Carta número dos.
08 de Noviembre del 2016
Hey, mami:
Bueno... Ayer se supone que habíamos hablado de esto, se supone que habías entendido la situación en la que me encuentro actualmente, el como me sentía... Pero no, no te interesa o parece que no me oyes, simplemente te interesa lo que no hago o lo que no te parece que está bien... Eso no es entenderme como dices que lo haces, mami.
Te mentí, no se me pasó la combi, no estaba distraída y por eso la perdí, no llegue tarde a mi casa por falta de transporte... Mas bien caminé hasta a casa y llegué temprano, incluso mucho antes de lo que habría llegado en la combi, pero no quería llegar a casa, no quería entrar y que comenzaras a gritarme otra vez como antes de salir... Y menos delante de tu estúpida jefa. Mejor me quedé hablando con mi mejor amiga frente a una casa abandonada en el fraccionamiento, ella sí me escucha y no me juzga, no como tú, mami.
No quiero salir de mi habitación, mami, porque aún están aquí tu jefa y tu compañero de trabajo, se comieron la comida que no tenemos... Y ni las gracias te dan los muy imbéciles, me dan lástima, pero no puedo decir nada porque te enojas ¿cierto?.
Quiero llorar por nada, no hay razón para hacerlo, no tengo hambre, no tengo sueño, quiero bañarme y... Sin embargo tengo que comer, tengo que dormir tengo que... Tengo que hacer el quehacer de la casa y de mi habitación y no puedo bañarme por los tipos que están aquí.
Me estoy hartando de esto, mami, pero aún así sé que me amas.
Atte: Tu hija mayor.
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