—Estás listo? —El Rey Vampiro susurra en tono seductor en su oído, Jaeyoon asienta tímidamente y sin miedos ni inseguridades, se entrega por completo a su destinado....

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El Lago Sagrado los envuelve en un manto de destellos de luz, así como si se tratara de un espejo que refleja la luz de la Luna y de las estrellas que la acompañan, al igual que en la noche de su encuentro, la Diosa Luna confirma su unión como destinados, iluminando todo a su alrededor, bañándolos con su bendición, recordándoles que es el momento de dar inicio a la mágica aventura de hacer el amor.

A pesar de ser una noche de invierno, la temperatura del agua es cálida y reconfortante, su temperatura los invita a adentrarse en la protección de su interior para consumar la Ceremonia Sagrada de su Unión.

Es una noche tranquila, atrás quedaron las luces artificiales que iluminan el Reino Licántropo, atrás quedaron los festejos y canciones que celebraron su matrimonio.

El único sonido que sobresale en el ambiente, es el de sus respiraciones y el latido parsimonioso de sus corazones, la melodía perfecta para acompañar la noche en la que se entregarán en cuerpo y alma.

Su aroma a Orquídea de Invierno, se apodera por completo de sus sentidos que se agudizan con cada roce, con cada caricia y con cada beso que comparten.

Corrientes de energía atraviesan por cada rincón de sus cuerpos, ambos sienten como si una parte de sus almas despertara de un estado de letargo y profundo sueño.

Pues esa es su realidad, una parte de su ser esperaba pacientemente por este momento, oculta, protegida, dormida como si hubiera sido víctima de un cruel embrujo, esperando porque su par llegue a despertarlo, esperando por ese reencuentro en el que ambos se reconozcan y se conviertan en uno solo y eterno.

—En mis ciento dieciocho años de vida, es la primera vez que realmente me siento vivo. —Sunghoon le confiesa entre besos que incrementan cada vez en su intensidad y deseo, besos que se hacen cada vez más demandantes, más profundos, más adictivos para el joven Príncipe Omega que cae rendido ante tal pasional ataque.

Jaeyoon comparte la misma sensación, sus cortos dieciocho años de vida se sienten como una mera preparación para este momento, su cuerpo arde de pasión y deseo por el Rey Vampiro que parecería entender a ciencia cierta cómo, dónde y cuándo besarlo y acariciarlo.

Sunghoon lo ayuda a despojarse de su vestimenta y aunque parezca hipnotizado con la belleza del Omega, no pierde el tiempo y da inicio a su preparación, pues no quiere lastimarlo, quiere que este momento sea el recuerdo perfecto para ambos.

Con sumo cuidado y delicadeza, Sunghoon lo prepara para que pueda recibirlo por completo, acalla la molestia del Omega, con dulces besos y promesas de que el dolor pasará y se convertirá en puro deleite.

El Príncipe Omega, confía en su esposo y asienta dándole a entender que se encuentra listo, su cuerpo y su alma se lo exigen, necesita más de él, necesita más de su adictivo ser, necesita que finalmente el Vampiro se apodere de él por completo, gracias a un movimiento certero, sus cuerpos finalmente se funden como si fueran uno solo.

Sus cuerpos suben y bajan en un vaivén interminable, sus lenguas batallan en una embriagante danza por el control del momento, aunque es una guerra perdida para el frágil Omega, el Vampiro es y será el claro dominante.

Sunghoon se aferra de su delgada cintura para ayudarlo a moverse y acomodarse, ahogados gemidos se pierden en los labios contrarios que se derriten con cada beso, con cada caricia, con cada movimiento y fricción que poco a poco se vuelven incontrolables, más hambrientos, más demandantes, hasta que finalmente alcanzan una explosión de placer que hace que ambos griten el nombre contrario, finalmente han alcanzado el climax perfecto.

Sus destinos estaban trazados desde el principio de los tiempos, incluso antes de su llegada al mundo. Sus vidas y su unión serán la alquimia que transmute sus Razas y les asegure un nuevo mañana, un nuevo mañana que augure un prometedor futuro para su supervivencia.

Una, dos, tres rondas han transcurrido y ninguno parecería sentirse satisfecho, descubren en cada oportunidad, qué les gusta más y a la vez, los hace pensar en qué les gustaría experimentar.

Pues se puede decir que hacer el amor es eso, es un descubrimiento.

Hacer el amor es la aventura más íntima y a la vez más sagrada, hacer el amor va más allá de satisfacer una necesidad o curiosidad natural.

Hacer el amor los funde como uno solo en cuerpo y alma, hacer el amor los hace sentir como los dos únicos seres vivos en el universo.

Hacer  el amor es la expresión más pura de sus sentimientos hacia el otro, de su confianza, de su complicidad, hacer el amor marca el inicio de su nueva realidad, pues no puede existir uno sin el otro.

Aunque no la puedan escuchar, la Diosa Luna les promete que nada les faltará, nada podrá salir mal si están juntos, su unión es una promesa de vida, su unión es testimonio de que existe la magia y de que existe lo inesperado.

Observa con deleite cómo los rayos del sol besan su delicada piel acaramelada, sus cabellos castaños parecerían cobrar un toque dorado y para Sunghoon, no puede existir visión más perfecta para iniciar un nuevo día.

Sus fuertes brazos se aferran a la fina cintura que hizo pierda la cordura; con cuidado de no despertarlo, acaricia su cuerpo pasando por sus caderas bajando hasta esos muslos adictivos que hicieron aflore su deseo y verdadera naturaleza.

Una sonrisa se dibuja en sus labios, al notar el puchero en los labios contrarios, la energía de su esposo Omega no deja de asombrarlo, el placer que han compartido es incomparable y el Rey Vampiro siente que ha caído en el más profundo abismo de tentación por poseerlo de nuevo, por hacerlo suyo, por escucharlo gritar su nombre en gemidos ahogados de deseo.

Poco a poco los ojos contrarios se abren y es recibido con la sonrisa más pura, sus ojos color miel están llenos de amor y admiración.

—Buen día amor de mi vida. —Lo saluda atacando su rostro con desesperados besos que terminan en sus gruesos labios.

—Buen día amor mío. —Responde Jaeyoon acariciando el rostro contrario.

—Te amo. —Se dicen al mismo tiempo y sonriendo con complicidad.

—¿Estás listo para conocer el lugar donde viví antes de convertirme en Rey? ¿Estás listo para vivir una eternidad conmigo?

—Estoy listo....

Gracias por leer y apoyar la historia❤️🥰🌻

Espero que tengan un buen inicio de semana☺️