Recuerdos de una nevada. (parte 1)
La noche siguiente Chat Noir fue el primero en llegar al lugar acordado, aún seguía pensando en algún plan ingenioso para robarle los aretes. Tendría que estudiar cada movimiento de la heroína con cuidado para saber en qué punto le sería más fácil dar el tan esperado golpe.
—Luego de este trabajo podré jubilarme —rió un poco.
—¿Luego de que trabajo gatito? —Indago la heroína que recién llegaba al lugar, el felino dio un brinco asustado.
—Nada —respondió un poco nervioso.
—Eso espero —le dedicó una mirada fulminante —,recuerda que he dicho sin mañas.
—Lo prometo —sonrió, cursando los dedos tras su espalda. —,ahora ¿Que es lo que debemos hacer ?
—Hoy es tu noche de prueba, sígueme de cerca patrullaremos un poco por las zona —explicaba —debemos detener a cualquier criminal que encontremos.
El rubio se paró en seco, ¨cualquier criminal¨ algo le sonaba mal en esa frase, no le molestaba capturar otros ladrones así tendría más terreno para hacer sus fechorías luego, pero y si alguien se enteraba que él estaba ayudando a la del traje rojo...
—Mi reputación —susurro pensando en lo duro que trabajo para hacerse de nombre como el famoso ladrón Chat Noir.
—¿Algún problema? —inquirió la ojiazul.
—No, ¿Porque no te adelantas? Yo te seguire para poder observar cómo trabajas. —no muy convencida acepto aquello lanzando su yoyo, columpiándose por los edificios.
Fue una noche muy tranquila apenas tuvieron que detener a un par de bandidos menores, pero había algo que incomodaba a la pelinegra cuando la policía llegaba su compañero corría a esconderse.
—¿Ya se fueron? —decía asomando su cabeza con cuidado por entre las ramas del árbol donde se ocultaba.
—Sí —respondió con molestia la oji azul. —¿Harás eso cada vez que debamos tratar con policías?
—Lo siento es una costumbre. —hablo tranquilo, tratando de bajar de aquel árbol.
—¿Llamó a los bomberos gatito? —bromeo, este le miro molesto terminando de bajar.
—Tu trabajo es muy simple, no veo para que me necesitas . —sacudía su traje quitándose algunas hojas que se habían enredado en su cabello.
—Esto son solo criminales menores como tu —bufo.
—¿Criminal menor?
¿Cómo podía compararlo con esos ladrones de tan bajo nivel? El era un profesional en lo que hacía, casi un maestro.
—Si, apenas eres un gato con demasiadas mañas, —le dio la espalda – el verdadero enemigo son personas poseídas por akumas, como el saxofonista y aquel conductor.
—¿Aku... que? —dudo el gato sin comprender nada.
—¡AHH! , ¿Por qué tengo que trabajar contigo? —se quejo la más baja antes de proseguir —Los akumas son seres corrompidos por sentimientos negativos, esos sentimientos se apoderan por completo de la persona y provocan que ésta destruya todo aquello que le cause molestias. Mi trabajo es derrotar a esas personas poseídas, para luego purificar aquellos sentimientos.
—¿De dónde vienen esos «akuma»? —pregunto el oji verde aún no muy seguro, provocando que ella se parar en seco al instante.
—Bueno, yo —pauso sus palabras mordiendo su labio inferior, busco alguna respuesta sin éxito —eso no lo se —respondió con un leve rubor.
En todo ese tiempo jamás se había hecho esa pregunta, solo había aceptado la misión que se le presentaba.
—¡Como que no lo sabes! —los ojos del felino estaban abiertos de par en par, como es que ella le pedía ayuda cuando ni siquiera sabía contra qué o quién se enfrentaba. —deberías saberlo, no es como si fueras por ahí balanceándote con ese yoyo golpeando gente sin saber la raíz del problema.
—Yo —eso era exactamente lo que había hecho en todo ese tiempo. —déjame en paz, gato tonto.
Lanzó su yoyo alejándose rápidamente, aquella conversación le presentó nuevas dudas que jamás planteó en su cabeza, con la mayor rapidez que pudo se dirigió a su hogar dejándose caer en el jardín, desactivo su transformación.
Era muy noche así que todos dormían, nadie le vería llegar. Vivía en una casa de huéspedes de 3 pisos, la mayoría de habitantes eran de edad avanzada por lo que el lugar era muy tranquilo.
—Mea —escucho una voz entrada en años, mientras caminaba con sus zapatos en la mano para no provocar ruido alguno.
—Buenas noches señora Moore —saludo serena a la mujer de cabellos grises, aquella anciana era como una segunda madre para ella.
La señora Moore fue quien le recibió con calidez en aquel lugar tras su llegada a la ciudad, agradecia tener una casera tan buena como ella.
—¿De nuevo ese trabajo nocturno? —inquirió mientras le extendía una charola con galletas.
—Eso me temo —suspiro —ahora a entrado un nuevo compañero al trabajo, pero solo consigue molestarme —tomo un par de galleta agradeciendo.
Solía hablar así con la anciana sin entrar en detalles, esas pequeñas charlas liberaban los sentimientos contenido que ser una heroína nocturna conllevaba.
Por su parte la anciana pensaba que la oji azul trabajaba en algún club nocturno como mesera, con un jefe que era un tirano obligandole a estar ahí en altas horas nocturnas.
—Tranquilízate cariño, seguro luego serán grandes amigos —hablaba la mujer buscando algo entre sus bolsillos.
—Lo dudo realmente ese tipo es un mañoso muy molesto, solo sabe tomar lo fácil de la vida —cerró sus puño, recordando al felino y esa tonta sonrisa que en momentos le mostraba.
La mayor rió un poco sacando un sobre para entregárselo a lo menor.
—Creele a esta anciana, entre mas le odies más cercano será luego. Creo es la carta que esperabas, cruzaré los dedos por ti. —finalizó, dejando las galletas sobre un pequeño mesón para dirigirse a su habitación ubicada en la primera planta de la casa.
Un grito ahogado salió de la pelinegra, inmediatamente corrió a su habitación en la segunda planta, cerró la puerta prendiendo las luces.
—Tikki, ya está aquí —hablo a su kwami que voló desde su bolso.
—Ábrela —ánimo, sin dejar de moverse a su alrededor. Mea tomó un abre cartas sacando aquel papel dentro del sobre, le extendió con temor para luego dibujar una gran sonrisa de oreja a oreja.
-¡Me aceptaron! - grito sin poder contener la emoción - Tikki ahora seré una enfermera. - giro feliz por el cuarto hasta su cama. - Aún no lo creo podré cumplir mi sueño.
—Felicidades Mea. —sonrió sabiendo muy bien que su compañera se había esforzado por eso, con el único deseo de poder ayudar a las personas, después de todo por eso era la elegida para ser Ladybug.
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Bueno este cap lo dividiré en 3 partes *o* espero les guste ya que será algo como un especial de navidad.
Como siempre gracias a los que apoyan esta safadencia mental que es mi obra, trato de ponerle todo el amorsh del mundo para ustedes.
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