Especial de San Valentín
Años después...
—¿Lista, mi amor?
Deslizo el vestido rojo con bolitas blancas por su cuerpo con mucho cuidado. Emily es más paciente que Jackson, pero igual a su padre en carácter.
—Ven, así te puedo poner los zapatos blancos.
—¡No! — Chilla con su vocecita.
—¿No quieres los zapatos blancos?
—¡No!
—¿Y qué quieres vestir entonces?
—¡Mis botas de lluvia!
Dios mío.
—No puedes usar las botas de lluvia porque llevas un vestido muy elegante — Señalo a mi hija — ¿Te parece que las usas mañana?
—¡No!
—¡Agh!
Salgo de la habitación para poner algo de distancia y contar hasta 10... Tal vez 15 así puedo recordar por qué mi hija es tan obstinada.
—¡Tú! — Lo señalo — ¡Ve ahí y haz que Emily se ponga los zapatos!
Apunto ahora en dirección al pasillo, pero Jason solo sigue ahí en el sofá con el control de su videojuego en las manos. Arquea las cejas del mismo modo en que Jackson, a su lado, lo hace también.
—¡Pero nena! ¡Estoy ganando!
—¡Zapatos blancos, Jason Danvers!
—Mierda... — Deja el control en el sofá y se levanta.
Lo veo desaparecer en el pasillo, así que voy a tomar su lugar en el sofá junto a Jackson.
—¿Papá te deja ganar?
—No — Agita su cabecita.
—Empiezo a creer que tienes un compañero de juegos en lugar de un padre — Me río.
—Mamá, ¿Los padres hacen cosas importantes?
—Mmm, si. La mayoría de ellos, ¿Por qué preguntas?
—¿Y cuidan a sus hijos?
—Si.
—¿Los mantienen lejos del peligro?
—Si, mi amor, ¿Por qué lo preguntas?
—¿Tú también eres la madre de papá?
Dios mío, estoy muy tentada a decir que sí. Pero supongo que eso no es lo que mi hijo debería escuchar.
—No amor, papá es hijo de tu abuela Marie y tu abuelo George. Y tienes a tu abuela Carol y tu abuelo Bob en Georgia.
—¿Podemos visitarlos?
—No en este momento, cariño, pero en vacaciones podríamos planear algo.
Antes de que todo cambie de nuevo...
—¡Jackson! ¡Mira mis botas!
¡Oh, genial!
Emily corre alrededor de la mesita con sus botas de plástico y yo le lanzo una mirada amenazadora a mi esposo. El muy gracioso, solo encoge los hombros.
—¿Qué? — Me dice cómo si no fuera nada.
—Ni siquiera voy a discutir contigo.
Me alejo de ellos para ir a la cocina a servir los platos y llevarlos a la mesa. Estuve cocinando parte de la tarde para esta cena especial, incluso los hice bañarse y vestirse con ropa formal.
Jason salió temprano de la oficina y Andrea se encargó de enviarlo a casa a tiempo. Después de todo este tiempo, tiene una oficina en el centro de Seattle y un número creciente de empleados.
—Nena, ¿Puedo saber a qué se debe esta cena especial?
Jason se rasca la nuca con un gesto de confusión que me resulta adorable, pero tengo que mantenerme firme con él y con los niños.
—Te lo diré después de la cena, trae a los niños y siéntense a la mesa.
Presiona sus labios con fuerza y regresa a la sala por los niños. Toma sus manos para guiarlos hasta la mesa para que se sienten en sus lugares.
—Se ve delicioso, cariño — Jason palmea mi mano.
—Si, mamá, gracias — Jackson levanta su pulgar en señal de aprobación.
—¿A ti te gusta, Emily? — Pregunta su padre.
—Yo quería un bizcocho.
—Eso es postre, mi amor, vamos a cenar lo que mami preparó para nosotros.
Jason señala los cubiertos para los niños y ellos comienzan su cena. Esta noche todos tenemos jugos de naranja, así que apuro unos tragos mientras los observo. La incomodidad se filtra en el aire con cada mirada de mi esposo.
—No hiciste nada malo, cariño — Ahora yo palmeo su mano — Disfruta la cena.
—Es que siento que quieres decirme algo y no va a gustarme.
—¿Por qué piensas eso? — Me inclino hacia él para no levantar la voz.
—Costumbre, supongo.
—Jason, no es nada malo.
—¿Quieres una sugerencia?
—No.
—De todas formas, te la doy — Sonríe — Hazlo durante el sexo, nena, ahí diré que si a todo lo que tú digas.
—Bueno, créeme que esto no querrás saberlo durante el sexo, ya nos ha metido en suficientes problemas.
—¿De qué hablas? — Arquea ambas cejas — El sexo es bueno, siempre bueno.
—Oh, claro que lo es, pero no cuando tratamos de establecer una rutina de vida con nuestros dos niños pequeños.
—¿Y no lo hacemos ya? Yo ayudo a bañarlos.
Dios mío... No puedo creer que me resulte más fácil mantener una conversación adulta con Jackson que con su papá.
—¡Papá! — Mi hijo interrumpe como si lo hubiera llamado — ¿El próximo bebé será niño o niña?
—¿Qué? — Frunce el ceño cuando le responde — No hay otro bebé, hijo.
—¡Si lo habrá! ¡La abuela dijo que mamá se comió otro bebé!
Dios, ¿Estás ahí? ¿Te parece esto divertido?
—¿Nena? — Jason me mira con una gran sonrisa — ¿Otro bebé?
—Si.
—¡Otro bebé! — Levanta las manos en alto y Jackson imita su gesto.
—¡No quiero prestarle mis juguetes! — Chilla Emily.
—¡Yo lo haré, será un niño como yo!
—¡Pero yo quiero que juegue conmigo!
—¡Niños! — Levanto la voz para que me escuchen — Tranquilos, aún tenemos tiempo y el doctor nos dirá si será niño o niña...
—O ambos... — Mi esposo ríe — ¿Te imaginas que fueran gemelos o mellizos? ¡Podría ponerles nombres que combinen!
—No.
—¡Si! ¡Sally y Simón! ¡Jada y Jayden! ¡Aby y Lincon!
—¡Jason! ¡Basta! No es una lotería y no hablaremos de nombres hasta saber el sexo del bebé.
Presiona sus labios para contener las palabras, pero aún mantiene la sonrisa en su rostro. La mirada de ternura que me dirige hace que mi corazón se derrita.
Se pone de pie y tira de mi mano para que lo siga y poder abrazarme.
—¿Otro bebé? — Susurra.
—Otro bebé, amor.
—Mierda, a este paso tendré mi propio equipo de baloncesto.
—Oh, no. No más bebés para ti, señor Danvers.
—Tomatito — Besa la punta de mi nariz — Eso dijiste la última vez.
—Esta vez es en serio, Jason.
Digo con la mayor firmeza que mi risa hace posible. ¿Otro bebé? ¿Más caos? ¡Venga entonces! Que disfrutaré cada día criando a mis hijos y a mi dulce esposo. Sobre todo a él.
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