(+18) Siempre es un Lee
¡Hola! Aquí les dejo un nuevo capítulo de UP. Me esforzaré por responder los comentarios de los últimos capítulos (en general, respondo a la mayoría aunque claro que algunos se me escapan) en eserio aprecio el apoyo que me dan ♥ Este capítulo contiene lemon 2Min :') Espero lo disfruten!
...
Un castaño se encontraba dando pequeñas palmaditas sobre la espalda de Key, quien no paraba de sollozar sobre el bien formado pecho de su pareja y además se aferraba con ambas manos a la camiseta del susodicho. Ahora bien, seguramente se estarán preguntando qué había pasado, pues lo que pasó es que cuando el sedante dejó de hacer efecto Key finalmente despertó y lo primero que vio fue el hermoso arreglo de camelias sobre su buró. Por su parte JongHyun (quien se hallaba acostado al lado suyo) despertó al oír los sollozos de su pareja y se asustó, pensando que quizás había tenido otra de sus usuales pesadillas sin embargo antes de que pudiera hacer o decir algo, el pelirosa se echó a llorar sobre su pecho.
—Oye ¿estás mejor?— preguntó en un susurro mientras acariciaba el cabello del más alto con delicadeza.—¿Volviste a tener una pesadilla?
—No...— respondió mientras le sonreía con la cara empapada en lágrimas.—Lo recordaste... que mis flores favoritas son las camelias.
—Pues eso sólo demuestra que, aunque no lo parezca, sí pongo atención cuando me hablas de tus cursilerías.— sentenció inflando su pecho de orgullo.
Key no dijo nada, simplemente sonrió y golpeó el pecho del castaño con su puño sin ejercer mucha fuerza, para luego reposar su cabeza sobre los pectorales del mismo y besar justo en el lugar donde se encuentra el corazón de JongHyun, cuyos latidos se aceleraban sola y exclusivamente por KiBum.
—Son hermosas, muchas gracias Jjong.
Fueron las palabras que pronunció en un susurro mientras sus mejillas se teñían de un adorable carmesí para después levantar su mirada hacia el castaño, acercar su rostro al del mismo y unir sus labios en un dulce beso que transmitía sin necesidad de usar las palabras todo el amor que se tenían. JongHyun estaba feliz, pues esa fue la primera vez desde aquel fatídico día que Key por voluntad propia decidió besarlo. Hasta ese momento, siempre había sido JongHyun quien le había besado en un desesperado intento por hacer que el pelirosa lograra mejorar su estado de ánimo aunque claro, todos esos intentos habían fallado.
La pareja continuó aquel beso por unos eternos minutos hasta que escucharon un sonido que llamó la atención de ambos, por lo cual se separaron de inmediato. Acaso era... ¿el llanto de un bebé? JongHyun enseguida supo de quién se trataba, sin embargo Key simplemente frunció el ceño preguntándose qué diablos estaba ocurriendo fuera de su habitación.
—Llámame loco pero ese sonido... ¿no es el de un bebé llorando?— preguntó Key y JongHyun se carcajeó mientras asentía.
—Sí, es BaeHyo.— al ver el ceño fruncido del pelirosa, el más bajo le aclaró lo siguiente.—Ya sabes, la versión en miniatura del cabeza de fresa.
En el preciso momento que los ojos de Key se iluminaron, JongHyun supo que ese bebé ayudaría muchísimo a su pareja a superar lo que había pasado, mucho más que las terapias que había empezado. Y también temió por la libertad de ese crío, pues sabía de antemano la fascinación que Key sentía por los niños pequeños. Una vez que KiBum descubriera el increíble parecido físico que BaeHyo tenía con TaeMin, iba a enloquecer y monopolizar al bebé. JongHyun podía apostar sus sagrados testículos a que eso ocurriría.
—¡¿E-el hermanito de TaeMin ya está a-aquí?!— exclamó entre tartamudeos y con la voz temblorosa.—¡Quiero verlo!
Sin mediar más palabras, Key apartó las sábanas de su cama, se levantó de la misma, se colocó sus adorables pantuflas rosas y caminó hacia la puerta con su pijama puesto. JongHyun no pudo hacer más sino sonreír, levantarse también de la cama e ir detrás de KiBum. Joder, esa era también la primera vez desde aquel maldito día que Key salía de su cuarto por motus propio, sin que nadie lo obligara porque tenía que bañarse, ir a terapia o respirar aire puro. Quién diría que ese mocoso que acababa de llegar y cuya presencia tanto Jjong como MinHo repelieron desde un principio, le provocara tantos beneficios a la salud mental de la diva que todos deseaban logre reponerse muy pronto.
Cuando finalmente llegaron al lugar del que provenía aquel llanto, JongHyun tuvo que tapar su boca con una de sus manos para no dejar salir una ruidosa carcajada al ver el panorama que tenía enfrente: Karin se encontraba cargando torpemente entre sus tatuados brazos al pequeño BaeHyo, cuya regordeta cara ya se encontraba casi azul por el inmenso esfuerzo que estaba haciendo en demostrar su molestia a través de su llanto. Y no sólo eso, la enorme pañalera colgaba del hombro del la andrógina mujer pero se ve que al haberla cogida rápidamente, Karin no cayó en cuenta que la dichosa pañalera tenía la cremallera completamente abierta. Así que... cuando intentó mecer bruscamente entre sus brazos al bebé para tratar de "calmarlo" (sólo logró que llore más fuerte) tiró muchas de las cosas que se encontraban guardadas dentro de aquella pañalera. Así que a los pies de la pobre mujer había de todo un poco: pañales, un biberón, el chupón favorito del niño, un frasco con leche en polvo, etc.
—¡Maldita sea, dejen de mirar y ayúdenme! ¡No se calla, no sé qué hacer!— exclamó ella casi al borde del llanto también. Debido a esos gritos, el bebé se asustó y lloró con fuerzas renovadas. Karin simplemente no entendía cómo no se cansaba de llorar, definitivamente había salido igual de llorón que su hermano TaeMin.
—No grites, lo asustas.— le regañó Key mientras se acercaba con cautela a donde Karin se hallaba.
Una vez que estuvo lo suficientemente cerca, el pelirosa cogió en brazos al niño y lo meció suavemente. Tanto Karin como JongHyun se sorprendieron al ver cómo el crío cesó el llanto casi de inmediato. Además de mecerlo con dulzura, Key empezó a tararear una canción de cuna y el entonces el bebé miró con ojos curiosos a la diva, casi como si lo estuviera examinando. Pasados unos pocos minutos, una expresión de paz adornó el bonito rostro del niño. BaeHyo había aceptado a Key y rechazado rotundamente a Karin, quien no pudo evitar sentir celos por la extraordinaria química que al parecer la diva tenía con los críos. Ella en serio lo intentó pero sólo consiguió que BaeHyo llorara más fuerte. Se ve que al niño no le dio ni pizca de gracia despertar en la cama de Karin y no ver por ninguna parte a TaeMin.
Tío Jjong: 1 punto. Tío Key: 1 punto. Tía Karin: 0 puntos.
Bueno, al menos le consolaba saber que MinHo no lo haría mejor que ella en cuanto conociera al bebé. Si ella obtuvo 0 puntos con el crío, su hermano obtendría -1 puntos. Podría apostar sus ovarios a que MinHo la cagaria como siempre lo hacía.
—Es muy parecido a Taeminnie.— susurró Key justo antes de depositar un beso sobre la frente del menor.
—Es lo mismo que pensé la primera vez que lo vi. Y te aseguro que en cuanto más crezca, más se va a parecer al cabeza de fresa.
—Incluso se parecen en lo llorón.— susurró Karin aún dolida por el rechazo mientras se agachaba para recoger las cosas del bebé y volverlas a guardar en la pañalera.
—Este niño es perfecto y lo será aún más cuando crezca.— sentenció la diva sonriendo al bebé quien hizo una mueca graciosa, al parecer estaba feliz de estar en los brazos de Key. Karin chasqueó la lengua.
—Tal parece que el mini TaeMin ya eligió a su tío favorito... cómo no, tenía que ser Key.— susurró rodando los ojos mientras terminaba de guardar todo lo que se le había caído al piso.
—Ya sabíamos desde un principio que Key iba a monopolizar al crío, te lo advertí Karin.— le respondió Jjong con una sonrisa torcida.
Por su parte Key ni les prestó atención pues estaba sumamente concentrado en memorizar las bellas facciones del bebé, quien se dedicaba a enseñarle las encías a través de dulces sonrisas que cautivaron el corazón de KiBum desde la primera vez que las vio. En ese momento Key supo que debía ser fuerte no sólo por él mismo, por su pareja y sus amigos sino también por ese nuevo pequeño miembro que se había sumado a la corta lista de gente que realmente le importa: su familia.
...
TaeMin tardó unos interminables minutos en salir del estado de shock en el cual se encontraba. Es que sencillamente no podía ni quería creer que quien consideró su mejor amigo por años haya estado envenenando a su madre. En esos momentos entendió muchas cosas... las veces que vio a la mucama MinA llorar en los pasillos y culparse por algo que él no entendía pero que, cada vez que le preguntaba ella le respondía que se debía a una enfermedad que tenía su hija. Entendió la insistencia que HyunBin mostraba cada vez que HaNeul se negaba a comer los alimentos que MinA le traía (porque se sentía mal o porque le dolía el estómago) el desgraciado le decía a su madre que debía comer para mejorar pero seguramente en esa comida que le daban se encontraba el arsénico que la iba matando cada día un poco más. TaeMin entendió tantas cosas que había pasado por alto debido a su ingenuidad y a la confianza absoluta que sentía por HyunBin pero aún no entendía el por qué lo hizo.
—¿Por qué...?— susurró mientras una lágrima rodó por su mejilla.—¿Por qué HyunBin le haría eso a mi mamá?
—Porque es un hijo de puta.— le respondió MinHo, colocando su mano sobre la espalda de su amante.—Soy el menos indicado para juzgar a alguien por ser un desgraciado cuando yo soy el rey de los desgraciados pero... puedo asegurarte de que esa familia es una mierda y que HyunBin es igual a su padre, a quien no le tembló un dedo a la hora de cerrarle la puerta en la cara a JongHyun cuando él solo era un crío desamparado.— sí, TaeMin ahora sabía todo eso pero seguía doliendo semejante traición.—Quiso deshacerse de tu mamá porque sencillamente le estorbaba. Ya sabes, HyunBin sólo te quería a ti y a tu hermano pequeño, tu madre salía sobrando en esa ecuación.
—¿Le estorbaba...?— el pelirrojo no podía dar crédito a las palabras dichas por MinHo.
Es que joder, era como si alguien dijera "Oh, hay una mosca alrededor de mi comida y debo matarla porque me molesta" con la gran diferencia que BaeHyo y él eran la comida... y su madre era la mosca que estorbaba, a la cual por ende se debía matar. Más lágrimas de frustración, impotencia y enojo rodaron por las mejillas del pelirrojo. No, definitivamente no dejaría pasar por alto esto que HyunBin y seguramente su padre le hicieron a su madre. Ya no sólo JongHyun quería hundir a la poderosa familia Min, ahora TaeMin también deseaba hacerlo.
—Jefe, ¿quiere que yo me encargue personalmente de darle una lección a ese tal HyunBin?— preguntó la mole y el platinado abrió la boca para responder pero TaeMin se le adelantó.
—MinHo no tiene nada que ver con esto, es a mi madre a quien envenenaron. Así que es mi venganza.— sentenció secando sus lágrimas, no valía la pena llorar por gente así.
—Sólo necesitas dar una orden y yo me encargaré de hacer que ellos paguen por todo lo que hicieron, TaeMin.— le dijo MinHo acariciando con delicadeza la espalda del pelirrojo.
—No quiero que los golpeen o que los maten de un tiro, eso sería un sufrimiento muy efímero en comparación al daño que han hecho.— empezó diciendo TaeMin, recordando las palabras dichas anteriormente por JongHyun. En aquellos momentos le pareció excesivo lo que el perro deseaba hacer pero ahora mismo le parecía más que justo dejarlos en la calle.—Quiero que pierdan todo económicamente hablando, que queden en bancarrota y que sean ellos los que tengan que salir a pedir limosnas; quiero que se conviertan en aquellos pordioseros de los cuales se burlan y denigran cada vez que se les presenta la oportunidad. Esa sería la venganza perfecta tanto para JongHyun como para mi y ellos sufrirán todos los días.— entonces la mirada decidida de TaeMin se clavó sobre los negros ojos de MinHo.—Para eso necesito a BaekHo ¿me ayudarás a obtener su ayuda?— antes de responder, una sonrisa torcida adornó el rostro del platinado.
—Ahora mismo el viejo no me quiere ver ni en pintura por haber desobedecido sus órdenes pero en un tiempo se le pasará el enojo y entonces sí pediré su ayuda.— le prometió y TaeMin asintió, agradecido.—Aunque tampoco es tan necesario que se lo pida yo personalmente... ahora eres algo así como su yerno, así que si vas y le pides ayuda estoy seguro de que te tenderá su mano.— el pelirrojo no pudo evitar sonrojarse al oír eso último y lo único que hizo fue carraspear, nervioso. Incluso la mole se carcajeó por ese comentario.
—Bueno, entonces por ahora no haremos nada en contra de HyunBin ¿verdad?— preguntó la mole y fue TaeMin quien le respondió.
—"La venganza se sirve en plato frío"— susurró y miró directamente al enorme hombre calvo para después dedicarle la más sincera de sus sonrisas.—No te preocupes, por ahora no haremos en nada en contra de HyunBin pero pronto les llegará su hora de pagar por todos los pecados que cometieron. Jamás le perdonaré que le haya hecho eso a mi madre... sonriéndome falsamente mientras al mismo tiempo la envenenaba.— los puños de TaeMin temblaban a sus costados y al ver eso MinHo supo que debía hacer algo para calmarlo. Él no quería que su adoración se llegara de deseos de venganzas (aunque juraba por su nombre que hundiría tanto a HyunBin como a SeungHyun en la mierda) entonces decidió abrazarlo por detrás y colocar su boca al altura de la oreja derecha del menor.
—Cálmate, TaeTae.— le susurró al oído, haciendo al pelirrojo estremecerse.—Todo va a estar bien, no te alteres.
—Bueno, yo mejor me voy...— dijo en voz bajo la mole, cuyas mejillas se notaban un poco sonrojadas. Realmente apreciaba a su jefe pero no quería ver las demostraciones de amor que éste tenía con su amante. Esas cosas debían ser privadas.
—Sí, vete de una buena vez.— espetó MinHo mientras besaba descaradamente el cuello de un sonrojado TaeMin. La mole prácticamente salió corriendo de esa habitación y una vez que la puerta se cerró, el gángster buscó los labios del menor.
—¡MinHo!— le regañó dándose la vuelta para encararlo.—¡No hagas esas cosas delante de otras personas!
—Sí, sí. Beso.— exigió abrazando posesivamente la estrecha cintura del pelirrojo. TaeMin no se negó y los labios de ambos se unieron en un apasionado beso.
El platinado tomó la iniciativa al introducir su lengua en la boca de TaeMin, quien rápidamente respondió entrelazando su lengua con la de MinHo. Las pequeñas manos del pelirrojo recorrieron el bien formado pecho del mayor hasta llegar a su nuca, para proceder a enredar sus dedos en los plateados cabellos del gángster, quien jadeó en medio del beso cuando TaeMin jaló sin contemplaciones su pelo para finalizar así el beso.
—N-no podemos... mi madre, BaeHyo y...— pero MinHo lo calló con un beso corto.
—A tu madre la está cuidando la mole y también la están atendiendo médicos.— empezó a decir mientras enredaba sus largos dedos en el cabello color rojo fuego de TaeMin, ese que tanto le gustaba.—Y al mocoso lo dejaste bajo el cuidado de Karin así que... sobrevivirá.
—Justamente por eso último estoy preocupado.— sentenció con el ceño fruncido, obviamente no confiaba demasiado en las "habilidades de súper niñera" que Karin le dijo que tenía (evidentemente era una mentira)—Y no le digas mocoso a BaeHyo, es un niño adorable.— MinHo rodó los ojos, si el plan de TaeMin era hablarle del crío para mandar a la mierda su excitación... debía felicitarlo pues estaba funcionando.
—Tranquilo, Karin no es muy buena niñera pero estoy seguro de que Key ya oyó los llantos del moco...— MinHo carraspeó mientras era fulminando por la gélida mirada de TaeMin.—Digo... del bebé y ahora mismo debe estar cuidándolo. Si Key lo encontró, está en buenas manos.
—¿Realmente crees que estará bien?— el pelirrojo estaba tratando de autoconvencerse de que BaeHyo no moriría en manos de esos gángsters y MinHo... bueno, él sólo quería follar de una buena vez por todas.
—Estoy absolutamente seguro.— sentenció mientras se acercaba a la puerta de su cuarto para ponerle el seguro. No quería que nadie volviera a interrumpir ese maravilloso momento que llevaba meses esperando. No era broma, si no la metía ese mismo día sentía que su pene se caería por el agobiante desuso. Y ningún chamaco llorón evitaría que se follara a TaeMin como Dios manda.
—¿Tantas ganas tienes?— preguntó el menor con un tono de voz malicioso.
—Como no te haces una jodida idea.— sentenció con la voz ronca por el deseo y una vez que le puso el seguro a la puerta, se dio la vuelta para encararlo. TaeMin se rió cuando MinHo lo alzó sobre sus hombros, como si fuese un costal de papas.—Estás más pesado.— susurró dándole una nalgada al pelirrojo, quien gimió sin pudor alguno.—O has ganado peso o has ganado músculos.
—Lo segundo.— respondió orgulloso porque MinHo notara los resultados de su entrenamiento con Karin. Entonces el platinado dejó caer a TaeMin sobre su enorme y suave cama.—Pero no te preocupes macho alfa, porque aunque gracias a mi entrenamiento un buen día de estos me vuelva más fuerte que tú y te dé una gran paliza, aún así seguiré siendo el pasivo en la relación ante los ojos de todos tus subordinados.— le dijo guiñándole un ojo y entonces MinHo no pudo evitar carcajearse, TaeMin siempre lograba hacerle poner de buen humor.
—No me jodas, el único maldito momento del día que tú eres el pasivo en la relación es aquí en nuestra cama, cuando abres las piernas para mí.— le dijo con una sonrisa arrogante mientras se metía a la cama y trepaba sobre el cuerpo de su amante.—El resto del día te la pasas caminando por los pasillos de Paradise con el pecho inflado cual pavo real y cada vez que puedes me mandas a callar frente a mis subordinados y les das órdenes tú, exactamente como pasó hace unos minutos con la mole.— TaeMin no pudo evitar sonrojarse avergonzado.
—Pe-perdón... si te avergüenza dejaré de hacerlo. No quiero que los demás gángsters piensen que no te respeto, esa jamás fue mi intención.— susurró girando su rostro hacia la derecha para evitar mirar al ex mandamás directamente a los ojos. El platinado aprovechó esa oportunidad para atacar el cuello del pelirrojo y llenarlo de marcas que tardarían días en desaparecer.—¡Min-MinHo! ¡Hablo en serio!
—Deja de hacerte el tímido, no te queda.— susurró sobre su cuello enrojecido por sus besos y mordidas, lamiendo con gula la piel tersa del mismo.—Está bien que te des a respetar y demuestres que no eres ningún mocoso estúpido. Poco a poco te irás ganando tu lugar aquí dentro y has comenzado muy bien, TaeTae.— entonces una sonrisa sincera adornó el bonito rostro del menor. A TaeMin le llenaba de felicidad oír de la boca de MinHo que lo estaba haciendo bien.
Luego de eso las palabras salieron sobrando, tanto MinHo como TaeMin sucumbieron ante sus más bajos deseos y las ropas de ambos se deslizaron por entre las sábanas hasta caer en el suelo. La desesperación por unir sus cuerpos era evidente y es que era completamente normal, pues llevaban meses sin hacer el amor. Incluso después de que TaeMin oficialmente se mudara a Paradise hace dos semanas, la pareja no había podido follar a pesar de morir de ganas por hacerlo debido a que MinHo se encontraba muy lastimado luego de la tortura impartida por el desgraciado de Paek. Pero el ex mandamás se recuperaba muy rápido y, aunque no estuviese totalmente curado, sí estaba listo para tener al menos una ronda de sexo con su adoración. Porque en ese punto para MinHo hacerle el amor a TaeMin ya no era un capricho sino una necesidad.
—Mi-mierda... estoy muy sensible.— se quejó el menor entre sollozos mientras sentía cómo MinHo devoraba sus pezones.
Los dos estaban completamente desnudos (sólo que algunas partes del fibroso cuerpo de MinHo estaban cubiertas por vendajes) Ambos sentían que la temperatura en esa habitación aumentaba conforme los minutos transcurrían y los jadeos eróticos del pelirrojo rebotaban contra las gruesas paredes, únicas testigos de la pasión que esa pareja se profesaba mutuamente.
MinHo estaba demasiado concentrado mordisqueando y lamiendo los pezones de TaeMin, quien por cierto realmente creía que su amante tenía un extraño fetiche con sus pezones pues cada vez que follaban, él los torturaba hasta que quedaran completamente enrojecidos y erectos. TaeMin siempre pensó que estimular los pezones era estúpido pues él no sentía nada más que un leve cosquilleo molesto... claro, hasta que conoció a ese semental en la prisión. Ahí se dio cuenta de cuán sensible y erótico podría llegar a ser su cuerpo ante las caricias de ese criminal que se había robado su corazón. MinHo le enseñó zonas erógenas de su cuerpo que TaeMin ni siquiera sabía que existían.
Todo fueron jadeos ahogados y suspiros eternos hasta que la experta mano del platinado bajó hasta la entrepierna despierta del menor, entonces TaeMin gimió más alto que antes y arqueó exquisitamente su espalda hacia arriba, deseoso por aquel contacto tan íntimo. MinHo se relamió los labios una vez que terminó de torturar deliciosamente los pezones del pelirrojo y le dedicó una de esas sonrisas ladinas que a TaeMin tanto le gustaban.
Joder, ¿por qué diablos ese maldito gángster tenía que ser tan condenadamente guapo? TaeMin maldijo a Choi BaekHo por haber puesto tanto empeño a la hora de procrear a MinHo, pues ahora ese desgraciado usaba su belleza e inteligencia para hacer siempre lo que le dé la regalada gana. Y sólo necesitaba sonreír de esa forma para hacer que TaeMin olvidara todo lo malo que hizo y que hace, haciendo que caiga una vez más rendido ante sus pies. No era justo.
No obstante, TaeMin dejó de pensar en todo cuando sintió la húmeda boca de MinHo envolver su glande. No pudo evitar pedir por más entre escandalosos gemidos y el mayor lo complació. Entonces empezó una deliciosa pero lenta felación que le arrancaba jadeos ahogados y protestas al menor, quien deseaba que su pareja dejara de jugar y chupara más rápido. MinHo se burlaba de la desesperación ajena mientras su propio pene era presionado dolorosamente contra el colchón de su cama. Carajo, deseaba tanto meterla que ya hasta le dolía.
Fue en ese momento que MinHo decidió dejar de jugar con TaeMin y engullir por completo el pene del mismo, acelerando el ritmo de la felación y por consiguiente arrancándole un erótico gemido a su dulce niño. Colocó sus grandes manos sobre los blancos muslos del pelirrojo para empezar a amasarlos con delicadeza pero enseguida hizo presión sobre ambos para que TaeMin abriera más las piernas. MinHo se entretuvo un buen rato con la rosada polla de TaeMin, bajando y subiendo su lengua a lo largo de toda la extensión venosa del pene ajeno, deteniéndose en la base para besarla y bajar un poco más para succionar sus testículos, haciendo chillar al menor de puro placer.
El pelirrojo se estremeció e incluso sus piernas flexionadas temblaron cuando sintió un dedo introducirse sin previo aviso en su interior. MinHo usó el líquido preseminal que brotaba del glande del menor como lubricante para empezar a preparar su ano, el cual naturalmente era estrecho aunque no demasiado; pues TaeMin durante todos esos meses usó juguetes sexuales para auto complacerse. El platinado ya lo sabía, así que no hizo ningún comentario al respecto e incluso se alegró de que ese orificio ya estuviese un tanto dilatado, así que rápidamente introdujo un segundo dedo que le arrancó un gemido de placer a TaeMin. Los dedos índice y corazón de MinHo estaban dentro del pelirrojo, moviéndose de adentro hacia afuera e incluso abriéndose y cerrándose tal cual como lo haría una tijera con la única intención de preparar al pelirrojo para recibir algo mucho más grande y caliente.
—Mi-mierda... es de-demasiado.— susurró entre suspiros TaeMin, colocando ambas manos encima de su rostro sonrojado. MinHo estaba estimulando su culo y lamiendo su pene a la vez, sentía que en cualquier jodido momento explotaría de placer.
—Lo quieres ¿verdad?— la voz del platinado era ronca y sensual.—Admite que mis dedos no son suficientes y que lo que en verdad quieres es mi polla. Di que quieres que te rellene como pavo para navidad.— TaeMin hubiese reído con eso último de no ser porque MinHo introdujo un tercer dedo con fiereza, haciendo gemir al menor de dolor.
—S-sí, eso quiero.— admitió sin pudor arqueando su espalda hacia arriba, dándole a su pareja una mejor vista de sus nalgas.—Métemela ya, MinHo.
—¿Me estás ordenando?— preguntó frunciendo el ceño divertido y TaeMin asintió con un brillo especial en sus ojos que hizo sonreír a MinHo.—Haré que te duela y no seré nada gentil, pequeño altanero.
—Sabes que me encanta cuando me follas muy duro.— susurró relamiéndose los labios con lascivia.
El platinado no soportó más su propia excitación y retiró los tres dedos del ano dilatado de TaeMin. A continuación colocó la punta de su pene contra el palpitante orificio del chico, quien se mordió el labio inferior deseoso por sentir cómo sus paredes internas se abrían al recibir al grueso pene de MinHo y lo hacía sentir deliciosamente lleno. El gángster memorizó cada facción del semblante de satisfacción que hizo TaeMin al sentirse finalmente penetrado y también deseó que sólo él pudiera ver esa erótica expresión reflejada en el comúnmente dulce rostro del pelirrojo.
—Mi-Mierda... Amo tu polla, es lo más me gusta de ti.— admitió TaeMin enredando sus torneadas piernas blancas alrededor de la cintura de MinHo, atrayéndolo más (si es que eso era posible) a su lujurioso cuerpo.
—No sé si ofenderme por eso o tomarlo como un cumplido.— se mofó mientras daba la primera embestida.—Me siento jodidamente utilizado en estos momentos.
—Cállate y fóllame.— sentenció llevando sus pequeñas manos hasta la amplia espalda de MinHo para arañarla, marcando su piel con unas unas finas y largas líneas rojas paralelas.
MinHo gruñó embistiendo con fuerza al precioso cuerpo que tenía debajo suyo, haciendo soltar al pelirrojo alaridos de dolor y placer entremezclados. Las paredes internas del chico apretaban deliciosamente el falo del platinado y el pene rosado de TaeMin (que ya se había corrido gracias a la felación de MinHo) volvió a erguirse por la inmensa excitación que lo estaba volviendo loco.
—Me estás succionando, TaeTae.— le susurró al oído antes de morderle el lóbulo de la oreja.
—Bésame.— exigió girando su rostro para poder unir sus labios con los de su pareja.
Entre besos húmedos y rudas embestidas, TaeMin sentía que iba a colapsar. Desesperado, bajó una de sus manos hacia su entrepierna para masturbar su ya endurecido miembro. Era inevitable realizar movimientos pélvicos ascendentes con la única intención de que el platinado se enterrara un poco más en él. Podrían llamar a TaeMin guarro pero a él en serio le enloquecía oír ese erótico sonido pegajoso que se producía cada vez que los testículos hinchados de MinHo chocaban contra sus nalgas, una y otra vez por cada brutal embestida que le proporcionaba.
TaeMin deseó pedirle a su semental que estimulara su endurecido falo pero desechó la idea al ver que las fuertes manos de MinHo estaban muy ocupadas apretando sus pequeñas caderas de forma posesiva, obligándolo a que se ponga en la posición que a él más le convencía. El pelirrojo jamás lo aceptaría en voz alta pero adoraba sentirse dominado en la cama y podría jurar que después de esa sesión de sexo, tendría marcados los dedos de MinHo a cada lado de sus caderas pero el sólo hecho de imaginarlo le calentaba a unos extremos inexplicables. Joder, hasta ese momento no se dio cuenta de cuánto había extrañado follar con su MinHo.
Cuando el pene del ex mandamás tocó ese nido de nervios que tanto placer provocaba, TaeMin irguió su espalda y se masturbó más de prisa, desesperado por alcanzar rápidamente el orgasmo. MinHo sonrió ladino al percatarse que al fin había encontrado la próstata de su pareja y entonces embistió con todas sus fuerzas en ese preciso lugar, haciendo gritar a TaeMin de placer. Las embestidas no cesaban y MinHo maldijo en su mente porque al estar herido, no podía tener el sexo realmente salvaje que a él le encantaba pero bueno, por el momento se conformó con eso. Además sonrió orgulloso al ver a TaeMin temblar y chillar de placer debajo de su sudoroso cuerpo, pues eso significaba que aunque estuviese herido él seguía siendo un jodido semental. Sí, MinHo acostumbraba a tirarse flores a sí mismo.
—Mi-mierda... me vengo.— advirtió TaeMin entre gemidos a la vez que aceleró el movimiento de sube y baja que estaba ejerciendo su mano sobre su pene.
—Vamos, vente sólo para mí.— dijo MinHo con una voz tan ronca que hizo que los vellos de la nuca de TaeMin se erizaran.
El pelirrojo gritó el nombre del hombre que más ama y estrujó las suaves sábanas con su mano izquierda mientras que la derecha se ensuciaba con su propio semen caliente, el cual salpicó sobre el marcado abdomen de MinHo manchando así los vendajes del mismo. El segundo orgasmo de TaeMin fue incluso mejor que el primero y después de venirse lo sintió todo más nítido, pues se hallaba más sensible que nunca.
El ex mandamás puso sus ojos en blanco al sentir cómo las calientes paredes internas de TaeMin lo apretaron más que nunca antes, debido al espasmo que sufrió el menor producto del increíble orgasmo que tuvo. Un par de embestidas más y MinHo también se corrió, llenando el dulce interior de su niño con su esencia. Luego de esperar unos minutos para normalizar ambos sus irregulares respiraciones, el platinado sacó su pene del culo de TaeMin y sonrió orgulloso al ver cómo un espeso líquido blanquecino descendía por entre las nalgas del pelirrojo. Desde ahora en más así era como TaeMin debería estar cada maldita noche: desparramado en medio de la cama de ambos, abierto de piernas y con su semen llenándolo por completo. Era suyo y siempre lo sería, aunque se enojara mil veces con él por cagarla tan seguido... al final del día ambos iban a reconciliarse en esa jodida cama. Sí, así debía ser y eso era lo correcto.
—Te amo, MinHo idiota.— le susurró el pelirrojo mientras se acomodaba sobre el pecho vendado del platinado.—Pero si no me puedo levantar después de esto, te golpearé muy duro.
—Oh, disfrutaste cada maldito segundo así que aunque no puedas mover un dedo, igual lo repetiremos una y otra vez.— sentenció besando la coronilla de su adoración con dulzura.—También te amo, lo sabes.
Luego de hacer el amor, ambos se habían limpiado con paños húmedos y pañuelos desechables que MinHo había mandado a traer justamente para esas ocasiones. Los dos se vistieron únicamente con un par de bóxers y se acostaron nuevamente en esa cama desarreglada, abrazados y entrelazados como si fuesen unos malditos pulpos.
No obstante la pareja se sobresaltó cuando escuchó la puerta de la habitación siendo golpeada. Pero no era un golpeteo lento o respetuoso, no... era casi como si alguien estuviese dándole de patadas a la puerta. Ambos se miraron a los ojos y sin decir nada ya supieron quién era.
—¡Abran la puta puerta, conejos en celo!— gritó un enojado JongHyun del otro lado de aquella elegante puerta doble, sin dejar de golpearla en ningún momento.—¡Sé que están ahí, los gritos de TaeMin se pueden oír a un kilómetro de distancia!— las mejillas del mencionado se sonrojaron tanto que hicieron juego con el color de su cabello.
—¡Lárgate, Jjong!— exclamó un malhumorado MinHo mientras TaeMin se hacía chiquito debajo de las sábanas, preso de una enorme vergüenza.
—¡Aprovechan cualquier jodida oportunidad para poder follar!— les acusó.—Porque claro, nosotros mientras tanto nos encargaremos de sus responsabilidades ¿no?
—¡Para eso les pago, idiotas!— MinHo chasqueó la lengua al oír una patada más fuerte que las anteriores impactar contra su puerta.
—¡Karin casi mata al crío!— TaeMin salió de entre las sábanas espantado al oír eso.—¡Agradezcan que Key lo encontró justo a tiempo y ahora lo está cuidando en su habitación!— entonces el pelirrojo suspiró aliviado, pues sabía que podía confiar en las habilidades maternales de la diva.—Abre la puta puerta que tengo algo de qué hablar contigo.
—Joder.— se quejó el ex mandamás, rascándose la nuca exasperado.
—Anda, ve.— lo empujó TaeMin mientras tapaba con las sábanas su propia desnudez.
—Carajo, está bien.— se resignó levantándose de su cama solamente vistiendo un bóxer negro. Realmente los hubiera mandado a tomar por culo si el mocoso hubiese estado ahí pero le tranquilizaba saber que se hallaba en la horrible habitación rosa con Key.
No obstante, cuando MinHo abrió malhumorado la puerta de su habitación lo primero que vio fue un par de enormes ojos marrones mirándolo con curiosidad. Sí, le habían mentido y tanto Jjong, como Karin e incluso Key se hallaban ahí... sólo que éste último sostenía entre sus brazos a un regordete bebé que ni bien MinHo abrió la puerta, clavó sus ojos sobre él.
—Ay no...
—Ay sí.— asintió JongHyun con una sonrisa burlona adornando su rostro.
—Te tocó el ocho, hermano.— siguió mofándose la andrógina mujer.
—Te presento a tu hijo, MinHo.— sentenció KiBum con una cálida sonrisa adornando su rostro. El bebé balbuceó algo inentendible y le mostró las encías al ex mandamás, en un intento de sonrisa.
—¿Mi qué?
Sin embargo MinHo retrocedió cuando Key empezó a acercarse para tenderle a ese bebé que era tan jodidamente parecido a TaeMin que le causó una sensación de vértigo al platinado. Hubiera deseado tanto que el mocoso sea muy distinto al pelirrojo pero como el universo conspira en contra de él, Lee BaeHyo nació siendo una versión en miniatura de Lee TaeMin. El bebé siguió balbuceando mientras extendía una de sus manitas hacia el intimidante gángster, como si tratara de alcanzarlo. MinHo no supo qué tanto retrocedió pero sólo cayó en cuenta de eso cuando tropezó contra una de las tantas pesas que tenía regadas por el suelo de su amplia habitación.
Al caer de bruces al piso, el platinado se dio cuenta de la estupidez que había estado haciendo al retroceder como un cobarde ¿desde cuándo él le había cogido miedo a los bebés? No, no era miedo a los bebés... él temía que ese chiquillo sí se pareciera a TaeMin y efectivamente había ocurrido eso. Ahora bien ¿por qué le tenía miedo a algo tan banal como un parecido entre hermanos?
Porque si se pare a TaeMin, es más fácil que MinHo le coja cariño.
Y si le coja cariño, el mocoso se podría convertir en otro punto débil. Y MinHo ya tenía más que suficiente con TaeMin.
Pero cuando desde el piso el platinado vio al BaeHyo sonreírle con inocencia y curiosidad... MinHo supo que estaba perdido.
¿Por qué todos los Lee de una u otra forma lograban cautivar el corazón de Choi MinHo?
...Continuará...
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