Cap. 1 Inconciente e irracional
"Cada vez que pienso en ello, vuelvo a la misma conclusión, el amor es algo muy irracional, algo que simplemente escapa de la razón. El amor hace que las ilusiones se vuelvan reales, que lo fantástico sea lo cotidiano, que lo que llegaste a considerar aburrido se vuelva la mejor experiencia y que toda lógica o ley ya no importe, siendo así, es normal que lo anhelemos. Todos deseamos ser amados, buscamos ser amados o ya somos amados, aunque sea algo inconsciente, nadie puede vivir sin amor, el amor es aquello que nos mueve... El amor que sentimos por nuestros familiares, amigos, parejas o por nosotros mismos, es posiblemente lo más importante de nuestras vidas, lo he deducido como un hecho después de todos estos años, me amé, amé a otros y otros me amaron y es aquello lo que me llevó hasta aquí, al final, cada acto, es un acto de amor".
-Ah! quelle triste destinée me fait ici le dieu Pluton - Cantó aquella doncella sobre el escenario, momento en donde iniciaba el acto 3. ¿Cuánto tiempo llevaba allí mirando fijamente a los actores que interpretaban decentemente su papel? Estaba realmente aburrido, no hacía más que bostezar mientras se preguntaba cuánto tiempo más tardaría.
El público estalló en aplausos apenas terminó la presentación. El fuerte ruido fue prácticamente lo que lo despertó, ni siquiera recordaba en qué momento se había dormido. Se desperezó con cierta flojera para luego salir del teatro, aunque a su espalda podía sentir miradas de profundo odio dirigidas a su persona, sin embargo, ya estaba acostumbrado, no le podría importar menos lo que otros pensaran de él, después de todo, sus esfuerzos por hacer amigos siempre eran en vano, al final todos lo odiaban.
-Ugh... ¿Qué le sucede a ese tipo? - Gruñó con molestia la actriz que hace poco se encontraba sobre el escenario interpretando a la protagonista de la ópera, Erudyce. En su opinión personal, era la mejor actuación que había hecho hasta ahora y ese príncipe la acababa de menospreciar.
-S- señorita, no se moleste, en mi opinión ¡estuvo increíble! -Dijo la chica a su lado mientras intentaba calmarla.
-Entiendo, Ren, de todos modos ya sabía que el príncipe de este reino era alguien de mala fama - Suspiró mientras cepillaba sus largos y bien cuidados cabellos dorados, la muchacha a su lado, había quedado otra vez embelesada con la belleza de su princesa, no entendía el cómo o el porqué, pero su corazón latía con fuerza al mirarla y escuchar su voz - Gracias por acompañarme como mi escolta, debe de ponerte presión ya que eres novata.
-¡P- para nada! ¡Es un honor para mí que usted confíe lo suficiente en mi persona como para seleccionarme de escolta! - Exclamó la joven caballero para luego esbozar una gran sonrisa. Siempre había querido ser caballero como los mencionados en los cuentos, los admiraba tan enormemente después de todo. En esto, una voz ya reconocible para ambas, interrumpió su conversación.
-Oye, princesita y... ¿Plebeya? - Reconocían aquella voz al pertenecerle a quien junto a la princesa había actuado sobre el escenario, interpretando a Pluton. Él era el segundo heredero al trono del reino, el primo del príncipe heredero.
-¿Princesita? ¿A quién crees que le estás hablando? - Gruñó con claro enojo, no le gustaba que la llamaran así -Además, Ren es mi caballero, no es una plebeya.
-Aunque caballero sea un título noble, no significa nada si su portador tiene sangre de plebeyo - En un principio a la princesa le había agradado aquel chico luego de ver su actuación, sin embargo, en estos momentos se habría dado cuenta de que era alguien despreciable. Al apreciar su molestia, decidió cambiar sus palabras -Ugh, entiendo, princesa Tsubasa y su caballero.
-Muy bien, ¿qué es lo que querías? - Preguntó aunque ya algo molesta.
-Quería felicitarte por tu hermosa actuación, pero veo que eres algo... Extravagante.
-Ah, pues, pienso lo mismo.
Usando estas palabras se encargó de finalizar la conversación, tomando la mano de su caballero se retiro del lugar sin siquiera volver a mirarlo. El chico suspiró, este simple acto lo ayudo a relajarse, lamentablemente no habría durado mucho. Solo bastaba una única palabra, una sola palabra de aquella voz que poseía una connotación tan adorable y suave, lamentable que denotara lo contrario.
-Haruma - Llamó con un tono de voz meloso. El mencionado no pudo más que apretar con fuerza sus puños, volteó nervioso para mirar la silueta del príncipe, Mikado, su primo -Quiero hablar contigo sobre algunas cositas.
-... ¿Qué quieres ahora? - Preguntó con agresividad y rechazo, no quería hablar con él, lo odia, le aterraba, nadie más era capaz de causar tanto miedo en su persona.
-Oh... Vamos, no me respondas así - Continuó con aquel tono meloso mientras se acercaba a él y depositaba un suave beso en sus labios, de inmediato Haruma lo apartó, cambiando su expresión a una molesta, volvió a hablar en modo de respuesta a esta actitud de su "amante" -No me hagas esto, ya sufrí mucho teniéndo que ver tú... Poco grácil actuación.
-... - No respondió, ninguna palabra venía a su mente, pensó en defenderse, pero sabía que aquello solo empeoraría el ánimo del príncipe.
-Es más aburrido si no me respondes - Hizo un adorable puchero, estirando levemente su mano, la posicionó sobre su mejilla acariciándola con sus delicados dedos, dignos de un miembro de la realeza quien nunca ha siquiera raspado sus manos ni ha tocado una herramienta de trabajo -Pero te daré algo de crédito, logré mantenerme despierto hasta el inicio del segundo acto.
Otorgándole una cálida pero falsa sonrisa, lo abrazó con mucha fuerza antes de despedirse, Haruma sólo suspiró pesadamente antes de marcharse también de aquel lugar. Sus pensamientos de algún modo vagaron hasta la princesa del reino vecino, Tsubasa y su caballero, ellas debían de tener una vida de ilusiones y sueños, distinto a él, no podía escapar, nunca lo haría, y por supuesto que no era porque no quería, es que realmente no podía, era consciente de lo que Mikado sería capaz de hacer.
-... - La joven caballero se encontraba en completo silencio dentro del carruaje real, mantenía su cabeza gacha y de vez en cuando suspiraba. La princesa ya no lo aguantaba, no quería que todo el viaje de vuelta fuera así.
-Ren, ¿te pasa algo? - Finalmente preguntó con algo de apuro.
-¿E- eh? No, no tiene que preocuparse, solo... Es que aquel actor tiene razón, aunque sea un caballero sigo siendo una plebeya, no tengo el derecho de estar a su lado como escolta, incluso soy menor que usted, ¿realmente sirvo de algo? - Confesó de manera honesta sus pensamientos, tal vez porque simplemente no sabía mentir u ocultar cosas o porque no podía ocultarse cosas a la princesa la cual tanto admiraba.
-¡Ren! Eres mi escolta, aunque seas joven, tienes tus puntos fuertes, además que es más divertido si estamos las dos juntas ¿no? No cambiaría por nada estos momentos a solas contigo - Se levantó temeraria de su asiento para cambiarse al lado de Ren, una vez sentada, abrazó a la joven con cariño. Las mejillas de la caballero se tiñeron se inmediato de carmín, pero acepto el abrazo cálidamente -Si fuera alguien más mi escolta, sería sofocante y hasta aburrido, pero siempre puedo contar contigo.
-Sí... - Respondió aunque poco consiente de las palabras de la princesa, ahora se encontraba más concentrada en el tacto del abrazo que ahora compartían. Se acomodo un poco más para poder abrazarla mejor, luego de aquello, el carruaje se llenó de charlas y risas entre ambas, siendo tal acto el que llevó a que la normalidad volviera entre ambas, ¿cuánto durará?
-Ren, siempre puedes verme como una amiga y no como una princesa, me gustaría que lo hicieras - Sonrió, pero bastaron las siguientes palabras para destrozar el pobre corazón de la más joven: -Eres como una hermana menor para mí.
Aún con su corazón en profundo dolor, intento ignorarlo y continuar con las banales conversación, pero dolía, sabía que siendo una plebeya nunca tendría oportunidad, pero, la amaba ¿aquello estaba mal? Sí, esa fue la respuesta que se dio a sí misma, era un sentimiento incorrecto pero no por eso lo dejaría, aún si solo terminaba conteniendo en silencio junto a lágrimas y lamentos.
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