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Capítulo 15

-Adrien-

-Algo anda mal.- dijo Ladybug agitando su yoyo a un costado y viendo hacia la Torre.

Los akumas habían vuelto, y ésta vez eran muchos más.

-Él no rompe sus promesas.- alegué y ella se volteó a verme.

-¿A que te refieres?.

-Que realmente algo debe andar mal para que los akumas volvieran antes del tiempo que nos dió.

-¡Vamos a la Torre! Acabemos con esto de una vez por todas.

Ambos nos dirigimos a donde se supone que estaba mi progenitor.

Aterrizamos en la Torre, no se oía nada que no fueran los akumas destruyendo París y la gente gritando. Poco a poco la luz del día se iba apagando, se veían a lo lejos los destellos de akumas desapareciendo, seguramente era la policía con los faroles que pidió Ladybug.

-¡Hawk Moth!.- grité fuertemente.- ¡estamos aquí!.- apreté mi arma con mis manos.

El cielo se oscurecía más de lo normal, el viento soplaba muy fuerte, tanto, que se oía su agudeza chocar contra la estructura de la Torre.

Mi compañera y yo estábamos en posición de ataque, mirábamos a todos lados por si el famoso villano de París aparecía.

-Han llegado antes de tiempo.- una masa oscura apareció frente a nosotros y una voz grave resonó en todo el lugar causandome un escalofrío por toda la espina.

Rápidamente dirigí mi barra hacia donde la silueta de Hawk Moth se hacía presente.

-¿Por qué enviaste los akumas?.- exclamó con enfado mi compañera sin dejar de agitar su yoyo.- ¡dijiste que teníamos una hora!.- él soltó una risa.

-Lo siento querida Ladybug, pero hubo cambio de planes.- soltó con evidente malicia.

-Mientes.- conocía a mi padre... Y sabía perfectamente cuando mentía.- No los puedes controlar ¿cierto?.- presioné mis dientes frunciendo el ceño hacia mi contrario.

-¡Claro que no!.- exclamó él, perfecto... alzó la voz, eso quiere decir que tengo razón.

-Eres un mal mentiroso Hawk Moth.- puse la barra en mis hombros hablando con soltura.- mejor termina ésto de una vez, no podrás vencernos.- hablé confiado esperando su reacción.

-Ustedes no impedirán que cumpla mi objetivo.- gruñó sujetando su bastón y apuntandonos con él.

-¿No ves todo el daño que has hecho?.- preguntó mi compañera señalando todo el lugar.- hay gente muerta... Hay niños heridos...

-¡Tu no sabes nada!.- gritó nuevamente, ésta vez lanzando un ataque con su arma, rápidamente me interpuse con mi barra.

-¡A ella no le tocas ni un pelo!.- exclamé completamente molesto.

-Eres un tonto, ¿Es que acaso el gatito se ha enamorado?.- dijo incrédulo y con una risa, yo bufé completamente molesto.- denme sus miraculous y podrán salir con vida.

-Eso jamás pasará.- dictó Ladybug poniéndose a mi costado.

Oímos un helicóptero, era lógico que la prensa acudiría a informar lo que ocurría. Mi padre sonrió con malicia y movió el bastón en dirección a el. Muchas mariposas oscuras salieron formando así un akuma como los otros, éste derribó donde estaban los reporteros.

-¡No!.- gritó mi compañera lanzándose hacia donde habían caído, yo la seguí detrás.

Aterrizamos, las llamas se hacían cada vez más grandes.

-¡Ladybug!.- la llamé.

-Están... muertos.- dijo soltando lágrimas mientras veía arder el helicóptero en cuestión.

Rápidamente tomé su hombro para darle fuerza, realmente era horrible... Mi padre había matado sin remordimiento a inocentes.

-Tranquila, aun tienes el amuleto... Puedes traerlos de vuelta a todos.- ella asintió secando sus lágrimas.

-Él... Es un monstruo.

Sus palabras me dolieron... él era mi padre, lo amaba apresar de todo, pero, ella tenía razón. No se en que momento su odio incrementó tanto, no se que quiere conseguir con su obsesión por los miraculous, lo que si tengo claro es que mi misión es salvarlo y la cumpliré a toda costa.

-Oye.- la volteé para que me viera y seque sus lágrimas.- se que es difícil pero debemos acabar con ésto, no tenemos mucho tiempo. Es momento de demostrar lo fuerte y valiente que es mi compañera de batallas.- un recuerdo vino a mi mente de nuestra primera batalla, donde ella estaba insegura.

Cerró los ojos y tomó una bocanada de aire.

-Dijiste que mentía ¿no es así?.- me miró fijamente y asentí.- eso que iré decir que no puede controlar a los akumas por completo... Eso es un gran problema.

-Pero... El poder de los akumas viene de su miraculous.

-Exacto, debemos quitárselo... solo así desaparecerán los akumas.

Nos quedamos en silencio por unos segundos, Ladybug me empujó hacia el lado.

Caí de espaldas y vi un bloque de cemento dirigirse a ella.

-¡No!.- grité fuertemente mientras me levantaba y corría hacia ella.- ¡Ladybug!.- comencé a quitar los escombros sólo con mi fuerza.- ¡Ladybug!.- estaba desesperado, mi corazón no daba más.

-Ese sentimiento lo conozco.- oí una voz en mi cabeza y definitivamente no era Plagg.- la desesperación por perder a quien amas, el vacío en el pecho y el odio a no verla jamás.

-¡Cállate!.- exclamé sin dejar de cavar.- ¡Cataclismo!.- invoque el poder destruyendo todo para luego observar su esbelta figura debajo.- No... .- me acerqué rápidamente y la tomé en mis brazos con cuidado.- oye... despierta, no puedes irte.- acaricié su rostro con una mano.

-Juntos podemos traerla devuelta, acepta los poderes que te doy Chat Noir.- habló nuevamente y lo ignoré.

-Bichito, responde.- pequeñas gotas de sangre caían por su cabeza.- Marinette... .- susurré aguantando las lágrimas.- despierta por favor.- como si mis súplicas fueran oídas ella se removió en mis brazos frunciendo el ceño.

-E-eso... dolió.- intentó tomar su cabeza pero no la dejé.

-Tienes que ir a un hospital.- dije seriamente.

-Eso no pasará, bajame.- respondió firme abriendo con dificultad sus ojos, pero hice caso omiso.

-No te estoy preguntando.- respondí.

-Y yo tampoco.- me debatió.

Extendí mi barra aún con ella en brazos, definitivamente no dejaría que peleara en este estado.

-¡Chat! ¡Bajame!.- exclamó pero la ignoré.- debemos terminar con esto.- frunció el ceño y la miré pero luego vi la sangre que se estaba secando en su frente.

-No.

-¡¿Cómo que no?!.- me golpeó el hombro y casi nos caemos entre los edificios.

-¡No hagas eso!.- recriminé molesto y ella me vió aún más molesta.

-¡No iré a un hospital mientras mi ciudad está siendo destruida!.- paré sobre un edificio y la bajé con cuidado, ella se tambaleó un poco pero se irguió.

-Y yo no dejaré que te pase algo malo.- me crucé de brazos, estaba frustrado.

-Ésto es más importante que yo.- se apuntó así misma.

-¿Es que no lo entiendes?.- musité mirando hacia otro lado.

-¿Qué debo entender?.- dijo molesta.

-Para mi tu eres más importante que todo.- la miré fijamente, sus mejillas estaban completamente rojas y cerró su boca de sopetón.

Miró hacia abajo, cerró sus puños con fuerza y luego alzó la vista a mi nuevamente.

-Para mi también lo eres.- respondió mientras una lágrima caía por su mejilla.- pero es nuestro deber proteger la ciudad ante todo y yo soy la única que puede regresar las cosas a la normalidad.

Tenía razón, definitivamente no estaba siendo racional con respecto a la batalla, pero, ¿Qué podía hacer? No quería que le pasara nada malo, ella lo es todo para mi.

El beep de mi miraculous sonó, Ladybug miró mi anillo y luego mis ojos.

-Debes recargar, yo iré a ajustar cuentas con Hawk Moth.- giró su yoyo pero la tomé de la muñeca.

-Ni pienses que dejaré que vayas sola.- fruncí el ceño y ella me sonrió.

-Mientras antes alimentes a Plagg, antes podrás acompañarme gatito.- se zafó de mi agarre y se fue entre los edificios, sabía que no se sentía bien, ¡era tan terca!.

El beep sonó nuevamente y antes de que acabara dije las palabras.

-Garras fuera.- susurré y Plagg salió volando hasta mis manos.

-Eso sí que fue intenso, chico.- dijo resfregando sus ojos con ambas patas.- ya deberías conocerla, ella se preocupa más por los demás que por si misma.

-Lo sé, ¡es una terca!.

-Mira quien lo dice.- se burló y lo miré mal.

-Mejor come tu queso para volver lo antes posible.- saqué de mi bolsillo su apestoso manjar envuelto en una bolsa y se lo pasé.

-¿Ya pensaste cómo se lo dirás?.- preguntó el kwami intentando abrir la bolsa con sus patas.

-No... .- susurré quitandole el objeto y abriéndolo.

-Adrien.- dijo sacando el queso y lo miré.- Te quiero.- sentí un enorme calor en mi pecho y una sonrisa estúpida se formó en mi rostro ¿Acaso oí bien?.

-T-tu dijiste...

-¡Te amo bellísimo queso!.- exclamó besandolo y evitando mirarme, así que sólo sonreí rodando los ojos.

-¿Estás listo?.- pregunté luego de unos minutos y el asintió.

-Antes que nada.- me apuntó con su pata.- hagan eso que hacen los humanos para arreglar las cosas.

-¿Te refieres a conversar?.-enarqué una ceja hacia él.

-Si, eso.

-Pero los kwamis también conversan.- cuestioné.

-Si, pero yo no le presto atención a eso.- rió divertido.- por eso el queso es mi adoración.-besó sus patas.

-Eres un glotón.

-Habla con tu padre.- me interrumpió.- él te ama y quiere los miraculous por ti.

-¿A que te refieres?.

-Tu padre quiere los miraculous para el poder absoluto.- respondió una suave voz desde atrás, así que me giré.

-Maestro... ¿A que se refiere?.

-Si tienes los dos miraculous puedes obtener un poder inimaginable, tu padre perdió a tu madre y a ti... Él quiere traerlos devuelta.- juntó ambas manos enfrente.

-P-pero... Eso provocaría.

-El caos, exacto.- su rostro se mostró completamente preocupado.- no debemos jugar con la vida y la muerte, todo pasa por alguna razón, todo tiene su equilibrio y si alguien lo rompe... .- se paseó de un lugar a otro y luego se detuvo en secó para mirarme fijamente.- Será el fin de todo.

-Él te escuchará, eres su hijo.- agregó Plagg y suspiré.

-No permitas que obtenga los dos miraculous.- dijo el maestro.

-Haré lo posible porque eso no suceda.- miré a Plagg y el asintió.- ¡Plagga las garras!.

-No queda mucho tiempo, Adrien.

-Lo sé maestro, lo sé.

Sin más busqué a Ladybug en el GPS, estaba en la Torre, rápidamente me dirigí hacia allá. La vi chocar contra uno de los pilares.

-¡Estúpida niña! No podrás detenerme.- Hawk Moth la apuntó con su bastón y rápidamente me interpuse.

-¡Déjala!.- exclamé molesto viéndolo fijamente con nuestras armas chocando, Marinette estaba inconsciente.

-Hay cosas que no puedes evitar.

-Hay cosas que no permitiré que hagas.- le sostuve la mirada, definitivamente era mi padre, sentía miedo... No quería hacerle daño, no quería su sufrimiento.

Me empujó y me puse en posición de ataque, él sólo sonrió frente a mi y me apuntó  con su bastón dejando salir muchas mariposas oscuras formando un akuma mucho más grande que yo, rápidamente lo golpeé con mi barra pero fue inútil, ya que solo lo atravesé. El akuma lanzó mi barra lejos y me tomó del cuello levantándome.

-N-no... .- el aire me hacía falta y la vista se me estaba nublando como aquella vez, cerré los ojos y vi a mi madre nuevamente.- Ma-mamá... .-mi boca se secó, tomé al akuma con ambas manos intentando liberarme, pero era demasiado fuerte.- Es-escuchame... .- intentaba formular y él solo me ignoraba mientras se acercaba al cuerpo de mi compañera.- pa-papá... .- se detuvo de golpe y se giró viéndome a los ojos, ya no podía sentir las manos.- so-soy T-tu hijo... .- sentía un horrible calor en mi pecho, vi que movió su bastón de izquierda a derecha y el akuma me soltó.

Caí al suelo e intenté recuperar el aire, tomé mi cuello tragando saliva y tosiendo de sobremanera.

-¡¿Qué dijiste?!.- exclamó Hawk Moth acercándose a paso lento hacia mi, miré instantáneamente a mi Bichito, seguía sin reaccionar, posé mis ojos en los de mi padre.

-Que so-soy tu hijo... .- me costaba respirar, me arrodillé y alcé mi vista para verlo hacia arriba.

-Mi hijo está muerto.- escupió sus palabras con dolor y enojo.

Tomé el cascabel de mi cuello y lo deslicé lentamente hacia abajo descubriendo mi torso.

-No, no lo está.- le mostré las tres cicatrices que tenía en el abdomen.- fue aquí mismo... .- musité y él me observaba con una expresión indescifrable.- ese hombre me apuñaló en la espalda... El hombre que tu enviaste.

-No... Eso no es posible, tu no eres mi hijo.- negó con la cabeza y miró hacia otro lado.

-Padre.- me subí el cierre del traje nuevamente y me puse de pie.- se que quieres traer a mamá devuelta.- me miró con horror.- pero no puedes hacerlo.

-No... Tu estas muerto... Tu no estas aquí.- su voz se quebró y se puso de rodillas cubriendo su cabeza con ambas manos.- yo... maté a mi propio hi-hijo... No... .- comenzó a llorar y lo abracé por la espalda.

-Papá, no lo sabías...

-Yo...

-Papá debes terminar con ésto, por favor... No puedes tener los miraculous.

-P-pero... Tu madre.- se giró y tomó mi rostro entre sus manos.- tu madre estaría con nosotros, ¿no quieres eso?.

-Por supuesto que quiero... Pero no debemos.- comencé a llorar también.- sólo provocariamos caos, no podemos jugar con la muerte...

-Pero, la amo...

Él akuma nos atacó a ambos con su puño, mi padre me corrió a un lado y cubrí a Ladybug.

-¿No puedes controlarlo?.- cuestioné y él me miró hacia atrás.- eso es un no.

-Se han puesto inestables.

-¿Qué quieres decir?. - el akuma volvió a atacar y ambos lo esquivamos.

-Es difícil controlar un alma.

-¡¿Alma?!.- exclamé tomando a mi compañera en brazos para salir de ahí y el asintió.

Busqué mi arma y los tres salimos de la Torre Eiffel hacia el techo de un edificio. Dejé a Ladybug recostada y ella frunció el ceño comenzando a abrir sus ojos.

-Hey Bichito... ¿Estás bien?.- pregunté acariciando su mejilla.

-Adr... Chat.- corrigió y tomó su cabeza.- me da vueltas todo.

-Estarás bien... .- susurré tomando su mano y besandola, ella sonrió, mi padre carraspeó detrás mío y sentí una completa vergüenza.- Ehh... .- ayudé a mi compañera a levantarse con cuidado y se puso detrás mío al ver al villano de París frente a ella.

-Bien, dado a lo que ha acontecido creo que sería oportuno presentarnos.- dijo educadamente mi padre apoyando ambas manos en su bastón dirigiendo una mirada a mi compañera.

-Ladybug.- nombré tomando su mano para ponerla enfrente.-te presento a mi padre.- sonreí algo incómodo.- El villano de París.- mi padre frunció el ceño hacia mi por lo último y miró a mi compañera con amabilidad.

-Lamento haberte lastimado.- extendió su mano y ella lo miró con desconfianza y luego a mi, asentí.

-No hay rencor.- dijo estrechando su mano.

-Ahora que tenemos un punto solucionado.- me cruce de brazos.- ¿Podrías explicarme que es eso de las almas?.- lo miré con desaprobación.

-¿Almas?.- cuestionó Ladybug y asentí.

-Pues...

-Creo que yo podría responder a esa pregunta.- dijo una voz detrás de nosotros haciendonos saltar.

-¡¿Podría dejar de hacer eso?!.- exclamé al maestro poniendo una mano en mi pecho y tomando aire.

El maestro miró a mi padre con el ceño fruncido y se acercó a él.

-¿Tienes idea de lo que has hecho?.- apuntó su pecho.- ¡No se debe jugar con las almas!.- alzó sus brazos en un acto desesperado mi padre se quedó en silencio.

-Maestro.- oí la voz de Wayyz y apareció volando sobre su hombro.- no debe alterarse.- el maestro respiró profundo y cerró sus ojos.

-Maestro.- habló Ladybug.- puede explicarnos ¿por favor?.

-Los akumas que estan en la ciudad ahora, son almas, Ladybug.- caminó hasta ella y se paró frente.- almas que aún no resuelven sus asuntos pendientes.

Se me erizó la piel de tan solo escuchar eso, yo se lo que es estar atrapado aquí, solo... y no se lo deseo a nadie.

-Pero... ¿Cómo?. - cuestionó la ojiceleste.

-Cuando fui al Tíbet... aprendí como controlar el alma.- habló mi padre girandose a nosotros.- pero...

-Pero no los habías akumatizado ¿no es así?.- intervino el maestro y mi padre negó.- las almas son nuestra pureza, nuestros sentimientos y nuestra existencia en el mundo. Si son corrompidas... serán oscuridad y todo lo contrario a lo que deberían ser.

-Por eso no podemos tocarlos...

-Pero, ellos pueden mover cosas.- agregué yo y el maestro me miró.

-Tu mejor que nadie sabe la respuesta a eso, Adrien.- sonrió achinando más sus ojos.

Claro... Yo podía tocar cosas y moverlas, pero los demás no. Es exactamente lo mismo.

-¿Cómo?.- preguntó mi bichito y rápidamente negué.

-¡Nada!.- dije tomando al maestro por los hombros y guiandolo hacia un extremo.

-No diga nada... .- susurré a él y me miró molesto.

-¿No les has dicho muchacho?.- me apuntó hacia arriba.

-No se como hacerlo.- formé una fina línea en mis labios.

-Debes hacerlo lo antes posible, mientras mas te tardes será peor.- miré a Marinette, ella conversaba con mi padre, era una escena un tanto extraña. El villano de París conversando con la heroínas de París y riendo, esperen... ¿mi padre estaba riendo?.- Adrien.- llamó el maestro nuevamente.- Ya lo hablamos y tu aceptaste, no hay otra salida.

-Lo sé...

-Debemos regresar a esas almas al la normalidad o todo estará perdido.- asentí y me dirigí a mi padre.

-Padre.- llamé y él me miró con evidente culpa.- ¿Tienes alguna idea de que hacer?.- el alzó su bastón y una esfera de energía se formó en la punta.

La luz morada se puso de color blanco y muchas mariposas oscuras salieron de su arma y comenzaron a transformarse en blancas.

-¿Qué estás...

-Liberé las almas que tenía atrapadas en mi bastón, esas aún las podía controlar.- miró al maestro.- pero ahora son almas libres al igual que las mariposas.

-Creí que solo yo podía purificar akumas.- dijo mi compañera.

-Purificar no es lo mismo que liberar.- comentó el maestro.- él solo extrajo el poder que les dió, tú lo purificas por completo, transformando la oscuridad en luz.

-Pues eso tiene más sentido, my Lady siempre ha sido una bellísima luciérnaga.- ella rodó los ojos y me golpeó la nariz.

-Te equivocaste de bicho, gatito.

-¿Segura princesa?.- la reté con la mirada y ella se acercó más.

El carraspeo del maestro y mi padre hizo que nos separaramos abochornados.

-Bu-bueno.- tartamudeó mi Marinette aclarando su garganta.- ¿Qué podemos hacer?

-¿Usaste tu amuleto?.- preguntó el maestro poniendo su mano en su mentón.

-Si, me dio una linterna. Con ella pudimos acabar con un akuma y la policía ha estado usando los faroles para acabar con los demás.

-Tengo una idea de lo que sería más efectivo.

Todos lo miramos asombrados con los ojos muy abiertos esperando su respuesta.

-Miraculous.- susurró sonriendo.

-¿Cómo?.- cuestionamos mi padre y yo, nos miramos y volvimos a mirarlos a ellos.

Ladybug sonrió y supe en ese momento que ya sabía que hacer. Tomó su yoyo y se balanceó en dirección a la Torre Eiffel.

-¡Hey! ¡Espera!.- grité yendo detrás de ella, mi padre y el maestro nos siguieron.

Ambos aterrizamos en el piso con la Torre Eiffel delante, ella se dió vuelta y me sonrió.

-¡Miraculous Ladybug!.- exclamó lanzando la linterna que había dañado de su yoyo segundos antes.

Una luz brillante iluminó el cielo nublado y oscuro de París, dejando a la vista miles de mariquitas reparando todos los daños del lugar, envolviendo a los akumas y haciéndolos desaparecer en pequeñas mariposas blancas.

Sus heridas se habían curado y las mías también, la paz volvió a la ciudad de París.

Un calor me invadió en todo el cuerpo y en ese momento supe... que había cumplido mi misión.

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