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005.

LA NIEVE HABÍA COMENZADO a caer sobre Seúl desde la madrugada, cubriendo las calles con un manto blanco, desde los amplios ventanales de la oficina, Jungkook podía ver cómo los copos descendían con calma, acumulándose en los techos y autos estacionados, dentro del edificio, el ambiente era distinto, los empleados parecían haber contagiado su ánimo con el clima, risas, adornos, y un árbol de Navidad algo deslucido eran parte del escenario.

Jungkook, sin embargo, fruncía el ceño mientras caminaba hacia el escritorio de Jimin, quien estaba ocupado colocando esferas rojas y doradas en el árbol.

—¿De verdad cooperé para esto? —reclamó Jungkook, señalando el árbol.

Jimin, sin voltear, levantó una esfera brillante para examinarla y luego la colgó en una rama.

—No sé de qué hablas, es un árbol perfectamente funcional.

—¡Es feo! —exclamó Jungkook, cruzándose de brazos, su cabello negro caía sobre su frente, dándole un aspecto más juvenil.

Jimin giró hacia él, sonriendo burlonamente— Ah, perdón, señor "quiero un pino perfecto de dos metros", esto es lo que se pudo conseguir con lo que todos cooperaron. Además, ¡es Navidad! ¿No se supone que debes estar feliz?

—Estaría feliz si no me sintiera estafado, y aún estamos en Noviembre —Jungkook señaló con una mirada crítica el árbol, especialmente en su base torcida.

En ese momento, el aroma de Taehyung, inundó sus sentidos, el lobo de Jungkook se agitó con entusiasmo, reconociendo al instante la fuente del olor.

Está aquí.

—¿Qué están discutiendo? —pregunto el alfa mayor, entrando al área común con su andar despreocupado, llevaba un abrigo beige que hacía juego con su cabello rubio, y las puntas húmedas de este último evidenciaban que había llegado recientemente desde el exterior.

Jungkook giró para mirarlo, sintiendo cómo su lobo se empujaba hacia la superficie, ansioso por acercarse, cálmate, le dijo al animal, aunque sabía que era inútil, cada vez que Taehyung estaba cerca, su lobo reaccionaba de esa manera.

—Nada importante —murmuró Jungkook, pero Jimin se apresuró a intervenir.

—Jungkook dice que el árbol es feo.

Taehyung arqueó una ceja y se acercó para inspeccionarlo.

—No es el mejor árbol que he visto, pero tiene su encanto. ¿Quién lo compró?

—Yo —respondió Jimin con orgullo, aunque su expresión se transformó en un puchero— Y todo salió de las cooperaciones de nuestros compañeros de área.

Taehyung parpadeó, sorprendido— ¿Esperen, los empleados tienen que comprar los adornos y el árbol? ¿No es responsabilidad de la empresa?

—Debería serlo, pero Kang Yunmin es un tacaño —dijo Jimin mientras colgaba otra esfera, su tono era tan despreocupado que parecía que no le importaba que alguien lo escuchara.

Jungkook soltó una risa seca y añadió— Deberíamos enviarle una foto del árbol, tal vez hasta le cobremos por las horas extras que estamos gastando decorándolo.

Taehyung lo miró, y una chispa de diversión cruzó sus ojos— ¿Crees que reembolsaría algo? Probablemente les descontaría del sueldo por usar la electricidad para las luces.

Ambos comenzaron a reír, un sonido bajo y genuino que resonó en el espacio, Jimin, que los observaba con desconfianza, frunció los labios, algo en esa complicidad lo hacía sospechar, no era normal que ese par hablaran tan cómodamente, menos cuando hacía poco ni siquiera parecían conocerse bien.

—¿Qué pasa con ustedes dos? —preguntó finalmente.

Taehyung lo ignoró con elegancia y se volvió hacia Jungkook.

—Por cierto, ¿de qué me perdí todo este tiempo que estuve ausente?

El lobo de Jungkook se removió inquieto al escuchar su voz directamente dirigida a él. El alfa respiró profundamente, intentando calmar la sensación de emoción desbordante que lo atravesaba cada vez que Taehyung estaba cerca.

—Nada importante —respondió evasivamente, llevando la mirada hacia las luces parpadeantes del árbol.

Pero Taehyung lo estudió con una leve sonrisa, como si no creyera una sola palabra— ¿De verdad? Porque parece que el lugar ha cambiado un poco desde la última vez que estuve aquí.

—¿Lo dices por el árbol? —preguntó Jungkook.

—Por todo, el árbol, la decoración... incluso tú. —Taehyung ladeó la cabeza, dejando caer un mechón rubio sobre su frente, su tono tenía un matiz juguetón, pero sus ojos brillaban.

Jungkook frunció el ceño, fingiendo molestia— ¿Qué tiene de malo mi aspecto?

—Nada —respondió Taehyung rápidamente, levantando las manos en señal de paz—. De hecho, parece que por fin te relajaste un poco, siempre te veía caminando como si cargaras con todo el estrés de la oficina, ahora pareces menos tenso.

El comentario tomó a Jungkook por sorpresa, y sus labios se curvaron en una sonrisa breve pero sincera— Quizá porque se acercan las vacaciones.

Jimin, que seguía colgando adornos en el árbol, los observaba con el ceño fruncido, desde su punto de vista, había algo extraño en la forma en que interactuaban, sus voces, sus gestos, incluso su aroma, parecían más relajados y cómplices.

—¿Desde cuándo son taaan cercanos? —preguntó Jimin, estrechando los ojos mientras bajaba de la pequeña escalera que usaba para alcanzar las ramas más altas.

Jungkook alzó una ceja, mirando a Taehyung de reojo.

—¿Somos cercanos?

Taehyung se encogió de hombros, fingiendo indiferencia— No lo sé, pero seguro que me caes mejor que antes.

Jungkook sonrió, inclinándose ligeramente hacia él— Tú también me caes mejor que antes, aunque admito que no es un logro muy difícil.

—¿Por qué lo dices? —preguntó Taehyung con una expresión exagerada de ofensa.

—Porque al principio me parecías insoportable —respondió Jungkook sin perder el ritmo, aunque su tono estaba cargado de diversión.

—¿Insoportable? —repitió Taehyung, colocando una mano sobre su pecho, fingiendo estar dolido—. Vaya, y yo que pensé que habías tenido una impresión favorable de mí.

Jungkook rió, y su risa profunda resonó en el espacio, mezclándose con el suave zumbido de las luces navideñas, entre las bromas y las respuestas rápidas, ambos habían creado una pequeña burbuja que parecía excluir todo lo demás, incluso a Jimin, que cruzaba los brazos, claramente molesto.

—¿Saben qué? —dijo el omega finalmente, suspirando con dramatismo—. No quiero ser el tercero en discordia, así que los dejaré solos con su repentina amistad.

Taehyung lo miró por fin, con una sonrisa despreocupada— Gracias, Jimin, sabía que entenderías.

El omega puso los ojos en blanco antes de retomar su tarea, aunque no dijo nada más, su mente estaba trabajando a toda velocidad, intentando descifrar cómo y por qué dos alfas que apenas se hablaban habían llegado a ese nivel de complicidad en tan poco tiempo.

Cuando Taehyung decidió marcharse unos minutos después, su aroma permaneció en el aire, haciendo que el lobo de Jungkook volviera a agitarse.

—Nos vemos luego, Jungkook —dijo Taehyung al despedirse, su tono fue casual, pero había algo en la forma en que lo miró que hizo que Jungkook sintiera un calor inesperado.

Cuando la puerta se cerró tras él, Jimin dejó caer un adorno con un golpe exagerado, atrayendo la atención de Jungkook.

—¿De verdad no me vas a explicar qué está pasando entre ustedes?

—No hay nada que explicar —respondió Jungkook, ocultando una sonrisa mientras se inclinaba hacia atrás en su asiento.

Jimin lo fulminó con la mirada, pero no insistió, aunque sospechaba que estaba lejos de conocer la verdad, sabía que no obtendría respuestas directas, al menos no por ahora.

Por la tarde, en el comedor, el dueño de la empresa, Kang Yunmin, se presentó con una expresión seria.

—Como ya saben, estamos por entrar en las épocas navideñas, y hemos preparado aperitivos tradicionales para todos, pueden servirse tteok, hotteok, yugwa y sujeonggwa. Además, hemos decidido organizar un intercambio y una cena navideña.

El anuncio generó murmullos entre los empleados, algunos emocionados, otros ligeramente preocupados, Jungkook permaneció en silencio mientras se repartían los nombres para el intercambio, cuando recibió el papel con el nombre de su destinatario, su emoción se desinfló un poco al leerlo, sintió una punzada de decepción.

—¿Quién te tocó? —preguntó Jimin, acercándose con curiosidad.

—Una beta de recursos humanos, ni siquiera sé quién es.

Jungkook no pudo evitar que su mirada se desviara hacia Taehyung, el alfa rubio estaba inclinado hacia un compañero, riendo despreocupadamente mientras explicaba algo con sus manos, su cabello dorado parecía brillar bajo las luces cálidas, y su aroma relajado llego hasta donde estaba Jungkook, calmando al lobo inquieto en su interior.

Sin pensarlo demasiado, Jungkook dejó que una sonrisa ligera curvara sus labios, había algo en la presencia de Taehyung que lograba hacer que incluso los días más monótonos en la oficina fueran especiales.

Jimin lo observó en silencio por un momento antes de fruncir el ceño.

—¿Por qué sonríes así? ¿Acaso te gusta la beta de tu intercambio?

Jungkook negó rápidamente, tratando de disimular, pero el leve rubor en sus mejillas lo delató.

—No es eso, solo... estaba pensando en algo.

El omega rodó los ojos, claramente incrédulo, pero antes de que pudiera seguir interrogándolo, una voz familiar resonó detrás de Jungkook.

—¿Qué piensan regalar?

Jungkook giró rápidamente en su asiento para encontrarse con Taehyung, quien ahora estaba de pie junto a su mesa con una taza de sujeonggwa en las manos, su mirada estaba fija solo en Jungkook.

—Todavía no lo sé —respondió Jungkook, encogiéndose de hombros— Aunque no estoy muy inspirado, para ser honesto.

Taehyung sonrió, divertido, y tomó asiento junto a él sin pensarlo demasiado.

—Bueno, seguro que se te ocurre algo, eres creativo.

Jungkook levantó una ceja, sorprendido.

—¿Eso crees?

—Claro. —Taehyung bebió un sorbo de su bebida antes de añadir— Y si necesitas ayuda, podrías pedírmela.

El comentario, provocó un leve revoloteo en el pecho de Jungkook, su lobo se agitó nuevamente, contento de tener a Taehyung tan cerca.

—¿Y tú? ¿Ya sabes qué vas a regalar? —preguntó Jungkook, esforzándose por sonar tranquilo.

Taehyung asintió, apoyando la barbilla en una mano mientras lo miraba.

—Sí, pero no puedo decirlo, sería arruinar la sorpresa.

—¿Por qué siento que va a ser algo increíblemente elaborado? —dijo Jungkook con una risa baja.

—¿Eso crees de mí? —replicó Taehyung, fingiendo estar ofendido—. A lo mejor solo voy a regalar algo práctico, como calcetines.

—Seguro que no. —Jungkook lo miró fijamente, sus labios curvados en una sonrisa genuina.

Por un momento, el ruido del comedor y las risas de los demás parecieron desvanecerse, dejando solo la suave conexión entre sus miradas, Jimin, sentado cerca, observó la escena con una mezcla de confusión y creciente sospecha, pero no interrumpió.

Cuando Taehyung finalmente se levantó, colocando la taza vacía en la mesa, lanzó una última mirada hacia Jungkook.

—Nos vemos mañana, tal vez podamos hablar más sobre ideas para regalos.

Jungkook asintió, su voz casi fallándole— Claro.

Y mientras veía a Taehyung salir del comedor, rodeado por el suave aroma a menta que dejaba tras de sí, una pequeña chispa de algo que no podía explicar comenzó a encenderse dentro de él, tal vez el papel que había recibido no tenía el nombre que quería, pero Jungkook supo en ese instante que la Navidad, por primera vez en mucho tiempo, tenía el potencial de ser algo más que una simple tradición.

Y eso, se dio cuenta, tenía todo que ver con el alfa de cabello dorado que hacía que incluso las luces más tenues brillaran un poco más fuerte.

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