Una mujer de cabellera plateada se encontraba en el que, alguna vez fue un reino próspero, un lugar de ensueño, nada más ni menos que el Milenio de Plata.
En su mirada podía notarse un sentimiento de tristeza, preocupación y nostalgia, aquella reina estaba preocupada por su amada hija y sus queridas guerreras, hasta ahora han pasado por mucho y lo que está por pasar dará grandes cambios en su vida.
- Tarde o temprano la verdad siempre saldrá, mis queridas niñas muy pronto su vida se cambiara a lo que su alma y corazón tanto anhela - . Tras terminar de citar sus pensamientos aquella figura fue desvaneciéndose.

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Sailor Moon heroína del universo y princesa del antiguo Milenio de Plata, actualmente con el nombre de Serena Tsukino una estudiante de preparatoria, últimamente ha tenido extraños sueños donde se encuentra acompañada de un joven de cabello castaño.

Razón por la que no ha dormido bien últimamente, la mayoría de sueños son con aquel joven, sin embargo también hay algunos en donde se encuentra con las Outers en compañía de otros hombres. Pero lo que más la inquieta es aquel sentimiento que tiene al pensar el aquel joven, no puede evitar sentirse frustrada, confundida y con un gran vacío, el sentimiento es tan doloroso, duele, le duele de una forma inexplicable; no a querido decirle nada a sus amigas, no solo para que no se preocupen, si no para que no estén atrás de ella simplemente para recordarle su deber con el futuro.

Ama a sus amigas, es solo que justamente en estas últimos meses desde lo de Galaxia han estado detrás de ella con todo acerca de que tiene que empezar a preparase para el futuro.

Desde una parte de la habitación Luna la mira con preocupación - Buenos días Luna - Saluda a su gatuna amiga con una bonita sonrisa.

- Sabes que puedes confiar en mi ¿verdad Serena? - la mirada de luna reflejaba preocupación por su princesa, ha estado extraña y no, el levantarse temprano no es lo único que ha notado, ella esta orgullosa de la madurez que ha obtenido Serena, pero no le gusta que aquella bella sonrisa este poco a poco siendo forzada.

Serena lo sabía, pero como decir que esta dudando, realmente intentará entenderla, ella quería contarle, quería poder aliviar un poco aquel sentimiento que le hacía difícil respirar.

- Lo sé Luna, siempre podré contar contigo - con esto dicho, Serena termino de alistarse, saliendo de la habitación.

'Realmente espero que todo mejore Luna'- aquel pensamiento paso rápidamente por su cabeza, 'Realmente lo espero'.

- Muy bien basta de tristezas, hoy tendré una cita con Darien y no quiero lucir como un zombie -. En un intento de mejorar su humor intento pensar en su querido Darien, solo que no había emoción, ni alegría, que estaba pasando con ella, ella quería mucho a Darien, antes pensar en el Asia que sintiera una felicidad y dicha simplemente preciosa y ahora no hay nada. No le daría más vueltas a estos pensamientos, almenos no por ahora.

Sin más aquella joven princesa salió de su casa emprendiendo camino a la escuela.

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Pasando del medio día, en otra parte de Japón un hombre de cabellos castaños y ojos cafés con ligeros tonos rojizos, se encontraba acostado en aquella habitación que usaba cada que se quedaba en la Mansión.
Esos sueños, aquella mujer, esa hermosa mujer con una hermosa sonrisa, desde que despertó del coma que en lo había puesto Hades, no había día que no soñara con ella, una mujer de larga cabellera rubia, con un peinado particular pero que solo la hacía más preciosa y única. Nunca podía verle el rostro y aunque llegaba a escuchar su voz, una vez que despertaba por más que intentara recordarla le era imposible.

Estaba confundido en cada sueño su corazón, su alma se llenaba de paz, alegría, dicha y simplemente quería seguir a lado de ella, sin embargo al despertar su sentir se volvía totalmente lo contrario un sentir de enojo, frustración y tristeza, el vacío que sentía, las inmensas ganas de llorar que lo invadían sin el entender el por qué, ¿Quién era ella?, ¿Por qué la necesidad de tenerla en sus brazos y no soltarla?.

Seiya soltó un gran suspiro, no entendía nada y aunque quisiera hablarlo con alguien de alguna manera inexplicable guarba esos sueños celosamente para el. Se encontraba sumergido en su mente hasta el momento que sintió el cosmos de Shiryu, Hyuga y Shun llegar.
Con un estado de anime mejor decidió ir a donde ellos.

- Vaya miren quiénes decidieron aparecer- les habló con un tono animado y alegre, pues estaba feliz de verlos, - Y bien ¿Cómo han estado perdidos? - pregunto con ánimos, desde que despertó, los chicos estuvieron con el para asegurarse que todo estuviera bien, así una vez que estaban seguros de su salud tomaron distintos rumbos.
Shiryu regreso a los Cinco picos, Hyuga a Siberia a visitar a su madre, y Shun era el que estaba en la mansión en espera de alguna señal de su hermano así como el poder cuidar de Saori.

- ¿Cómo te encuentras Seiya?- el primero en hablar fue el pelinegro con un tono calmado y amistoso.

- Me encuentro bien, no hay de que preocuparse Shiryu- contesto tratando de que no se notara la duda que sintió al responder, si bien no estaba mintiendo por ahora no quería hablar de aquellos sueños, sin embargo sabia que podía confiar en ellos por lo que en algún momento lo comentara.

- Tan escandaloso como siempre- aquel comentario no fue más que de que Hyoga, estaba feliz de volver a ver a casi todos.

- Seiya ¿ Desayunaste?, iremos a visitar a los niños del Orfanato, ¿Nos acompañas?- Shun como siempre aquel chico amable, pregunto por su bienestar ya que al ser el único que estaba en la mansión han podido verse más seguido, y a visto el algo extraño ánimo de su amigo.

- Por supuesto que voy, No e hizo en estas semanas y Seika seguramente me querrá colgar por ello- contesto con entusiasmo, necesitaba distraerse un poco y que mejor que ir a ver a su hermano y a los niños.

- Bien aunque deberíamos ir por algunos presentes para ellos, después de todo nosotros no los hemos visitado al contrario de Shun y Seiya - aquella sugerencia fue hecha por Shiryu.

- Estoy de acuerdo, sirve que en el camino terminamos de ponernos al corriente- Contesto Hyoga, de forma tranquila.

- ¿Que esperamos?, ¡ Andando! - Con la respuesta del caballero de pegaso, los cuatro emprendieron su camino a la plaza.

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El destino es impredecible y la manera en la que juega con los eventos siempre será confusa, por que sin que aquellos jóvenes caballeros lo supieran encontrarán aquello que en lo más profundo de su alma an anhelado, desenterrado recuerdos.
Después de todo nuestra princesa y el caballero de pegaso no son los únicos que se verán envueltos en recuerdos del pasado, pues aquellos eventos de antaño que fueron manipulados en su mente poco a poco tomaran forma.