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Capítulo 2

-Adrien-

Estaba mirando la televisión cuando apareció en las noticias que un akuma estaba atacando París.

Busqué a Plagg para transformarme e ir a hacer mi trabajo.

-¡Plagg! Hay un akuma.- exclamé poniéndome a su costado.

-Necesito queso ahora mismo.- dijo mi pequeño kwami cruzando sus patitas.

-¡No hay tiempo! Te daré doble ración cuando volvamos.- le sonreí y supe que lo convencí.

-A-adrien... .- dijo mi nombre con dificultad y eso me alarmó bastante.

-¿Ocurre algo?.- pregunté extrañado por su actitud.

-Este akuma, no lo siento como los otros... es mas fuerte y oscuro.- se expresó buscando un trozo de queso en mi cajón.

-Sea o no distinto debemos derrotarlo, así que vamos.

-Sólo... ten cuidado.- suspiró.

Plagg nunca había actuado así, me preocupaba bastante, pero tenía confianza en que my lady y yo acabaríamos con la amenaza como siempre.

-¡Plagga las garras!.- exclamé y Plagg fue absorbido por mi anillo transformandome en el héroe de París.

Apagué las luces de mi habitación para que pensaran que ya me había dormido y salí por la ventana de ésta.

Mis orejas de gato percibían el estruendo a lo lejos del akuma, con ayuda de mi bastón llegué al hotel del alcalde y estaba completamente destruido, me preocupe por Chloe quien vivía ahí junto con su padre y muchas más personas.

Me adentré en los escombros y divisé la vestimenta amarilla de mi amiga de la infancia.

-¡Chloe!.- grité levantando una muralla que le había caído encima.

-Chatnoir... .- tosió con dificultad.

La saqué de ahí y la llevé abajo donde habían paramédicos.

-Chatnoir.- volvió a decir.- mi padre, está en su oficina...

Me alarmé, donde se supone que estaba la oficina del alcalde no había nada mas que escombros.

-Tranquila, estará bien.- le respondí intentando darle confianza.

Fui en dirección a las ruinas del prestigioso hotel de París, saqué a varias personas, niños y algunas mascotas atrapadas, más de un perro me ladró, pero era mi trabajo. No podía encontrar al señor Bourgeois por ningún lado, hasta que vi una mano debajo de una enorme pared derrumbada, la levanté y ahí estaba el señor André, lo cargué y lo saqué afuera.

-¡Paramédico!.- grité para que vinieran ha auxiliarlo.

Chloe me vió cargando a su padre y se paró rápidamente a pesar de sus heridas.

Dejé al alcalde en una camilla mientras revisaban sus signos vitales.

-No hay respuesta de reflejos.- dijo el paramédico apuntando los ojos del señor André con una linterna.- no tiene pulso.- soltó un suspiro negando con la cabeza.

Había llegado tarde... Todo se silenció como si estuviera bajo el agua, de golpe oí el llanto de mi amiga desconsolada y un sentimiento familiar se incrustó en mi pecho.

-Mamá... .- susurré para mi mismo.

Debo encontrar a Ladybug, solo ella puede reparar esto.
No quería dejar a mi amiga sola, pero ella no sabía que Adrien era Chatnoir y debía ayudar a mi compañera a derrotar el akuma y así arreglar todo.

Saqué mi bastón y llamé a Ladybug, me contestó enseguida.

-Chat ¿Dónde estás?.- preguntó enseguida, se veía preocupada.

-My Lady, estoy ayudando a los heridos, no se donde está el akuma. ¿Dónde estás tú?.- pregunté con cansancio.

-Estoy cerca de la Torre.- respondió.

-Voy para allá.- dije casi instantáneamente.

-Bien, nos vemos aquí.- asintió antes de colgar.

Vi a lo lejos a mi catarina ayudar a unos ciudadanos, aterricé a su costado y toqué su hombro con mi mano.

-My Lady.

-Chat, esto esta mal.- dijo mientras ponía sus azulados ojos en los míos, podía notar lo preocupada que estaba.

Ladybug era muy fuerte, en todos los sentidos... En las batallas con akumas ella siempre se centraba en la misión sin rendirse jamás y si ahora estaba preocupada no podía pasarlo por alto.

Sentí temor al verla de esa manera y recordé al señor Bourgeois.

-Ladybug... El alcalde.- susurré mirando el suelo.

Debemos hacer algo, hay muchos heridos y Chloe está mal.

Ella no me respondía, creo que le sorprendió lo que le dije, habíamos salvado juntos a Chloe antes, debe estar algo shokeada por la noticia.

-Chat, debemos encontrar a ese akuma y devolver todo a la normalidad.- levantó mi rostro y nos miramos un momento como si nos dijéramos que todo estaría bien.

-Tienes razón, debemos arreglar todo esto.- dije tomando más fuerza en mis palabras.

-Mi kwami me dijo que este akuma era distinto, más poderoso y más oscuro que los anteriores... No la tendremos fácil.- habló apretando sus puños, estaba molesta, estoy seguro.

Plagg dijo lo mismo.

-El mío dijo lo mismo.- le respondí viéndola fijamente.

Un estruendo sonó muy fuerte y ambos nos pusimos en posición de ataque.

-¡Vamos Chat! ¡Eso fue en el parque!.- exclamó mi compañera lanzando su arma para dirigirse al lugar.

La seguí usando mi bastón, llegamos al lugar y lo que veían mis ojos era atemorizante.

¡Ese akuma no tiene rostro! ¿Se cree Slenderman o qué?.
Cuando aterrizamos el sujeto soltó una carcajada enorme, esperen... ¿Por donde se ríe si no tiene rostro?.

-Creo que a alguien le cambiaron la cara y se le olvidó devolverla.- intente bromear para alivianar el temor que sentía con ese akuma.

Sentí un golpe en mi cabeza, Ladybug había lanzado su yoyo hacia mi.

-No es momento para chistes.- dijo molesta.

-Lo siento my Lady.- me disculpe por mi chiste, sobando mi cabeza.

Sin darnos cuenta el silencioso akuma nos hizo salir volando con una onda que salía de sus puños.

Ladybug sujetó mi cola impidiendo que me estrellara contra la pared de un edificio.

-¡Tenemos que encontrar donde está el akuma!.-gritó y yo solo asentí.

Corrí hacia el akumatizado golpeándolo con mi bastón en la quijada, grande fue mi sorpresa al ver que el sujeto no se movió ni un milímetro con mi golpe, retrocedí al fijarme que daría un golpe nuevamente.

-¡Ladybug corre!.- grité a la moteada yendo a su dirección rápidamente.

Ella saltó a uno de los árboles del parque y lanzó su yoyo contra el villano para inmovilizarlo, todo el trabajo fue en vano, ya que el sujeto rompió el arma de mi compañera como si de un fino hilo de coser se tratara.

-¡No! ¡Esto no es posible! Mi arma es indestructible.-la oí decir mientras veía el objeto roto en sus manos.

Ella tenía razón, nuestras armas se supone que son indestructibles ¿Cómo era posible que el akuma pudiera destruir su yoyo?.

El sujeto se acercó a mi amada, sabía que la atacaría.

-¡Ladybug!.- le advertí para que se moviera.

Corrí empujandola y recibiendo el impacto en seco del sujeto en su lugar. Me estrellé contra un edificio y luego en el pavimento.

-¡Chat!.- la oí gritar.

Intenté levantarme, pero el golpe fue demasiado fuerte, mi cuerpo se tensó y vi negro por segundos que me parecieron horas, sentí un líquido caliente bajar por mi frente, frío y luego nada.

No se cuanto tiempo pasó, me dolía todo el cuerpo y sentía que la cabeza se me derretía por completo.

-Hey, chico despierta, debes ayudar a Ladybug.- oí la voz de Plagg en mi cabeza como un eco.

Abrí los ojos con dificultad, apoyé una mano en el suelo e intente levantarme, ¡Diablos! ¡Mi hombro duele!.

-Plagg... necesito ayuda.-susurré

-Creo que te dislocaste el hombro, tienes que posicionarlo bien.

¿Que qué?! ¡Yo no se hacer eso!.

-Tendrás que hacerlo, Ladybug te necesita ahora mismo y todo París.

Había tomado clases de primeros auxilios, pero nunca había acomodado un hombro dislocado y mucho menos el mío.

-¿Tu sabes hacerlo?.- pregunté mentalmente a mi kwami.

-Yo te digo como.

Después de explicarme los pasos a seguir, llegó el momento, puse mi mano como me dijo Plagg  y apoyé mi espalda en la pared.

-A la cuenta de tres y lo haces en dos.- Dijo y me quedé pensativo.

-¿Qué? ¿Entonces para que cuento tres si será en el dos?.

-Eehh creo que eso solo funciona si te lo hace otra persona.- soltó una risa.- No te quejes conmigo, soy un kwami no un doctor, por esta me deberás mucho queso.

Bufé y negué con la cabeza conteniendo una risa, cuando lleguemos a casa le daré más queso a Plagg para que se quede callado.

-Uno... Dos... .

Empujé mi brazo tal y como el kwami me dijo, fue doloroso... Me quedé uno momento asimilando el dolor e intentando mover mi brazo, lo cual pude hacer correctamente.

-¡Plagg! ¡creo que funcionó!.- dije entusiasmado.

-Nunca dude de ti.- dijo en tono burlón y yo rodé los ojos.

Me levanté perdiendo un poco el equilibrio, tomé el bastón y busqué la posición de Ladybug en el GPS de este.

-Está en la Torre Eiffel.

Salté, aún dolorido en dirección a my Lady.

Llegué a la Torre y busqué a mi bichito con la mirada.

-¡Dame todo lo que tienes!.- oí su voz y me giré encontrándome con el akuma apuntandole con sus puños.

Rápidamente me interpuse en el ataque y caí nuevamente al suelo.

-¡No!.- exclamó ella y el sujeto reía.

Mi vista se nubló, lo único que pude oír después de unos momentos fue a mi compañera.

-Chat... .- susurró y me afirmó con sus brazos.

-No es por nada my Lady... Pero p-podrias revertir estas heridas ¿p-por favor?.- me costaba hablar pero le sonreí de todas maneras.

-Claro gatito.- me encantaba que me dijera así, me apoyó en la pared y dijo su frase para reparar todo.- ¡Miraculous Ladybug!.

Después de eso me sentí mejor ¡las heridas ya no estaban!, caminé coquetamente hacia mi compañera.

-¿Te dije hoy lo bella que estas bugaboo?.- pregunté intentando darle un beso.

Ella rodó los ojos y puso uno de sus delicados dedos en mis labios.

-¡No vuelvas a ponerte en una situación así!.- dijo aparentemente molesta y yo no entendí a que se refería.

-¿Así como?.

-¡Interponiendote con los ataques! Chat.. ¡estabas herido!.-dijo frunciendo el ceño, se veía tierna así.

-Mi deber es protegerte my Lady.- dije coqueto alzando mis cejas.

-Tu deber es ser mi compañero y salvar París.- me contestó haciendo fallido mi intento de coquetearle.

-Y por ser tu compañero es mi deber cuidarte.- dije algo molesto cruzandome de brazos.

¿Es que acaso no entendía lo importante que es para mi?... Si algo le pasara no se que haría, es mi compañera y la protegeré le guste o...

-Lo siento.- interrumpió mis pensamientos dejándome sorprendido.

No solía disculparse, la mayoría de las veces ella tenía razón, pero al parecer ahora el que la tenía era yo y me sentía raro, pero feliz.

Le sonreí y dejé el tema atrás extendiendo mi puño para que los chocaramos como siempre. Unió su mano con la mía.

-¡Lo hici...

¿Que diablos?... sentí que se me iba el aire de golpe y una fuerte presión en la espalda, caí en los brazos de mi compañera y luego de rodillas al piso.

-¡¿Chat?!.

-L-ladybug... .- me costaba hablar, no entiendo que sucede.

Mi cuerpo se sentía cada vez más pesado.

-¡Chat! ¡Hey mírame! ¡Chat!.

La oía a lo lejos pero sentía sus manos sujetando mi rostro.

-Hey Chatnoir... gatito... .- dijo y pude visualizar su rostro llenarse lágrimas.

-M-my Lady... n-no llores... .- articulé como pude y la miré a sus hermosos ojos azules.

No me gustaba verla triste, me rompía el corazón verla llorar.

-Necesito llevarte a un hospital.- intentó cargarme pero el dolor en mi espalda fue irresistible, sentí sangre en mi boca.

Si tenía sangre en mi boca quiere decir que tengo hemorragia interna... ¿esto es el fin? ¿Moriré así con la mujer que amo destrozada por la ida de su compañero?.

-N-no podré... r-resistir por mucho más tiempo.- solté y mi voz se quebraba en cada palabra.

-¡No! ¡Chat! ¡No digas eso!.- sacó mechones de mi cabello de mi frente acariciándome.- ¡eres fuerte! ¡no puedes hacer esto por favor!.

Me costaba mucho respirar, cada intento por llenar de aire mis pulmones era doloroso.

-L-lo s-siento...

Debía pedirle perdón por todas las tonteras que hice en batalla.

-¡¿Por qué te disculpas?!.

-P-por bromear en l-las batallas... y ha-hacerte enojar.- tosí y un dolor punzante me atacó en la espalda.

-¡Te perdonaré sólo si te quedas conmigo!.- tomó mi mano con fuerza y solo pude sonreirle y acariciar su mejilla.

-T-te a-amo my Lady... y lamento confesartelo así...

Sentía felicidad de poder decírselo al fin, pero la tristeza inundó mi corazón... No quería morir, no así, debía protegerla.

-Chat...

Tomó mi rostro en sus manos, estaban cálidas, besó mi frente... podía sentir su labio temblar y sus lágrimas caer en mi rostro.

Mire el cielo, estaba estrellado, recordé a todos mis amigos del salón, todos despidiéndose de mi.

Nino riendo y contándome chistes o enseñándome su música y diciéndome que mi padre no podía prohibirme salir o prácticamente ser feliz.

Alya mostrándome sus nuevos descubrimientos para el Ladyblog.

Kim y Alix peleando como de costumbre.

Nathaniel dibujando en su libreta.

Chloe reclamando y Sabrina detrás de ella.

Mylene e Ivan tiernos como siempre.

Rosita y Juleka riendo.

Marinette... Mi primera amiga de verdad, su hermosa sonrisa y tiernas mejillas, que cada vez al hablarle se teñian de color rojo.

No volvería a verlos.

Imágenes de mi compañera venían a mi mente, nuestra primera batalla y lo insegura que estaba al luchar. Cada sonrisa que lograba sacarle y cada muestra de afecto que me daba sin darse cuenta.

Mi padre... ¿estará bien? Perdió  a su esposa y ahora perderá a su único hijo.

Mi infancia pasó como una película a toda velocidad.

Mamá... podré estar contigo, miré el cielo, como si ella estuviera llamándome.

-E-estaré... con mamá... .- susurré y fijé mi atención en los ojos de mi amada.

-¡No! ¡Basta! ¡El amuleto!.- la oí desde lejos, su voz cada vez se apagaba más.

Se quedó en silencio y negó con la cabeza.

-¡No!... eres mi compañero, no puedes hacerme esto, te necesito conmigo... Por favor Chat.- sus ojos estaban llenos de lágrimas.

No aguantaba más, el aire se me hacia pesado y sentía mucho frío, le sonreí, las lágrimas se abrieron paso con facilidad de mis ojos.

-No me equivoqué... Estas muy linda hoy... .- intenté hacerla reír aunque sea por última vez.- Plagg, asegúrate de cuidarla.- le dije a mi Kwami.

- Adrien... Ya no juegues con eso, tu estarás para protegerla.

El miedo me invadió, no quería morir, no quería irme, quería ser feliz, quería vivir hasta ser un anciano cascarrabias, quería seguir salvando París, ir a la universidad, casarme, tener mi familia...

-N-no quiero morir... .- dije a mi kwami.

Todo se quedó en silencio, lo último que mis ojos vieron fueron los azulados ojos de mi compañera llenos de lágrimas.

El aire ya no llegaba a mis pulmones, no sentía el cuerpo en lo absoluto, solo un peso enorme y mucho frío, para después sentirme liviano como una pluma.

¿Esto es morir? ¿Sentir nada?...

-¿Adrien?.- oí una voz familiar.

Mamá...

Volteé en todas direcciones buscando esa voz.

-No debes estar aquí.- dijo molesta, no podía verla.

-¡Mamá! ¡¿Dónde estás?!.

-Mi pequeño, aun no es tu hora.- su voz sonaba tan cálida.

-¿Y que puedo hacer? Ya estoy muerto.- dije a donde fuera que estuviera.

-Debes volver, hijo, debes salvar a tu padre y debes salvar a Ladybug.

-¡Mamá no quiero dejarte!.- dije intentando llorar, pero no podía.

Derrepente sentí algo cálido rodear mis hombros por la espalda, sabía que era ella.

-Mamá.-susurré girandome para abrazarla devuelta.

-Debes volver.- volvió a decir.- debes encontrar la manera.

-No me dejes por favor, mamá.

Era tan cálida y su olor tan tranquilizador.

Me separó de ella y tocó dos veces mi pecho con su dedo y una luz muy brillante me cegó por completo.

Estaba confundido, sentí un gran peso nuevamente y pude ver que estaba en... ¿La Torre Eiffel?.

-¡Adrien!.-oí la voz de Plagg gritar.- me giré por la emoción de estar nuevamente con él pero... .- ¡despierta!... ¡vamos a casa y dame queso! .- dijo y su voz sonó quebrada.

¿Qué esta pasando?,  busque en el piso de la Torre hasta que encontré algo que me perturbó totalmente.

-¿Marinette?.- dije extrañado, viendo a mi compañera de clases con...

-Chat despierta... ¡despierta ahora!... Por favor... quiero oír tus chistes malos, quiero que me digas my Lady... Por favor quiero ver tu sonrisa y oír tus coqueteos... No podría vivir sin escucharte. Me pediste perdón por tus chistes, ¡amo tus chistes! Chat... t-te amo... No me dejes.

Caí al suelo de la impresión, Marinette... ella es Ladybug  y ella me ama... ¡me ama! ¡si!... Pero yo estoy...

Comenzó llover y el agua se mezcló con el líquido rojo que rodeaba mi cuerpo, me senté mirando el piso impotente y sin poder similar lo que estaba pasando.

-Adrien... .- oí la dulce y quebrada voz de mi compañera, por inercia levanté el rostro añorando que pudiera verme pero no era así.- así no hicimos amigos ¿no?... con la lluvia.

Recuerdos de mi primer día de clases vinieron a mi cabeza y de como solucioné ese malentendido con la azabache.

-Te exijo que te pares y me des un  paraguas ¡¿oíste?!.- su voz sonaba molesta y llena de dolor.

No sabes lo que daría por poder hacer eso... me dolía el pecho.

-Marinette.- oí una voz aguda, levanté más la vista y pude ver una pequeña criatura roja abrazando a Plagg, debe ser su kwami.

-Él, tiene que despertar.- volteé a ver a la chica nuevamente y la vi sonreír.- él va a despertar, somos compañeros... él debe protegerme y yo a él.

Sus palabras fueron como si las puñaladas que había recibido fueran pocas.

-Mari...

-¿Verdad?.- preguntó y miró mi rostro con ternura, el de mi cuerpo, claramente.- lo harás, necesito ver tus ojos todos los días... oírte reír con las tonterías de Nino y sonrojarme cuando me hablas, necesito hacer planes con Alya para poder confesarme, ¡Ya despierta! ¡no estoy bromeando!.

Ella quería confesarse... Por eso siempre se ponía a tartamudear.

-Mari... él no lo hará.- oí la aguda voz de su kwami y vi a Plagg sollozar.

-Oh, Plagg... .- dije tomando mi cabeza con desesperación.

-No, no, no, no ¡NO!.

El grito de Marinette fue desgarrador y mi impotencia de no poder hacer nada me consumía lentamente.

-¡Mamá!.- supliqué para que me ayudara pero no recibí respuesta.

Me levanté y abracé a mi princesa, aunque no me sintiera no la dejaría sola, jamás.

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