Cap. 5 Preludio: El comienzo del drama
Llegó el día, en todo aquel palacio se apreciaba un ambiente de celebración, cada pequeño rincón se encontraba decorado con arreglos florales, plumas de bellas aves y no podrían faltar, joyas, decoraciones de los más finos materiales, llenos de joyas. El lugar donde se daría a cabo la obra, ya tenía un escenario y todo lo que pudiera necesitarse para la escenografía. Habían varias mesas bajo este, con manteles blancos y bordados, sobre estos, distintos postres y un elegante florero cubierto de gemas. También había ponche y té. Y tras el escenario se encontraban los actores preparando sus trajes, peinados y maquillaje. Algunos practicaban sus líneas, y no podía faltar la orquesta que practicaba y buscaba posicionarse a los costados.
La princesa se encontraba frente a su querida caballero mientras le presentaba lo que estaba ensayando, Ren, nerviosa intentaba también actuar correctamente su papel, pues ella también actuaría a petición de Tsubasa, como Anina, estuvieron varios días practicando mientras la princesa le enseñaba distintas técnicas, ambas, completamente solas, no podían evitar sentir sus corazones latir algo apresurados, después de todo no podían evitar juntar sus miradas por accidente, ambas admiraban a la otra, incapaces de decir palabra al respecto, pero lo que pensaban es que estaban mirando a una de las personas más importantes de su vida, y de las más hermosas. Y así era igual esta vez, aunque faltaba poco para actuar, esperaban no olvidar sus líneas.
Lo siguiente era arreglarse, no querían distraerse más, sin embargo, esto no fue mucho mejor, como la caballero nunca se había maquillado, la princesa decidió ayudarla, sujetando el rostro de esta con suavidad con una de sus manos, elevándolo levemente para poder mirarlo mejor, las mejillas de Ren se tiñeron pronto de rojo mientras admiraba a su amada, se encontraban tan cerca, sus rostros. Por la parte de Tsubasa no era mucho mejor, el rostro de la caballero era ciertamente lindo, después de todo. Se apresuro en terminar el maquillaje para evitar tener que estar así más tiempo.
Ya preparadas esperaron la llegada de los invitados, después de todo, la princesa era la anfitriona, se dirigió a la puerta, junto con su escolta personal a esperarlos pacientemente. Tuvo algo de mala suerte, el primero en llegar no podía tratarse de alguien más, Mikado, posiblemente la persona con la que menos quería toparse, no es que lo odiara o algo así, mas la última vez bastó para dejarle una mala impresión de este. Por la parte del príncipe, este tampoco estaba muy contento, sin embargo sentía la necesidad de llegar temprano, de todos modos no es como que pudiera simplemente llegar con atraso, simplemente le era incomodo.
-Bienvenido, gracias por venir - Dijo con gracia como siempre, cerrando sus ojos para esbozar una sonrisa, sujetando los extremos de su falda para dar una reverencia. Ren también saludo de este modo, mas no dijo palabra. El chico frente a ambas solo asintió con algo de incomodidad, y sin decir palabra se dirigió al salón del evento principal sin siquiera dejar que la princesa lo guiara, lo cual hizo que su percepción de él empeorara. Volteó a su escolta para murmurar con molestia -¿Qué le pasa a ese? Qué falta de etiqueta.
-Yo tampoco lo sé -Interrumpió una voz femenina, la segunda invitada en llegar aunque ni esta misma pensaba llegar temprano, Miki Shinobu suspiraba sin poder darse una explicación respecto a su comportamiento, pero tampoco era una cuestión que no le dejara dormir, una pregunta que estaba allí y nada más, Tsubasa no pudo evitar avergonzarse un poco, ya que no pensaba que alguien más la escuchara, por suerte parecía que de todos modos la mente de la hija del barón está en algo más importante -¿Hay de comer? Y... ¿Habrá alguna biblioteca por aquí? No me gusta mucho socializar así que preferiría pasar el tiempo allí hasta el inicio de las actividades.
-Oh, c- claro... Le pediré a alguien que te acompañe, me aseguraré de que te avisen a la hora que inicie la ópera - Respondió, aún avergonzada, mas la presencia de Ren a su lado la calmaba de gran manera, no sabría como explicarlo, solo era eso, el que estuviera a su lado la relajaba. Volteó otra vez, pero ahora buscando a alguien a quien encargarle la tarea, en eso vió a su hermana mayor -¡Seira! ¿Puedo pedirte tú ayuda? ¿Podrías llevar a Miki Shinobu, hija del barón, a la biblioteca? Y llévale algún bocadillo.
-¿La biblioteca? Claro, también lo de los bocadillos, me gustan las chicas estudiosas - Dijo bromista su hermana, sin embargo las mejillas de la chica se tiñeron también de carmín por estas palabras, y bueno, la verdad tanto Tsubasa como Ren la entendían, Seira era hermosa y le gustaba coquetear de broma con cualquiera, esa mala costumbre la había llevado a incontables malentendidos, y aún así no parecía siquiera pensar en parar. Tomó de la mano a Miki, entrelazando sus dedos con los de ella, inconsciente de que estaba matándola de la vergüenza. Y sin siquiera dejarla protestar la llevó hasta la biblioteca. La princesa y su caballero no hicieron más que suspirar ante esto.
Luego de mirarlas, la mirada de Ren fue hasta la mano de Tsubasa, sus mejillas se calentaron al pensar en ello, aún así sus dedos levemente toparon con esta, la princesa pareció sorprendida y confundida y pese a que pensó que fue un accidente, al ver la expresión de la más joven, no pudo evitar soltar una risilla, tomó la mano de su caballero con cariño unos momentos antes de volver su atención a la puerta de entrada, el resto de invitados fue llegando de uno en uno durante un tiempo, cada uno a su propio modo: Shion no espero ni una palabra y corrió hasta el salón a esconderse en alguna esquina donde esperaba no ser notada. Ryoga solo saludo como si fuera lo más molesto de su vida y se fue soltando un gruñido. Hina también actuó de manera despectiva, y con su actitud altiva continuó, dejando a Tsubasa con ganas de golpearla. Por otro lado, Fuwari y Kaguya llegaron con una actitud agradable aunque más formal de parte del príncipe y dejaron que los guiaran hasta el salón. Los invitados continuaron llegando hasta que cada asiento del salón ya tuviera su dueño.
Sobre el escenario ya se encontraba la utileria que formaba el ambiente de celebración, aún con el telón cerrado mientras era tocado el interludio, la princesa dejaba fluir su papel, interpretando aquella escena donde escuchaba el rumor de que Alfredo estaba enamorado de Violetta. Pronto iniciaría el iconico brindis y más adelante: "Un dì felice, eterea" y "Sempre libera", al igual que siempre su actuación era espectacular, cada paso que daba era en personaje, no erraba en ninguna nota, era simplemente perfecta y hermosa, esa era Tsubasa, tal vez no frente a los ojos de todos, mas Ren la miraba embelesada desde detrás del escenario. Además de la amorosa mirada, habría otra en el salón, una con tanta pasión como la del caballero, solo que, era de molestia, esta vez, quien miraba con profundo odio era Mikado, irónico siendo que la última vez fue al revés, cómo no, su pareja estaba actuando por segunda vez como la pareja del personaje interpretado por Tsubasa, sin contar el abrazo que le dio mientras estaba en su papel, y cuando se arrodilló ante ella, recordaba las palabras de su sirvienta, y si Tsubasa quería comprometerse pronto... No podía evitar sentirse celoso.
La obra continuó, Ren también interpretó como pudo su papel, tal vez era el aprecio que le tenía a la princesa que le facilitó el actuar como su fiel sirvienta y amiga. Al final de la obra, al dar sus reverencias, todos aplaudieron, cada uno en el público, pese a ser poco sociable, Ryoga era un gran amante de la música, no iba a negar un aplauso a una interpretación tan magnífica, del otro lado Sinclair quedó insatisfecha por la historia, sin embargo le gustó, después de todo, el mal siempre gana, pese a que el padre de Alfredo se arrepintió, Violetta ya había muerto, nunca terminaron juntos, si el antagonista hubiera sido más inhumano, lo hubiera disfrutado incluso mejor. El resto sólo aplaudía por ser capaces de entender el esfuerzo y dedicación que se le da, así como lo bien que actuaban cada uno. El único que aplaudía por puro deber era Mikado.
Los bocadillos ya desaparecían de las mesas y pronto Tsubasa golpeó unas veces su servicio contra su copa, para llamar la atención de sus invitados, la orquesta volvió a tocar: -¡Queridos invitados, caballeros y damas! ¡Una fiesta queda corta si es tan simple! ¡Les invito a bailar! - Exclamó la mujer. El gentío pronto se dirigió hacía el espacio vacío dejado en el salón con ese único propósito. Rápidamente algún que otro hombre intento sacar a la princesa, quien negó toda propuesta, hasta que... Haruma la invitó. La mano de este puesta en su cintura, tomados suavemente de la mano, un vals que bailaban al ritmo de la música, dos personas miraban el espectáculo celosos, mientras bailaban con algún otro que no podría interesarles menos, claro, la caballero no quería molestar a su pareja de baile, mas era cierto que solo quería poder ser quien bailara con su princesa. Pero la fiesta solo esta por empezar, ¿qué más podrá pasar?
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Volví, lamento la demora.
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