egocéntrico... el desgraciado sabía que era sexy y utilizaba todos sus recursos para seducirlo cueste lo que cueste, ¡Lo odiaba y le encantaba a la vez! ¡Qué sensación tan confusa!

-¡Está bien, está bien! ¡Lo admito! Sí tienes un cuerpo apto para ser presumido, ¿Contento?-Le dijo tratando de quitar su mano del abdomen de Minho, sin embargo éste no le dejaba y se limitaba a sonreírle ladino mientras seguía masturbándolo.

-Sí, un poco contento, ¿Pero sabes qué me pondría realmente contento?-Le cuestionó relamiéndose los labios, el menor tragó grueso.

-No lo sé y no me interesa.-Le respondió torciendo su rostro mirando hacia la pared de aquella celda. El mandamás bufó divertido, le resultaba gracioso lo arisco que podía llegar a ser aquel mocoso si se lo proponía.

-Oh... yo creo que sí sabes a lo que me refiero y sé también que te interesa.-Sentenció agarrando de la barbilla a Taemin para luego plantarle un beso apasionado en los labios. Enseguida llevó su otra mano al trasero del menor introduciendo su dedo y dándose cuenta que la entrada del chico ya se encontraba dilatada.-Vaya, por lo que veo ya estás más que listo, ¿cierto?-Le cuestionó excitado recostándolo sobre la cama para luego abrirles las piernas y posicionarse en medio de ellas.

-¿De nuevo estás excitado?-Le cuestionó un estupefacto pelirrojo.- ¡Eres un monstruo lujurioso!-Exclamó Taemin y Minho se carcajeó sonoramente.

-Preferiría que me llamaras máquina de sexo.-Le reveló agarrando su polla para luego cubrirla con un condón que sacó del cajón de su mesita de noche. Después de eso procedió a penetrar lentamente al pelirrojo deleitándose con el gemido que le arrancó de su garganta al menor.

Espero unos dos minutos a que Taemin se acostumbrara a la intromisión, luego comenzó a moverse mientras besaba y masturbaba al pelirrojo quien se limitaba a jadear gustoso por las atenciones del mayor.

Las embestidas al principio fueron lentas sin embargo conforme los minutos transcurrían las estocadas cogieron más velocidad arrancándole alaridos a Taemin y suspiros de satisfacción a Minho.

-¡Ah! ¡Eres increíblemente estrecho!-Exclamó el azabache cuando se despegaron del beso a causa de la falta de aire.-Cambiemos de posición.-Propuso el mayor y el otro le miró desconcertado.

-¡Hmm! ¿Q-qué posición M-Minho? ¡Ahh!-Le cuestionó entre gemidos. El más alto sonrió pervertidamente, para luego llevar su boca al oído del pelirrojo.

-Cabálgame.-Le susurró sensualmente antes de morderle el lóbulo haciendo sonrojar a Taemin a tal extremo que su rostro adquirió casi el mismo color de su cabello.

El menor simplemente se calló e hizo lo que el mandamás le había pedido, estaba demasiado avergonzado y excitado como para poder decir algo. El azabache se acostó aún con su miembro completamente erecto y el pelirrojo se sentó encima de él auto-penetrándose con delicadeza, sin embargo al terminar de empalarse por completo sintió cómo la cabeza del pene de Minho rozaba ese nido de nervios conocido en los hombres como "el punto P" (la próstata) y no pudo evitar chillar complacido a causa del éxtasis que sintió ¡Dios santo! Quería más, mucho más.

El mandamás sonrió satisfecho, parece que había dado justo en el blanco, el menor comenzó a subir y bajar rápidamente penetrándose con ganas mientras gemía gozando del placer que le provocaba la fricción del pene de Minho contra su próstata ¡Era el delirio!

Las embestidas eran bruscas, apasionadas, profundas y acertadas, continuaron así por unos cuantos minutos más, hasta que el mandamás sentía que se venía, entonces llevó nuevamente una de sus manos hacia el desatendido pene de Taemin comenzando a masturbarlo para que pudieran venirse juntos, mientras que su otra mano sobrante la posicionó sobre la cadena del pelirrojo para así darle más fuerza o potencia a las penetraciones.

La temperatura dentro de esa celda se elevó a niveles inimaginables, los gemidos de ambos jóvenes hacían eco retumbando contra las paredes, la cama se movía al compás de sus embestidas y con una última estocada Minho finalmente pudo correrse exclamando el nombre del pelirrojo en el acto.

Taemin llegó al orgasmo gritando del placer unos minutos después que el mayor corriéndose en la mano del mismo. Después de venirse el pelirrojo sacó con cuidado el pene de Minho de su interior, este último se quitó el condón usado tirándolo en un tachito de residuos que se encontraba alado de la cama. El menor reposó su cabeza encima del fuerte pectoral derecho del mandamás y mientras aspiraba una gran bocanada de aire se sumergía en sus propios pensamientos: realmente se sentía extraño... se supone que luego de haber follado tantas veces debería estar verdaderamente cansado de aquel egocéntrico hombre, sin embargo le ocurría todo lo contrario, aún en contra de su voluntad, lo disfrutaba cada vez más y más... definitivamente tantos meses de encierro debieron haber hecho estragos en él para pensar semejante disparate.

-Gracias Minho... de verdad.-Le susurró el pelirrojo y el azabache frunció el ceño extrañado.

-¿Por qué me agradeces?-Le cuestionó en un hilo de voz volviendo a su típico actuar frío.

-¿Por qué más? Pues por haberle salvado la vida a mi amigo, enserio no sabría cómo pagártelo.-Le dijo el menor aspirando ese aroma tan varonil que poseía aquel reo.

-Ya te dije que no lo hice por él, fue por ti y punto. Además... me lo acabas de "pagar" por si no te diste cuenta: fue el mejor striptease que haya visto en mi vida, eres exquisito niñato.-Le dijo revolviéndole los cabellos para la sorpresa y vergüenza de Taemin, quien se ruborizó tiernamente.

-Tonto, pervertido, idiota...-Le ofendía una y otra vez el mejor increíblemente sonrojado, el mandamás en lugar de enojarse se carcajeó divertido para luego callarlo con un beso fugaz.

-Anda, sigue insultándome que lo único que conseguirás es que me excite otra vez y folle nuevamente ese hermoso trasero que te cargas.-Le dijo dándole una nalgada lujurioso.

-Monstruo libidinoso.-Susurró Taemin mirando hacia otro lado haciéndose el ofendido. El mandamás sonrió ladino.

-Ya te lo dije, prefiero que me llames "máquina de sexo"-Le corrigió nuevamente y el menor bufó.

-Sigue soñando, tonto.-Le respondió tan arisco como de costumbre para luego sentarse en la cama, quitarse las medias largas color magenta que aún llevaba puesta, parándose y buscando a continuación su ropa. El mayor frunció el ceño desconcertado.

-¿Qué haces?-Le cuestionó el mandamás mientras veía al pelirrojo vestirse.

-¿Qué acaso eres ciego? Estoy vistiéndome.-Le respondió el menor terminando de colocarse sus prendas correctamente.

-¿A dónde vas?-Le preguntó de mala gana, él quería tenerlo entre sus brazos durmiendo.

-A ver si Jung ya ha despertado.-Le reveló el pelirrojo.-Luego iré a la celda de mi Umma y de Jonghyun para saludarlos un rato.-Le dijo el menor dándose la vuelta. El mandamás rodó los ojos, cómo odiaba tener que "compartir" a su juguete, pero ni modos.

-De acuerdo, de acuerdo.-Dijo el mandamás malhumorado.-Cualquier cosa yo estaré en el gimnasio haciendo pesas.-Le informó antes de que el menor se fuera, éste al oír aquello giró su cabeza sonriéndole burlón al azabache.

-Ok, Ok... don forzudo.-Bromeó el pelirrojo carcajeándose divertido, el mandamás chasqueó la lengua molesto sin embargo al ver reír tan alegremente al menor no pudo evitar sonreír, sin embargo aquella sonrisa sincera desapareció tan rápido como apareció y lamentablemente Taemin no pudo percatarse de ella ya que al carcajearse mantuvo sus ojos color chocolate cerrados.

-Ya, anda con tu amiguito de una buena vez por todas.-Le ordenó el más alto mientras se paraba para colocarse él mismo su ropa.

-Está bien... don gruñón, hasta luego.-Se despidió Taemin con un ademán de mano antes de darse la vuelta y salir dando pequeños saltitos de aquella celda. El mandamás bufó divertido ante lo espontáneo y aniñado que podía llegar a ser ese mocoso de tan solo 18 años.

...

Él no es malo,
Puedo notarlo,
Con sólo observarlo.

Sé que parece muy frío,
Pero sospecho que en el fondo es lindo,
No sé qué pensar,
Lo quiero y lo detesto,
Qué confusos sentimientos.

El hombre de hielo...
No es tan malo como piensa el resto,
Conmigo es un poco bueno.

Choi Minho...
Es el hombre de hielo,
El hombre perfecto,
Aunque yo no siento...
Más que un poco de respeto.

...

Mientras tanto, en otra parte de aquella prisión, más específicamente en la zona de penitencia conocida como "el hoyo"...

-¡Eh tú!-Gritó el guardia mientras abría la puerta, el castaño cerró los ojos cegado por la luz eléctrica que se había filtrado. Un día entero encerrado en la oscuridad fue suficiente para desacostumbrarlo a la claridad.

-¿Q-qué ocurre?-Preguntó Onew desconcertado.

-Las 24 horas que el mandamás especificó ya se cumplieron, puedes salir.-Le informó aquel policía. Los ojos del pollo se abrieron entre sorprendidos y contentos ¡Por fin podría salir de ese infierno!

-¡Genial!-Exclamó el castaño parándose a duras penas para luego encaminarse con desesperación hacia la salida del hoyo.

El guardia lo dejó salir sin más contratiempos y Onew antes de ir hacia su celda se dirigió directamente hacia los baños de la prisión, necesitaba con urgencia darse una ducha para quitarse toda esa suciedad del cuerpo.

Cuando finalmente llegó al baño se dio cuenta de que se encontraba infectado de muchísimos reos, lo que más necesitaba el pollo en esos momentos era privacidad y silencio. Así que aspiró una gran bocanada de aire antes de gritar para que todos le escucharan.

-¡Lárguense inmediatamente todos de aquí!-Exclamó Onew captando la atención de todos los convictos, varios de ellos le miraron de mala gana, pero sólo uno se atrevió a responderle.

-¡¿Por qué?!-Le gritó y el bullicio comenzó.

-¿Disculpa?-Le cuestionó el castaño entornando peligrosamente su mirada.- ¡Porque yo lo digo! ¡Quiero darme una ducha tranquila sin oír la estúpida voz de ninguno de ustedes!-Le respondió fulminándolo con su mirada.

-Se hace el machito sólo porque es la puta del mandamás, si no lo fuera... le haría añicos.-Susurró uno de los tantos reos que se encontraban en esos momentos en aquel baño. Onew tenía un buen oído así que escuchó perfectamente lo que le dijo.

-De acuerdo, tal parece que mis palabras no tienen efecto en ustedes.-Comenzó diciendo el pollo con una sonrisa falsa en su rostro.-Entonces veré si las palabras de Minho sí tienen efecto en ustedes... ya regreso...-Dijo el castaño dándose la vuelta para salir del baño, todos los allí presientes tragaron grueso deteniendo enseguida al pollo.

-¡Está bien, está bien! ¡Nos largamos!-Exclamó uno de los reos.

-¡Disculpa por lo que dije, fue un arrebato!-Se excusó quien lo había insultado levantando las manos en son de paz.

-¡No le digas nada al mandamás por favor!-Rogó otro de ellos y Onew sonrió victorioso.

-De acuerdo, no le diré nada si se largan en este preciso momento.-Les prometió y enseguida todos asintieron con sus cabezas abandonando en menos de lo canta un gallo aquel lugar. Dejando al pollo completamente solo.

Una vez que los reclusos se hayan finalmente marchado del baño, aquel castaño se desnudó para posteriormente ingresar a una de las duchas y girar el grifo permitiendo así que el agua cayera sobre él relajando todo su cuerpo. Se sentía exquisitamente bien ducharse después de soporta un agobiante día encerrado en el hoyo.

Lo odiaba, realmente odiaba a aquel reo que lo había chantajeado y violado. Se moría de ganas por decirle a Minho la verdad, que habían abusado de él y pedirle que se vengara del desgraciado que lo hizo. Pero no podía, porque el mandamás ya sospechaba que él era el responsable del lavado de drogas que había ocurrido días atrás, sin embargo no tenía pruebas verídicas para afirmar que efectivamente había sido él quien ingenió el plan y no el fallecido Chul. Si Minho llegaba a escuchar la grabación que aquel hombre desconocido poseía entonces seguramente se enojaría muchísimo con Onew y éste último temía a que si eso llegara a ocurrir el mandamás decidiera dejar de ser su pareja ¡El pollo no podría soportarlo! ¡Eso jamás!

El azabache ya le había dicho anteriormente que la había dado una oportunidad, que no la desaprovechara. Onew mejor que nadie sabía que Minho no era del tipo de persona que daba dos oportunidades, sólo da una y no a cualquiera. Por lo tanto en verdad tenía que comenzar a cuidarse más ¡Todo era culpa de Taemin! ¡Su vida en esa cárcel era pacífica hasta que ese mocoso pisó la Underground Prison! ¡Cómo lo odiaba!

-Vaya, eres aún más hermoso cuando estás siendo iluminado por la luz.-Susurró una voz detrás del pollo, quien se encontraba completamente desnudo tallándose la cabeza con shampoo. Onew bufó fastidiado, ¿Qué acaso no les había dicho a todos esos estúpidos reos que abandonaran el baño mientras él se duchaba? ¿Acaso eran sordos o qué mierda les pasaba?

-No sé quién puta seas, pero lárgate de aquí si no quieres que le diga a Minho que estás molestándome.-Le contestó el pollo sin si quiera voltear a verle la cara mientras seguía tallándose la cabeza.

-Oh... yo creo que sí sabes quién soy.-Comenzó diciéndole aquel hombre para luego cambiar su voz q una más gruesa.-Y no creo que le digas nada al mandamás, ya que tengo una grabación la cual a ti no te conviene que él escuche ¿O sí?-Finalizó sonriendo maquiavélicamente al observar temblar al pollo, quien se inmediato reconoció esa voz.

El castaño giró lentamente su cabeza, su rostro se encontraba deformado por el pánico.

Ante él se encontraba parado un reo musculoso, alto de 1.80 m de estatura, cabello negro, piel clara y ojos marrones rasgados. En otras circunstancias Onew pensaría que se trataba de un hombre extremadamente guapo, pero en esos momentos lo único que quería era salir corriendo de allí.

-¿Q-qué haces tú a-aquí?-Le preguntó tartamudeando un nervioso castaño. El pelinegro sonrió ladino acercándose a un desnudo y mojado Onew que retrocedía por cada paso que aquel hombre daba.

-Pasaba por aquí y el aroma a pollo mojado captó mi atención.-Le contestó terminando de acercarse completamente al más bajo para posteriormente girar el grifo haciendo que el agua dejase de fluir.-Mi nombre es Lee Joon, jamás lo olvides.-Le susurró aquel pelinegro acorralando a Onew contra los azulejos del baño.

-¡Quítame tus sucias manos de encima! Alguien nos puede ver, imbécil.-Le advirtió el castaño tratando de apartar al pelinegro, sin embargo ese tal Joon no solo era más alto que él, sino que además tenía mucha más fuerza que Onew.

-Oh no, eso sí que no... me gustó demasiado follarte allí adentro del hoyo, así que he llegado a la conclusión... de que lo seguirás haciendo, así sea a escondidas del mandamás.-Le susurró al oído antes de morderle el lóbulo del mismo.

Al oír semejantes palabras Onew quedó petrificado y completamente pálido ¡Debía ser una broma de mal gusto! ¡No podía estarle pasando todo eso a él! ¡Carajo, maldecía una y mil veces su vida tan injusta!

...

...Continuará...

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