Cuando al fin pude centrar mi atención en algo más que los fuegos artificiales miré en cada parte del jardín, no pude ver nada o a nadie. Me fijé en la ventana vecina y todo estaba oscuro, si había alguien ahí estaba observando desde las sombras.

No podía permitirme solo quedarme aquí, necesitaba ver en cada rincón para estar segura de que mi chico misterioso no estaba por ahí.

Busque mi teléfono y salí nuevamente de mi habitación directo al jardín.

Mire y miré, les juro que quería ver algo, una pista, algún detalle fuera de lugar. Quería verlo a él; pero mis esfuerzos fueron en vano.

Me dejó caer en la acera y suspiro.

Mensaje de número desconocido:

Espero te gustase la sorpresa y mi objetivo se haya cumplido. Buenas noches ojitos tristes, descansa mañana será otro día...

Pensarán que soy tonta, solo debía de marcar al número o decirle que quería conocerlo, pero es que ya lo había intentado no sé cómo, pero solo podía recibir de este número, mis llamadas no salían, ni los mensajes se enviaban.

Desistí y me adentré a la casa.

Camino a mi cuarto me tropecé con Dan.

—Te estuve buscando hoy. —me comenta mientras ambos subimos las escaleras.

—Luego del café con mi madre salí con Andreu.

—Si luego me enteré.—me da un abrazo que me toma por sorpresa al llegar a la puerta de mi cuarto. —Buenas noches, hablamos mañana.

—Buenas noches. —susurro aún abrazándolo.

Fue un momento bonito, corto pero bonito. Él siempre sabía cuándo necesitaba un abrazo, no sé cómo le hacía.

Finalmente me doy una ducha rápida y me acosté a dormir, al no tener la mente ocupada con el chico misterioso recordé nuevamente que tan cansada estaba.

(…)

Supongo que dormir un tanto feliz por la gran sorpresa, hizo que me levantará de buen humor. Me levanto de la cama y me asomo en la ventana. El calor que provenía del inmenso sol que se observaba en el cielo hizo que me apeteciera bañarme en el mar. Hacía un hermoso día.

Después de asearme me coloqué uno de mis trajes de baño.

Lista.

Bajé las escaleras hasta llegar a la cocina, agarre un poco de jugo y salí disparada hacia la terraza.

Al parecer los papeles se intercambiaron y los dormilones son ellos hoy. Sigo mi camino hasta sentir la arena en mis pies, realmente amaba esa sensación.

Si me preguntarán por mi lugar favorito, mi respuesta sin duda sería este lugar. Era mi lugar seguro, mi lugar feliz.

Amaba todo en esta casa, la compañía, los recuerdos que guarda. Pero sobre todo el mar, me hacía sentir en paz, amaba ver las olas moverse a su ritmo, el aire fresco que caracterizaba el lugar, el sol que me bronceaba la piel pálida mía.

Pero hoy, no solo quería estar sola en esta parte de la playa. Quería escuchar la música, la gente, conocer personas nuevas. Necesitaba sentir las vacaciones. Así que no me quedé dónde costumbre y seguí avanzando por la orilla de la playa, mientras el agua me mojaba los pies con cada paso.

Después de un rato caminando puedo ver la división de la playa, y a las personas. La música se hacía audible para mí y sentí un cosquilleo en el estómago. Sin mucho preámbulo avancé hasta sentarme en uno De los pequeños bar cerca a la playa, tenía una gran vista. Podía observar todo el lugar desde aquí.

—Una piña colada para la señorita. —giro mi vista y era él. El chico de la librería.

—No gracias no bebo.—me mira curioso.

—¿Me tienes miedo?—dice esto acercándose un poco más a mi y sentándose en una de las sillas libres de mi mesa.

Miro sus ojos negros brillar, ante la pregunta. Y ahí, si, sentí miedo.

—No ¿Por qué debería de temerte?—miento.—Ahora si no te importa podrías levantarte, no me gusta hablar con desconocidos.

—Pero ya no somos desconocidos. —sonríe pícaramente.— Me llamo Nicolás.

No sabía que responder ante eso, no quería ser grosera pero no me sentía cómoda con él.

—Mi nombre es Amelia. —termino por decir y me pongo de pies.—Un gusto conocerte Nicolás pero me tengo que ir. —traté de no sonar nerviosa.

—Espera...—dice agarrando mi mano fuertemente. —Lo siento.—termina por decir al ver mi cara de terror y suelta el agarre.

Realmente estaba asustada no se por qué no me daba buena espina.

—Puedo ayudarte a encontrar al chico que te regala flores —sus palabras hacen que deje de alejarme. Me lo pienso por unos segundos y vuelvo a él. —Sabía que no rechazarías mi propuesta. La curiosidad mató al gato ¿Sabías?

Todo en mi cuerpo me decía aléjate, mi sexto sentido me decía que lo olvidara. Pero muy en el fondo si existía la posibilidad de encontrar las respuestas tenía que intentarlo.

—¿Cómo sabes lo de las flores?—la pregunta sale directa.

—Primero que nada me gustaría contarte una historia. —dice sin cambiar la vista de mi. —¿Ahora si quisieras tomar algo?

—Solo agua.—el asiente y llama a la camarera quien no tarda mucho en atendernos y cumplir con el pedido.

—Bueno, está historia comienza con dos amigos.—su voz es adormecedora, realmente pasiva y calmada, de algún modo me atraía a continuar escuchando. —Dos amigos que se conocen a través de redes sociales. Después de meses charlando se dan cuenta que irán de vacaciones al mismo sitio.

Escucho atenta cada palabra pero aún no entendía que tenía que ver eso conmigo.

—Durante esos meses uno de los chicos se enamora del otro, mientras el otro ni por enterado de los sentimientos de su amigo le llena los chat de mensajes sobre una chica. —continua hablando y mueve sus dedos. —El amigo se molestaba al escucharlo hablar de su enamorada pero mantenía las apariencias por no perder el contacto...

—Es una historia muy triste pero no entiendo la relación con mi persona. —lo interrumpo.

—Esa chica eres tú Amelia. —sus palabras me toman por sorpresa. No sabía que pensar, que decir. —Y el chico enamorado de su amigo soy yo. —admite y está última frase sale con un poco más de melancolía.

—Entonces...

—Exacto, ya tienes dos personajes de la historia identificados, solo falta saber quién es la tercera persona en cuestión.

Lo miré varias veces y les juro que no era para nada femenino, al contrario. Sino me estuviera confesando que es gay nunca lo hubiera imaginado.

—Lamento mucho que tú historia de amor no se diera. —admito, sabía perfectamente lo que se siente no ser correspondido.

—Gracias por tu comprensión pero temo decirte que esto será más trágico de lo que imaginas. —no entiendo sus palabras. —Te he estado observando Ame, al parecer no soy el único no correspondido en esta historia de amor. Más bien somos una cadena de amores fallidos.

—No comprendo a qué té refieres. —muerde su labio y luego da un pequeño golpe en la mesa con el cual me sobresalto.

—Se te nota a la legua que estás enamorada de Andreu Masker. —sus palabras son como un disparo al corazón. Mi secreto ya no era tan secreto.

Hola mis amores, hacía tiempo no dejaba una notita de autora.

¿Qué les parece la historia hasta el momento? ¿Cómo se han tomado todos los giros que han existido?

¿Qué opinan de este nuevo personaje que aparece a solo unos capítulos de terminar la historia?

¿Están preparados para el final? Yo nooooo :(

Dejen sus teorías jsjsj. Besosss ✨❤️