Capítulo 8 "La prueba"
No podía creer que siguiera conversando con un chico tan estúpido como Leo y confieso vergonzosamente que llegué a pensar en darle mi número de celular; sigo siendo una chica estúpida al sentirme ligeramente atraída hacia una persona claramente atractiva pero totalmente idiota.
Me regañé internamente al siquiera pensarlo y no fue tan difícil, sus últimas palabras me hicieron desear estar lo más lejos de él. Pero aunque no quiera admitir hay un acosador que nos une, y si realmente quiero llegar al fondo de toda esta mala broma, tengo que unir fuerzas con él, por muy difícil que sea soportar estar en el mismo lugar que Leo.
Las clases transcurrieron de lo más normal, y por normal me refiero a que los alumnos me siguen ignorando en todas las clases y me he dado cuenta que comienzan a verme cada vez más, me siento como si estudiaran cada movimiento que doy y eso me pone los nervios de punta; porque ahora tengo miedo a fallar en algo como nunca antes.
En la hora del receso fui directamente a la cafetería, aun no sabía cómo iba a sobrevivir en este lugar lleno de jóvenes asesinos de vidas sociales, algo ilógico ya que es posible que sea acosada por el mismo homicida de mis padres y debería de estar aterrada por ello; pero por un motivo torpe siento más miedo a las opiniones de los adolescentes de mi escuela, al menos en eso me siento como una joven normal de 16 años.
Caminaba entre las mesas de la cafetería pero no podía encontrar un lugar en el que sentarme, analizaba uno por uno los posibles escenarios que podría enfrentar en este lugar y ninguno era bueno; así que decidir irme de este lugar antes de que sea tarde. Agotada mentalmente me senté en el pasto que se encontraba atrás de la escuela, justo donde daba una vista espectacular de un hermoso bosque que limita los campos de deportes. Debo admitir que esta escuela es enorme.
Mientras comía los alimentos que daba la cocinera de la escuela, trataba de resolver por mí misma la posible relación que tenía Leo con el asesino de mis padres, ¿Por qué a él también lo acosan? No sé nada del rubio y no sé si es verdad que realmente lo estén vigilando igual que a mi, además ¡¿Qué posibilidad hay que sea la misma persona?! Pero entonces ¿cómo sabe de las llamadas? Estar pesando mucho sobre el tema causo que el dolor de cabeza apareciera nuevamente, necesitaba solucionar todo esto lo más rápido posible y si eso significa tener que acudir a las autoridades eso tendré que hacer.
Mire las nubes mientras suspiraba el fresco viento que me regaba el bosque.
—Llamaré a la policía
—¿Sucede algo señorita Delacour?
Me incorpore rápidamente— Señora Wilson, me asustó
La directora estaba de pie frente a mí con los brazos cruzados y una sonrisa simpática pero con un mirar lleno de molestia.
—Lo lamento mucho, pero creí haberla escuchado decir algo
—No, es solamente —no podía decirle todo lo que esta pasado, había algo que me alertaba en ella, algo que me decía que no era de fiar—, que no estoy acostumbrada a convivir con personas de mi edad... —me puse de pie mientras me alisaba el vestido—. Como usted bien sabrá, mis padres me educaron en casa y esta es la primera vez que asisto a una escuela
—Sí, eso lo sé muy bien —la directora me miró fijamente como si me estuviera analizando con cautela—, no deberías de preocuparte por nada de lo que esté pasando, si es que realmente pasa algo
Su expresión daba a entender que estaba diciendo otra cosa y por un motivo las llamadas que he estado viviendo últimamente me vinieron a la mente.
—Claro directora...
—Disfruta de tus clases —Susan comenzó a retirarse pero a media vuelta se detuvo y me miró fijamente—, por cierto, por tu bien es mejor que recuerdes esto —sus ojos se volvieron más oscuros pero en un parpadeo estaban normales—, no querrás que esto sea más grande de lo que es ¿Verdad?
—No
—Entonces no es necesario que más gente sepa de lo que sea que ocurra, si es que ocurre algo —Y se fue.
Me quede de pie mientras que el viento movía mi cabello a su merced, las palabras de la directora alertaron más de lo que deberían, un simple consejo se convirtió en una batalla interna en mi mente. Suspiré y me fui caminando a mi siguiente clase.
* * *
Durante todo el día no pude dejar de pensar en lo que paso con Leo, por un motivo sabía que él no me estaba diciendo toda la verdad, que había cosas que me estaba ocultado y eran cosas que me afectan directamente. Por un motivo también el consejo de la directora me rondo por la cabeza durante mucho tiempo, era un simple consejo que solo era lógico cuando lo tomaba del lado del acoso que he estado viviendo y no para la adaptación académica en la escuela.
Frente a la estufa con un intento de comida quemada es cuando deseó que Any este conmigo, a pesar de ser el ama de llaves y acompañante de mi madre, era una gran cocinera. Había momentos en los que preparaba aperitivos para mi madre y entre ellos me ofrecía un poco. Y ahora solo tengo que comer comida rápida o los pocos platillos que sé preparar, los cuales forman parte de un menú de pastas, ensaladas y múltiples platillos fáciles.
Suspiré agotada por intentar arreglar la comida que tenía en mis manos y por más que me es forcé a que fuera comestible, no lo logre. Rendida preferí tomar un gran plato de fruta que estaba en el refrigerador, aunque no recuerdo colocarlo allí comencé a comerlo.
Sabía que había algo que no recordaba lo cual era muy importante pero por las cosas que han pasado hoy, no he podido hacer memoria.
Cuando me mudé a este lugar creí que las cosas iban a mejorar, pero en su lugar solo empeoraron, nunca llegué a imaginar que mi pasado me iba a perseguir a uno de los pueblos más abandonados de la mano de dios.
Algo que no le encuentro lógica, es que el asesino de mis padres no tiene nada que ganar si me llega a matar igual que a ellos.
Rendida me fui a dormir esperando que mañana sea un mejor día y que las cosas comiencen a cambiar para bien.
Pero no fue así.
Al llegar a mi habitación mis nervios se congelaron.
En mi cama había cientos de plumas blancas, plumas que brillaban como la luz de la luna, plumas que son tan hermosas que no pueden ser reales, plumas que solo pueden pertenecer a los mismísimos ángeles y plumas que no es la primera vez que las veo.
—Esto es imposible
El miedo comenzó a nacer al descubrir que la única forma de que esas plumas estén en mi cama, es que alguien tuvo que entrar, alguien estuvo en mi cuarto, alguien estuvo en mi cama y que alguien en estos momentos podría estar aquí. No me di cuenta cuándo, pero mis latidos eran cada vez más altos que se podía escuchar por encima del silencio, mi respiración era agitada y mis nervios eran hielo puro. Todo me daba vueltas, mis pies perdían su fuerza y temía que cayera en una crisis nuevamente.
"—Tranquila, nada es real"
Una dulce voz, tan aterciopelada, brillante, melodiosa y tierna; sentía que hablaba dentro de mí, o al menos, en mi cabeza. Una voz que me tranquilizo, una voz que me hacía sentir que todo iba a estar bien y una voz que desapareció así como llego, una voz que siempre sabe cuándo más la necesito.
Hecha bolita en el suelo, trate de serenarme, me aferré a la voz que me decía que no es real, que era solo una ilusión.
"No es real, no es real, no es real..." Cerré mis ojos mientras repetía la misma palabra como un mantra para calmar mis nervios.
Al abrirlos nuevamente, las plumas ya no estaban allí, solté el aire que tenía retenido y me puse de pie; esto ya estaba empeorando, esto no es normal, esto... no me está gustando. Quizás no sea una psiquiatra profesional pero he leído muchos libros sobre el tema y sé que cuando comienzan las alucinaciones, el rumbo no va para bien.
Caminé hacia mi cama temblando de pies a cabeza, me senté en el límite del colchón y me dispuse a cambiarme, mientras lo hacía sabía que tenía que encontrar una manera de explicar todo lo que estaba pasando; las llamadas, la cicatriz, Leo y las extrañas pero hermosas plumas de luz de luna que las veo en todas partes. Son cosas totalmente diferentes como para encontrarles algo en común, y con la mente cansada me dispuse a ponerme en las manos de Morfeo.
A la mañana siguiente desperté tranquila, algo raro en estos últimos días, sabía que había tenido un buen sueño aun cuando no lo recuerdo. Me preparé para ir a la escuela, sabía que estaba olvidando algo importante, pero no podía recordar así que decidí ignorarlo para poder estar lista para la escuela, aún tenía muchos problemas como para anexar algo más.
* * *
—Lamentamos mucho pero aún no tenemos listo su horario Señorita Delacour
Suspiré molesta —¿Qué es lo que les causa problemas?
—Tenemos que administrar su tiempo de manera correcta
—Es la décima vez que vengo a preguntar sobre mi horario, he sido muy accesible para cualquier duda y aun así no me lo han tenido listo
—Lo sentimos mucho pero son otros factores los que necesitamos verificar
—No sé qué materias son las que me tocan día a día ¿Y así piensan que voy a lograr acoplarme a esta escuela?
—Por eso puede venir al final de cada día para que nosotros les demos las materias del día siguiente
—Muchas gracias, ¿Me podría decir cuál es la que me toca en estos momentos?
—Botánica
—Gracias —Y me fui rumbo al aula.
Botánica fue la clase en la que me desmalle, en la que tuve la visión, en donde apareció mi cicatriz y en donde la maestra no me da buena espina, por ello, me causa nervio entrar a la clase; pero aun así no dejare que me afecte en mis estudios académicos y más porque mi madre quería que fuera de las mejores en esta escuela y en eso al menos no le voy a fallar.
Entre al aula con miedo a caer, a desmayarme nuevamente o a cometer algún error en esta escuela. Ya me había hecho de una reputación tan solo al mudarme a este pueblo tan pequeño y al entrar en esta escuela; así que no puedo ni imaginar que tantas cosas se dirá de mí.
Me senté en el último asiento que tomé la vez pasada, junto a la ventana y lejos de todo y de todos. Antes de que comenzara la clase pude ver al pesado de Leo con su típica y molesta sonrisa, él hablaba con una chica de cabello rubio, tan rubio que parecía blanco, la típica chica que se desvive por el tipo patán, la chica popular, la chica pedante y la típica chica que podría arruinar la vida social de quien sea.
Aproveché el tiempo para analizar a cada uno de los alumnos, y noté que la mayoría de las chicas cotilleaba las noticias populares, otras cuantas miraban unas revistas. Unos chicos solo reían mientras hacían tonterías normales, otros chicos hablaban muy bajo en la esquina del salón sobre algo que no me gustaría saber, pero la mayoría miraba a Leo y a la joven que estaba con él, al parecer los hombres anhelaban estar en el lugar del rubio y miles de chicas querían ser la joven rubia, sobretodo una joven de cabello castaño con puntas rubias, ojos verdes y piel bronceada. Una chica que era tan adorable que me hervía la sangre al pensar que su pesar era por culpa de ese maldito.
Lo miré fijamente mientras que él escuchaba con atención a la joven, al cabo de un segundo Leo se distrajo por un momento buscando algo y miro directamente hacia mí, me crucé con sus ojos azules que por un momento mostraron brillantez, algo que causo conflicto en mi interior, algo que solo experimente con mi ex novio y algo que ya no quería volver a sentir y menos con ese pesado; su sonrisa estúpida dio paso a una dulce, algo que no creí que Leo conociere y por unos momentos no quería separarme de su mirada. Por unos momentos, porque después su sonrisa sínica volvió, causando un ardor de rabia en mi estómago, me guiño coquetamente y volvió su mirada a la rubia.
Me giré molesta conmigo misma, al bajar la guardia y permitir que esos sentimientos vuelvan y más con alguien como él, sabiendo que hay cosas más importantes en que ocupar en mi cabeza.
Para mí fortuna la maestra entró por la puerta para dar inicio a su clase, todos tomaron sus asientos, al entrar noté como la extraña energía de la maestra se hacía presente, en mi interior nacía un sentimiento totalmente ajeno al mío, un sentimiento que no lo controlaba y un sentimiento que era hacia la maestra.
Abrí mi libro en la página donde supongo que se han quedado en la clase pasada, tras mi desmayo no tuve el tiempo para ponerme al día con la materia de Botánica, además de no tener a nadie a quien pedirle los apuntes y algo me advertía que no me acercará a la maestra. Por ello espero no tener problemas.
Que equivocada estaba.
—Buenos Días a todos —la maestra Friola tomó sus gafas y miró a cada uno de los alumnos—, espero hayan terminado sus síntesis pre-evaluativas... —¡¿Qué?!—. Recuerden que era de suma importancia entregar este trabajo
No... esto no está bien, no está nada bien; ¿Cómo diablos iba a saber lo de la síntesis? Una mueca apareció en mi boca mientras la mirada de la maestra se posaba en mí, yo sabía que ella era consiente que en su clase anterior me había desmayado; pero aun así, me miraba de forma retadora.
¿Cómo era posible que en un día de clase perdido ven de todo? Desde una síntesis hasta un examen, de un proyecto a la salvación del mundo.
—Leo Florit
Vi como el rubio se levantaba de su asiento hasta el escritorio de la maestra, no podría creer que ese chico si entregara algo que yo no tenía ni idea. Veía como la profesora leía el trabajo del Florit mientras que éste miraba aburrido por el salón. Al encontrarse con mi mirada vi como una chispa encendió sus ojos, sonrió de medio lado al momento en el que levantaba una de sus cejas; pero yo seguí con mi póker face durante todo el tiempo.
—Iridia Delacour —los ojos de la maestra se posaron en los míos fijamente.
—Pre-presente... —aclaré mi garganta.
—¿Y su síntesis? —mi mirada reflejo un obvio "Ya lo sabe".
—No la hice, desconocía de...
—¿Así que no la hizo? —sonreía mientras lo decía.
¿Qué no fue lo que dije?, suspire profundamente.
—No porque...
—Que pésima manera de comenzar las clases en su nueva escuela
Su mirada se posó en los papeles mientras que en su boca se dibujaba una sonrisa divertida que me hacía hervir la sangre, pero que al mismo tiempo el sentimiento ajeno al mío era de diversión. Temo que me esté volviendo una persona con doble personalidad.
Ya estoy cansada de esto.
—No fue mi intensión —era casi imposible llamar más la atención del grupo pero lo estaba logrando, al alzar la voz, los chicos a mi alrededor voltearon inclusive se giraron para ver mejor el jodido espectáculo—, por si usted no está enterada en la clase anterior, estando usted presente, me desmaye en plena clase y es demasiado obvio que lo sabe, pero por lo que está tratando de decir, yo no estaba consciente de que en su clase está prohibido desmayarse, enfermarse o pasar por equis situación; porque usted simplemente abusa de su posición
Sabía que era un error hablar de esa manera, mi madre siempre me decía que una dama se mantenía callada y se defendía por sus principios, pero en este momento la confusión de las emociones y el comportamiento de la profesora solo reventaron mi globo de paciencia y razonamiento.
Todos los chicos se miraban los unos a los otros.
Ella me miró fijamente.
—Por si usted no lo sabe... —La maestra comenzó a imitar mi tono de voz de manera exagerada—. Para usted y solo para usted, la síntesis valdrá el 80% de su calificación, así que haga lo que haga, saldrá reprobada en mi materia.
No sé si fueron las miradas de los alumnos o las voces a mí alrededor.
—Pe-pero...
O quizás la emoción que no me pertenecía o la risa de la maestra.
—Verónica Dolsen...
Pero algo dentro de mí comenzó a arder causando una chispa que me hizo explotar.
—¡Esto es demasiado injusto!
Me levante de la mesa al igual que la mirada de la maestra, la chica que pasaba a entregar su síntesis simplemente volvió a su asiento.
—¿Por qué señorita? Se le está tratando de la misma manera que a todos en esta clase, ¿Qué no era eso lo que usted quería? —y eso cómo lo sabe.
—¡Eso no es cierto! —la ira comenzaba a invadirme—. No se me está tratando equitativamente, porque para empezar dejo una tarea la cual yo no tenía conocimiento alguno de su existencia —mis manos se movían tratando de liberar tensión al mismo tiempo que la maestra cruzaba las suyas—, porque usted bien sabe que no estuve apta para presenciar su clase, además no se tomó la molestia de informarme de la síntesis al saber que después del incidente me tuve que retirar a mi casa... –la mirada divertida de la maestra solo hacía que me enfureciera más—. Y sobre todo, usted me está calificando con un porcentaje mayor que al de mis compañeros simplemente porque no me quede callada y eso maestra, eso no es ser tratado de la misma manera que los demás alumnos
Hubo un silencio incomodo durante un minuto el cual lo sentí como una eternidad.
—¿Y para usted que es justo?
¿Para mí? pensé que después de esto iba ir directamente a la dirección.
—Otra oportunidad, otro día más, el mismo tiempo que le dio a ellos para hacer la síntesis —mis manos se unieron a mis costados y no pensaba moverlas de allí—, eso es lo que pido
—¿Una oportunidad?
Por qué la maestra se ensaña en repetir mis palabras, realmente dudo que me esté prestando atención— Si —no sabía más que decir.
—Está bien —suspire aliviada—, pero... —mierda, demasiado pronto para celebrar—. No va a ser una síntesis —la maestra se puso de pie ajustándose las gafas, por un momento alcance a ver unas marcas rojas en sus brazos pero en un parpadeo desaparecieron, espero no perder el conocimiento de nuevo—, sino una prueba, en la clase anterior usted se empeñó en contestar cada una de las preguntas que formule, presumiendo sus altos niveles de conocimientos
—Yo nunca...
—Con un comportamiento altanero acertó en todas ellas y me imagino que esta prueba será demasiado fácil para usted así que ¿Acepta?
En ningún momento presumí de lo que sé y si acerté en todas ellas era porque las preguntas eran de los temas que dieron antes de comenzar las clases y ese cuadernillo de estudio se lo dieron a cada uno de los alumnos antes de iniciar la escuela.
La mirada de la maestra se posó en mí de forma divertida, no entendía porque tenía esa actitud y lo peor de todo, no entendía porque yo me sentía del mismo modo, no era adrenalina ni excitación, era pura diversión. Una diversión que no era propia, una diversión que la sentía como por encima de mí, como una manta muy delgada cubriéndome desde el interior. Y ese mismo sentimiento hizo que aceptara el reto, porque así lo veía, un reto que mi maestra me estaba proponiendo, un reto que no era para mí sino para alguien más.
—Sí, acepto. —No sabía en lo que me estaba metiendo.
—Excelente —la maestra se puso delante de su escritorio mirándome fijamente—, ¿qué es la Amorphophallus titanum?
Sentí como mi visión comenzaba a moverse y mi respiración a agitarse; sentía como algodón tapaba mis oídos, y rogaba que no me desmayara ahora. Pero en vez de ver oscuridad una imagen se posaba frente a mis ojos.
En mi boca se dibujó una sonrisa altanera, una sonrisa que yo no quería hacer, unas sonrisa que expresaba que conocía la respuesta.
—Es la flor más grande del mundo. Se la ha denominado "flor cadáver"
La mirada de la maestra ahora era más de curiosidad que de diversión— ¿Y la Dracunculus vulgaris?
Cerré mis ojos tratando de entender algo que ya sabía, como cuando recuerdas la respuesta de un examen al acordarse el texto de un libro— Es una flor, la cual es mejor conocida como la Dragoneta, esta planta odia la luz solar
Suspire cansada, con cada flor que recordaba, el dolor en mi cabeza incrementaba y mis energías se agotaban.
La sonrisa de la maestra se borró pero dio paso a una mirada melancólica y llena de lágrimas no derramadas, como si recordase algo demasiado doloroso— Por último —la maestra se aclaró la garganta—, qué es ¿Él Acontium?
Un cosquilleo nació en mi tobillo enviándome choques eléctricos calientes, la melancolía me invadió y las ganas de ir a abrazar a mi maestra nació dentro de mí, algo demasiado raro conociendo la situación en la que estábamos, algo que no quería hacer, pero alguien más sí.
—Mejor conocida como Acónito, se dice que fue traído desde el infierno por Cerbero, el perro de tres cabezas guardián del infierno. Esta planta es perfecta para asesinar a alguien, apenas unas gotas del extracto de su raíz bastarían para paralizar nuestros músculos cardíacos o nuestro sistema respiratorio y en pocos minutos morir
—¿Y esa planta es eficaz?
Esta respuesta era totalmente innecesaria, pero algo me decía que se trataba de algo más; no referente al examen, no referente a la prueba, no referente a mí. Sino algo más personal, algo más como una broma.
El cosquilleo en mis tobillo hicieron que el dolor de cabeza incrementara, y un sonido similar a una campanilla sonó dentro de mí y tras eso... no tuve control alguno de mi ser.
Una de mis cejas se levantó mientras que mi brazo se posó en mi cadera.
—Eso lo sabes muy bien, ¿Oh no, Morgana?
* * *
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro