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Capítulo 24 "El Poder" (Parte 2)

     Al tratar ponerme de pie un dolor intenso nació en mi tobillo, el tobillo el cual lo decora una pulsera tatuada. Suspiré profundamente mientras volvía a intentarlo pero era inútil, mis fuerzas se habían desvanecido, aunque era claro que no podía quedarme aquí. Si tan solo alguien pudiera venir a salvarme, si tan solo existieran esos caballeros de brillante armadura que solo existen en los cuentos, si tan solo no estuviera sola.

     "—No lo estas lindura"

     La voz de Stefano me tomó por sorpresa, con esperanza en mi corazón lo busqué, con mi última gota de voluntad logré ponerme de pie, la esperanza y la ilusión me habían dado fuerza; recargándome en uno de los árboles busqué con todas mis fuerzas, pero lo único que había allí eran árboles, él no se encontraba por ningún lado. Debí de haberlo imaginado por el eco que se escuchaba en su voz, era nuevamente un susurro en mi mente.

     Un crujido alertó mis sentidos, aunque era imposible que me defendiera si alguien decide atacarme nuevamente; mi corazón palpitaba de miedo, pero a la vez de esperanza, sentía que en cualquier momento podía salir un monstruo o Stefano.

     Mis lágrimas comenzaron a salir al ver a Leo aparecer detrás de un árbol, la tranquilidad y la calma me embargó dejándome en el suelo. El rubio se acercó a mí lentamente hasta llegar a mi lado, con sus brazos me rodeo y yo solo no dejaba de llorar, sentía su cálido pecho dándome el calor que hace mucho deje de sentir.

     —Calma, respira profundamente —la voz suave de Leo acariciaba mi oreja y fue cuando me di cuenta cuan tan cerca estaban nuestros rostros—, como te había dicho

     —S-solo estoy ago-tada —y no era mentira, sentía mi cuerpo adormecido—, es como si hubiera explotado

     —Y lo hiciste

     La preocupación vino a mí—, ¿L-lo viste? —lo miré fijamente

     —Ahora no importa, tenemos que irnos —los ojos de Leo eran muy azules, como si viera directamente al mar ¿Por qué me fijo en esto ahora?— todos nos estarán buscando

      —No ahora —Notaba como el rostro de Leo se acercaba hacia mí—, yo, yo necesito...

     La brillante miranda de Leo se intensificó, viajaba de mi boca a mis ojos una y otra vez.

     —Solo pídelo —Sus labios estaban tan cerca de los míos que pude sentir cosquillas, su aliento tenía sabor a menta y realmente ansiaba tocarlos.

     —Ne-necesito —pero no podía besarlo ahora, no después de todo lo sucedido, sabía que me arrepentiría después—, fruta

     Leo frunció el ceño y soltó una pequeña risa grave— ¿Dijiste fruta?

     —Si —me removí un poco entre sus brazos y él se alejó.

     —¿Saliste al bosque sin permiso y sin supervisión, solo por fruta?

     —Por como lo dices parece una estupidez

     —¡Es una estupidez!

     —Pero a Jabel y a mí nos robaron el almuerzo, tenía que conseguir algo para comer

     —Y conseguiste todo menos comida.

     —No pensaba encontrarme a una bestia con ganas de matarme, lo hice por ella.

     El semblante en el rostro de Leo cambió, ahora era sombrío —Pero te entiendo, el hambre te obliga a hacer estupideces.

     Por el tono que utilizó Leo preferí no decir una palabra más, él me ayudó a caminar tomándome de mi cintura; comenzamos a caminar en silencio, lo miré de reojo sonrojándome, sonreí como torpe al verlo preocupado por mí y al recordar cuan cerca estábamos. Al final de cuentas, alguien vino a salvarme, aunque no es el príncipe que esperaba pero podría gustarme, pensé con una sonrisa en mis labios

     —¡Oh por dios!

     Jabel corrió hacia mí ayudándome a caminar

     —Tranquila chica, no le pasó nada —Leo sonaba muy tranquilo a comparación de la preocupante voz de Jabel.

     —¿Pero cómo va a estar bien? Está totalmente arañada, no puede caminar, está a punto de caer inconsciente... — era la primera vez que no la veía nerviosa junto a Leo.

     —Es-estoy bien Jabel

     —No, no digas que estas bien, tienes que ir al médico rápidamente

     No quería ir a un hospital de nuevo, además nadie podía atender las heridas que tenía.

     —Solo necesito descansar, creo que lo correcto sería irme a casa

     —No, no es lo correcto

    —Si la señorita Delacour no quiere un médico no se le puede obligar a ir a un hospital —la directora apareció detrás de nosotros—, la enfermera la puede revisar y decidir si sus heridas son de vida o muerte

     —Pero, pero

     —Señorita Marengo, valla a clase, se le hará tarde

     —Ve —miré a Jabel sonriéndole—, no te preocupes, estaré bien.

     Jabel me abrazó fuertemente sin hacerme daño, y a regaña dientes se dispuso a ir a su siguiente clase.

     —¿Qué fue lo que pasó? —dijo la directora apretando la mandíbula

     —Nada —se adelantó a decir Leo.

     —No sucedió nada —dije con firmeza, una firmeza que he estado adquiriendo estos últimos días—, ahora si me lo permite quiero ir a mi casa en este instante —me solté del agarre de Leo aguantando las punzadas en mi tobillo

     —Gatita

     —Solamente quiero ir a casa —miré duramente a la directora que no se inmuto por mi insolencia—, con permiso

     Caminé cojeando pero con la cabeza en alto, no quería que me vieran en lágrimas.

* * *

      Totalmente agotada fui a casa, al entrar a la cabaña terminé por derrumbarme en el suelo de madera. Comencé a llorar sin poder detenerme, mi rostro llegó al suelo mientras las lágrimas y gritos salían de mí como nunca, todo lo ocurrido hoy me venció, el recordar aquella noche y las dudas terminaron por destrozarme.

     No quería que todo esto ocurriera, no quería quedar huérfana, no quería verlos morir, no quería vivir con este inmenso dolor. Pero no quería tener algo más en común con esa chica que vive dentro de mí, iba a enfrentar cada uno de mis problemas, no quiero ser una cobarde.

     Después de unos minutos las lágrimas cesaron, mis respiraciones se calmaron pero no podía ponerme de pie, no quería. Antes de darme cuenta todo se esfumó.

     Desperté por un leve sonido, al abrir los ojos la luz se había apagado, mi cuerpo estaba adormecido y dolido, me había quedado dormida en el suelo. Mi casa estaba totalmente a oscuras, me puse de pie sin recargarme en el tobillo herido, encendí las luces y subí con dificultad las escaleras.

     Al abrir la puerta noté un ligero brillo en mi buro, me acerque con cuidado y vi que era una pequeña pluma que tan acostumbrada estaba, la tomé entre mis manos; al tocarla se convirtió en miles de esporas de luz dibujando las palabras: Y esto solo es el principio

     El cansancio me dominaba, ya no le di importancia a esas palabras, mañana después de descansar iba a analizarlo con más calma. Mientras me acomodaba entre las sabanas fui consciente de lo que Leo hizo, fue a buscarme sin importar los riesgos que corría.

    Aun así me dolía reafirmar mis suposiciones, Stefano solo es un chico imaginario, una persona irreal, un personaje que mi mente creo para no sentirme sola; pero ahora con Leo a mi lado me destroza admitir que así como llegó, tendrá que desaparecer. Una lagrima rodó por mi mejilla con dolor.

    "—No lindura, nunca me iré"

    Y noté como limpiaban la lágrima en mi mejilla.

* * *

    —Déjame ayudarte —dijo Jabel a mi lado

     —No es necesario, créeme, puedo sola

     —Por lo menos deja que lleve tus libros, con la muletas debe de ser muy difícil equilibrarlos, aun no puedo creer que el medico solo te haya puesto solo un yeso porque ayer te veías muy mal mientras Leo te ayudaba a caminar hasta la enfermería

     —No fue nada grave, más que el tobillo lastimado era el cansancio de caminar por todo el lugar

     No me gustaba mentirle a la única amiga verdadera que tengo, pero no podía explicarle a Jabel sobre todo lo que había pasado con Shurcko, al menos no le podía decir sin sonar como una loca.

     —Aun así mi corazón no dejaba de latir con fuerza —Jabel se detuvo obligándome a girar a verla con la cabeza gacha—, estaba realmente asustada, temía por tu seguridad y no quería que nada malo te pasara —Jabel me miró con esos ojos verdes tan grandes que tiene, llenos de preocupación—, júrame que nunca volverás a hacer una tontería como esa, nunca vuelvas a actuar sin pensarlo

     Mis lágrimas querían salir al darme cuenta de que aún existía alguien que se preocupaba por mí, alguien que le importaba; abracé a Jabel soltando mis muletas, me sentía tan feliz al ver que ella era lo único bueno en esta vida de mierda que he tenido en estos últimos meses.

     —Lo prometo, prometo que nada me va a pasar, prometo tener mucho cuidado

     Mucho cuidado por ti y por mí, no dejaré que nada me haga daño, no sabiendo que hay alguien que se preocupa por mí; no dejaré que toda esta mierda que me rodea afecte a Jabel., pero estas palabras no las podía decir en voz alta, al menos no frente a ella.

     —Ahora si dame tus libros, y no es pregunta

    Sonriendo le tendí mis libros a Jabel, tomé mis muletas y caminamos.

    —¿Qué pasó después de que me fui?

    —Nada importante, al menos en geografía solo dejaron una actividad pero ya la hice, después te lo paso —mientras caminábamos por los pasillo me topaba con las miradas curiosas de varios alumnos, miradas incomodas—, oh! Bueno, la directora pasó por los salones dando un anuncio

     La intriga me invadía, sabía que la directora está dentro de ese mundo peligroso de fantasía y alucinaciones— ¿Qué dijo?

    —La maestra de Biología está a punto de dar a luz, así que vamos a tener a un profesor o profesora suplente, pero que posiblemente sea permanente

    —¿Permanente?, pero esa maestra me agradaba

    —Lo sé igual a mí, solo espero que él o la suplente sea la mitad de buena onda que la maestra

     Seguimos platicando durante el trayecto al salón, pero fui consciente de las múltiples miradas de los alumnos, algunos murmullos que Jabel no tomaba en cuenta pero yo sí.

     Entramos al salón entre risas, lamentablemente la mayoría de los lugares estaban ocupados, así que Jabel y yo no estaríamos juntas por el resto de la clase. Me despedí de ella cuando ya estaba sentada, dejó mis libros en mi mesa y ella se fue casi al frente del salón.

    —¿Así actúan las personas de la alta clase?

      mis espaldas escuché varios murmullos que traté de ignorar.

    —Y pensar que se le consideraba una de las más listas de la escuela, no es más que una chica falsa

    No estaba de humor para escuchar ese tipo de comentarios, pero no podía hacer más que escuchar.

     —¿Quién entra al bosque sin permiso y supervisión

     Pero después de todo lo sucedido esos comentarios son lo de menos en mi vida, soy más fuerte que ellos,

    —Las estúpidas que quieren llamar la atención.

    ¿Entonces porque no las callas?| No soy como tú| Eso es obvio, soy más valiente| Pues todos dicen lo contario, tras decir lo anterior ya no escuché nuevamente a Roshbell.

    —Y además se tiñe el cabello, solo quiere hacerse la importante.

    Dispuesta a no ser igual que la pelinegra miré fijamente mi libreta, revisando con cuidado los diversos garabatos que hago mientras mi mente divaga y fue cuando me percaté de algo importante; muchos de mis dibujos eran similares a las marcas en mis tobillos. Totalmente envuelta en mis pensamientos no fui consciente del silencio que había en el aula, hasta que alguien comenzó a hablar.

    Un hombre como de 25 años entró al aula; tenía una camisa de mangas largas color blanco, pantalón de vestir negro, su cabello era pelirrojo y su cara buenamoza con pecas, en resumen, alguien muy atractivo. Y no era la única que pensaba en eso, el salón se presenció un ataque de suspiros por parte de las chicas y algunos chicos.

    El joven ignoró tales actos y dejó sus cosas en el escritorio del profesor, al parecer el suplente era un joven, un joven muy sexy. Jabel me volteó a ver y yo a ella, entre miradas concordamos en que era demasiado guapo nuestro nuevo profesor.

    —Buenas tardes, soy el doctor Franco Steinn —comenzó el maestro, además de guapo, tenía un irresistible acento español—, seré su maestro suplente de tiempo indefino de la materia de Biología, por el momento veo innecesaria las presentaciones individuales ya que todos deben de conocerse en estos momentos —mirando fijamente a sus ojos fui consciente de la barrera que él había creado hacia nosotros, una barrera que yo he tenido desde hace muchos tiempo—, mejor les mostraré los rasgos evaluativos que vamos a ir manejando —el profesor se giró al pizarrón causando los múltiples suspiros de las alumnas al ver su retaguardia, y debo admitir que era muy buena—, también les escribiré los temas que vamos a ver durante el curso. —El maestro terminó de escribir y miró al frente—. ¿Alguna Duda?

    Varios levantaron las manos, pero al ver que eran más chicas, los hombres decidieron bajarlas indecisos. Ya sabía que rumbo tomaría esto.

    El maestro señaló a una de las jóvenes sonriente—. Dime, ¿Cuál es su duda?

     La joven se recargó demasiado a la mesa—. ¿Es soltero?

    Múltiples risitas se escucharon en el salón, yo solo pude tocarme la cara con la mano en son de frustración, Jabel me miró y puso los ojos en blanco indicándome que pensaba lo mismo que yo, estúpidas adolescentes llenas de hormonas.

    —No creo que esta sea una pregunta referente a la clase siguiente pregunta —el maestro sonrió en todo momento, señalo a otra chica—, usted, ¿Cuál es su duda?

     —¿Cuántos años tiene? ¿De dónde viene? ¿Es casado? —la chica cruzó las piernas mientras que el maestro solo sonreía y miraba hacia abajo.

     Varias chicas apoyaban a su amiga y los chicos solo se quedaban callados, sentía una increíble vergüenza ajena y sé que no era la única; varias chicas incluyendo a Jabel solo se recargaban con una mano aburridas de tanta tontería.

    El Doctor Franco solamente uso sus manos para silenciar el aula y lo logro, se recargo en el escritorio, una pose que lo hacía ver más joven y atractivo.

    —Bueno señoritas, al parecer están muy intrigadas sobre mi vida personal, lo único que les debe de importar es que seré su maestro de Biología —la voz del profesor era firme pero agradable—, soy doctor y lo único que sabrán de mi es sobre mi vida profesional y nada más, permitiré que me tuteen ya que no soy un anciano, lo único que les pediré es respeto hacia mi vida privada, así como yo se las tendré a ustedes y no vamos a tocar ningún tema fuera de la escuela ni de vuestras vidas. —El maestro guardo silencio, varias chicas dijeron sonidos de decepción—. Ahora ¿Alguna duda?

    Ya era hora que las preguntas serias se dieran, varias personas alzaron las manos entre ellas yo. El maestro analizó al grupo y me señaló

    —Noté que lo criterios de evaluación no son los mismos que los de la maestra —dije.

    —Así, es, tengo una manera de evaluar muy diferente al de la profesora Sussy, me gusta que las clases sean más dinámicas que teóricas a pesar de ser bilogía, por eso uno de los rasgos de más peso son los proyectos —el profesor terminó con una sonrisa y yo con un asentimiento, después analizó la clase para señalar la siguiente pregunta.

    —¿Nos va a perjudicar estos rasgos con los anteriores? —escuché la voz de Jabel y la miré fijamente notando que su nerviosismo desaparecía, ella era no era muy buena para hablar en público y menos si todos la miran fijamente

     —No lo creo, ¿Por qué debería? —El maestro dio por terminada su pregunta. Pero Jabel no.

    —Aún no nos entregaba calificación la maestra —la voz de Jabel sobresalió por la del maestro mientras intentaba darle la palabra a alguien más, el doctor miró fijamente a Jabel, noté una leve molestia en sus ojos que desapareció en segundos—, además de recordarle que los exámenes serán muy pronto

     —Soy consciente de las fechas evaluativas, por eso no creo que sea un problema —el doctor volvió a analizar al grupo para buscar una pregunta nueva

     —Pero la mitad del parcial lo hemos tenido con la profesora Sussy —la sonrisa del maestro se esfumó, mientras que a Jabel se le dibujaba una—, el tiempo no alcanzaría para realizar un proyecto

     —Entonces ese criterio no lo vamos a utilizar hasta el próximo parcial —Jabel asintió y anotó en su libreta, el maestro la miró con las cejas juntas y después selecciono a alguien más para una pregunta.

     Me sorprende la rebeldía de Jabel al hablar sin el permiso del doctor, pero a la vez me agrada, no se puso nerviosa, es más, parecía más madura que antes. El profesor volvió a preguntar y ya no había nadie más levantando la mano, hasta que Jabel la volvió a levantar, esta vez el maestro sonrió divertido mientras señalaba a mi amiga.

     —Los temas que va a tratar en sus clases son diferentes que los que ya teníamos, al menos los primeros son los que más me preocupan, pues no sería justo que nos ponga una examen sobre el metabolismo celular cuando estamos viendo la reproducción celular.

    —En ese caso, me pondré en contacto con la maestra Sussy, para que me diga hasta que tema se quedó con ustedes para poder evaluar la mitad del parcial con esos temas y la otra mitad con mis temas —la sonrisa no desapareció de sus labios y la mirada de Jabel no se desvió en ningún momento—, ¿Alguna otra duda señorita?

     —Tengo gran interés sobre esta materia, realmente espero no decepcionarme en sus clases...

     —Esa no es una pregunta.

     —Lo sé, lo que iba a decir es que como estoy interesada en esta materia, es una de las carreras que tengo en consideración estudiaré en la universidad, por eso quería preguntarle en qué se especializó

     El maestro sonrió brillantemente haciendo que varias chicas soltaran suspiros— Bueno, es agradable escuchar que a la juventud le interese este tipo de carreras —el maestro se quedó pensando un momento—, estudié cinco años de medicina general, pero me especialicé en ginecología y obstetricia en tres años

     Al ver el maestro que ya nadie levantó la mano se dispuso a pasar la lista para comenzar a familiarizarse con los rostros de los alumnos.

     —Tom Bolsón

     Miré a Jabel quien miraba en mi dirección soltando un suspiro de cansancio, con una sonrisa en mis labios levanté mi pulgar en señal de que lo había hecho muy bien, ella solo me sonrío.

    —Iridia Delacour

    —Presente —dije levantando levemente la mano, el maestro me miró y volvió a su lista.

     Jabel seguía mirando en mi dirección discretamente y yo le decía en señas que teníamos que hablar urgentemente por lo que acababa de pasar, ella solo reía mudamente.

    —Jabel Yaretzi Marengo —era Jabel, ella venía de una familia mezclada como ella lo llamaba, su madre es Mexicana y su padre Italiano, por eso su segundo nombre es prehispánico en honor a las raíces de su mamá.

    —Presente

    El maestro sonrió antes de levantar la mirada, sabía perfectamente de quien se trataba, al mirarla Jabel solo sonreía como siempre lo hacía conmigo, cosa que el maestro la había visto hacer. Todos estaban en lo suyo cuando me di cuenta de la expresión del profesor cuando miró a mi amiga, vi como la barrera que él trataba de crear se derrumbaba, tal como ella lo hizo conmigo.

     Esto se va a poner interesante.

* * *

     Las clases siguieron normalmente, cuando intercepte a Jabel sobre lo que había pasado en clase, ella solo sonrió y dijo que ya era hora de ser una chica tímida y yo la apoyé en eso, ahora toca ver el lado más oscuro de mi amiga.

     Volví a la cabaña jurando que algo había pasado anoche, algo que no recuerdo con claridad, o al menos no creo que sea posible, ahora cada vez que llego a casa, una extraña sensación nace en mí; como si ansiara a escuchar algo o a alguien.

    Pero como la mayoría de veces no pasa nada. Totalmente hambrienta intenté preparar comida, algo totalmente inútil pues no se hacer nada, así que tras un gran fallido intento de comida decidí pedir pizza.

     Al cabo de cinco minutos tocaron la puerta, algo realmente sospechoso o los repartidores aquí son muy rápidos. Me acerqué con el dinero en la mano hacia la puerta y al abrirla mi corazón dio un brinco, no era el repartidor, era Leo.

     —¿Ahora qué quieres?

     —Tú querías fruta ¿No? —Levantó levemente la canasta de frutas que tenía en las manos.

     Sonreí estúpidamente— Ven, pasa —me quité de la entrara y terminé cerrando la puertas cuando pasó—, puedes dejarla en la isla —caminé tratando de seguirle pero vi que se había quedado quieto—, Leo ¿ocurre algo? —Dije algo temerosa, ahora todo se puede esperar en estos momentos, fue cuando dejó la canasta que se giró totalmente horrorizado—. ¿Qué pasa? ¡Habla!

     Mis ojos se abrieron con terror, mi espalda fue víctima de múltiples escalofríos, mis latidos comenzaban a aumentar ¿Algo malo estaba pasándole? ¿Acababa de ver algo?

     —Tú, tú...

     —¿Yo?, ¿Yo qué?

     —Tú, tú cocina ¡Arruinaste tú cocina!

     —¡No me jodas! —Dije totalmente furiosa y aliviada—, no juegues con esto Leo, no seas estúpido

     —Te notas algo nerviosa, gatita

     —Bueno, ya terminaste ¿No? —Dije molesta mientras caminaba hacia la puerta—. Ahora lárgate

     —Te ves tan tierna con las muletas, medan ganas de pellizcarte las mejillas

     —Vete

     —¿Y sabes que más me dan ganas? —la mirada de Leo iba de arriba abajo sobre mí, causando que mis mejillas se sonrojaran sobre todo cuando mordió su labio.

     —Estas muletas no solo son de adorno, también puedo causar mucho daño con ellas

     —No creo que causen tanto daño como tú con todas esas ondas expansivas

     Mi respiración se detuvo y mi corazón se contrajo— ¿Lo viste todo?

     —Digamos que tienes algo que siempre me obliga a vigilarte muy de cerca

     —¿Y no te atreviste a ayudarme?

     —No necesitaste ayuda

     —Mi vida corría peligro

     —Eso no es lo importante, ayer me llamaron antes de que tu amiguita llegara llorando a la dirección

     —¿T-te llamarón?

     —Si al parecer alguien diferente, por eso supe que estabas con Shurcko

     —¿Quién te habló?

     —Eso es un secreto

     —¡Por favor! Dime quién era y qué te dijeron

     —Solo te puedo decir que dijeron —Leo se acercó a mí—, y no fue nada lindo

* * *

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