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Capitulo III

Barrio de Santa María, República Dominicana

(Anabel contaba con 6 años de edad)

Narra Anabel (Flashback):

A la mañana siguiente:

Desperté por los rayos del sol que iluminaban mi ventana. Como de costumbre hice mi rutina diaria y bajé. Cuando me disponía a bajar las escaleras, un olor inmundo inundó mis fosas nasales: era alcohol. Mientras el nauseabundo olor no cesaba, terminé de bajar y adivinen a quién vi, es nada más y nada menos que a Luis tirado en el sofá con el bóxer o calzoncillo (cómo sea que se llamen) puesto y los pantalones tirados en el suelo. Segundos después de ver tal escena, visualicé a mi mamá quién silenciosamente me dio la lonchera con el desayuno y algo de dinero para luego volver a la cocina sin despedirse de mí, como siempre.

Suspiré profundamente antes de salir de mi casa rumbo a la escuela. Al llegar, el vigilante me saludó y le devolví para luego este pararse de su viejo banquillo de madera y abrir la gran puerta blanca que protegía la escuela ya que eran las 7:30 AM, es muy temprano ¿no?, luego caminé en dirección hacia mi aula. Algunos de mis compañeros qué se encontraban allí me saludaron y mi profesora me dio un súper abrazo que me puso contenta. ¿Saben qué?, extraño los abrazos de mi mamá y me siento rara recibiéndolos de otra persona que no sea ella.

Procedí a sentarme en mi silla, pero hubo alguien que me jugó una broma pesada halándola hacia atrás para hacerme caer al suelo. Todos en ese momento se rieron de mí y yo tan avergonzada, bajé la cabeza para llorar. Al oír esto, la profesora se acercó diciendo:

- ¡Niños! A ver, a ver... ¿Qué sucedió aquí?

Nadie habló, así que me armé de valor para decir con tono infantil:

- ¡Armando, fuiste tú! ¡Tú halaste de mi silla para caerme!

- ¿Yo? ¡Mentirosa! - dijo el apuntándome con su dedo índice.

A raíz de esas palabras, empezamos a discutir. Al final la profesora muy molesta y con autoridad exclamó:

- ¡Niños, es suficiente y tú Armando estás castigado! Te sientas allí no sin antes pedirle disculpas a Anabel. ¡Es muy malo halar la silla de un compañero simplemente por diversión porque hay personas que no les gustan las bromas!

Mi profesora sin duda es la mejor, un ángel caído del cielo. Si nos comportamos mal nuestro castigo va sin excusas y a nadie le gusta eso (risas):

-Perdón- dijo Armando muy arrepentido.

-Ok. Disculpas aceptadas, pero por favor no lo vuelvas a hacer de nuevo ¿prometido? - dije.

-Prometido- dijo tranquilamente.

Hicimos la llamada "pinky promise" y suena divertido, ¿no? Eso es típico de los dibujos animados y somos niños lógicamente. Luego la profesora lo llevó a la sala de castigos y duró allí dos horas exactamente igual a lo que duramos tomando clases.

Salí a recreo y todos juegan menos yo porque era muy tímida. En cada recreo siempre me sentaba en el columpio. Mientras me balanceaba, miraba a los demás jugando y a la profesora apoyada en la pared vigilándonos a todos.

Así transcurrió el día hasta el reloj marcó las 4:00 PM lo que significaba que ya era hora de regresar a la casa. Mientras recogía mi cuaderno, vi como a mis compañeros los buscaban sus padres quiénes le daban abrazos, besos y más muestras de afectos.

En mi caso no ocurría ya que mis padres nunca venían por mí y todo el tiempo regresaba sola a mi casa. Justo ahí pensé en mi papá, lo extraño tanto. Luis no era digno de ser llamado de esa manera como él por su actitud. Me costaba mucho
tenerle confianza y más ahora que aún sigue comportándose de manera extraña conmigo.

Salí de la escuela y minutos después, ya estaba en mi casa. Observe a mi madre quien me esperaba pacientemente a través de la ventana, abrió la puerta y ni siquiera me dijo un "hola". Subí a mi habitación y en ese momento Luis entró sin darme cuenta con el fin de "saludarme" pero en realidad ya sabía cuál era su verdadera intención: manosearme. Sin pensarlo dos veces le mordí la mano. Gimió de dolor para luego mirarme enfurecido:

- ¡Ya verás lo qué te haré! ¡Esto no se quedará así! - exclamó y se marchó.

Suspire nuevamente. Un problema menos, pero tengo miedo por la forma en como me miró y me amenazó.

Después de marcharse, proseguí a quitarme la ropa de la escuela para tomarme un fuerte baño, en fin, lo de costumbre con la excepción de qué no salí a jugar ya que preferí quedarme en la casa mirando dibujos animados hasta tarde en la noche.

Al final todos dormían incluyendo mi madre y Luis. Silenciosamente subí las escaleras para entrar a la habitación no sin antes apagar la televisión. Me dispuse a colocarme el pijama para caer rendida en mi cama hasta conseguirlo.

Estoy harta de que Luis haga de mí lo que le plazca. Mi madre siempre lo defiende en lugar de detenerlo con la excusa de que lo "ama" aunque en realidad para mí lo que hay entre los dos no es amor. No sé si es algo enfermizo o extraño, no encuentro la palabra correcta para describirlo.

Hasta ahora no he visto que Luis le haya pegado o gritado a mi madre ya que solamente se quiere sobrepasar conmigo. Deseo que algún día terminé todo esto, lo deseo con todas las fuerzas del mundo.

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