New York, Estados Unidos.

Narra Anabel:

Subí las escaleras con mi tía Liliana y mi maleta en mano lentamente hacía el apartamento para no caerme. Vaya, me pongo a pensar en que creo que no debí echar muchas cosas en la maleta porque parecen piedras de tan pesada que está (risas).

Luego nos detuvimos ambas en las puertas de madera y de hierro del apartamento. ¡Al fin llegamos y dejamos de subir! Ella empezó a sacar las llaves para abrirlas hasta que lo logró.

Entré primero y me quedé maravillada con el interior de paredes blancas: hay una TV plasma de 32 pulgadas, unos muebles negros a juego con una mesa, una alfombra blanca y el balcón que tenía dos mecedoras de color marrón. Todo era muy acogedor, amplio y encantador.

Al lado se encontraba la cocina y ¡Wow!, es pequeña pero muy delicada con un refrigerador bastante grande color marrón, una hermosa loseta qué brillaba mucho debido a que fue recientemente pulida y la estufa era de gas color negra. Para no dar más detalles, esto es lo más precioso que habían visto mis ojos. Es literalmente sacado de revista.

Al fondo se encuentra un pequeño pasillo que conduce a las 3 habitaciones y el baño de la casa. La habitación principal, donde duerme mi tía, cuenta con un baño, una ventana de vidrio, la cama blanca con sus respectivas almohadas, colchas y el espaldar de madera. Oh, lo más sorprendente es el closet de caoba preciosa porque lo abrí y vi que tenía muchos compartimentos para todo incluyendo los abrigos.

Cerré la puerta del closet y decidí acostarme en la cama:

-Uff, esta cama es muy cómoda- dije suspirando y mi tía se río un poco.

-Hahaha, por eso la compré inmediatamente desde que la vi hace meses, la amo- dijo mi tía riéndose al ver la escena mía en su cama.

- ¡Bienvenida a mi apartamento! De ahora en adelante está será tú casa- dijo ella con una sonrisa.

- ¡Gracias tía Lily! - dije muy emocionada.

¿Saben qué? jamás me sentí tan emocionada después de tantas cosas malas que he vivido mientras estuve con mi madre en República Dominicana. Por lo pronto, me olvidaré de eso:

-Ven Anabel qué te enseñaré tu cuarto. Te va a encantar- dijo mi tía.

-Qué raro, ¿qué hay de la otra habitación que vi? - pregunté curiosa.

-Ah, esa habitación no está en buenas condiciones. Próximamente la remodelaré para hacerlo un lugar personal. No será una oficina sino un salón de entretenimiento- dijo ella mientras caminábamos hasta la puerta de mi nuevo cuarto.

- ¡Ya llegamos! - ella exclamó y tomé mi maleta.

Abrí la puerta y ¡Wow! Mi habitación es muy grande. Tiene tres ventanas en donde la brisa soplaba con mucha fuerza y es de color rosado (mi favorito). Además, tiene una cama con una colcha blanca con puntos rosas, las almohadas del mismo color y el closet mediano donde pondré la ropa qué sacaré de mi maleta. En fin, es maravillosa:

-En fin, ¿te gusta? – preguntó Lily.

- ¡¿Qué si me gusta!? ¡Me encanta! - dije y luego me tiré en la cama.

¡Uff, qué cómoda es! - añadí estando acostada.

-Ah, se me olvidó decirte que tú cama es de agua- agregó mi tía y luego se echó a reír.

- ¿Enserio? ¡Qué chulo! - dije muy feliz y luego ella se recostó.

-Oh no, se me olvidó que debo desempacar la maleta- dije y coloqué mis manos tapando mi cara.

-Ven, te ayudaré- dijo Lily y ambas empezamos a desempacar.

Abrimos la maleta y mi tía empezó a observar mi ropa con una mueca rara:

- ¡Dios, pero esta ropa está muy pasada de moda! - exclamó y acto seguido me reí.

-Oye, ¿por qué lo dices? A mí me gusta- dije con risas.

-Bueno, la mera verdad te diré que juntas compraremos ropa nueva y vas a tirar todo lo que trajiste para luego salir, ¿te apetece? - dijo y asentí.

-Perfecto. Prepárate para que vayamos a una de mis tiendas favoritas y escojas lo que te gusta, pero terminemos de desempacar ¿de acuerdo? - dije y asentí con emoción.

Vaya, mi tía es muy extrovertida y divertida a diferencia de mi madre que es muy seria y no le gusta mucho hablar con la gente.

Luego de tres horas sacando mis pertenencias y colocándolas encima de la cama, terminamos. Puse la maleta en el closet y salió mi tía no sin antes cerrar la puerta para poder vestirme.

Me puse un vestido color negro con unos zapatos bajitos y un abrigo para el frío. Abrí la puerta para ver a mi tía vestida con unos pantalones rotos en las rodillas color azul y una blusa blanca qué decía "Be King". Ella se ve muy bonita a diferencia mía que me veo extraña:

-Te ves bien querida pero aun así compraremos mucha ropa para que te sientas cómoda y que te haga ver como lo que eres, una señorita- dijo y después salimos del apartamento.

¿Señorita? No creo porque sufrí ese abuso por parte de Luis a los 10 años de edad. ¡Dios, Anabel! ¡Sácate eso de la cabeza de una buena vez! - dije en mis pensamientos.