(+18) Sólo es sexo
...
-¡No quiero que te acueste con otros tipos porque me gustas, maldita sea! No quiero verte coqueteando ni sonriendo con otros aparte de mí. Sólo te quiero para mí y éste estúpido nudo que tengo en mi garganta cada día me la pone más difícil y hoy exploté. ¡Me has gustado desde hace años Key! Tú y tu maldita sonrisa, tu estúpida obsesión con el maquillaje, con el cuidado de tu perfecta piel y tu maldito cabello con ese exótico olor que todo el día logra cautivar a mi nariz. ¡Me estás volviendo loco, y no sabes cuánto te detesto por no poder dejar de sentir esto que siento! ¡Maldición!-El rubio se quedó boquiabierto durante unos cuantos minutos, tratando de procesar la información.
¿Jonghyun gustaba de él? ¿De verdad había cautivado a su indomable perro? ¿Enserio todos los días ardía de los celos como ahora pero simplemente los reprimía?
No lo podía creer, era realmente increíble todo aquello.
-Yo...-Realmente Key no sabía qué decir.-...lo pensaré...-Terminó la oración aún sin poder creer que su siempre malhumorado Jonghyun se le había confesado. Se dio la vuelta y salió de la celda dejando al perro completamente solo, éste, muy molesto, golpeó con su puño cerrado la pared fuertemente. Estaba enojadísimo, no con la Diva, sino con él mismo. Se esforzó tantos años por guardar celosamente en un baúl todos los sentimientos que sentía por el rubio y justo ahora se le ocurría soltar todo de aquella vergonzosa manera. Era un imbécil.
-Coño, la cagué, ¡maldita sea, la cagué!-Puteó mientras que, a zancadas salía de la celda en busca de reos con los cuales desquitarse, porque sí, la mejor forma de desquitarse para Jonghyun era golpear a las personas. Necesitaba liberar toda la bronca que sentía dentro.
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Mientras tanto, en otra parte de la Underground Prison...
-Todo es culpa de ese maldito de Taemin.-Repetía por enésima vez un cabreado Onew el cual caminaba sin rumbo alguno por los interminables pasillos grises de la cárcel, estaba muy enojado, recordando lo que había pasado unas dos horas atrás.
Flash Back
-¡Minho!-Gritó el pollo mientras apartaba a los dos hombres que estaban custodiando la puerta de acceso a las duchas y entraba más molesto que nunca, el azabache se estaba quitando las ropas para bañarse. Ni siquiera se dio la vuelta para mirarlo.
-¿Qué?-Le preguntó fríamente, mientras prendía una ducha y posicionaba su escultural cuerpo debajo de ella.
-¿Cómo que qué? ¿Se puede saber qué estaban haciendo tú y el estúpido de Lee Taemin en nuestra celda?-Le preguntó entre dientes cruzado de brazos. El mandamás por fin torció su rostro y se dignó a mirarlo. Tan inexpresivo como siempre.
-¿Qué no es obvio, Onew? Follando, ¿qué más?-Le respondió mientras comenzaba a lavarse bien el cuerpo frente a los furiosos ojos del otro.
-¿Por qué no me avisaste que ése aceptó la oferta?-Le cuestionó muy molesto y el otro lo fulminó con su oscura mirada. Esto hizo temblar de pies a cabeza al pollo.
-¿Disculpa? ¿Desde cuándo yo te debo explicaciones a ti? Eres mi pareja dentro de la cárcel Onew, te doy la protección que me has pedido a cambio de sexo y no sólo protección sino que además te abastezco de la cocaína que tanto te gusta, te doy dinero, comida especial y encima le pagué el tratamiento a tu alcohólico padre para que al final el muy maldito se muriera, ¿Tienes algo de qué quejarte, pollo? Pues vete, nadie te detiene. Te estás comportando como una novia celosa y eso no te lo permitiré, el trato desde un principio era que estarías conmigo pero que yo me podía acostar con el que se me dé la regalada gana. Si quieres cambiar ese trato, allí está la puerta, Onew.-Le comentó tan frío como siempre mientras apuntaba con su pálido dedo la puerta del baño.
El castaño se tragó todo lo que tenía para decirle a Minho puesto que sabía de antemano, que si se lo decía, el azabache no repararía en que él fuera mucho más pequeño físicamente hablando que el más alto, de igual forma le partiría la boca por su osadía de un puñetazo y el pollo valoraba mucho su bello rostro. Por lo tanto simplemente calló y bufó resignado.
-No quiero irme Minho, me gusta estar así contigo.-Le respondió sutilmente mientras agachaba la cabeza derrotado.
-De acuerdo. Si tanto te gusta entonces ven y follemos un rato, me he quedado con las ganas.-Le comentó mientras lo miraba con un brillo lujurioso con sus orbes negras, Onew sonrió satisfecho y comenzó a quitarse las ropas.
-Por lo que veo ese niño no te satisfizo lo suficiente, ¿verdad, amor?-Le comentó meloso mientras que, completamente desnudo, ingresaba a la misma ducha del mandamás y se colgaba de su cuello, al mismo tiempo Minho enredaba sus poderosos brazos en la estrecha cintura de su pareja.
-No, él aún no folla tan bien como tú, Onew, pero ya aprenderá.-Le comentó mientras le besaba de forma apasionada y posicionaba su mano sobre una nalga del más bajo y la estrujaba ansioso de enterrarse en el pollo.
-Ése jamás será tan bueno como yo en el sexo Minho, jamás.-Sentenció seguro de lo que afirmaba mientras atacaba el cuello de un excitado azabache. Éste gimió de placer completamente extasiado.
...
Fin del Flash Back
Onew nuevamente gruñó enojado con ése mocoso que no representaba nada más que un peligro para él y su "relación" con el mandamás, mientras seguía caminando por los pasillos esta vez dirigiéndose hacia el comedor para devorar algo, moría de hambre luego de esa ronda de sexo duro y se moría por una buena milanesa con papas fritas.
-¡Vámonos a nuestra celda, Jonghyun está más enojado que nunca y le está dando una paliza a quien sea que se cruce en su camino, larguémonos de aquí antes que nos dé desmadre a ambos!-Escuchó el pollo a un reo diciéndole aquello a quien se supone sería su compañero, de inmediato frunció el ceño pero continuó con su camino, vaya, el perro nuevamente estaba rabioso, eso significaba que había vuelto a pelear con Key, ojalá el tuviera la fuerza bruta que Jonghyun poseía para poder desquitar su frustración con los reos de la prisión, pero no la tenía, sin duda de poseerla se desharía de Lee Taemin con sus propias manos.
De la nada detuvo su caminata, justo cuando estaba frente al comedor, sonrió ladino y siguió avanzando.
-Si resultas ser un peligro potencial para mí, Taemin, juro que te mataré o mejor dicho, haré que otros te maten, lo juro.-Dijo en un susurro siniestro mientras llegaba a la cafetería y ordenaba al regordete hombre su milanesa con papas fritas, aún con esa sonrisa escalofriante en su bello rostro.
...
Mientras tanto, en la celda que compartían el pelirrojo y el castaño...
-¡Por Dios Taeminnie!-Gritó un angustiado Bae abrazando fuertemente a su amigo, éste enseguida correspondió al abrazo.
Luego de que Taemin se despidió de Key, él y el castaño se dirigieron hacia su celda y el pelirrojo le contó todo a su compañero. Le informó que la única alternativa que le quedaba para conseguir el dinero que su madre necesitaba para la bomba de insulina era aceptando la oferta del mandamás, su mejor amigo Hyun Bin se había ofrecido voluntariamente en aquella carta que le envió a prestarle el dinero que necesitaba, después de todo él era hijo único de un político muy importante de Seúl y por lo tanto era rico. Sin embargo Hyun Bin había hecho ya tanto desde la muerte del padre del pelirrojo que Taemin se sentiría un aprovechado si aceptaba nuevamente su ayuda, por lo tanto la rechazaría y se las arreglaría él mismo, aunque de qué manera, para ganarse el dinero que su madre necesitaba con urgencia.
Bae sentía mucha lástima por Taemin, el pobrecillo se tendría que rebajar a ser el juguete de Minho por el estado crítico de su madre, la vida sí que era injusta para el pequeño pelirrojo.
-Tranquilo Bae, estaré bien.-Le dijo al final mientras se despegaba del abrazo del castaño, éste le miró muy triste pero le sonrió débilmente.
-Yo sé que eres fuerte, Taeminnie, pero no puedo evitar estar preocupado por ti.-Le comentó en un susurro.
-Gracias, realmente fue un milagro que me tocara un compañero de celda como tú en éste infierno.-Le dijo honestamente agradecido.
-Lo mismo digo.-Le respondió con emoción, pero luego su semblante cambio a uno molesto, haciendo un tierno puchero.-Aunque parece que ya me has cambiado por ese tal "Umma".-Le comentó celoso, el pelirrojo pestañó varias veces estupefacto y, cuando al fin reaccionó se carcajeó un buen rato divertido, el puchero del otro chico se incrementó.
-¡No seas celoso Bae!-Soltó divertido mientras le agarraba los mejillas al otro reo y se las estiraba mientras seguía riendo.
-¡No estoy celoso!-Le rebatió ruborizado.
-Sí lo estás.-Afirmó Taemin.
-Que no.-
-Que sí.-
-Que no.-
-Que sí y punto.-Finalizó el pelirrojo revolviendo los cabellos castaños del otro.
-Bueno, solo un poquito.-Admitió al final.
-Umma es bueno conmigo y me cae bien, pero nunca te cambiaría, celosito.-Le aseguró sonriéndole, Bae le correspondió la sonrisa, de la nada escucharon unos pasos acercarse rápidamente a los barrotes de su celda.
-¡Taemin!-Gritó Jung mientras ingresaba a la celda en compañía de Chin, tanto el pelirrojo como el castaño se levantaron de la cama en la cual se hallaban sentados y miraron a los otros dos reos expectantes.
-¡¿Es verdad que te has convertido en la puta de Minho?!-Le cuestionó altanero un enfadado Jung, quien además se encontraba cegado por los celos, Bae abrió sus ojos sorprendido por la forma en la cual su amigo se refirió al pelirrojo.
Taemin no lo pensó dos veces y, en tres zancadas llegó hasta el más alto y le abofeteó fuertemente la mejilla izquierda. Dejando marcados sus cinco dedos en la blanca piel del otro.
-¿Perdón? ¿Me acabaste de llamar "puta", caradura de mierda? Cuando tú, maldito pervertido, trataste de violarme en el baño hace una semanas ¡No me hagas reír, más puto serás tú! Y sí, acepté ser la "puta" de Minho, pero no por las razones que tu calenturienta mente piensa, sino por otra muy distinta ¡Imbécil!-Le gritó completamente enojado pasando por alado de Jung y saliendo hecho una fiera de su propia celda.
Cuando los tres quedaron solos, Bae por fin reacción del shock en el cual se encontraba y, cegado por la cólera se acercó rápidamente a Jung y le abofeteó la otra mejilla tan fuerte como anteriormente lo había hecho Taemin.
-¿Cómo pudiste tratar de abusar de Taemin, bastardo? Y yo que confiaba en ti. Eres lo peor. Además, por si no lo sabías, Taemin no aceptó la oferta de Minho por protección ni diversión, la aceptó porque su madre se está muriendo allá afuera y necesita el dinero para que ella pueda sobrevivir, estúpido.-Espetó el siempre dulce y tranquilo Bae con un semblante que realmente daba miedo, luego de informarle aquello pasó por su lado para ir en busca de su amigo pelirrojo. Chin no dijo nada, simplemente miró a su compañero con una gran decepción en sus ojos y siguió a su amigo con derecho. Jung quedó completamente solo en aquella celda y le dio un golpe a la pared con su puño cerrado.
-Soy un idiota...-Se culpó así mismo completamente devastado.
...
En otra parte de la Underground Prison, más específicamente en la celda del mandamás de la misma...
-Minho, necesito hablar contigo.-Le comentó un confundido Key mientras ingresaba a la celda y se sentaba en el borde de la cama de su amigo quien se encontraba analizando los datos que contenían los papeles que tenía en mano, obviamente que los mismos encuadraban uno de los tantos negocios turbios que Minho manejaba en el bajo mundo allá afuera. Despegó sus negros ojos de los papeles y observó al rubio.
-¿De qué?-Preguntó tan frío como siempre.
-De Jonghyun.-El mandamás suspiró aburrido y dejó los papeles a un lado para dignarse a escuchar al otro.
-¿Qué ocurre con él?-Le cuestionó, la Diva aspiró una gran bocanada de aire y luego la soltó en un profundo suspiro.
-Me dijo que gusta de mí.-Le soltó de repente y se sorprendió al percatarse de que el rostro de su amigo seguía igual de inexpresivo que siempre, no se inmutó para nada.
-Ajá, ¿y qué con eso?-Los ojos del rubio se abrieron impresionados.
-¿Cómo que qué, Minho?-le rebatió algo cabreado, el otro puso sus ojos en blanco, maldición, tenía mejores cosas que hacer.
-Key, era obvio que le gustas al perro, desde hace años de hecho, solamente tú no te dabas cuenta de eso.-Le informó el mandamás y el otro negó frenéticamente con su cabeza.
-¡No digas sandeces, Minho! Siempre le he coqueteado y él siempre me ha rechazado ¿cómo se te ocurre decir que él gusta de mí desde hace tiempo?-Automáticamente el azabache le estampó un golpe en la cabeza a su amigo para que reaccionara de una buena vez por todas, el golpeado se sobó su cabeza adolorido, su amigo era igual de bruto que el perro, no tenían tacto alguno a la hora de tratar con otras personas.
-¡No seas idiota, rubio oxigenado! Jonghyun te rechazaba porque tú siempre fuiste un putón que se tiraba a cualquier cosa que se pueda coger.-Le regañó de forma grosera y Key se sintió ofendido pero a la vez no pudo evitar soltar una gran risotada, le había resultado divertido lo que dijo y sobre todo cómo lo dijo.
-¡Mira quién habló!-Soltó sarcástico y pudo notar, en el siempre imperturbable y frío rostro del mandamás, por un leve lapso de segundos, una sonrisa sincera y casi imperceptible en su semblante tan monótono, pero tan rápido como vino desapareció. Minho no era de los que sonreía con frecuencia, a no ser que estuviera peleando o a punto de matar a alguien, en esas ocasiones sí sonreía, pero eran sonrisas ladinas, llenas de maldad y que te helaban la sangre.
-No sé qué hace alguien tan hermoso, delicado y perfecto como yo con dos brutos como ustedes como "amigos".-Le comentó la Diva con dramatismo en su voz, sobándose su adolorida cabeza, Minho puso sus ojos en blanco, por algo el rubio había recibido ese apodo "la Diva", por ser tan ególatra y vanidoso. Pero bueno, si no fuera así, no sería Key ¿verdad?
-Para ser sincero Jonghyun ya me tiene podrido viniendo a contarme cómo se siente cada vez que tú coges con otros reos, es decir, todos los días; así que sé un buen chico y lleva tu culo hasta vuestra celda y arreglen de una buena vez por todas las cosas. Al perro, literalmente, se le cae la baba por ti. Y a ti te encantan los tipos rudos y te calienta la idea de que te sometan, entonces... ¿Qué diablos estás esperando para ir, aceptarlo, follar como conejos en celo y sacarme un peso de encima a mí que tengo que hacer del disque "psicólogo" de Jonghyun todos los putos días de la semana? ¡Ahora, largo de aquí!-Le gritó mientras volvía a concentrarse en los papeles que hace un rato había dejado de lado para aconsejar a su amigo con un severo complejo de perfección.
Key sonrió sinceramente agradecido, sabía que, a pesar de cómo se lo dijo, Minho los quería a ambos (al perro y a él), eran su única familia después de todo y por eso le había dicho todas esas cosas, a su peculiar manera le había dado a entender que quería que ambos fueran felices juntos, pero obviamente, al igual que a su antipático perro, al mandamás le costaba horrores expresar sus sentimientos y por eso la mayor parte del tiempo (por no decir siempre) los ocultaba y si tenía que expresarlos lo hacía recubriéndolos con groserías e insultos. Por algo Minho y Jonghyun eran mejores amigos, porque eran idénticos en muchos sentidos. Mientras que la Diva era todo lo contrario a esos dos, polos muy opuestos, justamente por eso a Key se le hacía tan fácil comprender al perro y al mandamás a la perfección.
-Gracias Minho, de verdad.-Le susurró sonriéndole y el otro ni siquiera se dignó a mirarle y siguió concentrándose en sus papeles.
-No tienes nada que agradecerme, rubio oxigenado. Pero si quieres devolverme el favor, saca su culo de MI cama, ve a TU celda y deja de joderme que estoy ocupado ¿vale?-Key no pudo evitar carcajearse y se levantó del borde de la cama del otro donde había permanecido sentado desde que llegó allí.
-Vale, me iré a follar como conejo en celo con Jonghyun y te dejaré solo con tus negocios sucios, Minho.-Le dijo sonriente pero luego recordó algo.- ¡Oh, cierto!-Chilló recordando la conversación que había tenido con Taemin horas atrás.
-¿Y ahora qué?-Preguntó agotado el azabache.
-Taeminnie y yo nos hemos estado acercando, ¿sabes? Él me cae muy bien y se parece mucho tanto física como mentalmente hablando a mi hermanito Taki.-Minho lo observó nuevamente a los ojos, él conocía la historia de la Diva y sabía que su hermano menor había sido asesinado años atrás pero nunca le conoció ni vio alguna fotografía del niño.
-¿Y qué con eso?-Le cuestionó tan frío como siempre, él no sabía ni pretendía consolar a las demás personas, incluso aunque se tratara de sus amigos, no servía para eso así que ni siquiera lo intentaba.-Además... ¿dijiste... "Taeminnie"? Los apodos que les colocas a las personas son patéticos, Key.-Le comentó con el ceño fruncido. El rubio infló sus mejillas, ofendido.
-¡Los apodo que coloco son hermosos, tonto!-Chilló muy molesto, el otro simplemente rodó sus ojos sabiendo de antemano que era inútil discutir con Key sobre eso.
-Como tú digas...-Fue simplemente lo que se limitó a decir.
-En fin... el caso es que te quería comentar que Taeminnie no aceptó tu oferta simplemente por el dinero en sí mismo, sino que lo necesita para ayudar a su madre enferma.-Lo que le reveló el rubio captó la atención del azabache quien lo miró de hito a hito.
-¿Cómo...?-Le cuestionó con el ceño fruncido.
-Lo que oyes, la madre de Taemin está gravemente enferma de diabetes y necesita una bomba de insulina muy costosa la cual no pueden comprar, además que los hermanitos de él dependen únicamente de su madre, puesto que su padre murió. Te lo digo porque tú seguramente pensaste que se vendió a ti como un puto cualquiera sólo para obtener plata a cambio, lo cual está muy alejado de la realidad.-Finalizó con una sonrisa ladina, Minho volvió sus ojos negros a los papeles y simplemente asintió con su cabeza sin inmutarse.
-De acuerdo, ya puedes irte.-Le invitó a retirarse, el otro exhaló una gran bocanada de aire y se dio la vuelta para retirarse de la celda de su amigo.
-Juro por mi vanidad, mi belleza y por el apodo que me gané "la Diva", que tarde o temprano ése chico, Lee Taemin, te cambiará, Minho.-El mandamás miró la espalda del delgado reo y chasqueó la lengua, molesto, ¿qué sandeces estaba diciendo Key ahora?
- Jamás, es sólo un mocoso con un buen culo para follar.-Espetó con un tono de voz ácido.
-Te cambiará tarde o temprano, pero lo hará, él es diferente.-Le aseguró dando unos pasos hacia la salida.
-Si estás tratando de decirme que ése chucho me enamorará, entonces lo rubio te afectó demasiado el cerebro, Key. Sabes perfectamente que nunca más me volveré a enamorar.-Afirmó en un siseo de voz neutro.
-Algún día tendrás que olvidarlo, Minho.-Le dijo con voz melancólica y comprensiva apretando uno de los barrotes de la celda con su mano derecha.
-Nunca.-Rectificó.
-Nunca digas nunca.-Fue lo último que le dijo el rubio antes de retirarse completamente de allí y dirigirse a la celda que compartía con su perro.
Una vez solo, Minho dejó a un lado los papeles que había terminado de leer y se paró de su cama, mirando el techo.
-Nunca podré olvidarlo y nunca más me volveré a enamorar, mucho menos de ése mocoso. Solo será sexo y nada más.-Se dijo así mismo mientras sacaba del cajón de su mesita de luz un celular, a los reos no se les permitían poseer uno pero claro, él no era un reo cualquiera, era el mandamás de la Underground Prison, la cárcel más peligrosa de Seúl y también el líder de una de las mafias más poderosas de Corea del Sur. Él era el gran Choi Minho. Marcó rápidamente un número en el teléfono móvil y luego lo colocó a la altura de su oído.
-Sí, soy yo Karin.-Le dijo el azabache a la persona detrás de aquella llamada.
-Averigua todo lo relacionado con Lee Taemin y asegúrate de que los cien mil dólares que te pedí estén en el banco a nombre de la madre del mocoso para mañana a primera hora. Ajá. Adiós.-Con eso cortó la llamada y volvió a dejar el móvil en su lugar.-Mañana estarás gimiendo debajo de mí, Lee Taemin.-Fueron las perversas palabras que salieron de la apetecible boca del azabache en esos momentos. Posteriormente se dio la vuelta y salió de su celda para ir a entrenar al gimnasio y así de paso matar el tiempo, estaba ansioso porque fuera mañana.
...
Al otro día en la celda del mandamás...
...
-¿Tienes el dinero?-Preguntó directamente Taemin ni bien ingresó a la celda de Minho, éste estaba recostado en su cama y al verlo entrar sonrió de lado, le había ordenado a Onew que se fuera de allí para dejarlos completamente solo y el pollo, aunque a regañadientes, le hizo caso.
-Sí, está depositado en el banco a nombre de tu madre, Lee Haneul, ¿verdad? Podrá disponer de él para comprar la bomba de insulina cuando lo desee.-Los ojos cafés del menor se abrieron a causa de la impresión.
-¿C-cómo sa-sabes...?-Sin embargo no puedo terminar la oración porque Minho se levantó de sopetón y le besó de forma apasionada, enredando sus poderosos brazos en la estrecha cintura del menor y apretándolo contra su varonil cuerpo esculpido.
-El cómo lo sé no importa, yo ya cumplí mi parte del trato, ahora te toca a ti, mocoso.-Le dijo burlón y el menor tragó grueso pero asintió nervioso, nuevamente el más alto le plantó un beso de película en la boca.
Taemin sintió cómo la lengua traviesa del otro ingresaba a su cavidad oral y él, tímido, trataba de responderle al beso haciendo que su lengua tocara la ajena, pronto comenzó una guerra de lenguas mientras movían sus labios, era un beso sumamente erótico y húmedo, maldición que ése desgraciado besaba muy bien; el azabache agarró al menor de sus nalga y lo elevó en el aire para llevarlo hasta la cama, todo eso sin parar de besarlo, Taemin estaba más ruborizado que nunca, al llevarlo hasta su destino lo tiró con algo de brusquedad y se posicionó encima suyo.
-Te haré gritar de placer, te va a terminar gustando y me vas a pedir más.-Le prometió con la voz ronca por el deseo mientras él mismo se quitaba la playera blanca mostrando esos abdominales que tantos dolores de cabeza le habían causado a Taemin, éste se mordió el labio inferior con deseo, inconscientemente llevó una de sus manos a ese torso tan fibroso y lo recorrió entero, el mandamás sonrió vanidoso al ver la lujuria líquida reflejada en los ojos cafés del menor.
-¿Tanto te gusta mi cuerpo, pequeño pervertido?-Le cuestionó divertido, satisfecho por las tímidas caricias que el otro le proporcionaba a su escultural cuerpo. Taemin no respondió, estaba hipnotizado por el torso del mandamás.-Tranquilo, igual que cachondo que te pone mi pecho, también te pondrá mi polla cuando te vuelvas adicto a ella, niño.-Le afirmó a un sonrojado pelirrojo.
De un momento a otro, Minho le retiró la camiseta blanca al más bajo dejándolo desnudo de arriba, se relamió los labios con morbo e inclinó su cabeza para comenzar a devorar los rosados pezones del otro, quien sólo se concentró en tratar de disfrutar de las atenciones del mandamás y de contener lo más que pudo sus gemidos, mordiéndose fuertemente los labios. El azabache empezó besando el botoncito izquierdo, luego continuó lamiéndolo en círculos para posteriormente finalizar mordiéndolo mientras lo estiraba y después succionándolo, todo eso mientras oía los pequeños alaridos del menor; se deleitaba oyéndolos, ya que eran música para sus oídos. A continuación repitió exactamente el mismo procedimiento con el pezón derecho, dejando ambos botones completamente erectos, ensalivados y excitados, eso le sacó una sonrisa perversa al mayor.
-Deja de reprimir tus gemidos.-Le ordenó mientras él mismo se quitaba los pantalones y los bóxers con rapidez, el más pequeño lo observó tal y como su madre lo trajo al mundo y tragó grueso, ¿por qué coño tenía que ser tan perfecto...? Sólo le complicaba más la cosa.
-E-es que... si gimo... podrían oírnos y entonces...-Pero antes de que pudiera terminar su improvisada "explicación" oyó cómo el de ojos negros explotó en limpias carcajadas.
-¿Si alguien nos escucha qué? Por favor, yo soy quien manda aquí dentro, nadie detendrá nada.-Le recordó con el orgullo hinchado, Taemin rodó los ojos y no dijo más nada, Minho comprendió enseguida la verdadera razón por la cual el otro retenía sus alaridos y sonrió ladino.-Es porque te da vergüenza, admítelo de una buena vez.-Le exigió divertido y el pequeño le fulminó con la mirada, a Minho le encanta que el mocoso le desafiara, porque más ganas de someterlo y domesticarlo le entraban cada vez que el otro lo retaba.
-¡No es eso!-Le gritó sonrojado.
-¡Admítelo!-Le respondió divertidísimo.
-¡Nunca, porque no es la verdad!-Le siguió retando.
-Está bien, mocoso, no lo admitas. Pero tú tranquilo que te cogeré tantas veces todos los días que ya dentro de una semana no tendrás una pizca de esa vergüenza que tratas de ocultar ahora mismo.-Le aseguró y el otro, con toda la sangre acumulada en sus mejillas, no dijo más nada.
-Continuemos.-Sentenció antes de quitarle, con ayuda del pelirrojo claro está, sus pantalones y también su ropa interior, tirándolas en quién dónde y viéndolo desnudo nuevamente debajo suyo, así era como lo quería tener, subyugado a él y debajo suyo. Este niño le ponía a mil por hora, ya tenía su verga alzada por culpa suya.
-Mira cómo me tienes, niño, anda tócame.-Le invitó y el menor, muy tímido, llevo su delicada mano hasta el poderoso pene del mandamás, comenzando a meneárselo al ritmo que el otro le marcaba. Siguiendo un vaivén sube y baja que por unos momentos iba lento y por otros iba rápido. Haciendo gruñir del placer a Minho y, sin poder evitarlo, calentando cada vez más al propio Taemin.
-¡Detente!-Le ordenó el azabache de la nada, el otro obedeció enseguida.-Si sigues me vendré y quiero venirme cuando esté dentro de ti.-Le reveló y el pelirrojo tembló por los nervios y por el miedo que sintió de repente. Minho notó enseguida el cambio de actitud en el menor.-Como es tu primera vez te prepararé, pero no te acostumbres.-Le informó mientras le obligaba a darse la vuelta y ponerse en cuatro, se relamió pervertidamente los labios al ver el dulce trasero del menor frente a sus ojos, separó las pomposas y pálida nalgas del otro con sus manos y notó cómo el pelirrojo tembló, sonrió ya que le gustaba ese deje de inocencia que despedía el menor, le recordaba tanto a él, negó enseguida con la cabeza sacándose ese pensamiento de la mente y su polla se balanceó ansiosa en medio de sus piernas, quería enterrarse lo antes posible en ese niño, marcarlo y hacerlo gritar del placer, eso quería Minho más que nada en esos momentos.
De un instante a otro, el azabache escupió una gran cantidad de saliva sobre el ano palpitante de Taemin, y llevó tres dedos a su boca, comenzando a ensalivarlos con frenesí. Cuando sintió que estaban lo suficientemente lubricados los sacó de su cavidad oral y los llevó a ése pequeño orificio aún no dilatado. Comenzó a palpar uno de sus dedos y le dijo al otro que tratara de tranquilizarse o nunca podría meterlo, el pelirrojo a duras penas le hizo caso y se calmó, momento perfecto el cual Minho aprovechó para hacer presión e ingresar su primer dedo, enseguida el otro se quejó del dolor.
-¡Duele!-Gritó de la nada, el mandamás permaneció un ratillo así, haciendo movimientos circulares con ese dedo en el interior del más bajo, quien trataba de retener sus gemidos de dolor mordiéndose la labios.
Luego de un rato, el azabache trató de meter el segundo dedo, nuevamente le volvió a ordenar al otro que se calmara y al final, aunque debo admitir que con bastante esfuerzo, Minho pudo meter otro dedo y esperó unos momentos para que el otro se acostumbrara, después comenzó a abrir y cerrar los dos dedos como tijera dentro del interior del menor, quien aun solamente sentía dolor y nada de placer en su pobre trasero.
Posteriormente, trató de meter el último y tercer dedo en el orificio ya más dilatado del pequeño pelirrojo, éste dedo sí que le arrancó un gritillo agudo de dolor a Taemin, sin embargo no le quedó de otra más que aguantar, Minho fue más paciente en ésta ocasión y esperó más tiempo a que el otro se acostumbrara, cuando lo sintió más preparado comenzó a meter y sacar los tres dedos a la vez, nuevamente el menor sólo sintió dolor ¿por qué mierda los hombres tenían sexo si sólo sentían dolor? Fue el pensamiento que pasó en ese momento por la perturbada mente del chico. Ya vería más adelante por qué los homosexuales tenían sexo...
-Ya estás preparado.-Sentenció mientras retiraba sus tres dedos completamente mojados del cálido interior del menor y los lamía con morbo, luego con esa misma mano comenzó a masturbar rápidamente su verga, la cual por cierto ya se encontraba lubricada por su propio fluido pre-seminal. Sacó de un cajón un condón y se colocó. Estaba impaciente por poseer a Taemin. Ya no podía esperar más.
El pelirrojo no supo cuándo ni cómo, pero de un segundo a otro sintió cómo el mandamás enterraba su pene dentro de él, dolió tanto, fue como si lo hubieran partido en dos y podía jurar que había sangrado. Tanto fue el dolor que no puedo evitar gritar y unas cuantas lágrimas se escaparon de sus dulces ojos cafés. El dolor que sintió cuando le metió los tres dedos no fue nada comparado con ése dolor, era insoportable, sentía que se desmayaría en cualquier momento.
-¡Ahhhhhhhhhh! ¡Duele, duele! ¡Por favor Minho, por favor, sal, no aguanto más!-Le rogó llorando, el otro negó lentamente con la cabeza.
-Shh, si sigue gritando y moviéndote te dolerá más, tranquilo, quédate quieto y aspira y exhala aire de forma pausada, ya pasará.-Le informó con la voz ronca a causa del deseo, estaba que se moría por embestir al menor, pero se estaba conteniendo porque en parte le daba lástima aquel chico.
Permanecieron en esa misma posición durante un tiempo, Taemin le hizo caso al otro y trató de respirar profundamente, luego de unos cuantos minutos, el pelirrojo movió un poco sus caderas indicándole al otro que podía empezar a moverse, Minho sonrió ladino y colocó sus fuertes manos en las delicadas y estrechas caderas del menor, agarrándolo bien para luego comenzar un vaivén lento, gruñendo del placer que sentía, era genial la sensación de tener su polla siendo apretada por esas paredes tan húmedas y cálidas de niño.
Taemin al principio sólo sintió un fuerte ardor en su trasero, pero ni bien pasaba el tiempo comenzaba a sentir un cosquilleo placentero que iba sustituyendo al dolor que sentía. En un momento determinado, el pene del mandamás rozó ese nido de nervios que se encontraba dentro de Taemin y éste sintió el placer más grande que jamás nunca experimentó en su corta vida.
-¡Ahhh!-Gimió de placer sin poder contenerse, Minho sonrió triunfante, bingo, había encontrado el punto P del menor.
-¿Te gusta ahí, cierto?-Le preguntó seductor sobre su oreja, para a continuación morder y lamer el lóbulo de la misma, mientras seguía penetrando al más chico.
-¡S-sí! ¡Ahí! ¡Ahí Minho! ¡Embiste ahí, hmm... ahhh!-Taemin ya había perdido totalmente la cordura, solamente estaba concentrándose en el grato placer que el semental que tenía encima suyo le estaba ofreciendo en bandeja de plata.
-Como ordenes, pequeño pervertido.-Le contestó mientras embestía en ése punto que le hacía perder la cabeza al pelirrojo, mientras que se concentraba a su vez en acariciar toda la longitud de la angosta espalda del pelirrojo y también le devoraba el cuello, dejando todas las marcas posibles en la pálida piel del menor. Deseaba marcarlo.
Siguió embistiéndolo con vehemencia por un largo tiempo más, hasta que sintió que su verga estaba por explotar y entonces se vino con un fuerte gruñido de placer, obviamente no se derramó dentro de Taemin sino del condón que se había colocado antes de iniciar la penetración.
Cuando el pelirrojo sintió que el azabache había salido de su interior se desparramó en la cama boca abajo y trató de recuperar el ritmo de su respiración.
Por su parte Minho se quitó el condón usado y lo tiró en un tacho de basura, luego se levantó como si nada, se limpió con pañuelos descartables y también los botó, posteriormente se vistió y se dio la vuelta para mirar a un agotadísimo Taemin recostado en su cama.
La conversación que tuvo con su amigo el día anterior llegó a su mente y frunció el ceño degustado ¿Él, Choi Minho, mandamás de la peor prisión de Seúl y cabeza de una de las peores mafias de Corea del Sur? ¿Enamorarse de ése mocoso simplón? Qué estupidez.
-Lee Taemin, recuerda que lo de hoy fue sólo sexo, nada más que eso.-Le recordó antes de retirarse de su celda para irse al sótano de la Underground Prison y revisar cómo andaba el negocio de las drogas en su cárcel.
El pelirrojo lentamente fue cerrando sus ojos, le dolía todo el cuerpo y estaba muy cansado física y mentalmente hablando, y lo que más mal le tenía no era el hecho haber perdido su virginidad con un hijo de puta mafioso sino que... pese a que se esforzara en negarlo... le había gustado tener sexo con Minho.
-¡Maldición!-Le maldijo y se maldijo así mismo también mientras silenciosas lágrimas se escapaban de sus orbes cafés.
-¡No me gustó, no me gustó, no me gustó...!-Se repitió incontables veces antes de caer rendido a los brazos de Morfeo.
...
...Continuará...
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