Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

𝑐. chapter three.

Capítulo tres.
❛ Tensión ❜

NOTES: No olviden votar :)

Las horas pasaron, acompañadas de incertidumbre y quejas, estas últimas por parte de Jason, quien había caminado de un lado a otro en la habitación, agitando las manos mientras reprochaba lo injusto que era Dick. Se encontraba furioso, sobre todo, luego de las burlas que había recibido de Hank.

Natalie, por otro lado, buscaba toda la información posible sobre el Doctor Light en su teléfono, conectándolo con las Empresas Wayne. Necesitaba tener el mismo conocimiento que su hermano, por si en algún momento él decidía concederles la oportunidad de pelear junto a los Titanes, estaría preparada y tendría un idea a qué se enfrentaba.

La interrupción de su investigación sucedió en la sala, mientras esperaba a que los viejos Titanes regresaran con noticias. No obstante, lo único que escuchó fue una discusión entre Hank y Dick. Las cosas empeoraron cuando vio a Jason, Gar y Rachel aparecer para enfrentar al líder.

—¿Dónde está el Doctor Light? —Inquirió el pelinegro con sarcasmo. Natalie se levantó de inmediato cuando notó las intenciones del chico.

—Jason. —Lo llamó ella, quedándose a su lado. El recién nombrado mantuvo su mirada en Dick.

—¿No era un ataque sigiloso a un tipo que lanza linternas? —continuó. Dick se giró y suspiró al ver a los adolescentes allí, seguramente todos con la misma intención de conseguir respuestas. A diferencia de que Jason parecía no tener paciencia para aplicar métodos suaves o interrogatorios amistosos. —Media ciudad está en llamas, y ni rastro del Doctor Light.

—Ahora no, Jason —le advirtió el castaño. Su tono de voz cansado.

—No acato más órdenes tuyas, amigo —lo enfrentó, dando un paso al frente. —Hago lo quiero, cuando quiero.

Natalie tragó saliva al ver la reacción del pelinegro. A veces olvidaba por completo que Jason no era el mismo chico que mostraba ser cuando estaba con ella. Llegaba a ser demasiado impulsivo y agresivo con las personas de su alrededor, le gustaba provocar, justo como lo estaba haciendo en ese momento.

Fue un golpe duro para el orgullo del ojiazul cuando Dick no hizo más que sonreír con burla he intentar pasar a su lado, ignorando lo que él veía como un berrinche.

Jason detuvo su huida, golpeando su mano contra el pecho del mayor.

—Oigan... —quiso intervenir Natalie, nerviosa por la conducta de ambos hombres. Sus manos temblaban levemente.

—Quítate de mi camino —demandó Dick, su tono frío y autoritario. Por un segundo, Natalie observó la misma expresión seria que mantenía Bruce.

—Creo que te equivocas —lo encaró Jason, sin alejarse del viejo Robin. —Tú estás en mi camino. —Un silencio cargado de tensión provocó que los chicos se mantuvieran al margen de aquella situación. Entonces Jason continuó. —Tal vez deberías pensar en jubilarte.

Ante la falta de respuesta del mayor, Jason apretó su puño y se giró para ver a los tres adolescentes que observaban todo con cautela. Natalie, quien notó la intención de Jason, negó con la cabeza, rogándole con la mirada que no hiciera lo que estaba pensando hacer. Pero el enojo de Jason nubló su juicio. Y, cuando regresó la mirada a Dick, este le advirtió que no lo hiciera. No obstante, acostumbrado a desobedecer órdenes, Jason quiso impactar su puño contra el rostro de Dick, pero éste fue más rápido y lo tomó por la nuca para tirarlo al suelo. Acostumbrado a reaccionar de aquella manera ante cualquier situación que considerara peligrosa.

—Mierda —se lamentó al segundo. Quiso ayudarlo a levantarse, pero Jason golpeó su mano extendida y se levantó por su cuenta, dándole un empujón antes de salir de allí.

Natalie bajó la mirada y soltó un suspiro, esta vez dándose cuenta que no sería buena idea ir corriendo detrás de Jason. Al verla angustiada, Gar le dio un apretón en el hombro, ganándose su atención. Ambos se dieron una pequeña sonrisa antes de que el peliverde siguiera a Rachel de vuelta a las habitaciones.

Natalie siguió a Dick hacia la sala de entrenamiento. El castaño se percató de la presencia de su hermana.

—Si hubiera querido público, lo hubiera pedido —rezongó, quitándose la chaqueta.

—No vine a mirar —se defendió, encogiéndose de hombros. —No he entrenado hace un tiempo. Puedes entrenar conmigo o irte a la mierda, me da igual.

La respuesta de Natalie le sacó una risa seca a Dick. Éste negó con la cabeza y tomó un bastón de madera para entregárselo. La pelinegra pensó que se iría, que saldría corriendo como lo hacía siempre, sin embargo, Dick tomó un segundo bastón de madera. Aquello provocó una pequeña sonrisa en su rostro que intentó esconder bajando la cabeza. El nerviosismo la consumió. Más nada podía hacer ahora.

Ladeó la cabeza y apretó los labios al ver que Dick se aproximada a ella con los protectores de muñeca. Ella negó con la cabeza.

—No. Sin vendas ni protectores. No te preocupes, hermano, no voy a hacerte daño —bromeó. Dick soltó una risa nasal.

—Ya quisieras —dijo entre risas.

«Sí que quiero» pensó Natalie, con una sonrisa en el rostro.

—¿Golpes mortales? —sugirió ella, acomodando el bastón, fingiendo desinterés. Dick negó con la cabeza.

—Solo defensa.

El primer golpe fue dado por Natalie. Dick se apresuró a bloquearla con su bastón. Ambos se envolvieron en una disputa justa. Los hermanos Grayson se movían por la sala de entrenamiento con agilidad, acto digno de admirar. Era la primera vez que entrenaban juntos luego de un largo tiempo. Natalie esquivaba los golpes que lanzaba Dick de la misma forma en que él defendía los suyos, ambos usando un estilo de combate similar, causando que sus golpes fueran casi el espejismo del otro.

En algún momento, Natalie golpeó con demasiada fuerza el bastón de Dick y lo partió a la mitad. Éste alzó las cejas sorprendido, más la chica no hizo otra cosa que romper el suyo propio contra su rodilla para quedar iguales con su hermano.

Dick la acorraló hasta una mesa de espadas, pensando que la chica se daría por vencida y dejaría aquella primera ronda en sus manos, pero para su sorpresa, Natalie logró moverse antes de que su espalda baja chocara contra la mesa. Entonces, ante el pequeño momento de distracción que tuvo, la chica quedó detrás de él y golpeó sus piernas para hacerlo caer de rodillas. Táctica que antes había sido su debilidad.

Se detuvieron cuando Dick tiró al suelo ambas mitades del bastón.

—Fue suficiente por esta noche —desistió, con la respiración agitada. Acababa de darse cuenta lo buena que era su hermana, lo bien que había logrado ajustar sus entrenamientos con Alfred a la forma en que combatía Batman, como luchaba él.

Natalie humedeció sus labios y asintió, con una sonrisa victoriosa. A pesar de haberlo vencido en aquella práctica, sabía que Dick no estaba al cien por ciento en aquella sala de entrenamiento.

Un extraño sentimiento de felicidad se instaló en su pecho. Era la primera vez que compartía un momento con Dick sin discutir sobre su mala relación. No era exactamente lo que ella esperaba, pero se sentía bien. Correcto. Después de todo, ambos se criaron de aquella forma, entrenamiento tras entrenamiento. Por supuesto, la infancia de Natalie no se había marcado por la muerte de sus padres, tampoco se había detenido su vida en ese momento, porque Alfred estuvo allí. Alfred fue quien hizo las tareas de la escuela con ella, quien le hizo entender que la esperanza era la último que se perdía.

Pero Dick, de alguna u otra forma, terminaba siendo la persona que ella quería impresionar.

—Lamento lo de Jason —dijo Dick de pronto, recogiendo los bastones.

—No es a mí a quién debes pedirle disculpas —murmuró ella, jugando con sus manos.

Dick apretó los labios. Entonces ella volvió a hablar.

—Iré a ducharme —anunció con intenciones de retirarse. Dick simplemente asintió, dejándola libre del incómodo silencio que se había formado.

Natalie se dirigió a la salida. Y antes de que pudieran desaparecer por completo del campo de visión de Dick, él la llamó:

—¿Natalie?

—¿Huh?

—Alfred hizo un buen trabajo —halagó. No obstante, para decir lo siguiente se tardó un par de segundos. —Debe estar muy orgulloso de ti.

Natalie alzó las cejas, su corazón se aceleró de manera inhumana y no supo que decir. Una sola pregunta se atascó en su garganta. Quiso preguntarle: "¿Estás orgulloso tú de mí?" Pero en cambio, le regaló una sonrisa y se dio la media vuelta. Sin saber que si aquella pregunta hubiera salido de su boca, en aquella sala de entrenamiento, Dick Grayson le hubiera dicho lo orgulloso que se encontraba de ella. Pero ambos prefirieron guardar silencio.

Tal cual parecía, huir de las situaciones fuera de su control era una cosa de los Grayson.

...

Ladeó la cabeza y una expresión de confusión se plasmó en su rostro. En la otra silla, Gar se encontraba frustrado, intentando encontrar marcas de calor, para así poder dar con el paradero del Doctor Light.

Natalie hizo que la silla girara mientras recorría la Sala de monitores con la mirada, aburrida.

—Entonces... ¿no tengo que preocuparme de que en algún momento te pongas verde y comiences a destruir todo el lugar, verdad? Quiero decir, eso sería genial, pero no estando yo dentro.

Gar sonrió y negó con la cabeza.

—Tranquila, ese no es mi estilo. Yo me convierto en un tigre, no en Hulk —aclaró él, empujando con suavidad la silla de la chica para que se moviera unos metros lejos de él. Ella alzó las manos con inocencia.

—Solo me aseguro. No entiendo mucho todavía de cómo lo haces, pero es grandioso —terminó por confesar, regalándole una sonrisa suave.

Debido a que no pudo dormir y estuvo varios minutos dando vueltas en su cama, no tuvo otra opción que levantarse para recorrer la Torre en busca del sueño. Grande fue su sorpresa al encontrar al muchacho en la sala de monitores, tecleando como loco para poder encontrar algún indicio del paradero del Doctor Light, poco y nada había encontrado hasta el momento. Entablaron una agradable conversación que fue protagonizada por risas e intercambio de información personal mutua. Gar le explicó un poco de cómo funcionaba su manera de transformarse en tigre, y ella le contó algunas cosas sobre la Mansión Wayne, también le dijo uno que otro secreto de Batman, ya que el muchacho parecía admirarlo mucho. Por supuesto, solo pequeños detalles que no llegaban a exponerlo por completo.

Era un chico dulce, una buena compañía si buscabas la paz.

Natalie regresó su silla al lado del peliverde. Y de reojo notó movimiento. Segundos después, Jason hizo acto de presencia.

—Hola —saludó Gar inmediatamente. Apartándose de los monitores para ponerle atención al chico.

—Hola —contestó Jason, con una sonrisa suave.

—¿Estás bien? —Inquirió Natalie.

Él asintió e hizo una mueca para restarle importancia. Sus ojos destellando el brillo habitual que adquirían cada vez que la miraba. Se regaló un par de segundos para admirar a la chica que se encontraba a unos metros de él, con el cabello negro atado a una cola de caballo improvisada, con dos mechones cubriendo parte de su rostro. Su sonrisa creció al notar que llevaba una de sus tantas sudaderas. En aquel momento solo quiso estampar sus labios contra los de ella y olvidarse de todo lo que lo mantenía despierto en esos momentos.

—Tranquila, muñeca. No es el primer golpe que recibo —la tranquilizó. Aún así, ella no estuvo del todo conforme. Su orgullo había sido tocado frente a todos, y conociéndolo, seguro intentaría algo para recuperar su dignidad perdida.

—Mira... Dick solo reaccionó. No quiso decir nada de lo que dijo —defendió Gar, en un intento por apaciguar la tensión que había entre ambos chicos. Para él, que todos se llevaran bien era importante.

Natalie aprobó sus palabras dejando una pequeña palmada sobre su hombro.

—Sí. Sé lo que soy —mencionó Jason—. Soy el indeseado favorito de Bruce. Probablemente por mí reabrieron esto. Esta pocilga de marginados.

Natalie frunció el ceño.

—No soy una marginada.

—No soy un marginado —dijo Gar al mismo tiempo.

Jason se mordió la lengua para no dejarse llevar por los celos e insultar al pobre chico. Últimamente no entendía qué ocurría entre Gar y su chica.

—Lo siento. No me refería a ustedes.

Natalie se levantó de la silla para acercarse a él y ponerse a su lado, dejando una suave caricia en su hombro cubierto por aquella sudadera negra. Los latidos del corazón de Jason se elevaron tras recibir aquel toque. Apartando cualquier inseguridad que comenzaba a formarse en cuanto a Gar.

—Tú tampoco eres un marginado, Jay.

—Sí, tiene razón. Somos... Somos Titanes —la apoyó el peliverde.

Jason bajó la cabeza y sonrió. Luego su mirada se desvió hacia las pantallas.

—¿Qué hacían? —cambió el tema. Gar regresó su atención a los monitores. Y el pelinegro dejó un beso en la mejilla de la menor antes de apartarse para ponerse frente a las pantallas. Realizando un análisis rápido.

—Buscamos marcas de calor —explicó Gar. —El Doctor Light absorbió mucha energía. Debe estar ardiente.

—¿Qué es eso? —preguntó el pelinegro, apuntando un sector en la pantalla.

—Salidas de emergencia de la estación Bayline. Subterránea. Imposible de leer —explicó Natalie, regresando a la silla. Con sus pies hizo un impulso para que esta girara.

Jason pareció pensar algo durante unos segundos.

—Los túneles ferroviarios deben tener sensores térmicos por los incendios —informó. Una sonrisa se formó en su rostro al ver cómo la chica Grayson jugaba con esa silla giratoria.

—Buena idea... Voy a colarme en el sistema de Bayline y... —Gar se detuvo al notar la cantidad de calor que había en ese lugar. —Demonios. Eres sensacional, Jason. Creo que es él.

El peliverde se levantó rápidamente, dispuesto ha ir a informar el posible paradero del Doctor Light. Natalie giró su silla para seguirlo con la mirada, y observó como Jason se apresuraba a detenerlo. Aquella acción apresurada hizo que entrecerrara los ojos y analizara el comportamiento del ojiazul.

Sus sospechas poco a poco cobraban sentido.

—¿A dónde vas?

—A decirle a Dick —le contestó Gar con obviedad.

—Tengo una mejor idea —propuso Jason. Natalie ladeó la cabeza. —¿Por qué no vamos a ver para asegurarnos? Si nos equivocamos, quedamos como idiotas.

Ahí estaba, la intención oculta bajo esa bonita sonrisa con la que había llegado.

—Sí... no —negó el chico. Se giró sobre sus talones y tuvo intenciones de salir de aquella sala, pero quien ocupaba el manto de Robin, volvió a hablar.

—Gar, necesito esto —insistió Jason. —Arreglar las cosas con Dick. Mostrarle lo que puedo hacer. Lo que podemos hacer —añadió.

—Él ya sabe lo que puedes hacer, Jason. Eres el compañero de Batman. —acotó el peliverde. Aquello no fue suficiente para encadenar nuevamente esa idea que se había librado en su cabeza. Ya tenía como propósito demostrar que podía atrapar al Doctor Light solo.

—Lo era —corrigió. —No actuamos por nuestra cuenta. Hacemos una verificación visual y llamamos a Dick. ¡Dame una mano, Gar! Necesito quedar bien.

El peliverde bajó la mirada un segundo, pensando su respuesta. Natalie supo que aquel pequeño discurso lo había convencido.

—Una mirada, y llamamos a Dick.

Jason sonrió victorioso.

—Lo prometo.

—Esperen un momento —intervino Natalie. Ambos chicos se detuvieron en la salida y se giraron a verla. —Iré con ustedes.

—Lo siento, muñeca. No es una cosa de Robin y Robin Girl —se opuso Jason, encogiéndose de hombros.

—A mi no me importa que venga —la apoyó Gar. Jason le dio una mirada de advertencia, a lo que el chico apretó los labios y dio un paso atrás. —Los espero afuera.

Natalie conocía suficientemente a Jason como para reconocer esa necesidad de adrenalina que sentía el chico en ese momento. Sabía que no sería una mirada rápida y ya. Si el Doctor Light se encontraba en esos túneles, él no llamaría a Dick ni a nadie, lo enfrentaría solo, sin escuchar protesta alguna. También sabía que no podría impedir que fuera, por lo que, la única opción que tenía para conseguir un intento de cuidarlo de sus propias locuras, era acompañarlo en ellas.

No obstante, Jason no parecía tener en sus planes llevarla junto a él.

—Te conozco. Vas a meter a Gar en problemas —lo acusó ella. Jason fingió no entender nada de lo que decía. Entonces la pelinegra se cruzó de brazos y cayó a las manos del chantaje. —Si no voy, me veré en la obligación de contárselo a Dick.

Jason rodó los ojos.

—Vamos, muñeca, no es nada. Volveremos enseguida —quiso hacerla cambiar de idea.

Natalie bajó los brazos.

—Escucha, no voy a decirte que no vayas porque eso solo hará que tu deseo por ir aumenté. Pero iré contigo, Jason.

El mayor rascó su mandíbula, frustrado. No quería que fuera con él, ponerla en peligro era lo que menos deseaba. Y se sentía estúpido por intentar protegerla, debido a que entre ellos dos, en ese momento, quien tenía más años de experiencia era ella. Pero no podía evitarlo.

No tuvo tiempo de meditarlo mucho cuando la chica se acercó a él y dejó un corto beso en sus labios.

—Sé lo que estás haciendo —murmuró Jason contra sus labios. Sus brazos envolvieron la cintura de la chica y la pegó más a él. Natalie sonrió y se puso de puntillas para darle otro beso.

Jason no pudo resistirse ante aquello. Natalie tenía todos los puntos a su favor en ese momento.

—Vamos por los trajes entonces —dijo apartándose del chico. Jason frunció el ceño.

—Esa fue una jugada sucia.

Ella se encogió de hombros y lo tomó de la mano para caminar hasta las habitaciones.

...

—Creí que íbamos solo a reconocer —se quejó Gar, bajando las escaleras junto a Natalie y Jason. Ambos llevaban sus respectivos trajes, mientras que Gar iba vestido con una chaqueta simple y jeans que usaba diariamente. —Están vestidos para pelear.

Jason soltó una risa. Natalie le dio un golpe en el brazo.

—Exacto —afirmó el pelinegro—. Vamos a reconocer a un psicópata homicida. La seguridad va primero —dijo apuntando su traje.

Gar y Natalie se dieron una mirada.

—Llamaré a Dick —anunció el peliverde, subiendo los escalones de regreso. Jason rodó los ojos ante la poca tolerancia a las bromas que parecía tener el muchacho.

—Oh, vamos. Gar, aceptaste ayudarme. Y tú, muñeca —miró a la chica Grayson—, te colaste. Se quedan ahora, ¿por favor?

Sin poder protestar continuaron bajando los escalones restantes.

—De acuerdo. Hay que separarse.

Natalie se giró violentamente a verlo, con la expresión de "¿Estás loco?" incrustada en el rostro como letrero con luces Led en la entrada de un bar. Ella definitivamente no iba a aceptar aquella idea. Se encontraban a punto de entrar a los túneles ferroviarios, y en alguno de ellos podría estar el asesino que buscaban.

Se preguntaba qué consumía el chico para tener aquellas ideas suicidas constantemente.

—Wow, amigo, espera ahí —lo detuvo. A Jason no le gustó el nuevo apodo. —Escucha, he visto películas, ¿de acuerdo? Separarse nunca sale bien.

—¿Nunca viste una película de terror?

Jason rió.

—Quieren irse rápido, ¿no? Si van juntos por la derecha, yo iré a la izquierda. Nos tomará la mitad del tiempo —expuso. Natalie y Gar negaron con la cabeza, en total desacuerdo con aquella idea.

Y sin nada más por decir, Robin desapareció para dejarlos allí.

Natalie tuvo un mal presentimiento. Luego de darse una mirada cargada de miedo con Gar. Reunieron todas sus fuerzas para adentrarse al túnel que había indicado Jason.

Sus pasos eran capaces de escucharse a pesar del sonido de los trenes pasando al otro lado de los túneles. Y las gotas de agua caían desde el techo para terminar en el suelo, justificando el olor a húmedo que disgustaba a ambos adolescentes. Natalie caminó junto a Gar, quien sostenía la linterna e iluminaba el túnel con las manos temblorosas.

—No quiero asustarte ni nada, pero una vez vi una película dónde... —Gar la detuvo.

—Estás logrando lo contrario, Nat. Y sí, también la vi. Los tipos que se quedan estancados en ese túnel luego de que su vehículo fallara en el peor momento posible. Para luego ser casi devorados por esos... zombies o lo que sea que eran. Con el miedo no recuerdo muy bien.

Natalie sacó una flecha para caminar detrás de Gar y cuidar su espalda.

—Creo que el nombre de la película era Maze Runner —continuó susurrando. Gar se detuvo de golpe, haciendo que ella chocara contra él. —¿Qué pasó? ¿se encendió alguna luz o algo? —Inquirió angustiada.

—¿Eres fan de Maze Runner? —le preguntó con entusiasmo. Natalie asintió.

—¿También tú?

—¡Claro!

El entusiasmo se esfumó cuando un grito desgarrador se escuchó en el túnel contrario. Natalie apretó el arco en sus manos y salió corriendo con el corazón acelerado. El miedo ha que algo pudiese haberle pasado a Jason se hizo realidad. Una horrible angustia la consumió tras ver el rastro de sangre en el suelo.

—No... —murmuró Gar a su lado. —Debemos regresar a la Torre. ¡Ya!

Natalie se sobresaltó con el grito del chico, y sintiendo un peso en el pecho, salieron de allí tan rápido como pudieron.

Jason se esforzaba por perseguir el peligro. Esta vez, había llegado demasiado lejos.

Y Natalie demasiado tarde.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro