Falling like the Stars. (I of II)
Dean Howard's notebook.
"Encontraremos nuestras estrellas."
Eso fue lo que le dije a Claire en el que, para mí, se convirtió en mí día favorito.
Aunque sin saberlo, ya la había encontrado.
Esta vez el paseo será diferente. Claire será quien tenga el honor de iniciar otro de nuestros pequeños viajes y, hasta donde tengo entendido, comenzará un poco antes del anochecer.
—El paseo de hoy va a ser diferente, pero no por eso menos especial. Después de todo, ¿quien dijo que lo nuevo es menos interesante?
Sin duda Claire había cambiado desde que los paseos iniciaron.
Sus ojos color miel —ojos dorados, ojos de caramelo, entre tantas formas en que me referí a ellos— habían cobrado un nuevo brillo.
Poco a poco se había abierto más al hablar y yo no podría estar más feliz de escucharla hablar de algún tema de su agrado sonriendo, mientras que ahí me tenía a mí enfrente suyo, sonriendo a lo bobo escuchándola.
Simplemente me encantaba verla jugar con su cabello o su cámara mientras hablaba y sonreía. Era hermoso.
Si hay algo de lo que no me arrepiento, es de haberle enviado esa pequeña nota.
Sin duda Claire es una pequeña luz muy peculiar.
—Dean Howard
Dean Howard's off the notebook.
***
¿Cuando fue la última vez que me sentí de esta forma? Sinceramente no logro recordarlo.
Esta vez iba a mostrarle algo distinto a Dean. Él me mostró cómo ve el mundo, o al menos una parte, pero yo aún debo mostrarle mí forma de verlo.
Él expresa lo que siente y piensa a través de las palabras.
Yo expreso lo que siento y pienso a través de la fotografía.
Él tiene un objetivo simple y complicado a la vez.
Yo tengo uno simple mas no la confianza para alcanzarlo.
¿Conclusión? Somos distintos y a la vez iguales. Dos piezas de un rompecabezas que encajan a la perfección con sus virtudes y defectos.
Creo que esa es una de las razones de porqué quiero a ese estúpido pelinegro de metro ochenta llamado Dean. El porqué quiero a ese poste de luz.
Estaba nerviosa. Muy nerviosa.
Quizá era el miedo de no saber si le gustaría, el miedo a que algo salga mal u otra cosa. Como, por ejemplo, el hecho de que se trata de Dean.
En eso se basaban mis pensamientos, tanto así que solo salí de ellos cuando tocaron a la puerta y encontré a un poste de luz sonriendo, con una mochila y la nariz roja por el frío.
Parece el reno Rudolph.
Lo hice pasar, le pedí que me esperara y fui a buscar mí pequeño álbum de fotos. Vaya, sí que tengo muchos tesoros ahí.
Finalmente lo tomé de la mano y lo guié al destino de la tarde: El techo de mí casa.
Sí, ese es el lugar que le quiero mostrar primero. Es agradable, te hace sentir bien si eres como yo, alguien que solo necesita de un tiempo a solas observando una pequeña parte de la ciudad desde el techo de su casa cuando algo anda mal.
Contrario a lo que yo creía, él sonrió y se tomó un momento para cerrar los ojos, apreciar el momento y luego el paisaje. Luego me miró con esa sonrisa que tanto me relajaba.
—Sé que no es la gran cosa —dije volviendo la vista a la ciudad—, pero es un lugar especial para mí.
—Un lugar al que sueles ir cuando quieres desconectarte de todo por un rato. Tu lugar seguro —respondió él observándome cada cierto tiempo—. ¿Verdad, lucecita?
Aquí es cuando me pregunto: ¿Acaso puede leerme la mente y recién me doy cuenta?
—¿Tienes superpoderes y vengo a enterarme ahora o solo eres tú? — Una risa escapó de mis labios. Realmente no lo comprendía a la vez que me intrigaba, aunque pareciera una estupidez.
—Es algo a lo que me gusta llamar "Compartir formas de ver las cosas a la vez que no."
—Es algo intrigante, en mí opinión.
Permanecimos así durante varias horas, a veces incluso con un silencio cómodo. Comenzó a anochecer, podían apreciarse algunas estrellas, aunque no muchas.
A diferencia de otras veces, tomé una sola foto. Cada fotografía tiene una historia detrás, y esta tiene una muy especial.
—¿Sabes, Dean? Te mostraré la forma en que yo veo el mundo.
"Cada fotografía tiene una historia detrás."
— Claire Singh
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