009.
EL AMBIENTE EN LA empresa estaba cargado de expectación, era el último día laboral antes de las vacaciones navideñas, y el gran salón de eventos estaba decorado con luces cálidas, mesas adornadas con centros de mesa llenos de nochebuenas y velas, y un gran árbol en una esquina, repleto de adornos tradicionales, la cena de la empresa era una tradición anual que nadie quería perderse.
Jungkook llegó un poco más tarde de lo habitual, había pasado más tiempo de lo planeado en casa, dándole vueltas a su ropa, finalmente, optó por un elegante traje negro, su alfa interior estaba inquieto desde la llegada al evento, buscando a Taehyung en la multitud de empleados que conversaban y reían animadamente.
Cuando finalmente lo vio, sintió que el tiempo se detenía por un momento, Taehyung llevaba un abrigo crema de punto fino que resaltaba su piel dorada y un pantalón negro ajustado que caía con elegancia sobre sus botas, estaba conversando con una alfa de su piso, Hyejin, una mujer alta con un cabello corto impecablemente peinado y una sonrisa encantadora, Jungkook frunció ligeramente el ceño al notar la cercanía entre ellos.
La cena comenzó con platos tradicionales como sopa de pastel de arroz, bulgogi y mandú, Jungkook apenas probó su comida, su atención estaba completamente en Taehyung, lo observaba reír y conversar con Hyejin, sus gestos eran relajados y cómplices, el lobo de Jungkook gruñía en su interior, queriendo intervenir, pero él se obligó a mantenerse en su lugar.
—Cálmate, Gguk, tu olor te delata. —La voz de Jimin lo sacó de su pequeño tormento, su amigo se acercó con una taza de té en mano, luciendo despreocupado.
—No sé de qué hablas. —Jungkook trató de sonar casual, pero su mirada seguía fija en Taehyung.
Jimin bufó. —Claro, no lo estás mirando fijamente como si quisieras arrancar a esa alfa de ahí— Jimin lo miro como cautela— ¿Cuánto tiempo vas a seguir haciendo esto?
—¿Haciendo qué?
—Pretendiendo que esta situación no te importa. —Jimin tomó un sorbo de su bebida y se encogió de hombros.
Jungkook apretó la mandíbula. —No es tan simple, Jimin.
—Claro que lo es, habla con él, antes de que alguien más lo haga. —Jimin señaló discretamente hacia Taehyung, que en ese momento reía ante algo que Hyejin había dicho.
Cuando llegó el momento del intercambio de regalos, todos se reunieron en un círculo, animados por la atmósfera festiva, los empleados iban entregando sus regalos con entusiasmo y risas, finalmente, fue el turno de Taehyung, caminó hacia Hyejin con una caja cuidadosamente envuelta en papel rojo.
—Espero que te guste —dijo Taehyung con una sonrisa amable, entregándole el regalo.
—¡Gracias, Taehyung! —respondió Hyejin, abriendo la caja con curiosidad, dentro había un set de tazas de cerámica pintadas a mano por Taehyung, decoradas con pequeños paisajes invernales.
—Son preciosas —comentó ella, visiblemente emocionada.
El alfa rubio sonrió, satisfecho. Jungkook apretó los dientes al ver la escena, su lobo se removió inquieto, deseando reclamar el espacio al lado de Taehyung.
Poco después, fue el turno de Jungkook, caminó hacia su compañera de equipo, Jiyeon, con un paquete envuelto en papel azul y un lazo plateado.
—Espero que te guste, Jiyeon —dijo Jungkook mientras entregaba el regalo.
—Gracias, Jungkook —respondió ella, desenvolviendo el paquete—. Es perfecto, muchas gracias.
—Me alegra que te guste —dijo Jungkook, pero su mirada no tardó en buscar de nuevo a Taehyung.
El intercambio continuó, pero Jungkook apenas prestó atención, observaba de reojo a Taehyung, quien ahora conversaba cómodamente con Hyejin y otros compañeros. Finalmente, cuando la mayoría comenzó a dispersarse, Jungkook lo vio salir del salón hacia el balcón.
Sin pensarlo dos veces, lo siguió.
El aire frío de Diciembre le golpeó el rostro al salir, Taehyung estaba apoyado en la barandilla, mirando las luces de la ciudad, había algo melancólico en su postura, algo que hizo que el lobo de Jungkook se calmara ligeramente, percibiendo una vulnerabilidad que no había notado antes.
—No esperaba encontrarte aquí —dijo Jungkook, acercándose con cautela.
Taehyung giró apenas la cabeza.
—Necesitaba un poco de aire —respondió, sin mirarlo.
Jungkook se apoyó en la barandilla junto a él.
—¿Estás bien? —preguntó.
—¿Por qué te importa? —replicó Taehyung con calma.
El silencio entre ellos se volvió pesado, Jungkook respiró hondo.
—Taehyung, lo siento, por desaparecer esa noche, por no responderte...
—¿Por qué lo hiciste? —Taehyung lo miró por fin, su voz baja.
Jungkook vaciló.
—Hubo una emergencia, y no sabía cómo decírtelo... Jimin estaba delicado, tuvo un accidente, ademas, su alfa me pidió que lo cuidara porque está embarazado y la situación lo complicó todo, fue algo inesperado y no estaba preparado para manejarlo, lo siento muchísimo si no contesté tus mensajes, de verdad no fue mi intención ignorarte, estaba preocupado, confundido y tratando de asegurarme de que todo estuviera bien, sé que nada de esto justifica mi silencio, pero quiero que sepas que no fue por falta de interés.
Taehyung frunció el ceño, su voz apenas contenida por la mezcla de emociones que lo inundaban.
—¿Por qué no me lo dijiste después, Jungkook? Pasaron dos semanas... y ni una palabra. ¿Sabes lo que pensé? Que te había incomodado, o peor, que fui yo quien te presionó.
Jungkook negó rápidamente, su expresión reflejando culpa y ansiedad.
—Tae, no es eso, nunca fue eso.
Taehyung apartó la mirada, su mano apretando la barandilla mientras trataba de mantener la compostura.
—Hiciste que me sintiera... estúpido, por querer estar cerca de ti, por pensar que tal vez... —hizo una pausa, mordiéndose el labio mientras su voz vacilaba—. Por pensar que tal vez esto significaba algo más.
Jungkook dio un paso hacia él, su alfa luchando contra el deseo de tocarlo, de consolarlo.
—Lo significa, Taehyung, lo significa más de lo que puedo explicar ahora.
El alfa azabache sintió un nudo formarse en su garganta, como si todo lo que quería decir estuviera bloqueado por el peso de su propia inseguridad, las palabras parecían bailar en el borde de su lengua, pero se desvanecían antes de encontrar su voz. Jungkook inhaló profundamente, intentando calmar el caos en su interior, sabía que su alfa lo impulsaba, pero esta vez no era solo instinto, era el corazón el que hablaba.
Cuando finalmente habló, su voz salió más baja de lo que esperaba, un susurro cargado de vulnerabilidad.
—No sé si alguna vez podré encontrar las palabras correctas para esto... pero sé que no puedo seguir guardándomelo, Tae, no puedo seguir viéndote y pretendiendo que no siento lo que siento.
Jungkook levantó la mirada, encontrándose con los ojos de Taehyung, que lo miraban con desconcierto, había algo en esos ojos que lo destrozaba, como si pudiera ver el daño que había causado sin intención, y al mismo tiempo, la chispa de algo más, algo que tal vez aún no estaba completamente perdido.
—Sé que te fallé, que debí ser honesto contigo desde el principio, pero... —Hizo una pausa, apretando las manos en los bolsillos para evitar que temblaran—. Estaba asustado, Taehyung, no porque tú no importaras, sino porque importas demasiado, porque cuando estoy contigo, todo lo demás parece desvanecerse, y eso me aterra más de lo que puedo explicar.
El silencio que siguió fue como un abismo entre ellos, lleno de emociones que ninguno de los dos sabía cómo manejar. Jungkook sintió el impulso de seguir hablando, de explicarse mejor, de despojarse de todo el peso que había llevado durante semanas.
—Y esa noche... —Continuó, su voz quebrándose ligeramente—. Esa noche en tu departamento fue la primera vez que sentí que tal vez había algo más entre nosotros, algo que podría ser real, pero también fue la primera vez que me di cuenta de lo mucho que podía perder si no lo manejaba bien, no quería arruinarlo.
Las palabras finales quedaron suspendidas en el aire. Jungkook buscó desesperadamente una señal en el rostro de Taehyung, cualquier indicio de que podía haber esperanza, de que aún no lo había perdido por completo.
Taehyung, con los ojos brillando, dejó escapar una leve risa, pero sus labios temblaban.
—Te-tengo miedo, Jungkook, no es solo por nosotros, es por todo lo que implica... ambos somos alfas, ¿entiendes lo que eso significa? No es algo sencillo, no es algo que la gente pueda aceptar tan fácilmente, nos mirarían con desprecio, nos señalarían, nos juzgarían como si lo que sentimos fuera un error, como si estuviéramos desafiando las reglas mismas de lo que debería ser,
Taehyung bajó la mirada, incapaz de sostener el peso de la intensidad en los ojos de Jungkook. Su voz temblaba, con miedo.
—Yo, no sé si soy lo suficientemente fuerte para enfrentar eso, para enfrentar a un mundo que nos ve como algo... incorrecto. Siempre he intentado seguir las normas, encajar, pero contigo... todo lo que creía saber se desmorona.
Levantó la vista, encontrándose con Jungkook de nuevo, esta vez con lágrimas acumulándose en sus ojos.
—Tengo miedo de lo que dirán, pero más que eso... tengo miedo de perderte, si las cosas se complican, si nos rompen, si yo no soy lo que necesitas... ¿qué pasa si este mundo no nos deja ser felices juntos? Yo... no sé si podría soportarlo.
Jungkook se acercó un poco más, su aliento mezclándose con el del otro, como si todo se estuviera reduciendo a ese momento, a ese único segundo en el que todo debía cambiar.
—No me importa —respondió Jungkook, su voz firme y llena de convicción, mientras sus ojos oscuros se clavaban en los de Taehyung con una intensidad que reflejaba toda su determinación—. No creo en los prejuicios, ni en esas reglas, no me importa lo que digan los demás, Taehyung. Ellos no conocen lo que siento por ti, no saben cómo late mi corazón cada vez que te miro, cómo se ilumina mi mundo solo con tu presencia.
Se acercó un paso más, reduciendo la distancia entre ambos, mientras su voz bajaba de tono, volviéndose casi un susurro cargado de emoción.
—Yo quiero estar contigo, Taehyung, quiero caminar a tu lado, enfrentar lo que sea necesario, juntos. Si el mundo no nos entiende, que así sea, porque lo único que me importa es lo que tú y yo sentimos.
Jungkook levantó una mano temblorosa y la colocó suavemente en la mejilla de Taehyung, acariciándola con ternura.
—La diosa luna nos quiere juntos, lo sé. ¿No lo sientes también? Es como si cada estrella en el cielo nos guiara hacia este momento, hacia este camino, no puedo ignorarlo, y no quiero hacerlo, no estoy dispuesto a renunciar a ti por el miedo al "qué dirán". Solo dime que estarás conmigo, que me dejarás demostrarte que no estamos equivocados.
Taehyung cerró los ojos, dejando que esas palabras se impregnaran en su ser, su lobo, en algún rincón de su alma, también había estado esperando, llamando por algo que ahora estaba allí, en frente de él.
—¿Lo dices en serio? —preguntó Taehyung, su voz temblorosa, pero llena de un anhelo sincero.
Jungkook asintió, un brillo en sus ojos reflejando toda la verdad que su corazón sentía.
—Sí, Tae, estoy dispuesto a estar juntos, a ser valientes, no quiero seguir sin ti, si mi lobo me ha guiado hasta ti, si todo lo que siento me ha llevado hasta este momento, no hay vuelta atrás, estoy listo para todo.
Los ojos de Taehyung brillaron, y en ese instante, algo cambió para siempre entre ellos, la distancia que los había separado durante tanto tiempo se desvaneció, dejando solo espacio para la conexión que habían estado buscando sin saberlo.
Taehyung levantó la vista hacia arriba, su mirada deteniéndose en las pequeñas hojas verdes y las delicadas bayas blancas que colgaban sobre ellos, una risita escapó de sus labios mientras señalaba con un ligero movimiento de cabeza.
—El muérdago... siempre me ha parecido un poco ridículo, ¿no crees? Eso de que tengas que besar a alguien solo porque está ahí colgando.
Jungkook lo miró con una ceja arqueada, pero una sonrisa divertida se formó en sus labios.
—¿Ridículo? Quizás... pero ahora me parece una excusa perfecta.
Taehyung sintió el calor subir a sus mejillas y trató de apartar la mirada, pero Jungkook ya había dado un paso más cerca, borrando cualquier espacio entre ellos.
—No es una excusa —susurró Jungkook, su voz baja, casi un murmullo que llenó el silencio entre ambos—. Es una oportunidad.
Antes de que Taehyung pudiera responder, Jungkook inclinó ligeramente la cabeza, acercándose aún más, Taehyung dejó que sus ojos se cerraran mientras el espacio entre ellos desaparecía por completo.
Sus labios se encontraron en un beso lento, cálido, lleno de emociones contenidas durante demasiado tiempo, hablaba de todo lo que ambos habían querido decir, de lo que nunca se atrevieron a expresar con palabras.
Jungkook sostuvo con suavidad el rostro de Taehyung entre sus manos, profundizando el beso, mientras Taehyung respondió, dejando que sus manos encontraran apoyo en los hombros firmes de Jungkook, el mundo parecía haberse desvanecido a su alrededor, no había luces navideñas, ni ruido, ni frío, solo estaban ellos dos, bajo el muérdago, compartiendo un momento que ambos sabían sería inolvidable.
Cuando finalmente se separaron, Taehyung abrió los ojos lentamente, su respiración entrecortada, mientras una tímida sonrisa se dibujaba en sus labios.
—Tal vez no sea tan ridículo después de todo... —murmuró, evitando la mirada de Jungkook mientras el rubor en sus mejillas aumentaba.
—Definitivamente no lo es —respondió Jungkook con una sonrisa, acercándose de nuevo para robarle un beso corto.
FIN.
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