Capítulo 8
-Marinette-
Sus palabras me dejaron algo confundida... Lo único que sentía por Luka era cariño como amiga, nada más.
-¿Por qué me preguntas eso?.- me separé de él para mirarlo a los ojos y él frunció el ceño.
-¿En serio me lo preguntas?.- dijo molesto.
-Si, así que dime.- fruncí el ceño también.
-Para empezar se te declaró, dejaste que te tomara la mano, te pusiste nerviosa cuando te habló e incluso bailaste con él nuestra canción... ¿Eso es poco?.- espetó alzando un poco la voz.
-Es mi amigo, Adrien, no es mi culpa que sienta algo más por mi.- me crucé de brazos y miré a otro lado.- además, no bailé con él nuestra canción.
-Podrías al menos evitar hacer tanto contacto con él.
-Por dios, ¡eres un! ¡un!...
-¡¿Un qué?! A ver, dime que soy.
-¡Eres un celoso!.- lo miré directamente a sus ojos.
-¡Pues no estaría celoso si tu le pusieras límites!.
-¡Yo no hice nada malo!.- el enojo se adueñaba de mi en cada palabra que decía.- además ¡¿por que te estoy diciendo esto?! ¡Si nosotros no somos nada!.
El silencio inundó el lugar, Adrien me quedó mirando y luego suspiró pesadamente.
-Tienes razón.- dijo por lo bajo con los puños apretados.- No somos nada.- pude notar que hacia presión con su mandíbula.
-Exacto... ni siquiera estas aquí.-miré a otro lado.- ¡estoy loca! Discuto conmigo misma.- puse una mano en mi frente.
-¡Entonces ve con él!.- gritó girandose y comenzando a caminar.
Me quedé perpleja y tarde unos segundos en reaccionar.
-¡Tu no te vas de aquí!.- lo agarré del brazo.
-Marinette, sueltame.
-¡No!.- intentó soltarse, pero apreté más fuerte.
-No quiero seguir peleando, después de todo no somos nada y yo solo soy tu imaginación.- dijo fríamente.
-...
Se volteó a verme soltandose de mi agarre.
-Yo estoy muerto y no hay nada que puedas hacer al respecto, así que ve con tu amigo Luka ¡y con quien se te pegue la gana!.
-¿C-cómo puedes decir algo así?.
Me dolía el pecho y las piernas comenzaron a fallarme.
-No lo dije yo, fuiste tú.- me apuntó con su dedo índice.- después de todo solo soy tu imaginación.- rió sin gracia.
-¡¿Crees que esto es fácil para mi?!.- exclamé mientras lo empujaba levemente del pecho.
-...
-El que no estés... Tener que despertar y saber que no te tengo, ¡tener que fingir ante todos que tu te fuiste a Alemania!.
-¿Cómo crees que me siento yo?.
-¡No estás! Adrien... Tu ya no estás... .-mi voz se quebró y lágrimas comenzaron a deslizarse por mis mejillas.- ya no puedo seguir con esto... Me está destruyendo por dentro y estoy sola.
-Marinette... .- musitó.
Cerré mis ojos con fuerza y me derrumbé en el piso... comenzó a llover de la nada y la luz del árbol se apagó.
-Lo siento... .- lo oí decir.- no quise herirte, no estoy aquí para herirte... perdóname.-se arrodilló y me abrazó.
La lluvia nos empapó por completo y no cesaba, al igual que las lágrimas.
-Me duele verte, pero tampoco quiero dejar de hacerlo.- dije como pude mientras sentía su calor.
-Lo siento, lo siento, lo siento, lo siento... .- me abrazó más fuerte y su voz sonaba quebrada.
Ninguno dijo nada mas, la lluvia cada vez de hacía más fuerte.
-Quizás no sea real... .- respiró profundamente.- Pero aún así quiero un sepas que te amo mas que nada en este mundo y que... .- soltó un quejido.- y que lamento no poder estar contigo... lamento no poder sacarte a pasear o invitarte un helado o bailar contigo de nuevo... o el simple hecho de poder tocarte.- su voz se apagaba lentamente.
-A-adrien... .- me separé para verlo.
-No me verás de nuevo Marinette.- susurró con la mirada baja.
-¿Qué?.
-D-debes seguir... el que me recuerdes aquí sólo te está haciendo sufrir.- negué con la cabeza.
-No... ¡lo siento!.- me aferré fuertemente a él.- lo siento, no debí decir lo que dije... Te necesito conmigo, aunque sea así, eres lo único que tengo.
Tomó mis brazos apartándome de él, pude ver mis ojos reflejados en sus verdes.
-No es cierto.- me sonrió con pesar.- Tienes a tus padres, a nuestros amigos... A Luka, no podrás vivir en sueños por siempre.- se formó una fina línea en sus labios.- Pero recuerda que siempre estoy contigo, cuidandote.- besó mi frente por varios segundos.- Adiós.- fue lo último que dijo antes de desaparecer.
Se esfumó de mis brazos, llevándose todo el calor que me hacía falta en el mundo real, todo lo que me hacía feliz en este lugar.
El árbol se apagó por completo, me recosté en el pasto mientras la lluvia me caía encima.
-Adrien-
Sus palabras me hirieron, pero me hicieron darme cuenta del daño que le estoy haciendo cuando me ve, me desperté y salí de la casa, necesitaba un respiro, sentía mucho dolor, pero, no puedo culparla... ella no sabe que estoy aquí, ella solo cree que me está imaginando.
Necesitaba ayuda, cada vez se me esta haciendo más difícil sobrellevar esto, no se como ayudarla y no se como ayudarme tampoco. El único que podía traerme algo de claridad en estos momentos sería el maestro, pero es muy tarde como para ir a visitarlo.
Caminé lentamente por las frías calles de París, no me dí cuenta en qué momento llegué al gran portón de mi casa. Observé la oscura edificación desde afuera y suspiré.
Atravesé las puertas, me quedé quieto en el vestíbulo, observando la oscuridad de mi hogar.
Todos los muebles estaban cubiertos por sábanas blancas al igual que los cuadros, fui al despacho de mi padre, el cuadro de mamá estaba ahí, era el único que no tenía nada encima.
No se cuanto tiempo estuve observándola, pero las lágrimas salieron de mis ojos sin aviso.
-Necesito ayuda mamá.- miraba fijamente sus ojos verdes en el lienzo.- No se que hacer...
Me quedé parado esperando una respuesta que jamás llegó. Fui a mi habitación y me recosté en la cama mirando el techo.
-Gran trabajo hiciste padre.- solté con enojo.- siempre arruinandome la vida.
Me estaba haciendo la idea de que no podría volver, de que mi madre me envió aquí para que Marinette se olvide de mi y pueda salvar París de mi padre.
Desde lo que pasó sólo la até más a mi y ahora está sufriendo más por mi culpa.
En algún momento uno de los dos tendrá que irse y creo que ese seré yo, aunque no quiera.
-No volveré a tus sueños, princesa.- suspiré.- sólo haré lo que me dijo el maestro... No quiero verte sufrir. Quizás nunca estuvimos destinados, por eso el primer día de clases ocurrió el malentendido, quizás por eso no debíamos saber quien éramos detrás de la máscara, quizás por eso apareció Luka, quizás por eso ahora estoy muerto...
¡Esto es injusto! ¿Ahora que hago?...
No se cuanto tiempo estuve así, pero los rayos del sol entrando por la ventana y el sutil canto de las aves me hicieron reaccionar.
Me levanté y salí de mi casa. Caminé hasta la Torre Eiffel, la observé desde lejos mientras el sol se alzaba, suspiré pesadamente mientras me sentaba en un escalón.
-¿Problemas en el paraíso?.- oí la voz de un hombre a mi costado, me giré rápidamente.
-Maestro Fu.- susurré mirándolo con sorpresa.- ¿Qué hace aquí?.
-La pregunta es ¿qué haces tú aquí?.
-Tuve problemas con Marinette y me fui de su casa...
-Ya veo, sabes que es todo lo contrario a lo que te dije que hicieras ¿no?.
-¡Pero es que ella...
Me silenció alzando la mano y yo hice un puchero.
-Debes darle buenas energías, Adrien, necesitaremos a Ladybug más pronto de lo que imaginas.- habló seriamente.
-¿Por qué lo dice?.
-Todo a su tiempo, todo a su tiempo, ahora debes concentrarte en lo que te pedí.
-Pero no me dijo exactamente como hacerlo.- expresé alzando mis manos.- ¿ve esto?.- atravesé su hombro.- ¡estoy muerto!.
El rió por lo bajo y negó con la cabeza.
-El alma humana es mas poderosa de lo que crees, estoy seguro que te has dado cuenta que puedes hablarle y ella reaccionará con tus palabras ¿o me equivoco?.
Me quedé en silencio brevemente asimilando lo que me dijo.
-Pues... hice que Plagg comiera.-me encogí de hombros.
-Si hiciste eso, asumo que también le dijiste cosas buenas a Marinette.
-Si pero aun así ella no quiere ir a la escuela, no quiere comer, no habla mucho con sus padres...
-¿Por qué?.- preguntó un tanto sorprendido.
-Es posible que... .- miré a otro lado.- que sea mi culpa.
-¿Cómo puede ser tu culpa muchacho?.
-Es que... .- tomé aire.
No estaba seguro si contarle que puedo hablar con Marinette en sus sueños, aunque de todas formas ya dije que no lo haría más por su bien.
-Con el paso del tiempo.- me miraba expectante.- me di cuenta que puedo hablar con Marinette en sus sueños.
-¿Y?.
-Pues que, evita salir de la habitación para estar conmigo.- reí nervioso y el maestro me iba a golpear pero solo me atravesó.
-Condenado muchacho.- bufó y contuvo una risa por su golpe fallado.
-Lo siento maestro, debí decirle.
-No me sorprende mucho la verdad.- miró hacia la Torre sujetando su bastón.- pero debiste decirme.
- Usted... ¿sabe por qué puedo hacer eso?.- pregunté curioso viéndolo de perfil.
-Es simple.- sonrió.- sus almas están conectadas, chico.- rió levemente.- a pesar de estar muerto, el destino se empeña en juntarlos por alguna razón.
-Pero... ella está sufriendo.- miré mis manos.
-El sufrimiento por la pérdida es normal.- suspiró.- no podemos pedirle a alguien que no sienta dolor y mucho menos por su pareja.- me miró burlón y me sonrojé levemente evitando mirarlo.- debes ayudarla Adrien...
-Hasta el momento... creo que lo único que puedo hacer es alejarme.- la tristeza me llegó de golpe.
-Créeme que es difícil para mi pedirte esto, pero debes estar con ella aunque no pueda verte.- me vió fijamente.- debes hacer que vuelva al ser la misma de siempre, que esté preparada para luchar, has que vuelva a su rutina, que se relacione con los demás, que... que...
-Que se olvide de mi ¿no?.- lo miré con pesar y mis ojos de humedecieron un poco.
-No podrá seguir adelante si no se olvida de ti.
-Pero... la amo.- apreté mi pantalón con mis puños.
-Se que la amas lo suficiente como para dejarla ir.
-Y ¿cuál es su plan?.- lo miré molesto.- ¿que se enamore de alguien más? ¿borrar su memoria? Dígame, que pretende hacer.
-Eso deberás decidirlo tú.- se levantó con dificultad.- lo siento, Adrien... Pero creo que es lo único que podemos hacer, la gran batalla se acerca y la necesitamos, necesitamos a Ladybug y lamentablemente no tenemos a Chatnoir para apoyarla.- me apuntó.
-...
-También deberás persuadirla de que me lleve el prodigio de la mala suerte, como dije antes, no es seguro para ella y para nadie que tenga ambos prodigios en su poder.
-¿Aún piensa en reemplazarme?.- lo miré desde donde estaba sentado.
-Es eso o que pelee sola.- dijo serio.
-Encuentre la forma de hacerme volver.- me levanté encarandolo.- no me quedaré de esta manera.- presioné mis puños a mis costados.- volveré con Plagg y con Marinette, eso se lo juro.
El maestro asintió y comenzó a caminar.
-Recuerda lo que hablamos.- dijo volteandose levemente.
Un nudo se formó en mi garganta, el maestro se fue y yo me quedé ahí.
-Todo ahora será por tu bien, princesa. Aunque me duela, haré todo lo que este en mis manos para verte feliz, aunque tenga que decirte... adiós. Pero prometo que no me rendiré y que solo será temporal.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro