SEVEN.
Solté el humo del cigarro con detenimiento,hacia bastante frío en Londres y mi paciencia comenzaba a agotarse,debía venir un hombre con las escrituras del local y las llaves del mismo,o al menos eso me dijo Arthur,llevaba alrededor de treinta minutos parada en el exterior y no había ni rastro de aquel sujeto.
-¿Señora Shelby?.-alcé una ceja algo confundida,no estaba Pol por aquí ni tampoco Ada y no podía estar refiriéndose a mi porque no estoy casada con ningún Shelby.-Traigo todo listo.-me entregó el maletín.-Espero que disfrute su adquisición.
-Gracias.-susurré antes de sacar las llaves de aquel objeto negro para después proceder a abrir.
Una débil luz llamó mi atención,la seguí y rodé los ojos cuando encontré a Thomas sentado leyendo el periódico de hoy.
-¿Señora Shelby?.-esbozó una sonrisa.
-Te queda bien,¿no crees?.-dejé el maletín en el escritorio y suspiré.-Es la única manera que encontré para agilizar los procesos que hay que llevar a cabo para hacerte la dueña de este sitio.
-Gracias,supongo.-intentaba evitar su mirada bajo cualquier circunstancia porque últimamente soy débil ante él,esos profundos y penetrantes ojos azules sabían leerme a la perfección y quizá eso me asustaba.-¿Como están todos?.-me atreví a preguntar,algo de lo cual me arrepentí cuando vi como su gesto tranquilo se vió alterado.
-Ambos sabemos que solo te interesa saber cómo está John.-se levantó del sillón.-Anda bastante ocupado últimamente con Lizzie.
Tragué duro pero no hice ningún gesto que pudiera reflejar que estaba un poco dolida ante esa información,tenía la esperanza de conseguir llegar a su corazón,me llamó la atención desde el primer momento en que lo vi pero estaba claro que pasaría,yo me fui y obviamente otra chica se encargaría de llegar hasta donde yo no pude.
-¿Quieres un poco de té?.-negó repetidas veces con su cabeza.
-¿Como estás,Chiara?.-la pregunta me pilló por sorpresa,Thomas Shelby no se preocupa por nadie más que si mismo o su familia,se quito la gabardina dándome a entender que la conversación sería larga.
-Bien.
-¿Te tratan bien?.-asentí repetidas veces con mi cabeza,tensó la mandíbula molesto por algo que seguramente no me dirá.-Necesitamos que vuelvas.
-No hacia nada allí,Thomas.-me encogí de hombros.-Acabas de comprar esto para mi,¿como voy a manejarlo si tengo que volver a Birmingham continuamente?.
-Eso es fácil y lo sabes.-comenzó a caminar por el despacho.
-Si estás aquí,debe serlo.
-Quería verte.-dijo sin más,sentí como mi corazón comenzó a latir con más fuerza.-Necesito poder verte siempre que mi estupido cerebro lo pida.
-¿Piensas en mi con tanta frecuencia?.
-Siento que me acercó al límite de la locura cuando no sales de mi mente haga lo que haga,es molesto.-sonreí de lado.-Estás volviéndome loco poco a poco.
-Lo siento.-dije con inocencia.
-Te dejaré para que acomodes todo,espero la invitación a la gran inauguración.
-¿Vendrás?.
-Lo cierto es que si,después de todo,soy tu socio.-me guiñó el ojo con picardía.
-¿Y si lo inauguramos ahora?.-pregunté desabrochando los botones de mi falda de lana,sus ojos se posaron sobre con atención,siguiendo cada movimiento que realizaba,de un momento a otro ya estaba pegado a mi cuerpo.
Me tomó por la nuca para atraerme hacia él,el beso comenzó siendo brusco y necesitado hasta que el cuerpo del Peaky Blinder se relajó,nos movíamos en sintonía y era una sensación maravillosa,sentí sus tibias manos viajando por todo mi cuerpo y sentí que está acercándose el principio del fin.
(...)
Cerré la puerta de la casa y me acerqué a la cocina.
-¿Cenará algo,señorita?.-negué con mi cabeza.
-Súbanme una taza de té dentro de una hora,por favor.-la mujer hizo un gesto en señal de afirmación.-Gracias de antemano.
Me disponía a subir a mi alcoba cuando vi a mis dos tíos sentados en el salón en una postura expectante,definitivamente esperaban algo o quizá a alguien.
-Eres la nueva dueña del puff en el que estuvimos el otro día.
-No se de qué está hablándome,señor Changretta.
-¡No mientas,niña!.-gritó rojo de la ira,retrocedí algunos pasos.-¿Has hablado con esa panda de asesinos,verdad?.-se acercó violentamente al ver que no respondía.-Estoy hablando contigo.-escuché un sonoro pitido y posteriormente sentí el sabor metálico de mi sangre,me había golpeado.-Quiero que digas la verdad.
-No he hablado con nadie.
-Mientes,ellos estaban ahí,¿te están pagando para que nos espíes o algo similar?.-ni siquiera pude procesar la pregunta cuando sentí varios golpes,supliqué que parase pero no lo hizo.
Fue un último grito agónico provocado por la fractura de algo en el interior de mi cuerpo lo que me hizo perder el conocimiento consiguiendo que no sintiera más dolor.
•••••••
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro