Day two, second trip.
Claire, quien yacía en su cama, miraba el techo anonadada, extasiada. Pues aquel paseo que Dean le había concedido, la había fascinado.
Se maldijo por no haber llevado su cámara con ella, ya que de haberla llevado, tendría fotos inmortalizando aquella vista.
Sea como sea, su felicidad luego de aquel paseo se veía reflejado en su rostro.
En su mente reproducía los recuerdos de hace unas horas como si de una película se tratase. Recordar cada momento, cada minuto, era más que suficiente para verla esbozar una sonrisa.
Tal era su felicidad, que ni siquiera los gritos de sus padres eran capaces de arrebatarle aquel hermoso gesto. Uno que era tan hermoso como efímero.
Con miedo de olvidar lo que fue capaz de observar, se aproximó rápidamente hacía un sketchbook que yacía en lo más profundo de su cajón juntando polvo.
Lo tomó entre sus manos, quitó el polvo acumulado en su tapa y se limitó a buscar una hoja en blanco.
Una vez la encontró, tomó un lápiz y comenzó a dibujar todo lo que fue capaz de ver con lujo de detalle.
Fueron en total 4 horas las que pasó frente aquel cuaderno, pero valió la pena.
Sus manos, antes pálidas, estaban ahora cubiertas de grafito. No importaba cuan sucias estuvieran sus manos a causa de ello, sabía que había valido la pena.
Había logrado retratar el lugar al que había ido con Howard sin olvidar ningún detalle.
Desde los árboles y sus hojas caídas, hasta la mesa de picnic que se hallaba a un costado y los edificios de la ciudad.
Mientras dibujaba, se le ocurrió algo.
Dean quería mostrarle lugares de la vida cotidiana pero desde otra perspectiva, ¿No es así? Pues entonces ella también le mostraría lugares desde otro punto de vista.
No estaba segura de si sería buena idea. No por miedo a que a él no le gustaran los lugares que le muestre, sino más bien de su reacción ante la propuesta.
Miedo a que se ría de ella o se burle.
Sí, eso es un pequeño fragmento de lo que se esconde bajo aquella máscara.
En el anochecer de aquel día, Claire tomó su cámara, su abrigo y fue a reunirse con Dean.
Estaban a punto de partir hacia el próximo lugar que el pelinegro tenía planeado ir cuando de pronto ella lo detuvo.
La miró a los ojos, un tanto perdido. Le preguntó si ocurría algo, y ella solo respondió.
— Quiero mostrarte otros lugares también. Lugares que yo conozco y me gustan. Eso, claro, si es que estás de acuerdo. — Lo miró. Tenía miedo, sí, pero intentaba esconderlo.
Desconcertado, Dean se le quedó viendo, pues era algo que no esperaba.
Luego de unos cinco minutos, finalmente respondió.
— Guíame. — contestó seguro.
Fue así como Claire lo llevó a una laguna. Claro, el viaje tomó tiempo, pero finalmente estaban allí.
Se sentaron sobre unas rocas que se encontraban cerca y se quedaron apreciando la vista.
Howard estaba encantado con el lugar. Estaba apreciándolo, observándolo, tratando de conservar cada pequeño detalle grabado en su memoria.
Singh lo miró un poco más calmada.
— ¿Que opinas?
— Es simplemente hermoso.
La luna se reflejaba en el agua junto a las estrellas, casi no había ruido además del que generaban las hojas de los árboles al chocar entre sí por la leve brisa que había.
Eran solo ellos dos.
Dos jóvenes universitarios, en su pequeño pero único mundo.
❛❛Las noche no es menos maravillosa que el día, no es menos divina; en la noche las estrellas brillan, y hay revelaciones que el día ignora.❜❜
- Nikolaj Berdjaev.
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