Capítulo 25 "Odio las despedidas -El adiós (Parte 4)"
Al día siguiente fui a la escuela sin la necesidad de usar las muletas, cosa que no estuvo bien pensado, tenía que haber fingido un poco más. A todos los tomé por sorpresa, lo malo es que algunos solo creían que todo lo había fingido para llamar la atención.
Recostada en la silla de la segunda clase del día, me estaba decidiendo en admitir todo lo que me estaba sucediendo, desde la magia hasta la posible locura; pero era algo bastante difícil, tener que admitir que no soy quien soy. La maestra de historia entró con su usual bastón, siempre que la veía me recordaba a una anciana adorable, podría asegurar que era una buena abuela, la anciana llamó la atención de la clase haciéndonos leer la página 323 del libro.
El tema del día de hoy trataba de la edad media, una época que siempre me interesó, una época que me hubiera gustado haber vivido: obviamente sin las enfermedades, ni la opresión, ni el machismo.
—Señora Gilda —volteé a ver a la puerta y estaba la maestra Friola un poco tensa—, ¿Me permite a la señorita Delacour?
Mi curiosidad fue muy grande, pero algo dentro de mí estaba preocupada, después de todo lo sucedido, podría jurar que eran los sentimientos de Roshbell.
Aprendes rápido niñita.
—Por supuesto que si Maestra Friola —la mirada de la señora Gilda se dirigió a mí—, señorita Delacour, por favor acompañe a la maestra.
Me levanté con un mal presentimiento, cuando hice contacto visual con la señora Friola noté como su visión se enrojecía.
No, por favor no.
¿Qué está sucediendo? Podía sentir la preocupación de Roshbell, como si tuviera miedo ¿De ella?
Miedo por ella.
Caminamos por un pasillo, me sentía bastante incomoda, no había hablado con la maestra desde lo sucedido en la sede de clubs. Ese día no recuerdo mucho pero las cosas fueron muy extrañas, sobretodo por las expresiones que tenía la maestra después de mi salida de trance.
No iba a dejar que el silencio se volviera más pesado—. ¿Necesita me ayuda, maestra?
—Algo así —su voz fría causo una mala sensación.
No te haría daño.
Eso lo sabes tú, pero no yo.
—¿A dónde nos dirigimos? —Dije alerta.
—A fuera —Noté que en este punto ya habíamos pasado por la sede de clubs, y ahora estábamos por cruzar las puertas del club de jardinería. Me detuve en seco, era momento de correr.
—No creo que sea buena idea.
—Sígueme
—Ne-necesito ir a clases...
—Iridia...
—...no quiero atraz...
—¡Obedece! —hice mi cabeza hacia atrás por lo impactante que era su voz. Temerosa caminé delante de ella cruzando por las puertas del pequeño invernadero. La maestra cerró la puerta después de entrar.
Dudosa volteé a verla y me tensé al ver que ella miraba al portón y decía algo entre dientes.
—¿E-está bien? —dije temerosa al verla tomar un pequeño cuchillo y cortó uno de sus dedos, con la sangre comenzó a escribir en la puerta y noté como el metal absorbía la sangre, mi cabeza comenzó a palpitar y mis ojos a doler.
—Tu deberías ver si estás bien.
—Yo, yo estoy bien, es solo que...
—Tienes que dejarla, entre más vea más rápido perderá su forma actual y sabes muy bien que puede mo... —la maestra hizo una pausa que no me gustó nada—, puede ser peligroso si lo hace repentinamente.
—No sé de qué está hablando —dije un poco asustada.
—Tu no, pero ella sí y sabe muy bien que tiene que tomar una decisión rápida, sino va a ser más doloroso para ti y sus planes no se... —la maestra Friola se había doblado por la mitad tomando su muñeca hacia su pecho.
—¿Segura que está bien? —Dije preocupada.
No lo está.
La voz triste de Roshbell me llegó a mi conciencia, pero ahora era un poco dolorosa escucharla, literalmente hablando, me tenía que cerrar los ojos y esforzarme para oírla.
Cuando abrí los ojos me alarmé al verla con las mangas de su camisa recogida, ya que todos sus brazos estaban repletos de marcas, marcas que veía todos los días en mi tobillo, solo que esta vez eran rojas, rojas como la piel en carne viva.
Morgana, ¿Qué hiciste?
—No sabes cuánto me alegro haber vuelto a ver esos ojos de gato que tanto amaba —comenzó la maestra con los ojos llenos de lágrimas—, ese cabello tan frio como la noche, esa sonrisa que era lo más preciado para mí —un dolor comenzó a nacer en mi pecho, un dolor tan igual a cuando recién enterré a mis padres, lo diferente es que ese dolor venia de Roshbell—, un día dije que daría todo para poder volver a verte...
—Y así fue, ¿No Morgana? —Mi voz salió sin avisar, noté como el estado adormilado que tanto odiaba, volvía a mí—, hiciste lo peor que se te pudo haber ocurrido.
—Tú lo valías y no me arrepiento.
—No tenías que hacerlo —a diferencia de las otras veces en las que Roshbell tomaba el control de mi cuerpo, esta vez puedo escucharlo todo, pero sin actuar.
—Sabes muy bien que significa este color —dijo Friola con las lágrimas derramándose igual que las mías—, me lo merezco —comencé a negar lentamente, yo no sabía lo que era, pero al parecer Roshbell sí.
Por su puesto que lo sé imbécil.
—No cambiaste nada Morgana, siempre tan ingenua, creyendo que todo lo puedes.
—Sé que no lo puedo todo, lo supe desde ese día que no pude salvarte —mi corazón se encogió a causa del dolor de Roshbell, y mis lágrimas salieron con más intensidad—, por eso te pido perdón.
—No tienes que...
—Si lo tengo que hacer, no sabes cuánto me dolió tu partida, tu muerte, tu abandono —la maestra Friola se había quitado los lentes y se acercó a mí tomándome de los brazos—, desde ese día no podía dormir tranquilamente, no podía vivir sin la mitad de mi alma.
—No me hagas esto Morgana, no lo hagas.
—Es demasiado tarde, tenía que encontrar una forma para poder volverte a ver, me juré que daría todo para volverte a ver, y lo hice, ahora gracias a eso pude mirarte en ella —sabía que refería a mí—, fue como si el tiempo no hubiera avanzado —la morena se volvió hacia sus brazos y se alejó de mí, cosa que causo que Roshbell se sintiera desamparada—, pero es claro que avanzo, ¿Sabes que el mito de Ganimedes es real?
—Ya vi que sí, pero... ¿Por qué lo hiciste? —mi voz era un lamento, el llanto no me dejaba que mi voz saliera clara.
—Para volverte a ver, ojala hubiera buscado mejor, ojala hubiera tenido más tiempo, pero no, este se termina por agotar no importa cuánto vino bebas —noté como sus marcas comenzaban a realzarse, como si una luz roja se estuviera saliendo por su piel marcada—, al parecer el mío se acabó.
—Yo igual me lamento el no buscarte antes.
—Entiendo que no podías, Iridia aún tiene que salir —no sabía a lo que se refería pero Roshbell comenzó a negar por mí—, sé que no es fácil, pero tienes que dejarla, sino ninguna podrá continuar.
—No quiero, no ahora.
—Roshbell —la mirada dulce que me dio Morgana causo incomodidad en mí, pero en Roshbell se sintió diferente, algo tan íntimo que solo pude interpretar como amor, y ahora yo me sentía una completa intrusa en mi propio cuerpo, así que decidí algo que quizá me iba a lamentar... Roshbell, puedes tomar control total.
¿Q-que dices niña?
Si, solo por esta ocasión, creo que te tendrás que despedir correctamente.
No me tengo que despedir.
Roshbell, hasta yo sé que esto no va a terminar bien.
Cuando ya no escuché a la otra y comencé a perder conocimiento de lo que ocurría a mí alrededor, supe que Roshbell había tomado control absoluto de mi cuerpo y mente.
***
No soy consciente de lo que ocurre a mi alrededor, no sé cuanto tiempo paso desde que le dejé el control a Roshbell, ahora me lamento haberlo hecho, pero sé lo importante que es despedirse de alguien a quien amas, a mí me hubiera gustado tener esa oportunidad, para despedirme de mis padres.
Al parecer cuando ella toma el control no soy consciente de lo que hace, ni ella lo es de mis pensamientos.
Ahora las cosas se vuelven claras, Roshbell nunca pudo amar a Stefano, porque ella amaba a Morgana, esa chica que siempre estuvo con ella, la que compartió momentos, la que compartió una vida.
Poco a poco comenzaba a ver, se sentía igual a cuando despiertas, mi visión estaba borrosa y solo veía siluetas, hasta que volvía a ver con claridad. La maestra Friola estaba sonriente mientras me tomaba de las manos, me sentí diferente, ahora percibía las emociones de Roshbell, y esta se encontraba con el corazón a mil, la respiración agitada. Noté mi cara acalorada y mis labios hinchados, supuse lo que había pasado.
—Gracias Iridia por ayudar a Roshbell, por... —la maestra me soltó las manos, ahora yo mantenía el control, solo que sintiendo lo que Roshbell sentía—, por esta oportunidad, esta oportunidad que nos has dado a ambas.
Me separé de ella—. N-no hay problema —dije incomoda.
La señora Friola seguía haciendo muecas de dolor y sus marcas brillaban más, sabía que algo malo estaba por pasar.
—Lo siento mucho Rosh... Iridia, lo siento por no ayudarte más, pero el tiempo no está de mi lado —un dolor volvió a adueñarse de mis emociones—, pero esto no es el fin, será fácil de aquí en adelante, pero tienes que confiar en ti y en nadie más —el semblante tranquilo que mantenía la maestra, comenzaba a estar alerta—, prométeme que te vas a salvar, que harás lo que sea para salir de esto sana y salva —la voz apresurada que mantenía la maestra ponía ansiosa a Roshbell.
—S-sí, lo prometo —mi voz aún estaba sentida por la emotividad de Roshbell.
—Recuerdo que en este mundo que estas por comenzar, en este mundo en el que naciste, no hay nadie en quien confiar.
—No —esta vez no fui yo, la otra chica sabía algo—, no Morgana —la rapidez con la que Roshbell tomó el control de mi cuerpo y mi voz, fue tan inoportuna que causo un dolor en mi cabeza, como si tuviera una migraña muy fuerte—, no me dejes, por favor no otra vez.
En los brazos de la maestra Friola las marcas la empezaban a consumir, y ésta se empezó a alejar.
—Lo siento Roshbell.
—¡No!, no... yo te amo Morgana, no me hagas esto.
Y después de una sonrisa cálida llena de felicidad y un par de lágrimas derramadas, las llamas de las marcas la consumieron.
Ya todo había acabado.
Ya no la volveré a ver
Ya no tenía vida.
Ya es hora.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro