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44🌑


Es una tarde tranquila en una de las muchas librerías de Sunghoon, situada en el corazón de una ciudad moderna, un lugar donde la arquitectura antigua se mezcla con la tecnología de vanguardia.

Sunghoon está sentado en una de las áreas reservadas para leer, disfrutando del ambiente que tanto había trabajado para crear, cuando de pronto, siente una presencia que lo hace alzar la vista de su libro.

Un joven omega de cabello castaño claro y ojos vivaces ha entrado en la librería. Se acerca al mostrador y le pide al encargado un libro de mitos y leyendas antiguos.

Pero no es su petición lo que capta la atención de Sunghoon. Es su rostro. Ese perfil, esa fragilidad oculta bajo una apariencia tranquila, lo reconoció al instante.

Su respiración se detuvo por un momento. Es él. Es Jaeyoon.

Sunghoon se levanta lentamente, sus ojos fijos en el joven. Siente una oleada de emociones encontradas: alivio, desesperación y una profunda tristeza.

"Finalmente", piensa, "Después de siglos, te he encontrado". Pero cuando su mirada se desvía al cuello del joven omega, su corazón se hunde.

Una marca de mordida visible, una marca de un alfa, adorna la piel delicada del cuello de ese joven.

El omega está emparejado. Su aroma también lo confirma, la esencia de un alfa lo envuelve de manera posesiva, protectora.

Sunghoon lee sus pensamientos, trata de indagar en su historia, entonces entiende que el omega, que había sido Jaeyoon en otra vida, ahora es Sim Jake, y pertenece a otro. Su esposo alfa, Park Jay, lo ha marcado hace un año, y eso lo cambia todo.

Con el corazón destrozado, Sunghoon se detiene a unos metros de Jake, observándolo en silencio. Su mente se debate entre el impulso de acercarse, de hablarle, y el dolor de saber que ya no le pertenece.

Jake está hojeando un libro, su expresión absorta en el contenido, pero algo en el ambiente parece inquietarlo. Como si sintiera una mirada intensa sobre él, alza la cabeza, encontrándose con los ojos penetrantes de Sunghoon.

—¿Puedo ayudarlo en algo? —Pregunta Jake con amabilidad, su voz suave y educada. Había una familiaridad en su tono que casi rompió el control de Sunghoon.

Sunghoon parpadeó, recuperándose de su aturdimiento. Había estado mirándolo demasiado tiempo.

—Perdón, no quería incomodarte —Responde Sunghoon, controlando cuidadosamente su tono.

"No ahora, no aún"
Se recrimina. Jake no puede saber quién o qué es realmente, y mucho menos el vínculo que los unía en otra vida. No puede arriesgarse a que el alfa de Jake, Park Jay, intervenga.

—No, no hay problema —Dice Jake con una pequeña sonrisa antes de volver a concentrarse en el libro que había elegido.

Sunghoon se queda observándolo un poco más, debatiendo si debe acercarse y hablar más o simplemente marcharse.

Había esperado tanto tiempo para encontrar a Jaeyoon, y ahora que lo tiene frente a él, no puede simplemente dar marcha atrás.

Pero también sabe que no puede actuar impulsivamente. Jake es un omega emparejado, y su alfa seguramente está cerca.

Además, pudo leer en sus pensamientos que Jay es un alfa poderoso, un hombre conocido por su ferocidad en el mundo licántropo, y no se tomará amablemente cualquier intento de interferir con su omega.

—Es un libro interesante el que has escogido —Comenta Sunghoon, acercándose un poco más, pero manteniendo una distancia respetuosa. Señala con cuidado el título: "Mitos y leyendas de los vampiros antiguos".

Jake lo mira de nuevo, sus ojos brillando con interés.

—Sí, siempre me ha fascinado este tipo de historias —Dice Jake—. Mi esposo cree que estoy loco por creer en estas cosas, pero no puedo evitar sentir una conexión con lo antiguo, con lo misterioso.

Sunghoon siente cómo una punzada de dolor atraviesa su corazón al escuchar la palabra "esposo". Pero mantiene su compostura.

—Tal vez no estés tan loco como piensas —Responde Sunghoon con una leve sonrisa.

Jake se ríe suavemente, sin sospechar la verdad detrás de las palabras de Sunghoon.

Hay algo en este hombre, algo que lo hace sentirse cómodo, aunque no puede explicarlo del todo.

Sin embargo, pronto el teléfono de Jake suena, y la voz profunda de Jay resuena al otro lado de la línea.

—Cariño, ¿dónde estás? —Pregunta Jay, su tono posesivo aunque cariñoso.

—Estoy en la librería que te mencioné —Responde Jake—.No tardo en volver a casa.

Sunghoon observa cómo Jake cuelga el teléfono, y sabe que su tiempo se acaba.

—Parece que debo irme —Dice Jake con una sonrisa—. Gracias por la recomendación.

Sunghoon solo asiente, observando cómo Jake se aleja con el libro en la mano.

A medida que su figura desaparece por la puerta, Sunghoon siente que un nuevo dilema se apodera de él.

Había encontrado a Jaeyoon, pero en esta vida, su alma pertenece a otro. Y ahora, Sunghoon debe decidir si respetará esa nueva vida o si lucharía para recuperar lo que una vez fue suyo.

El silencio de la librería envuelve a Sunghoon mientras observa cómo Jake desaparece entre las estanterías.

Su figura se desvanece tras la puerta de cristal, y el mundo parece detenerse a su alrededor.

Está solo de nuevo, atrapado en el limbo que había soportado durante siglos. Sin embargo, esta vez, el peso es diferente; más profundo, más cruel.

Había pasado doscientos años buscando a Jaeyoon, convencido de que su reencarnación volvería a él como un eco de su pasado. Y ahora, que finalmente lo había encontrado, el destino se burlaba de él al entregarle a Jake, un omega ya marcado por otro alfa.

La evidencia es irrefutable: la mordida en el cuello de Jake, la firme conexión que siente con su esposo. La marca de un alfa sobre un omega no solo es simbólica; es física, mental y espiritual. Jake ya no es libre.

El rostro de Jaeyoon, la calidez de su risa, y el recuerdo de sus ojos llenos de vida aparecen en su mente como una avalancha de emociones.

Habían compartido un vínculo profundo, una conexión que trascendía lo físico. Para Sunghoon, Jaeyoon siempre había sido su razón de existir, su luz en la oscuridad. Pero en esta vida, Jaeyoon ya no era Jaeyoon. Era Jake. Y ese Jake había sido reclamado por otro.

"¿Qué derecho tengo yo de interponerme?"
Piensa Sunghoon, mientras la tristeza y la frustración se arremolinan dentro de él. Sabe lo que significa ser marcado, conoce la conexión irrompible que se crea entre un alfa y su omega. La marca no es solo un símbolo de unión; es una promesa, un lazo invisible que vincula dos almas. Jake ya pertenece a alguien más.

Y sin embargo, Sunghoon no puede ignorar la sensación abrumadora que sintió al estar cerca de Jake.

No importa lo que las marcas dijeran, o lo que las reglas dicten.

"Él es Jaeyoon", se repite una y otra vez, "Su alma me pertenece, y siempre lo ha hecho".

Pero, al mismo tiempo, sabe que aferrarse a esa idea es egoísta. Jake tiene una vida ahora, una vida con Park Jay, su alfa, su esposo. No es un hombre libre.

La mente de Sunghoon está dividida entre dos caminos. Por un lado, la parte más primitiva y desesperada de él quiere luchar por Jake, quiere reclamarlo, romper el vínculo que lo ata a Jay y restaurar lo que había perdido dos siglos atrás.

El alma de Jaeyoon le pertenece. Lo había esperado, lo había buscado, y ahora que lo tiene tan cerca, ¿cómo podía rendirse?

Pero por otro lado, la razón y la empatía lo frenan. Jake no es solo un reflejo del pasado; es una persona nueva, con sus propios deseos, su propia vida, su propio amor.

"¿Es justo para Jake arrastrarlo a mi pasado?"
La pregunta lo atormenta.

Si trata de intervenir, si trata de separarlo de su alfa, ¿no estaría destruyendo la vida que Jake había construido? No tenía derecho a interferir en su felicidad. Y aún peor, ¿qué pensaría Jake si supiera la verdad? ¿Cómo podría explicarle que en otra vida habían sido amantes, y que había esperado siglos para encontrarlo de nuevo? Era una verdad demasiado pesada, demasiado oscura.

El rostro de Jay, el alfa, aparece en su mente, y con él, la imagen de una feroz confrontación.

Jay no es un alfa cualquiera como tampoco lo fue en su vida pasada, el alfa Jongseong siempre estuvo interesado en Jaeyoon y en esta vida es un hombre influyente, conocido por su temperamento y su capacidad para proteger lo que le pertenece.

Sunghoon sabe que cualquier intento de acercarse demasiado a Jake sería visto como una amenaza.

Los alfas no ceden fácilmente, y mucho menos uno como Jay. Y si Jake amaba a Jay, si realmente estaba feliz con él, entonces cualquier movimiento de Sunghoon sería interpretado como una traición.

"¿Puedo soportar verlo en los brazos de otro"
Sunghoon se hace la pregunta que ha estado evitando.

El dolor de esa posibilidad es casi insoportable. La imagen de Jake no, Jaeyoon, siendo amado por otro, compartiendo su vida con otro, lo consume de celos y angustia.

Durante doscientos años había soñado con el momento en que volvería a encontrarlo, y nunca se había preparado para esto, el momento en que tendría que dejarlo ir.

Pero el amor no es algo que se puede exigir, ni siquiera con siglos de espera y desesperación.

Sunghoon entiende entonces que amar a Jaeyoon, amar a Jake, tal vez significa dejarlo ser feliz con su nueva vida.

Tal vez su amor, en esta vida, no es el mismo que compartieron antes. Y aunque la idea lo destroza, sabe que el respeto por esa vida es lo único que lo mantiene humano, lo que lo separa del monstruo que había temido convertirse.

"Si lo amo realmente, debo dejarlo ser feliz"
Piensa aunque su corazón se resiste a aceptar esa verdad. Pero otra parte de él, más oscura, susurra en su mente...

"Quizás aún hay una forma de recuperarlo. Quizás el vínculo no es tan fuerte. Después de todo, su alma es mía"

La lucha interna de Sunghoon entre el amor verdadero y el deseo egoísta de recuperar lo que había perdido lo consume por completo.

Frente a él se abren dos caminos: uno de renuncia y paz, y otro de lucha y dolor.

Sabía que, cualquiera que elija, cambiará no solo su destino, sino también el de Jake.

Sunghoon aprieta los puños, cerrando los ojos. Las sombras de la librería parecen alargarse a su alrededor, mientras la luna, oculta tras nubes grises, lanza su luz tenue en un mundo que no ofrece respuestas fáciles ni entiende sobre seres mágicos como él...

Y yo aquí vivo sufriendo pero a la vez emocionada con esta historia 😩

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