POV Jason.

—¡Ellos ya lo sabían! — Le recuerdo.

—¡Pero no tienes que andar por ahí presumiendo que me embarazaste! ¡Ni preguntar cuando volveremos a tener sexo!

—¿Por qué no? Es simple curiosidad — Me justifico.

—¡No vamos a volver a tener sexo! ¡se acabó!

Apenas estaciono junto a la acera, la testaruda a mi lado baja dando un portazo.

—¡Necia!

Le grito, pero ella ya ha desaparecido en el interior del edificio. ¿Qué tiene de malo que hable con Kim? Solo necesito algo de información y él ya tiene una hija, aunque se separó de su novia.

¿Y por qué no puedo presumir? Creo que me he ganado ese derecho, ella no es cualquier chica, es la más linda de todas las que he conocido.

¡Markie debería hacerme un jodido monumento por hacer lo que él no pudo!

Me apresuro a seguirla, pero ella ya tomó el ascensor así que me toca subir por las escaleras hasta mi departamento.

—¿Cómo pensabas entrar? — Digo jadeando cuando llego a mi piso.

—Iba a tocar la puerta porque creo que hay alguien adentro.

Señala la puerta y me acerco con mis llaves. Giro la perilla para entrar, pero luego lo recuerdo. Es Laura.

—Señor Danvers — Ella sonríe cuando me ve.

—Señora Wilsen — la saludo — Ven aquí, es mi ama de llaves.

Extiendo la mano hacia Julie, que entra con mucha cautela mirando a la mujer rubia frente a nosotros.

—Oh, hola.

—Señora Danvers — Laura se acerca.

—No, ¡No! No señora Danvers, Soy Julie. Julie Tate.

—Lo siento, señorita Tate — Dice Laura con una risita — Pero es usMax la novia del señor Danvers.

—No — Dice ella mientras yo digo que si.

—Si es mi novia, si está embarazada, si es mi bebé, ¡Y claro que puedo presumir lo que me dé la jodida gana porque puedo!

Voy hasta mi habitación por ropa limpia porque el jodido berrinche de Julie me hizo sudar en las escaleras y me dirijo a la ducha.

Escucho las voces de Julie y Laura, pero tan pronto como abro la llave del agua, no escucho nada más. Me desvisto y dejo la ropa en el suelo para meterme bajo el chorro de agua fresca.

—¿Jason? — Julie golpea la puerta del baño.

—Ya voy — Gruño.

—No es eso, es que... Nina me llamó. Necesita un recibo de pago que hice en la mañana.

—¿Y qué?

—Pues que necesito ir de nuevo al restaurante.

—No tardo, yo te llevo.

—No es necesario — Insiste — Puedo ir y volver en unos minutos.

—¿En qué piensas irte? — Pregunto antes de echarme el shampoo en el cabello.

—Puedo tomar un taxi... O podrías prestarme tu auto — Dice con algo de duda en su voz — Solo serán un par de minutos.

—¿Por qué no me esperas? Yo te llevo, solo dame 10 minutos.

—De verdad no tardo nada, Jason — Insiste desde la puerta — ¿Podrías confiar en mí y darme algo de libertad?

Lo pienso un momento antes de darle una respuesta. Sé que estoy siendo más controlador que de costumbre, y ya me siento algo culpable por lo que le dije a Kim.

—Bien, pero no tardes. Recuerda que ya no es tu hora de trabajar, llévate el móvil y tenlo cerca de ti. Las llaves están sobre la encimera.

—¡Gracias Jason!

No quiero parecer exagerado, ¿Pero por qué la idiota de Nina no busca bien entre sus cosas? ¡Es un jodido papel! ¿Qué tan lejos podría haber ido?

Termino de ducharme y salgo a mi habitación con la toalla envuelta en la cadera. No es que Laura acostumbre verme así, es solo que ella tiene una ética de trabajo admirable.

Se supone que nos quedaríamos en casa a ver una película, pero vuelvo a vestirme con jeans y camiseta para no andar medio desnudo, por lo menos mientras la señora Wilsen está por aquí.

Me siento en la sala y enciendo el televisor. Los mismos jodidos programas de siempre, novelas de mierda y deportes. Si Hugh y George no hablarán de los Mariners todo el maldito tiempo tal vez me gustaría el béisbol.

Miro de nuevo la hora, hace 20 minutos que Julie se fue. ¿Cuánto tiempo debería tomarle ir y venir? ¿30 minutos? Tal vez solo debería llamarle. No, mejor espero, no quiero que se distraiga con el maldito teléfono.

Otra ronda cambiando canales y vuelvo a mirar el reloj en la pantalla, casi 40 minutos. Me levanto del sofá para tomar el móvil de la encimera y llamar a mi hermana.

—Nina — Le hablo cuando contesta — ¿Qué mierdas estás haciendo? ¿Tienes a Julie trabajando turno extra? ¡Ya debería estar aquí!

—¿Qué? — Dice con su voz chillona — ¿De qué hablas? Julie no está aquí, no ha venido.

—¿Cómo que no está ahí? ¡Ella salió de aquí hace 40 putos minutos! ¡Búscala!

Le grito, pero algo en mi interior comienza a dejarme sin aire. Mierda, ¿Dónde está? ¿Está con Mark? ¿Se ve con alguien más?

—Chicos, ¿Han visto a Julie? — Escucho que Nina pregunta.

—No desde que se fue con Jason — Dice Raúl.

—¿Mi auto está afuera? — Le pregunto.

—Espera, Raúl ¿El auto de Jason está afuera?

Espero un jodido par de minutos hasta que la voz de Raúl se escucha de nuevo.

—No jefa.

Mierda.

Cuelgo la llamada sin esperar a que Nina hable y busco el número de Julie en mis contactos. El tono de llamada suena hasta que me manda a buzón y vuelvo a intentarlo. Antes de que la llamada se corte, una voz masculina responde.

—¿Si? ¿Quién habla?

—¿Quién mierdas eres tú? ¿Dónde está Julie?

—¿Julie? ¿El nombre de la chica es Julie? — Dice el hombre y empiezo a temblar.

—Si, ¿Quién eres?

—Soy paramédico, me llamo Vaughn, la dueña de este teléfono sufrió un accidente.

¿Qué?

Me quedo un momento en silencio tratando de procesar las palabras del hombre en el teléfono. Julie tuvo un accidente. Julie. El bebé.

—¿Señor? ¿Es su esposa?

—¡Si! ¡Está embarazada! ¿A dónde la llevan?

—Al hospital regional, ¿Me puede dar el nombre de la mujer?

—Juliette Ta... Danvers, Julie Danvers. Y tiene casi cuatro meses de embarazo.

—Estamos llegando al hospital, no tarde — Dice y cuelga.

—¿Señor Danvers? — Escucho la voz de Laura a lo lejos — ¿Está bien? Está muy pálido.