El chillido de emoción de Mirai penetró mis oídos.

- ¡Tienes una cita! -chilló con una sonrisa sincera.

Yo me sonrojé al instante.

- Ya te dije que no es una cita. -corregí. - Él ya fue muy claro conmigo. Dijo que solo quería algo amistoso.

- Solo te bromeo, no te lo tomes tan a pecho.

- No lo entiendes, ¿Ahora qué hago?, estoy nervioso. Una cosa es estar en un mismo lugar como Yasmín, pero ahora tendré que hacerlo en la calle.

- Solo actúa como lo has hecho hasta ahora, siendo Yasmín obviamente. No seas tan pesimista, solo es una pequeña salida. Si estás nervioso todo terminará mal. Tranquilo. Lo importante ahora es buscar la ropa adecuada para que lleves mañana.

- No me siento muy seguro con esto, Mirai. -dije algo nervioso.

- No es tan difícil. Ya has tenido citas antes, solo que ahora vas a tener que actuar como una chica.

- Las citas con Bakura no cuentan, Mirai. Bakura es un bastardo. Atem es más amable y educado. El comportamiento de ambos es diferente, por lo que temó meter la pata y que se enteré de la verdad.

- No te alarmes, Yami. Tranquilo. Yo te voy a ayudar y te voy a aconsejar. Conozco a Atem mucho más tiempo que tú, así que... creo que no habrá problemas. -sonrió para calmarme palmeando mi espalda-. Bueno... excepto lo del engaño, eso si... tu me entiendes.

Seguía inseguro, pero sus argumentos me parecieron lo suficientemente sólidos como para hacerle caso. Además, tiene razón de cierto modo, solo debería seguir siendo yo mismo como las otras veces en las que le he aconsejado y hablado con él, solo que tendré que fingir ser Yasmín, y tener cuidado de que no me descubra. Después de todo solo seria ir a almorzar y luego todo seguiría siendo normal.

- ¿De acuerdo? -me preguntó.

- Esta bien. -sucumbí y ella amplió su sonrisa, contagiándomela a mí. 

- Entonces vamos, tenemos que buscarte ropa para que vayas "linda". -bromeo sacudiendo un poco las cejas, y yo reí ante ese gesto.

Ambos salimos a ver las tiendas. Tuve que salir vestido de mujer con la ropa prestada de Mirai. Digo... va a ser muy extraño que un hombre vaya a probarse ropa de mujer.

Fuimos tienda tras tienda, donde me probé prenda por prenda. Yo no sabía nada de elegir ropa. Mi familia no tenía tanto dinero como para comprarme seguido, con mis pocos esfuerzos apenas podía conseguir cierta cantidad parar comprarme un abrigo. Un truco que decidí usar para que no se viera que tengo la misma camiseta de siempre. Sonará exagerado, pero así son las cosas.

Mirai me hizo probarme vestidos, pantalones, blusas, etc.

Me quede viendo sin querer toda esa ropa, incluidas las de la sección para mujeres más adultas, y me entró la nostalgia. Ha pasado mucho tiempo desde que vi a mi madre por última vez. La extraño, y con tan solo ver toda está ropa recuerdo las desgastadas prendas que no le hacían justicia a su belleza.

En eso veo un hermoso vestido blanco con estampado de cebra. A mi madre siempre le han gustado este tipo de prendas. No traje mucho efectivo, pero me decidí a comprárselo. Esta sería la primera prenda de las tantas que le compraré.

Me preguntó como estará ella..., ¿Estará bien?, ¿Mi padre le habrá hecho algo malo?

Me cansé muy rápido con solo pensarlo, y quería ir a descansar, pero al final pude elegir unas pocas prendas que me parecieron muy lindas. Me llevé una falda larga color blanco; unos shorts pequeños del mismo color, para usarlos por debajo de la falda; unas sandalias crema sin tacón que se aferran a los tobillos y una blusa rosa con volantes. Según Mirai, me quedaba muy bien. Yo solo espero que así sea. 

Con todas las compras en mano lo primero que decidí hacer, al llegar a casa, fue  ver una forma para ponerme en contacto con mi mamá. No quiero que mi padre o hermana se enteren de que le estaré comprando cosas si planeó hacer esto.

La pregunta es..., ¿Cómo?