The first meeting.
Dean Howard, Monday, 07:40 a.m.
Una vez más, mi alarma suena. Y una vez más, estoy llegando tarde a la facultad. Está bien, no hay problema.
Una ducha rápida y de agua tibia es más que suficiente para despertar de buen humor.
Luego de la ducha y de vestirme con lo primero que encontré, guardé todo y me aseguré de tener conmigo mi cuaderno.
Es uno muy simple. Negro, con un delgado trozo de cinta negra marcando una página en específico.
Aquella página marcada, significa el inicio de una sección especial entre aquellos trozos de papel. La llamé “Abismo” y sí, tengo reservada esa parte del cuaderno por si un día, por haber retenido tantas cosas, exploto y necesito desahogarme en algún lado sobre todo aquello que me atormentó.
No escribí allí aún, pero no pienso usarlo si no es para eso.
Fuera de eso, al cuaderno lo acompaña una pequeña pero muy delicada pluma de plata que contiene un grabado en ella;
“Sé el lugar especial de alguien, cambia su mundo para bien.”
La pluma es un regalo de mis padres. Esperaban que viviera mí vida como yo quisiera, o al menos eso dicen aquellos que los conocieron.
Ah, ¿Olvidé decirlo, verdad? Lo siento. Mis padres murieron cuando yo era muy pequeño durante un viaje de negocios, mis recuerdos sobre ellos son escasos.
Desde entonces, he estado en 3 familias de acogida ya que de mí familia solo conocía a mis abuelos, pero eran incapaces de cuidarme por diferentes motivos.
A día de hoy y por razones obvias, ya no me buscan una familia de acogida, ¿Tengo que decir cuando dejaron de hacerlo? Porque creo que es muy obvio.
Como sea, luego de guardar todo, me dirigí a la facultad, la cual queda a unos 20 o 30 minutos de dónde vivo.
Una vez allí, tomé asiento y di inicio a la rutina de cada día.
Claire Singh, Monday 08:20 a.m
Llegué un poco tarde a la facultad, mas no tiene importancia.
Sumergida en mis pensamientos, lo único que puedo oír es la música a través de mis audífonos.
No miro nada ni a nadie. Son la misma máscara pero en personas distintas. Es repugnante.
Meto mis manos en el bolsillo de mi buzo, el cual es oscuro y a decir verdad, me queda bastante grande. Es la idea.
Llegué al aula y me fui a sentar al fondo. No me quité los auriculares a pesar de que el profesor había ingresado al aula para dar inicio a su clase.
No iba a anotar nada de lo que dijera. Después de todo, ya no tiene caso que lo haga. Durante toda la clase, lo único plasmado entre mis hojas son garabatos.
En algún punto, el profesor me pidió que me quitase los auriculares. Obedecí, no quería arruinar mis notas con una estúpida pelea.
Al instante en que me los quité, me fue posible oír murmullos en el lugar. Unos instantes después comprendí de qué se trataba.
Estaban hablando de mí.
Nada muy grande. Que soy una antipática, que estoy loca, rumores falsos sobre cosas que hice, etc.
Simplemente los ignoré. Solo perdería tiempo si les respondía.
En el transcurso de la clase, me dediqué a observar por la ventana. No sé que miraba, pues no buscaba nada.
Pero noté que al otro lado del aula, alguien me observaba. Se trataba de Howard. Compartimos una sola clase, mas nunca hemos hablado.
Sin embargo, por alguna razón, me dió un papel con la pregunta “¿Quién eres?” en ella.
Volteé para mirarlo confundida. Nunca habíamos hablado, pero conocíamos el nombre del otro.
Observé el papel nuevamente y escribí “¿Que quieres decir? Soy Singh.” y se lo di.
Esperé unos momentos y luego recibe nuevamente aquel trozo de papel. Decía:
“Me refiero a quién eres realmente. Aquel lado tuyo que nadie conoce, tu verdadero yo.”
Leer eso fue... Extraño. Me sorprendió de algún modo, pero me quedé atónita al leerlo y no supe que responder.
“Aunque no lo creas posible, eres capaz de cambiar el mundo. Incluso el mundo de alguien más.”
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