Lágrimas corrían por sus mejillas, estaba llorando y era algo que odiaba, se sentía débil y vulnerable, siempre consideró que las lágrimas eran uno de los privilegios de los plebeyos, pues ellos tenían un "corazón" cual podía permitirles sentir emociones que él nunca podría, ellos podían sentir dicha, placer, alegría. Ellos eran libres de llorar, los nobles debían de mirar arriba y fingir, fingir y fingir, siempre era lo mismo, no quería hacerlo, no quería ser odiado, quería poder hacer amigos, pero no tenía el derecho, se sentía tan solitario, deseaba volver a la taberna, disculparse, y poder comer otra vez aquellos platillos que tanto amaba, mas sabía lo estúpido que era, todo lo era, todo es una completa estupidez, su vida estaba destinada a soledad y odio, finalmente padecería a manos de la venganza de alguno, uno que solo podría superarlo por un golpe de suerte, nada más, ese era el futuro que esperaba.

Sus pensamientos fueron interrumpidos ante el suave toque en la puerta de su habitación, prefirió no abrir la puerta ya que sus ojos debían de estar hinchados luego del llanto, pero intento sonar firme al preguntar a aquella quien suponía que sería alguna de las sirvientas su repentina aparición, la respuesta fue simple, sin embargo fue más que suficiente para que las ganas de llorar volvieran, bueno, tal vez no llorar, más bien, enojarse, sí, se sintió realmente molesto al escuchar sus palabras: "La princesa Tsubasa dará una actuación, esta vez en una reunión pacífica de los altos nobles de los 4 reinos". Se acercó un poco más a la puerta para empezar a hacer algunas preguntas que pese a que no le importaran las respuestas, tenía que hacerlas: "¿Qué día?", "¿A qué hora?" "¿Dónde será?", "¿Cuáles están en la lista de invitados?", las respuestas respectivamente fueron: "En 3 días", "Al atardecer, me informaron que de las 5 a 10 de la tarde", "Será en el palacio de eventos del mismo reino de la princesa", "Respecto a los invitados, se me dio a entender que sería una fiesta más privada para jóvenes de entre 15 y 19 años... Es solo una presunción mía, y lamento mi falta de objetividad, pero es posible que la princesa piense en comprometerse pronto, podría estar buscando algún prometido".

－Lo comprendo, mas, realmente apreciaría que me dieras la lista de invitados en vez de irte con tanto rodeos, no tengo interés en ningún compromiso － Se quejó con suaves palabras pero de sus labios sonaban tan amenazantes, aunque usara un tono de voz tan tierno. La mujer del otro lado de la puerta no dijo más y se alejó rápidamente, aunque claro que volvió poco después con una tarjeta perfumada, aroma que fue realmente desagradable para el príncipe, quien recibió esta por el umbral de la puerta. Pronto dispuso a leerla, aunque ignorando gran parte de la información, odiaba esa típica obsesión de adornar tanto cada oración, agregar tantas formalidades, casi escribiendo un poema, aunque era lo que los nobles solían escribir.

En las pocas cosas que se intereso, fue, la obra a interpretar, los actores y los invitados. Interpretarían a La Traviata, Tsubasa sería la protagonista Violetta, también frunció el ceño al ver a Haruma como el interprete de Alfredo. Las palabras de la sirvienta volvieron a su mente produciéndole un profundo odio dirigido hacía aquella princesa, mas intento calmarse y empezar a leer la lista de invitados, además de los dos mencionados y de sí mismo se encontraban:
- Miki Shinobu (Hija del barón de su reino)
- Shion Otosaka (Creía recordar que era del reino de Tsubasa, hija de un conde)
- Seira Takanashi (La hermana mayor de Tsubasa)
- Ryoga Jasei (También de su propio reino, hijo del marqués)
- Fuwari Hahajima (Princesa)
- Kaguya Makabe (Príncipe)
- ■■■■■■■■■■ (Aparecía un nombre tachado por completo, pronto asumió que debía tratarse de Subaru Makabe, la noticia de su exilio no demoró mucho en llegar a los oídos de la realeza)
- Hina Sinclair (Del reino de Fuwari, hija de un duque)
Y entre otros nombres los cuales ya no reconoció, aunque le sorprendió ver a Hina pues recordaba que había escapado hace mucho tiempo.

Del otro lado, corría de un lado al otro mientras daba indicaciones, decoraba lo más hermoso que podía aquel castillo cual solo usaba para eventos importantes, también arregló y decoro el escenario en donde interpretaría la ópera, consiguió actores y músicos para la orquesta, su sorpresa fue grande al ver a Haruma como candidato, aunque era cierto que era un increíble actor y cantante, sabía que también lo eran el príncipe Mikado y el hijo del marqués del reino de este, cosa cual le sorprendió, en ese reino habían grandes interpretes, aunque la famosa Alice también provenía de allí, mientras su esposa Mimori nació y se crió en allí en donde ahora mismo se encontraba nuestra princesa... ¿Quién son ellas? Pues nadie más ni nadie menos que las madres de Tsubasa y Seira, sonara extraño, sin embargo ambas son adoptadas, en otros reinos se vería muy mal, dos chicas con sangre de plebeya, aunque esto era un secreto, los reyes, más bien, las reinas del reino eran desconocidas después de todo. Y tal vez el ser también de sangre plebeya era lo que la hacía simpatizar tanto con ellos, hasta el punto de verlos como parte de su familia, cosa la cual le sucedía seguido al ver los caballeros, especialmente a Ren, era muy joven, llena de determinación y energía, la definición viviente de una mujer joven y sana, además de ser muy atlética.

La primera vez que la conoció fue cuando recién se unió a los caballeros, la volvió pronto su escolta personal al apreciarla entrenar, tan determinada, también estaba emocionada, pudo apreciar la enorme admiración que tenía a su persona, tan inocente y joven, no podría portar ninguna mala intención, sus habilidades también fueron elogiadas por el mismo comandantes y tantos veteranos, todo caballero quedó impresionado con su fuerza y agilidad aunque fuera una mujer. Odiaba admitirlo pero se quedó ensimismada mientras la miraba, tal vez embelesada con la mirada de esta, llena de determinación, pasión, amor, amor por lo que hacía, y cuando fue interrumpida por la misma muchacha no pudo evitar sonreír, pues era una joven tan increíble que le quitó con facilidad el aliento.

－¡Desde ahora la protegeré! － Exclamó con una sonrisa, Tsubasa no pudo hacer más que mirarla con ternura. Y fue desde aquel momento donde ambas se volvieron inseparables.

Esto se mantenía, incluso ahora Ren se encontraba tras de ella, de vez en cuando pedía su opinión para ver su expresión de nerviosismo, siempre respondiendo con un: "lo que usted decida me parecerá bien", no podía negar que aquella chica la hacía sentir tan cómoda y segura, la quería mucho, hasta podría decir que la amaba, mas pensaba de aquel sentimiento como el sentimiento de hermanas, al ver que no era lo mismo que sentía por Seira se dijo a sí misma que debía ser así como era el querer a una hermana menor, completamente inconsciente de los sentimientos de su caballero, ignorante del dolor del pecho de esta al llamarla su hermana menor.

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Perdón por lo corto del capítulo, aunque al menos esta vez si puse una ilustración como dije que haría en la descripción... Bueno, los próximos capítulos son por supuesto la hora de un baile, un arco de celos y drama, aunque también mucho Tsubaren y demás ships, muajajaja.