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🌕 | Under the full moon

- No creo que esto sea necesario... - dice Soobin a su mejor amigo San. - Puedo conocer a mi alfa en cualquier momento, no necesito participar otro año más en el Baile de la Luna Llena.

El joven de veintiun años estaba sentado con las piernas cruzadas sobre su cama mientras San buscaba y observaba meticulosamente las prendas en el armario de Choi hasta encontrar las adecuadas para esa noche.

- Es San Valentín, Bin... Quizá hoy tengas suerte y por fin encuentres a tu pareja destinada. - contesta el rubio, sacando del armario una camisa blanca y un saco azul con detalles en crema para inspeccionarlos. - Además, si es necesario porque tu lobo ya está sufriendo la ausencia de un alfa... - camina luego fuera del cuarto de Soobin hasta el suyo, volviendo segundos después con una delicada corona dorada.

- ¡Eso no es cierto! Mi lobo está perfectamente bien... - su mejor amigo se voltea y le tiende la camisa, el saco y un par de pantalones ajustados.

- Si, lo es. Tu aroma a chocolate se descontrola más cada celo y sabes bien que es por tristeza.

Soobin suspira profundamente. Discutía en vano con San, lo supo desde el inicio ya que si su amigo había decidido ir, en efecto, irían sin importar que.

De mala gana se cambia su cómodo y holgado pijama por el outfit que le había asignado el otro omega y se dirige a su tocador.

- ¡Hey, San-ah! - lo llama. El otro se había retirado a cambiarse para el baile. - ¿Acaso te olvidaste que debíamos llevar vendas en los ojos? ¡Creo que deberíamos quedarnos...! ¡Sin vendas no nos dejaran...! - antes de finalizar, San aparece con dos vendas de seda, una negra y una dorada, sorprendiendo negativamente a Soobin.

- ¿Decías, hyung...?

- Maldito mocoso previsor... - susurra para si mismo.

- ¿Dijiste algo? - Soobin niega. - Entonces apúrate porque la fiesta empieza en una hora...

- ¡Vamos Soobin-ah! - San tira del brazo del otro omega los últimos metros hasta la puerta del lugar donde el Baile de la Luna Llena se llevaría a cabo. - ¡No seas infantil, tú eres el hyung aquí!

Soobin resopla, resignado al ver otro de sus intentos de escapar como infructuosos y comienza a jugar con la suave venda en su mano.

- ¿Tenemos qué entrar con los ojos vendados? - pregunta.

- En recepción nos colocarán la venda y nos llevarán con los demás omegas en lo que esperamos la llegada de los alfas. - sonríe. - Espero tener suerte este año...

- Yo ni siquiera quería venir... - sus pasos los llevaban cada vez más cerca de la entrada para omegas, donde ya no habría vuelta atrás.

- Yah, Binnie hyung... No sabes qué puede pasar hoy. - le dice. - ¿Y si hoy es tu oportunidad y te hubieses quedado en casa comiendo kilos y kilos de helado?

- No me hubiese enterado de nada, tonto. Todo sería igual. - se ríe, golpeando con cariño el hombro del otro.

San ríe con él y abrazándolo por los hombros ingresan al baile.

- Ya me estoy arrepintiendo... - dice Soobin ya vendado intentando no chocar con nadie. - Luego de esto te voy a dejar una semana sin comida, San. - Choi pensaba que su mejor amigo estaba cerca. - ¿Sannie? - nadie contesta. - Yah, genial... Ahora estoy vendado y sólo en el Baile de la Luna Llena, ¿qué más puede pasar?

Y como si la Luna le contestase, la pareja anfitriona comienza el evento.

- ¡Feliz Luna Llena a todos! - dice el alto alfa de pronunciados hoyuelos. - A partir de este momento daremos inicio al esperado Baile de la Luna Llena, este año en San Valentín. ¡Mucha suerte a todos y les deseo puedan encontrar a su pareja destinada! - el hombre apreta el botón que abre la puerta a los alfas, vendados también, que asistieron ese año al baile.

- La próxima vez me quedo callado... - se cruza de brazos mientras escucha una delicada música hacer presencia en el recinto.

Poco a poco, pese a no ver nada, Soobin comenzó a percibir un notable cambio de ambiente. Cuchicheos y pasos algo más decididos se empezaban a escuchar por todos lados, haciendo que empiece a sentirse desorientado. No sabía exactamente qué ocurría y no sabía nada de su amigo perdido en la multitud.

¿San había encontrado a su alfa? ¿Su olor se complementaría con su aroma a vainilla? - se preguntaba Soobin, con algo de frío ya que el evento estaba realizado al aire libre.

El omega de aroma a chocolate pasados un par de minutos ya había perdido el mínimo de esperanza de emergencia que le quedaba aquella noche. Otra noche en la que su alfa no se apersonaba y otro período de tiempo en el que debía pretender que su lobo no le reprochaba nada.

- Ni siquiera sé qué hago aquí todavía. Seguro soy el único que queda e incluso San consiguió alfa. - dice bajito. - Hubiese apostado, me debería mucho dinero...

Sigue su casi inaudible monólogo hasta sentir un fuerte y cautivante aroma a menta en el aire. Más fuerte que cualquier cosa que haya olido en sus veintiun años de vida, se sintió hipnotizado hasta ser eso lo único que notaba a su alrededor. Su omega interior empezaba a agitar la cola, ansioso mientras el humano comenzaba inconscientemente a liberar feromonas con aroma a chocolate.

El olor a menta empezaba a hacerse cada vez más presente, cómo si su portador estuviese a solo dos pasos de su ubicación. ¿Sería esta su pareja destinada? ¿Cómo sería?

La esperanza que había perdido volvió casi sin quererlo, no podía evitarlo. Nunca había experimentado una sensación cómo aquella con sólo oler a alguien.

Nadie logró nunca que los latidos del omega se acelerasen de esa forma.

Sin intenciones de esperar más, Soobin comienza a moverse a ciegas, siendo guiado por su lobo y el aroma del alfa aunque, si le preguntasen al humano, estaba dando vueltas sin sentido para buscar una aguja en un pajar.

Pasos y pasos hacia ningún lado hasta que se sintió chocar contra algo.

O alguien.

- Oh... Disculpa... - pronuncia. De golpe, vuelve a sentir el fuerte aroma que tanto lo atrajo.

Mientras el individuo frente a él permanecía en silencio, Soobin baja sus manos hasta percibir bajo su tacto un par de brazos, continuando el camino hacia arriba hasta llegar a la barbilla.

- Oh, no es mucho más alto que yo... - piensa sintiendo a su lobo moverse frenéticamente, emocionado.

Vuelve a bajar sus brazos al pecho del alfa a la vez que este despertaba de su ensoñación. En ese momento pudo notar como dos fuertes brazos lo abrigaban de forma protectora, uniéndose en su espalda baja. Ambos toman una respiración profunda que les permite saciarse del aroma del otro.

La palabra exacta para describir ese instante definitivamente sería "paz", aquella paz que los humanos tienen al reencontrarse con un ser querido que estaba muy lejos, o aquella sensación tan cálida de volver a tu hogar.

- ¿Alfa? - pregunta Soobin. Estaba convencido de que ese era su alfa.

- Omega... - su voz era gruesa. El otro no podía verlo, pero la sonrisa de Choi era inmensa.

El misterioso hombre desarma el abrazo y alza las manos para desatar la venda de Soobin, quien seguía apoyado en su pecho.

Lo primero que Choi pudo ver fue el rosado cabello del alfa, quien llevaba puesta una hermosa y ajustada camisa negra. Poseía rasgos filosos y muy marcados, que palidecieron al momento en que los ojos de este se descubrieron.

Pero... ah.

Nada podía compararse a su sonrisa.

Nada se comparaba con la sonrisa de Yeonjun cuando por fin pudo ver a su omega.

- Eres hermoso... - alaga, dándose cuenta que aún no sabía su nombre.

- Soobin... - contesta, mirando hacia abajo algo avergonzado.

- Eres hermoso, Soobin. - alza la barbilla del omega de cabellos azules para mirarlo a los ojos. - Empezaba a pensar que no iba a poder encontrarte. - acaricia sus mejillas con sus pulgares.

- Lo mismo digo... - dice pensativo. - Ah...

- Yeonjun... Min Yeonjun - sonríe aún más.

- Casi me rindo, Yeonjun. - sonríe tímido. - Quería quedarme en casa pero mi mejor amigo me obligó a venir.

- En ese caso me alegra que te haya obligado... - contesta, apreciando como en las mejillas del menor se formaban dos adorables hoyuelos cada vez que sonreía.. - Y me alegra haberme mudado a Seúl.

- ¿No vivías aquí? - Yeonjun niega.

- Vivía en Daegu. Creo que por esa razón no nos habíamos cruzado aún... - ríe, dejando ver sus encías.

- Me alegra que te hayas mudado, Yeonjun. - se sincera.

Para esa altura de la noche ya todos los demás estaban bailando pegados a sus parejas destinadas, exceptuando a algún que otro alfa u omega que no había hallado su otra mitad.

Yeonjun, sin mediar palabra, le extiende una mano a Soobin quien pronto la toma siendo dirigido al centro de la improvisada pista.

El omega pone delicadamente ambas manos sobre los hombros del alfa mientras este apoyaba las suyas a cada costado de su cintura, comenzando a mecer ambos cuerpos al ritmo de la lenta música.

Eventualmente Soobin recuesta su cabeza sobre el pecho del otro, permitiendo a sus sentidos percibir los alocados latidos del corazón ajeno. Yeonjun sonríe ante el tierno gesto de su omega y apoya su mano izquierda sobre sus cabellos, acariciándolos.

- Mi omega es adorable... - piensa Min.

No hacían falta palabras ni otro tipo de explicaciones cuando un alfa y un omega se encontraban y pertenecían. No había que discutir algo que sus corazones ya podían entender a la perfección.

Sólo quedaba pensar en la felicidad que les esperaba en lo que el baile duraba.

Al no preocuparse por el tiempo, son darse cuenta la celebración finalizó. Las luces se prendieron y pudieron, aún abrazados, observar a muchas otras parejas formadas.

Muchas parejas que incluían a su mejor amigo.

- ¡Soobinnie! - grita San, arrastrando consigo hacia su dirección a un alfa de facciones dulces. Yeonjun rápidamente afianza su agarre en la cintura de Soobin. - Calma, tigre. Es mi mejor amigo y ambos somos omegas...

- ¿Yeonjun? ¿También encontraste a tu omega? - dice el alfa junto a San, mientras lo abraza por la espalda. Soobin y su mejor amigo se miran. - Wow, juntos me recuerdan al helado de menta granizada... - Yeonjun ríe.

- ¿Se conocen? - hablan los omegas a la vez.

- De hecho, Wooyoung es mi hermano... - aclara Yeonjun. - Ambos vinimos de Daegu. - mira a su amigo. - Woo, te presento a Soobin... - baja un poco la mirada para sonreírle. - Mi omega.

- Yah, Soobinnie... ¿Cómo era eso de que no querías venir...? - pregunta risueño San, llevándose una mala mirada.

- Choi San... - advierte el otro.

- Yi nisiquiri quirii vinir. - imita la frase que le había dicho rato antes. Soobin se suelta del agarre de su alfa en lo que San comienza a correr, siendo perseguido.

- ¡No te escapes, cobarde! - le grita Soobin. Ambos omegas estaban haciendo un espectáculo bastante entretenido a ojos de sus alfas.

- Me alegro que esta noche haya tenido un final feliz para ambos... - dice Yeonjun mirando a su hermano.

- Si tu omega deja vivo al mío, estaré de acuerdo contigo... - ambos ríen volviendo a posicionar su atención en sus parejas destinadas.

Al final de todo, ambos alfas y ambos omegas habían tenido suerte aquél Baile de la Luna Llena.

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