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Capítulo 4


 La memoria puede ser tanto una salvación como una condena, y Bucky lo sabía.

 Durante mucho tiempo, la incertidumbre de no saber quién era o quién había sido, le había atormentado. Después de su accidentado reencuentro con Steve, intentó reunir las piezas del rompecabezas, y los recuerdos comenzaron a llegar a él de forma caótica y desordenada, pero lo que estaba más presente y vívido eran los crímenes del soldado de invierno, de los que tomaba por fin plena y dolorosa conciencia.

Pero tras hablar de nuevo con Steve y recibir la ayuda de Shuri, había una mayor claridad en su mente. Y había recuerdos que lo anclaban a la superficie y le hacían recordar quién era James "Bucky" Barnes, aquel chico de Brooklyn que se pasaba la vida tratando en vano de impedir que el cabezota de su mejor amigo se buscase problemas. Antes de los traumas de la guerra, antes de que su vida cambiase para siempre y se convirtiese en una nube borrosa e inestable. Mucho antes de volver a hallar algo parecido a un hogar en el pueblo costero donde vivían Sarah Wilson y sus hijos.

Bucky también había tenido una hermana, Becca, aunque tristemente ya no podía recordar su rostro. Pero si recordaba detalles de ella, juegos que habían compartido. Recordaba los escenarios de su infancia y su juventud, las películas que estrenaban en el cine, a Steve cuando era menudo y físicamente débil...Recordaba Brooklyn tal y como nunca volvería a ser, así como se recordaba a sí mismo.

Y a Sam parecía gustarle escuchar cuando él hacía memoria de todas aquellas cosas en voz alta. Puede parecer simple, pero a veces son las cosas más simples las que con más facilidad nos llegan al corazón. Y sentir que alguien le escuchaba y se interesaba genuinamente por sus historias de viejos era algo que, para él, no tenía precio. Sam hablaba a su vez, y era precioso apreciar lo distintas y, al mismo tiempo, similares que habían sido sus etapas de infancia.

Por supuesto, el barco permanecía. Tampoco era exactamente como había sido durante la niñez de Sam, pero aún albergaba esos recuerdos, a los que ahora se unían otros más recientes, como Bucky y el resto de vecinos de la localidad ayudando a los Wilson a restaurarlo.

Tras volver de Washington, estaban de nuevo allí, en cubierta, con sendos vasos de cerveza, simplemente descansando. Bucky se turbaba cuando se miraban a los ojos por más de tres segundos, porque no conseguía olvidar su extraño sueño. Se preguntaba si Sam de veras estaría dispuesto a hacer algo así con él, o incluso a ir más allá. Más allá de tocarle o besarle, algo todavía más íntimo. Quería estar dentro de Sam, mirándolo a los ojos, o que Sam estuviese dentro de él. Sí, quería hacerlo...

Una vez más, maldijo interiormente a Zemo. De no ser por él, quizá no habría llegado a darse cuenta de qué era exactamente lo que deseaba. De que deseaba tener a Sam lo más cerca que pudiera...Tenerlo y tomarlo...y amarlo de todas las maneras en que fuese posible. Como en el estúpido fanfic, pero mejor, porque sería real.

Aunque...seguramente no iba a ser real...Eso era lo peor, que ahora su cabeza estaba llena de ideas que la imaginación febril de Zemo y sus propios anhelos habían implantado allí. Y es decepcionante visualizar cosas tan hermosas que están destinadas a quedarse en forma de deseo o pensamiento, sin ser nunca concretadas en la realidad. No quería fantasear o soñar con ello nunca más. Se sentía bien, pero era amargo despertar y darse de golpe con el hecho de que nada era cierto.

No, su amistad con Sam era lo más valioso que había tenido en mucho tiempo, quizá en su vida. Le gustaba ser amigo de Sam, y no estaba dispuesto a arriesgarlo por una ínfima posibilidad, sobre todo teniendo el cuenta lo complicado que era el amor para los héroes, teñido de tragedias y polémicas desde el principio de los tiempos. Ni siquiera sabía si a Sam le gustaban los hombres pero, de ser así, era algo que no debía o podía saberse. La sociedad conservadora de Estados Unidos habría sido aún más despiadada con él de lo que ya lo era a causa de su raza.

Bucky no quería romper aquel vínculo, y no quería perjudicar a su amigo, así que evitaría que sus recién descubiertos sentimientos se convirtiesen en amor, y los ocultaría hasta que desaparecieran gradualmente... Pero Sam estaba siempre a su lado y, por mucho que tratase de auto engañarse, él sabía que sería prácticamente imposible no amarlo cada vez más. Podía luchar contra Thanos, contra Hydra, contra Tony Stark...pero aquello no podía combatirlo, vencerlo ni matarlo, porque no lo había elegido y, no obstante, era parte de él. 

-¿En qué estás pensando?-preguntó Sam, con una sonrisa-Siempre te quedas mirando a la gente, es un poco siniestro...

-Yo solo...Creo que...-Bucky sonrió a su vez, aunque con un deje de melancolía-...Es que...me parece tan fácil...No creí que fuera a volver a sentirme así nunca más...¿sabes? Pensé que siempre iba a tener que estar huyendo o luchando y que cuando pudiese quedarme a solas, ni siquiera entonces podría descansar porque mi mente no me dejaba en paz. Pero...esta calma...Creo que no cambiaría esto por nada, ni siquiera por volver al puerto de Brooklyn cuando tenía veinte años...O quizá sí, quizá me gustaría regresar allí contigo...

-Eso dicen, que después de la tormenta siempre llega la calma. Espero que dure. Te lo mereces, aunque insistas en no creerlo. Mereces descansar, empezar de nuevo, tener tu propia vida. Ni siquiera tuviste tiempo de eso. Te robaron la vida...Siento haberte juzgado mal al principio...

-Supongo que los dos hemos pasado por cosas distintas. Yo nunca podré entender por completo lo que significa para ti tener el escudo, o por lo que pasó Isaiah, y tú nunca verás las cosas por las que he pasado de la manera en que las veo yo. Pero no es necesario. Cada persona tiene sus demonios, sus batallas. No hace falta pasar por todo el dolor del mundo para apoyar y comprender a otra persona. Tú me has ayudado más de lo que piensas. Me has dado una estabilidad que había olvidado; ya no siento que el suelo se vaya a abrir bajo mis pies, y ahora sé que Steve no estaba equivocado, ni sobre ti ni sobre mí. 

-Gracias por creer en mí-dijo Sam, serio-el traje...significa muchas cosas para mí, pero también me dio prueba de eso, de que confiabas en mí y estarías a mi lado. Y me queda bastante bien, ¿no...? Joder, Bucky...¿me tomaste las medidas mientras dormía? ¿Era por eso que me mirabas tanto...?

Bucky le dio un codazo a su amigo y se echó a reír, aunque ocultando el rostro, avergonzado.

-Claro que no, idiota...Supongo que solo soy...bastante perceptivo...Y la tecnología wakandiana también tuvo algo que ver en ello...

-Pero me hace buen culo, ¿no crees?

-Sam Wilson...estábamos teniendo una buena charla emotiva...¿en qué momento has logrado convertirla en un monologo sobre tu culo?-dijo Buck, eludiendo contestar a la pregunta. 

Porque la verdad era que sí. Sam tenía un buen culo, y lo ajustado del traje no hacía más que realzarlo...

Pero él se había prohibido a sí mismo tener aquella clase de pensamientos, estaba intentando bloquearlos de su mente, y rogaba por dejar de tener sueños como el que le había desvelado la noche anterior. Eran ciertamente más disfrutables que sus pesadillas, pero no estaba habituado a tenerlos; no sabía como lidiar con ellos. 

 No dejaban de rondar por su mente, pese a que había llegado a la conclusión de que lo más sensato era olvidarlo. Y le habría venido bien hablarle de ello a alguien, pero no pensaba dejar que su psicóloga anotara aquello, con todo detalle, en su dichoso cuaderno. Tampoco podía decírselo a Zemo, pese a que lo culpaba interiormente...La única pensaba en la que confiaba plenamente era en Sam, pero habría sido paradójico confiarle la verdad sobre su sueño erótico. 

Afortunada o desafortunadamente para él, fue el mismo Sam quién sacó el tema, cuando, sin venir a cuento, le preguntó si había tenido alguna pesadilla aquella noche.

-Parecías nervioso esta mañana, y normalmente me lo dices cuando tienes algún mal sueño, o prefieres que me quede a dormir contigo...

-Bueno...-dijo Bucky, buscando rápidamente una excusa-No hace falta que siempre...No es bueno que dependa de ti cada vez que me encuentro mal, Sam...

-No lo haces, Buck. Puedes con ello tú solo, pero si te reconforta que esté a tu lado, no hay razón para que me mantenga al margen. Solo quiero ayudarte...Y no es ninguna carga para mí el hacerlo, te lo he repetido mil veces...

-Era...-Bucky suspiró-...otra clase de sueño. Algo a lo que no estoy acostumbrado...Estaba sorprendido y avergonzado pero...estaba bien...Y precisamente porque no quería incomodarte, por eso no quería que te quedaras conmigo. Y en serio, te aseguro que tú tampoco habrías querido quedarte si hubieras sabido lo que...

Sam se quedó mirándole durante unos segundos, sucesivamente perplejo y serio, hasta que estalló en carcajadas y le dio un par de palmadas fuertes en los hombros.

-No me digas que tuviste un sueño...caliente...No tiene nada de raro. Está bien, sobre todo teniendo en cuenta lo que dijiste hace unas semanas. Es una buena señal sentir deseo...Podías haberme dicho que no querías que me metiera en tu cama porque la tenías dura, y ya está...Es lo más normal del mundo, Buck...Estaba preocupado por ti...

-No tienes que preocuparte por mí, Sam.Soy perfectamente capaz de cuidarme solo. No necesito que duermas siempre conmigo. De hecho, creo que debería pasar más tiempo solo en mi apartamento de Nueva York...Sarah debe pensar que soy un maldito parásito...

Las únicas intenciones de Bucky al tratar de poner cierta distancia entre los dos eran dejar que sus sentimientos por Sam, o lo que quiera que aquello fuera, se disiparan con rapidez. Pero nada era tan fácil, no cuando aquellos mismos sentimientos habían surgido gradualmente, con el tiempo, Habían estado allí mucho antes de lo que Bucky pensaba, aún si solo habían aflorado después de leer el fanfic de Zemo. Y Sam tampoco se lo iba a poner fácil...

-Bucky...¿qué parte no has entendido de que estás aquí porque nos gusta tenerte aquí...? Conozco a mi hermana; habría encontrado la manera de echarte, o de impedir que yo te invitara, si de verdad le resultaras molesto como dices. Pero no es así. A lo mejor no lo entiendes, pero disfruto estando contigo. Me gustas, me gusta hablar contigo, estar contigo, beber contigo, escucharte. Todo eso lo hago porque me gusta...¿entiendes...? Así que confía en mí, de verdad...Una vez me dijiste que casi te sentías seguro conmigo. Casi...Y yo quiero borrar ese "casi", porque necesito que dejes de lado esa inseguridad, incluso si es solo respecto a mi. Déjame ser tu lugar seguro, por completo. Cuéntame todo lo que te preocupe, deja de lado los miedos y las vergüenzas, porque yo no voy a juzgarte. Deja que intente entenderte, confía en mí, por favor...

Sam le tendió la mano, y Bucky la tomó por un momento. Le rozó los dedos apenas, vacilante.

-Todo...No...No puedo-bajó la mirada y apartó la mano.

El barco seguía amarrado en el puerto, así que no tuvo que bajar a los camarotes interiores cuando decidió alejarse, huir despacio. Sam no le siguió. Quizá no era el momento, quizá nunca lo sería. Bucky no podía mostrarle toda su vulnerabilidad, toda la desnudez de su alma, incluso si él se lo pedía con aquella delicadeza, él todavía no estaba preparado para convertirle en su hogar. Si lo hacía, se arriesgaría a que Sam perdiera esa bondad solícita, a que pusiera entre los dos una distancia forzosa, incapaz de corresponder a unos sentimientos que Bucky nunca deseó, pero que eran reales y estaban allí, pesándole en el corazón...

"Me gustas" había dicho Sam...pero a la hora de la verdad, Bucky sabía que esa forma de gustarle no sería suficiente. No quería soportar un rechazo, no quería enfrentarse con la voz interior que, a pesar de todo, le decía que seguía siendo un monstruo indigno que nunca merecería ser amado. 

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