Encantadora
Carla:
Llegué al instituto buscando con la mirada a Eddie, quién no me fue a buscar a mi casa como era de costumbre.
-¡Carla Martinez!.
Dirigí mi mirada a la persona que grito mi nombre y como si fueran una manda de animales, mis amigas se acercaban a mi con grandes sonrisas y saltos de emoción.
-¡Cuéntanos todo! -exigió Cariza.
-¿Te pareció lindo? -me preguntó Valeria.
-¿De que hablaron?.
-¿Le doy tu número?.
-¡Chicas, cálmense! -gritó Zoe -Primero que nada, invadimos su espacio personal -las obligó a retroceder un poco -Segundo, hay que hacerle una pregunta a la vez.¿Quién empieza?.
-¡Yo! -pidió Cariza -¿Cuando cambiarás tu facebook a "en una relación"?.
-¿Qué? -pregunté ignorante a los que ellas decían.
-Mi primo -rió Valeria- lo dejaste embobado anoche.
-¿En serio? -dije sin poder creerlo.
-¡Si! Anoche te nombró como cinco veces antes de dormir. Y no es por nada, pero cuando le presente a otras amigas "únicamente por cortesía" -hizo énfasis en las últimas palabras -Él les decía "Hola y Adiós".
-Fue amor a primera vista -añadio Cariza con un suspiro.
-Me preguntó por tu color favorito, tus libros, tus canciones, comidas ¡Todo!. ¡Quiere saberlo todo de ti! -Valeria dió unos pequeños brincos de felicidad.
Yo sonreí con mucha felicidad. ¿Era cierto?. No me importaba, era feliz con la mera ilusión.
-Sorprendente, Cari. Lo flechas te. -dijo Zoe con orgullo.
Yo estaba feliz y avergonzada al mismo tiempo. ¿De verdad lo enamore?, ¿Realmente se fijó en mi?.
Levanté mi mirada y ví a Eddie hablando por teléfono, me disculpé con las chicas y me dirigí hacia él.
-Por última vez papá. No voy a ir a tu casa. Ni hoy, ni el fin de semana, ni ningún otro momento del año. No quiero saber nada de ti y tú mujer, le hiciste mucho daño a mi mami por eso- Me quedé detrás de él, oyendo su voz enojada y las cosas que le decía a su padre.
Debía estar realmente furioso, porque se quedaba trabado en palabras sencillas.
-Créeme cuando te digo, que si fuera por mí. Ni yo y mucho menos mi mamá, cargariamos tú apellido. -y colgó.
Su respiración era agitada. Usualmente tomaba sus errores en gramática, o su confusión en ciertas palabras para romper el hielo. Pero viendo está situación, no creo que sea lo mejor.
-¿Eddie?.-Hablé en forma de susurro, y aún así se sobresaltó- ¿Que paso?
Se tensó un poco y no era capaz de mirarme a los ojos.
-Mi pa-... Mi papá llamó a mi mamá está mañana. Le gritaba, diciendo que era su culpa que yo no quisiera pasar tiempo con él, ni con su otra familia. -su mirada se fijó en el suelo -Y ahora me llamó a mi, hablando con el mejor y más dulce tono, como si no hubiera hecho llorar a mi mami...
Me acerque y lo abrace. Eddie no era muy abierto respecto a como le afecta el divorcio de sus padres, pero para ser exactos, tampoco necesitaba palabras.
-¿En serio aún le dices mami a tú mamá? -me reprendi a mi misma. Ese no era un bueno momento. O eso creí, hasta que Eddie empezó a reír por lo bajo.
-Si, ella es mi mami. ¿Algún problema?. - levanté mi mirada y noté la sonrisa en su cara.
-Ninguno -le devolví la sonrisa.
El timbre sonó, así que era hora de ir a clases.
Las primeras horas pasaron como si nada. Estábamos en receso y quedé con las chicas en la cafetería.
-¡Cari!. -voltee a ver quién me llamaba.
-¿Valeria?. Creí que ya estabas con las chicas en la cafetería.
-¡Eso no importa! -gritó ella -Jordan está en la biblioteca.
-¿Y?.
-¿Cómo que "Y"? -lucía incrédula por mi respuesta- Es tú momento. Ve a la biblioteca, acércate y hablen.
-Pero-
-Nada de "peros" -reprochó- ¡Anda!.
Me dió un leve empujón y empecé a caminar en dirección al baño. No tenía ninguna necesidad, mucho menos era la dirección de la biblioteca, pero mis pies me llevaron para allá.
Me apoyé del lava manos, y me mire al espejo. Con la incógnita en la cabeza.
¿Por qué estoy acá?.
Talvez... Si quería ir a la biblioteca y encontrarme de "casualidad" a Jordan.
Me miré al espejo con determinación, mi cabello estaba algo despeinado, mis ojeras eran notorias y tenía una mancha de ketchup en la camisa.
-Así no lo voy a impresionar...
-¿A quién buscas impresionar?.
La voz hizo que me sobresaltara. Luego ví la puerta de un cubículo abrirse, y de ahí salió el diablo.
-Johanna...
-Hola, ballenita.
-Supongo que si estás acá, veniste con tu "morocha" -hice las comillas con mis manos. Luego mi al cubículo de al lado abrirse, y de ahí salió la morena nombrada.-Como dos gotas de agua y petróleo. Siempre unidas -hable con sarcasmo.
-¿Oíste eso Cassandra? La ballena se cree divertida -habló Johanna, sin una pizca de gracia.
-No les he hecho nada, así que no hay necesidad de que me hagan algo. Déjenme en paz -me dí la vuelta y nuevamente quedé frente al espejo.
-No te dejaremos en paz, hasta que nos digas a quién quieres espantar.
-Yo nunca he dicho eso.
-Dijiste que querías "impresionar" -dijo Cassandra -¿A quién quieres espantar?.
-Eso no es de su incumbencia...
-Claro que lo es -Johanna se paró detrás de mi, y me miró a través del espejo.
Se quedó así por unos segundos, cosa que me incómodo un poco. Luego dió una sonrisa y se colocó en el lava manos de al lado.
-No me digas que estás hablando del chico nuevo.
-¿Qué? No sé de qué hablas.
-Claro que lo sabes. -saco su gloss de entre sus pechos, y se lo empezó a colocar-En la fiesta de Val, se te vió compartir palabras con él. -nuevamente me empezó a mirar a través del espejo -Debiste parecerle ridícula, porque no encuentro otra razón por la cuál se reía contigo.
-Dije unas cosas graciosas -dije en un murmuro.
-¿Dijiste o le pareciste? -habló Casandra desde la puerta, compartiendo una pequeña risa con la chica que tenía al lado.
-No soy quién para seguir soportando las. -me dirigía a la puerta, cuando sentí un objeto en mi espalda.
Me voltee para ver qué era, y resultó ser el gloss de Johanna.
-Ups, lo siento. Creí que con toda esa grasa, no sentirías nada.
Mire mi cuerpo en el espejo, y quería ocultarne bajo una roca.
-Ni el suéter más grande del mundo va a ocultar esa enorme panza que tienes.
Empezaron a reír entre ellas, mientras me miraban con desprecio.
-Voy a dejarte algo en claro, ballena -Johanna seme acercó mientras que Cassandra abría la puerta -Ese lindo muñequito austriaco, va a hacer mío. Después de que te fuiste, platique con él y en muchas ocasiones me dijo lo fantástica que era.
Por un último intento de salir con un poco de dignidad de ese baño, dije la mayor estupidez de mi vida.
-¿Por qué estás tan segura de que era yo?.
-Porque, al igual que una montaña. Eres visible a cientos de kilómetros -habló Cassandra desde la puerta, con una sonrisa cínica en su rostro.
-Entiendelo, ballenita. Él es un príncipe azul, mientras que tú eres un feo y horrendo ogro. Y a diferencia de Shrek, él se quedará con la princesa. ¿Entendiste?.
Asentí con la cabeza, sin verla a la cara.
-Muy bien -ya con eso, se dirigió a la puerta junto a su gemela malvada -Pero antes de irme, toma esto -me lanzó el gloss de hace un momento y yo lo atrapé -Ya lo toco tu cuerpo, no lo quiero cerca de mis labios.
Al irse, pude oir sus risas llenas de orgullo por lo que acabaron de hacer. Yo me volví a ver en el espejo,seguía igual a como entre.Abrí el gloss que me habían arrojado y me coloque un poco en los labios... Y aún así, nada cambiaba.
Salí del baño cabizbaja y con lágrimas en los ojos. El timbre sonó, dando señal de que había acabado el receso. Caminaba por el pasillo sin mucho ánimo. No me importaba llegar tarde a clases, solo pensaba en lo estúpida que debí sonar cuando dije, que quería impresionarlo.
Por estar en mis pensamientos choque con alguien. Fue un golpe que me hizo caer al suelo.
-Lo que me faltaba, ahora voy a recibir burlas por esto-susurre para mí misma.
-Oh. Discúlpame, Cari. No te ví.
Yo reconocía esa voz.
-Hola, Jordan. -ahora me sentía más estúpida- Discúlpame a mi, estaba en mis pensamientos y...
-No te disculpes por eso -tenia una hermosa sonrisa en su rostro -Dejame ayudarte.
Me extendió su mano para tomarla. Y por un momento el mundo se congelo, y quedé con la imagen de un Jordan sonriente, que me extendía la mano para ayudarme.
Yo la recibí con timidez y como si fuera una pluma. Me levanto en un abrir y cerrar de ojos.
-Que fuerte eres.
-Gracias, me gusta el ejercicio.
¡Dios! ¿Lo dije en voz alta?
-Se nota. -se me hizo imposible mirarlo a la cara. Sentía vergüenza y a la vez admiración. -Yo... Tengo que ir a clases.
-¡Yo también! - exclamó alegre -Digo... Que yo también voy a la misma clase -desvío su mirada, y se rascó la nuca—Emm, compartimos esta siguiente hora, así qué... -me miró a los ojos y pude notar ese brillo que ví en el cumple de Valeria—Vamos.
Me agarró de la espalda y empezamos a caminar juntos. Las personas en el pasillo nos miraban con asombro, duda y algunas chicas, con odio. Me sentía muy rara de caminar al lado de un chico tan guapo como Jordan, especialmente cuando era Jordan. No podía creerlo, en su rostro había una enorme sonrisa, tanto amable como egocéntrica.
—¿Disfrutará caminar conmigo?...
—¿Que dijiste?.
—Nada —dije avergonzada.—Es que... No me acuerdo cuál era el salón.
—Pero... Si ya llegamos.
Voltee la mirada y estábamos al lado de la puerta.
—Oh.
El empezó a dar pequeñas risas y luego me miró a los ojos.
—Eres encantadora.
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