Capitulo 3
Habían pasado unos pocos días desde aquel suceso que marco algo en aquellos cuatro jóvenes.
No habían podido volver a ir a aquella plaza, y definitivamente no sabían cuándo volverían a ver a esas hermosas Señoritas.
Para Seiya era algo incluso más confuso, sus sueños y aquella hermosa mujer, lo estaba confundido el sabía que se había enamorado de Saori, pero también estaba consciente de que nada pasaría por qué el era su caballero y ella una Diosa que había jurado castidad, y estaba bien el podía conformarse con solo velar de su seguridad y estar a su lado como un amigo o solo un protector.
Pero desde el momento que despertó de aquel estado entre la vida y la muerte en donde Hades había intentado retenerlo noto inmediatamente que su sentir por Saori ya no era igual
Seiya estaba en uno de los jardines de la mansión, en particular siempre prefería venir a este, no solo por qué era un lugar algo aislado si no porque sin saber las rosas era una flor que buscaba por instinto, de alguna manera su aroma le recordaban a la Dama de sus sueños.
Ahora que igual lo piensa, el y otros empezarían a asistir a la escuela, mañana, definitivamente sería todo un reto.
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Saori estaba en su despacho, terminó algunos de los pendientes que tenía al ser dueña de la fundación, estaba cansada pero aún así la sensación y poder hacer esto la reconfortaba, después de todo el mundo están en paz, sin alguna amenaza externa.
Los chicos irían a la escuela, al menos Seiya, Shiryu, Hyoga y Shun lo harían, sabía que no estaban familiarizados con ese ambiente pero realmente sería una buena distracción, eso y que aunque sea por ahora podrían ser solo chicos normales.
Levantándose de su escritorio camino hacia el ventanal de su despacho, observando el cielo tan despejado y tranquilo, después de tantas adversidades por fin podían disfrutar de la paz del mundo.
Perdida un poco en sus pensamientos estaba intrigada de como se desenvolverian sus cabelleros en la escuela, pues era obvio que sería una experiencia totalmente nueva para ellos, solo esperaba que no tuvieran muchos problemas.
Un repentino golpe en la puerta de su despacho la saco de sus pensamientos, tomándola por sorpresa más no tardo en volver a tener el control de si misma, sin más hablo con serenidad y firmesa.
- Adelante - Termino de decir en lo que tomaba aciento en su silla.
Tatsumi entro al despacho, haciendo una reverencia hacia su Señora.
- Mi Señora, ya es muy tarde debería ir a descansar, mañana será un día muy productivo -
Saori solo asintio de manera suave, haciendo un ligero movimiento de su mano para indicar que Tatsumi podía retirarse.
- Con su permiso, Señorita, le deseo una buena noche -.
Retirandose de manera inmediata una vez terminando de hablar.
Sin más trabajo por hacer y con el cansancio del día Saori, poco después de Tatsumi también salió de su despacho para retirarse a sus aposentos y descansar, después de todo mañana sería un día muy interesante.
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En la mansión normalmente silenciosa y tranquila, había un caos en la habitación del cabello de pegaso, definitivamente el reto de ser estudiantes empezaba a primera hora del día y Seiya lo estaba lamentando.
Moviéndose a toda prisa para terminar de alistarse, pues se había quedado dormido y a comparación de Shun, Hyoga y Shiryu que ya se encontraban desayunado el estaba muy retrasado, bajando las escaleras a toda prisa llego al comer sentándose a prisa para poder desayunar.
- Buenos días - Saludo de forma rápida antes de empezar a devorar la comida, causando que se ahogara por la forma en la que estaba comiendo siendo Shun quien le pasó un vaso de jugo para ayudarle a pasar la comida.
- Deberías levantarte más temprano Seiya - Regaño de manera suave Saori con una pequeña sonrisa al ver el comportamiento de su querido pegaso.
Shiryu y Hyoga solo soltaron un suspiro de resignación, teniendo una leve idea de tal vez el porque le costó a Seiya el despertar.
Seiya una vez con la boca sin comida, contesto con simpleza - Si, lo siento Saori - levantandose con sus cosas y saliendo de la vista de los demás.
Saori aunque por fuera no lo demostrará, en el fondo la respuesta de Seiya y su comportamiento la sorprendieron, la forma en que le hablo sin mirarla y sobre todo la ausencia de el tono suave y cálido en su voz cada que se diríjia a ella había desaparecido.
Los demás las notar que el ambiente se puso tenso de manera inesperada, no tardaron en también terminar su respectivo desayuno para irse antes de que el autobús los dejara.
- Hasta luego Saori, que tengas un buen día - se despidió el peliverde.
Hyoga solo hizo un leve movimiento con su cabeza en señal de despedida, llendo detrás de Shun.
Shiryu siendo el último en el comedor, hablo con respeto hacia Athena - Saori, gracias por esta oportunidad, al principio ninguno estaba seguro de hacer esto pero no perdemos nada intentando, con permiso - sin más antes de que Athena pudiera contestar algo Shiryu se fue siendo consciente que se les hacía tarde, Saori no intento hablar, ahora estando ella sola se levantó para irse a hacer sus deberes, deseando que los chicos tuvieran un buen día, aunque le habría gustado decírselos.
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Por fin habían llegado a la preparatoria, estaban nerviosos pues en definitiva era algo muy nuevo para ellos, dirijiendose hacia la dirección para saber en qué salón estarían caminaron con seguridad, aunque en el fondo las miradas que tenían sobre ellos los estaban poniendo cada vez más nerviosos.
Shiryu fue quien llamo a la puerta con ligeros golpes, cuando eschuron el permiso para pasar finalmente los cuatro ingresaron.
El director estaba mirando con atención unos documentos, dejando eso de lado les dio una sonrisa cansada a los chicos.
- Bienvenidos muchachos, me alegra su puntualidad, espero puedan integrarse sin tanto problema en la escuela - sus palabras eran sinceras, después de todo los nuevos estudiantes habían sido educados en casa así que esperaba que pudieran adaptarse sin problemas.
Tomando unos papeles que tenía aparte les entrego uno a cada joven.
- Esos son sus horarios, y la lista de los demás materiales que necesitan, así como las reglas, pueden retirarse -
Seiya, Shun, Hyoga y Shiryu solo asintieron, tal parece que no había sido necesario hablar pues el director fue bastante directo.
Al salir de la oficina un joven de su edad con una apariencia simple los esperaba, sin más se presentó.
- Buenos días, soy el delegado de la clase yo los guiaré al salón, también cualquier duda que tengan no duden en consultarme -
Sin esperar una respuesta de su parte empezó a caminar confiando en que lo seguirían, no quería ser grosero pero se les estaba haciendo muy tarde y las presentaciones podían hacerse después.
No tardaron más de 5 minutos en por fin llegar a su destino, el delegado se volteo a mirarlos para explicarles.
- Anunciaré su llegada, entren cuando la maestra les indique, tienen que presentarse para que podamos conocerlos-
Shun tomo la palabra - De acuerdo, mucha gracias -
El delegado solo contesto de manera simple - No hay de que, es mi responsabilidad - terminando de contestar entro al salón para informar su llegada.
Seiya si bien estaba algo nervioso tenía una sensación extraña, no sabía cómo descubrílo pero intentaba no prestarle mucha atención.
Hyoga, Shun y Shiryu también tenía un extraño presentimiento, la sensación era rara, no se sentía como un mal presagio que era la sensación con la que desafortunadamente tenían familiaridad, pero aún asi los tenia inquietos, el llamado de una vez femenina indicando que pasaran los distrajo del rumbo que estaban tomando sus pensamientos.
Seiya tomo está oportunidad para hacer de las suyas, todos habían estado muy tensos así que son más dijo - Y ¿bien?, listos para esta tortura- en su voz podía notarse la exageración, y sarcasmo.
- No es la gran cosa - contesto el rubio
Hyoga solo elevó de manera imperceptible la comisura de sus labios, mientras que en Shiryu y Shun la tensión que tenían desapareció al mismo tiempo que se formaba un sonrisa en su rostro.
Hyoga fue el primero en entrar, después fue Shun, Shiryu y por último Seiya,
Los nervios habían desaparecido, llenos de confianza se pararon frente a la clase, estaban tan calmados ahora que una vez que sus ojos se encontraron con los de ellas, olvidaron cualquier pensamiento que pasará por su mente.
Que tan caprichosa era la vida como para tener semejantes coincidencias, las mujeres que habían estado intentando volver a ver desde ese día estaban justo frente a ellos.
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