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II

 "¿Temes a lo que no conoces?"

Llevo una hora observándolo sentado en la torre de salvavidas, es un chico alto de cabello castaño y piel supongo que blanca cuando no está al sol porque así solo parece un cangrejo, este chico resulto ser el salvavidas, eso explicaría porque me quiso dar su ridícula multa ayer. Quisiera acercarme a hablarle pero no sé cómo reaccionaría, no puedo permitir que al único que puede verme lo internen en un psiquiátrico antes de explicarme porque pudo verme, luego sus familiares decidirán...pero antes no. 

 Permanezco oculta entre la multitud de personas, no puedo dejar que me reconozca y hulla. Tiene puesto unas gafas de sol que lo hacen lucir... simpático. Un traje de baño color rojo que hace un contraste un poco raro con su piel, no entiendo como aún no está moreno por estar tanto tiempo allí arriba, pero si luce como un cangrejo como ya lo señale, todo rojo.

 Me da un poco de gracia como ese chico que parece tan insignificante y mandilón posea tal habilidad, espero me explique por qué sí puede verme, todas las respuestas a mi existencia se encuentran en ese chico de ahí. 

 Continuamente suena su silbato y da órdenes al azar (se siente poderoso) muchos lo miran molestos por tantas interrupciones, se toma su trabajo demasiado enserio... créanme cuando digo que es demasiado formal ¿Cuántos años tendrá? No aparenta más que yo por su cuerpo, pero por su actitud bien podría tener 100 años, bueno ya entienden el punto. Cuando el lago está en su punto máximo de personas decido que ya es hora de actuar, si espero a estar solos presiento que huira, debo hacerlo cuando no tiene otra opción que escucharme. Me acerco lentamente por atrás, donde no pueda verme venir, subo las pequeñas escaleras hasta que me encuentro a centímetros de él, me lleno de paciencia y...

- Hola.- lo saludo, el me mira y parece no reconocerme, Auch.

- Está prohibido subir aquí arriba.- dice molesto.

- Tu estas aquí, quiero estar contigo.- sonrío coqueta y me encojo de hombros. Sus mejillas adquieren un color más rojo de lo que ya son y carraspea antes de hablar.

- No puedes estar aquí, debes bajarte.

- Solo serán unos minutos.- el asiente y se mueve para darme espacio.

- ¿Qué necesitas?- pregunta mientras termino de subir y me siento a su lado bajo la sombrilla que le da un poco de sombra, evita mirarme todo el tiempo por mirar al agua.

- Hablar sobre lo que paso anoche.- el voltea a verme y su actitud tranquila desaparece para ser sustituida por una de espanto.- No, no, no me temas, yo solo quiero saber... no te pongas así yo solo quiero.- el comienza a hiperventilar. Se toma con fuerza de sus cabellos y oculta su rostro en sus piernas.- ¡Ey... tranquilízate!

- No, no, no.-niega.- Esta en tu imaginación, no hay nadie a tu lado.- se mese en un movimiento aterrador, ahora soy yo la que teme.

- No soy producto de tu imaginación, mírame.- el continua meciéndose hasta que se levanta y temo que quiera saltar.- ¡Cálmate, estás haciendo el ridículo!- me ignora y continua negando. Veo como busca algo en su mochila hasta que saca un inhalador ¿es enserio?

- ¿Eres un salva vidas asmático? ¿Qué clase de idiota te contrato?- pregunto molesta.

- Bajo presupuesto.- musita. Dios no llegaremos a ningún lado.

- Hagamos un trato.- me mira perturbado.- Yo voy a alejarme para que te tranquilices y no te despidan.- O le dé un ataque y se muera.- Pero luego te buscare.- advierto. El asiente frenéticamente y me levanto para bajar.

Bajo por las escaleras y me alejo lo más que puedo ¿Cómo se supone que pueda hablar con él si reacciona así? Que dramático... ni que yo fuera más fea que un susto.

Yo debería hacer ese escándalo, no él. "ay que espanto, me pueden ver" ¿se lo imaginan? Me siento en unas piedras detrás de unos arbustos a vigilar, no voy a irme para luego volver y no encontrarlo. Los minutos pasan hasta que veo a otro chico vestido igual que el "señor dramático" subir las escaleritas de la torre ¿estará bien? Cuando me levanto para ver qué pasa lo veo bajando y alejándose a paso rápido. 

Luce nervioso, como si le temiera hasta a su sombra. Volteo los ojos y lo sigo, un hombre lo detiene cuando llega a las cabañas pero este se desase del hombre lo más rápido que puede, el hombre lo mira extraño marchar. Camino entre los arbustos para que no me vea, continuamente el chico mira hacia todos los lados y no me queda otra que agacharme o tirarme al suelo para que no me descubra.

Sus piernas largas dan pasos más rápidos que las mías, pero al menos tengo la ventaja que no me canso, el sí y para colmo es asmático... Pronto salimos del bosque y llegamos a la pequeña ciudad.

El chico camina como si quisiera esconderse de todos los que pasan a su lado, aprieta con fuerza su mochila y no puedo evitar preguntarme ¿tan intimidante luzco? ¿O Solo él es el dramático? Nos alejamos de la ciudad y comienza un camino de tierra, caminamos un poco más  y pronto noto que es la entrada de una casa. La casa está pintada de un blanco impecable,  el pórtico está lleno de macetas de flores y por abajo el césped verde y saludable, una casa muy típica, por el camino vi muchas parecidas. Comienza a correr sin importarle pisar las florecitas del sendero, pobres flores, tan bellas. Se detiene frente a la puerta y lucha con sus llaves para ingresar, yo por mi parte me oculto tras un arbusto de la entrada para que no me vea. Cuando cierra la puerta de un estruendoso portazo me acerco. 

Traspaso la puerta y pronto me encuentro dentro de la casa, por los pasos de la planta alta sé que ya subió. Me permito recorrer la casa en busca de otras personas pero parece que estamos solos. Subo las escaleras y observo las fotos familiares colgadas de tal forma que mientras subes puedes verlas. 

Son fotos de personas casándose y otras de un bebé y otro de otro niño un poco más grande juntos. Ambos niños de cabello castaño y ojos marrones pero muy expresivos, me fijo en otro cuadro donde esta una mujer joven, la foto es algo antigua y supongo que tal vez sea su madre, lo cual puede ser posible ya que los ojos de la mujer son muy parecidos a los de los niños, igual de expresivos. Cuando llego arriba, lleno mi alma de paciencia y traspaso la puerta donde escucho movimiento. En una cama con una maleta abierta lo veo comenzar a llenarla, corre a su librero y llena la maleta de cómics más que de ropa. Me apoyo por la puerta y me cruzo de brazos.

- ¿Qué haces?- me mira y suelta otro grito.

- ¡aléjate de mí satán!- me apunta con un crucifijo. Levanto mis manos arriba de mi cabeza en señal de paz

- Te falta la estaca y podrías matar a un vampiro.- comento con ironía mientras camino a sentarme en su cama. Él se aleja sin dejar de apuntarme.- Suelta eso, puedes quitarte un ojo con las puntas.- el mira el crucifijo y luego a mí.

- ¿no le temes?- pregunta asustado.

- No.- niego.- No soy un vampiro y estoy casi segura que tampoco soy un demonio.- comento segura... o casi segura.

- ¿Qué eres?- pregunta cauteloso.

- Era una persona, creo... y ahora un espíritu, no lo tengo claro.- explico. Mientras paseo mi mirada por su maleta y veo algo llamativo.- ¿son tuyos?- pregunto señalando un bóxer de patricio estrella, sonrío disimuladamente cuando cierra su maleta.

- No sé qué quieres, pero aléjate de mí.- demanda. Lo miro cansada.

- No quiero nada de ti, no te pediré que mates a nadie.- lo tranquilizo y sonrió todo adorable.- A menos que tú quieras, obvio.- comienzo a reír por su expresión de pánico.

- No... No haré eso.- dice convencido, me encojo de hombros.

- Lo discutiremos luego.- le guiño un ojo.- Pero por ahora quiero que me expliques porque puedes verme.- termino.

- ¿por qué me estas asechando?- ignora mi pregunta, lo miro ofendida.

- No te asecho, quise hablar contigo y tu planeabas huir ¿Dónde pensabas ir?- pregunto.

- Ese no es tu problema, y no sé por qué puedo verte.- responde a mi pregunta.

- Está bien.- acepto.- No me temas.- lo miro seria.- ¿Qué podría hacerte yo para que me temas tanto?- pregunto y me acerco a él.- No puedo tocarte ni tu a mí, además no soy horrible.- me veo en el espejo tras de él.

- ¿Qué tengo que hacer para que te vayas?- pregunta cauteloso. Me alejo de él y vuelvo a sentarme.

- Primero nunca repitas esa pregunta, es como vender tu alma y además me ofende, por ultimo no lo sé, yo solo quiero hablar con alguien.- me encojo de hombros.- Tal vez podamos descubrir porque me ves, honestamente no sé porque quiero hablar contigo, no creo que puedas resolver mi condición.- me señalo.

- ¿entonces no eres el producto de mi imaginación?- pregunta.

- Imagina que hago alguna acción, y si la hago ya sabes la respuesta.- cierra los ojos y parece concentrarse.- ¿Acaso quieres una lámpara para frotar? No es un deseo, tonto.- lo molesto. El abre un ojo.

- ¿Por qué no lo haces?- cuestiona. Enarco una ceja.

- ¿Qué?- pregunto divertida.

- Lo que te pedí que hicieras.- ladeo el rostro ¿es o se hace?

- ¿Qué imaginaste que haría?- pregunto divertida

- Que te quitarías la remera.- me atraganto con mi saliva.

- Genial, otro adolescente hormonal e inmaduro.- respondo.

- Lo... lo lamento mucho.- Se disculpa.

- ¿Cómo te llamas?- pregunto recelosa.

- Dalton.- responde.

- Muy bien Dalton, mi nombre es Laura.- me presento.

- ¿Cuántos años tienes?- me pregunta mientras comienza a caminar a mi alrededor y estudiarme con la mirada.

- 18 creo y no me mires como si fuera una cosa rara.- solicito. El mira mis ojos.

- No veo un espíritu todos los días, además pareces... una persona viva hasta que te toco.- me traspasa con una mano.

- Oye no hagas eso, es una falta de respeto.- enarca una ceja.

- Perdón...- dice apenado y se aleja.

- Está bien... lamento si te asuste ayer y hoy.- él se sienta a mi lado.

- Tienes que admitir que esto es raro.- responde. Hablando así hasta parece normal.

- Lo es, no entiendo porque.- respondo, el me mira.

- ¿Cómo terminaste así?- pregunta.

- Un día solo desperté así, desde entonces me propuse conocer el mundo ya que no sé cómo recuperar mi pasado, tampoco sé si quiero hacerlo, estoy muerta y parezco muy joven, no es un pasado muy alentador que digamos.- el ríe.

- Es una buena idea.- acepta.

- Si...pero es extremadamente solitaria, no sabes lo duro que es ser... invisible.

- ¿No quisiste quedarte con tu familia?- pregunta.

- Ese es uno de mis problemas, no recuerdo mi vida.- el me mira sorprendido.

- Eso debe ser desesperante.- me da la razón. Me levanto de la cama y camino hasta la ventana, por allí puedo ver que un auto se estaciona en la entrada.

- Lo es, alguien vino.- aviso y él se asoma también.

- Es mi mamá.- dice y se aleja de la ventana para ir a cerrar la puerta con seguro y prender su estéreo a un volumen alto.

- Parecería que tienes una chica encerrada en tu habitación.- bromeo. Él se aparta el cabello de su rostro y me mira mal.- Era broma.- juego. No se aguantan nada los vivos de hoy día. Me ignora y se acerca a su escritorio, prende su computadora y comienza a buscar algo, me acerco a él y miro su cuello, completamente rojo por las quemaduras del sol.

- Deberías ponerte algo ahí, en unas horas te dolerá.- el me mira como si todo lo que dijera fuera tonto.

- Esto es más importante.- señala la computadora. Volteo los ojos, es un huraño. Me caía mejor cuando me temía.

- ¿Qué buscaras?- pregunto y me acerco más para poder leer lo que escribe.

- ¿podrías alejarte un poco? Espacio personal.- se señala y demanda histérico.

- Que no se te olvide que soy una chica, niñito mal educado.- lo apunto con un dedo. El suspira y se pasa una mano por el rostro, continua buscando.- "¿Por qué puedo ver espíritus?" Cerca de 611.000 resultados.- leo y una carcajada escapa de mi.- ¿Es enserio Dalton?- voltea los ojos el también.

- Cállate, no se me ocurre nada mejor.- me calla. - ¡oh, mira esto!! - señala una página.

- "tres explicaciones científicas de por qué algunas personas creen ver fantasmas"- leo.

- Es mejor ir a las explicaciones científicas.- comenta. Enarco una ceja.

- Pero si eres todo un hombre de ciencia.- juego.

- Tu ironía.- me señala.- Hasta ahora no ha hecho nada productivo, déjame investigar.

- Claro, sigue con lo tuyo genio de Internet.- me alejo de él.

- ¿Dónde vas?- pregunta.

- No lo sé ¿tienes perro?- el asiente extrañado.- bueno, entonces iré a asustarlo o algo.- me encojo de hombros y traspaso la puerta.

- No, déjalo está muy viejo.- lo escucho perseguirme por la casa pero lo ignoro y busco al perro, no me agradan.

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