—Ya escuchaste al Rey Consorte, por favor comunica a los miembros del Consejo Real que no asistiré a ninguna reunión en lo que queda del día, mi esposo y yo tenemos asuntos pendientes que resolver...

Y sin poder desobedecer a ninguno de sus Reyes, Heeseung abandona el salón de reuniones del Castillo.

—¿Fui muy brusco con Heeseung? No debí hablarle de esa manera, él no es responsable por el comportamiento de los miembros del Consejo Real.

Sonrojado, Jaeyoon se dirige a su esposo, su naturaleza sumisa y conciliadora de Omega aflora en este momento y necesita de las sabias y sinceras palabras de su esposo.

—Hablaste como un Rey lo haría, en ningún momento le faltaste el respeto o levantaste la voz, fuiste claro y firme, fuiste digno y te hiciste escuchar ¿Por qué te sonrojas?

—Yo... Hablé como un Licántropo Omega no puede hablar, otros lo hacen por nosotros.

—Hablaste como lo que eres amor de mi vida, hablaste como un Rey.

—Pero yo no quiero ofender a Heeseung o a nadie del Reino, yo no soy un Vampiro y ellos pueden sentirse...

—Nada de peros, eres el Rey Consorte del Reino Vampírico, independientemente de tu Raza o de tu casta, eres un Rey y desde el momento en que te convertiste mi esposo, Heeseung también es tu Consejero Real.

Sunghoon le responde acercándose y estudiando al Licántropo de manera sigilosa, cual cazador haría con su presa antes del golpe final para devorarla.

—Tu templanza al hablar... —Lo despoja de su corona y de sus joyas reales, entre besos que forman un camino desde su cuello hasta sus labios— .La decisión y poder que emanaba de cada una de tus palabras ...Eso...

—¿E-so?

—Eso fue demasiado atractivo de tu parte.

El Rey Vampiro lo toma posesivamente por la cintura y lo acerca hacia su cuerpo, los besos que su esposo reparte por todo su cuello lo estremecen y el Licántropo siente que no puede esperar ni un segundo más.

—¿En qué estábamos? —El Rey Vampiro lo desviste entre caricias y besos cargados del más ferviente deseo y pasión.

En cuestión de segundos, la totalidad de la acaramelada piel del Licántropo se encuentra al descubierto, el intenso placer repartido por toda su anatomía se apodera de sus sentidos y de su poca racionalidad.

Su naturaleza sumisa lo traiciona una vez más, pero Jaeyoon no busca ni intenta luchar contra su deseo natural, pues un Omega necesita la marca de su pareja para completar y reforzar su vínculo.

El Rey Vampiro hace que su esposo moje sus largos y delgados dedos y empieza a prepararlo, pues por nada del mundo se perdonaría en caso de lastimarlo.

—¿A-aquí? —El Licántropo lo cuestiona pues aún se encuentran en el salón de reuniones del Castillo.

—Donde quieras amor de mi vida, pero te necesito ahora. —Su esposo lo levanta y hace que el Licántropo se sujete de sus hombros, mientras simula darle estocadas con cada nuevo dígito introducido y cada movimiento que estremece su delicado cuerpo.

—No Sunghoon a-quí no. —El Licántropo le suplica entre jadeos y el Vampiro obedece a sus deseos.

Pues Sunghoon no puede permitir una nueva intromisión, no ahora que tiene a su esposo en el estado que más esperaba, haciendo uso de su velocidad sobrenatural, Sunghoon los dirige hacia su habitación nupcial.

⚠️

Con cuidado, lo coloca en el lecho de su cama y se deshace de au vestimenta, el contraste de sus pieles les es simplemente fascinante.

Una besada por el sol, llena de una promesa de vida y la otra tan blanca como la nieve, cargada de historias y de sabiduría.

El Rey vampiro, reparte besos y caricias por toda su anatomía, cada uno más intenso, cada uno más cargado del deseo de fundirse en lo más profundo de su cuerpo y de su alma.

Dos seres tan diferentes y a la vez tan similares, dos almas destinadas a estar unidas, dos almas cuyo destino no puede ser trazado, pues a
diferencia del resto, ya había sido escrito desde el principio de los tiempos.

Los labios de Sunghoon se presionan sobre los de Jaeyoon con una nueva intensidad para ambos, aflorando la necesidad que la sola fricción de sus cuerpos no logra satisfacer para ninguno de los dos.

Sus manos recorren el cuerpo contrario como si se tratara de su primer encuentro, las manos del Vampiro queman cada centímetro de la piel del Licántropo hasta posarse en sus curvilíneos muslos.

El Vampiro se asegura de haber preparado a su esposo de manera adecuada y el Licántropo asienta permitiéndole el anhelado acceso.

El movimiento de sus cuerpos es parsimonioso por un momento, pero ambos necesitan más, el cuerpo del Licántropo se arquea con cada nueva y profunda estocada y el Vampiro acelera e intensifica la velocidad de sus certeros movimientos.

Ambos gimen el nombre contrario, entre respiraciones entrecortadas, sus movimientos se intensifican al igual que el deseo del Omega de ser marcado y del Vampiro de probar el líquido vital de su amado.

Cada estocada se profundiza y toca certeramente el punto más sensible se su interior, el Vampiro, lo sabe y lo siente, ambos están a punto de alcanzar el punto máximo de placer.

—Amor de mi vida ¿Estás seguro de que esto es lo que quieres? —El Vampiro le pregunta con un tono de voz cargado de la mayor consideración y ternura, mientras llena su rostro de besos desenfrenados.

—Estoy seguro Amor mío. —Jaeyoon le responde de inmediato— .Estoy listo para ti desde la noche en que nos conocimos.

—Acabas de hacerme incluso más feliz de lo que soy, serás mío, mío por toda la eternidad.

—Márcame Sunghoon, hazme tuyo para toda la eternidad.

—Para toda la eternidad...

El Rey Vampiro responde con un tono cargado de deseo y de placer  al escuchar entre jadeos el pedido de su amado, limpia con cuidado el área que conecta el cuello con la clavícula del Príncipe Licántropo y clava sus enormes colmillos desgarrando la carne del Omega en el acto, con un gruñido del Vampiro y un ahogado grito del Licántropo, alcanzan el punto máximo de éxtasis y placer mientras sienten como sus almas se fusionan al igual que sus cuerpos al descubierto...

—¡Ah! Quema...

—Sunghoon...

—Sunghoon quema...

Pero el Rey Vampiro ha perdido la noción del tiempo y del espacio.

En todos sus años de vida, jamás había sentido un sabor que pueda compararse con el dulce y exquisito sabor del líquido vital de su amado.

No puede compararse con ningún manjar que haya probado, pues el Vampiro siente cómo la sangre de Jaeyoon lo revitaliza y lo convierte en un ser aún más poderoso, aún más consciente de cada fibra que conforma la existencia del Omega.

—Sunghoon detente por favor...

Hasta la próxima actualización.

Gracias por apoyar la historia🥰❤️🌻