Capítulo 36
—¡Ahora no, Nina! ¿No ves que estoy ocupado?
Jason me señala con la cabeza, esperando que su hermana salga de SU oficina para seguir peleando.
—¿Ocupado? ¡Ocupado deberías estar para que mantengas tus malditos pantalones arriba!
—¡Nina! — Ojos grises vuelve a gritar.
Me pongo de pie y cruzo los brazos bajo mi pecho para esperar a que este par de Danvers deje de gritar y reclamarse cosas, pero parece que va para largo.
—Primero Susan, ¿Ahora Lilly?
—En mi defensa — Jason la señala — Ya no hablabas con Susan cuando ella y yo...
Voltea nervioso a verme y no es para menos. ¿Otra amiga de Nina? ¿Es que no hay más chicas en Seattle?
—¡No es excusa! ¡Pelee con Susan porque ella decía cosas sobre ti!
La vista de la rubia pasa de su hermano a mi, pero antes de que aparte la vista, algo en mi llama su atención.
—¡Estás embarazada! — Chilla viéndome.
—¿Qué? —balbuceo mirando hacia donde ella mira.
Los brazos cruzados por debajo de mi pecho ciñen la blusa de Louise al pequeño borde redondo de mi vientre. Mierda.
—¿Es tuyo? — Dice ahora hacia su hermano — ¡Embarazaste a Julie!
—Pero solo a ella, ¡Lo juro!
Ruedo los ojos sin poder creerlo. ¡Este tonto acaba de echarse de cabeza solo! No es así como esperaba que su familia lo supiera, mucho menos en medio de una discusión.
—¡Suficiente! Siéntense los dos, ¡Ahora!
—Nina — tomo asiento en la silla frente a su escritorio — Es mi culpa, no es algo que planeáramos, pero asumo totalmente mi responsabilidad.
Mi jefa toma asiento en su silla, así que a su hermano no le queda más remedio que sentarse en el lugar junto a mí.
—¿Él te obligó? — señala a Jason — ¿Te forzó de alguna manera o te prometió algo a cambio de sexo?
—Mmm, no.
—Entonces también es su responsabilidad, ¡¿En qué estabas pensando Jason?!
—¡Pues obviamente no estaba pensando con la cabeza correcta, Nina!
—¿Mamá lo sabe?
—No.
—Entonces le dirás este fin de Semana. No hay nada de qué preocuparse, ustedes son adultos que tienen una relación estable, este bebé tendrá a sus padres para criarlo.
—Si, bueno... — Balbuceo sin saber cómo mencionar nuestra situación.
—Estamos juntos — declara el chico a mi lado — Solo que aún estamos aprendiendo a llevarnos bien.
—Bueno, eso no sería un problema si no hubiera chicas entrando y saliendo de tu departamento — reclamo.
—¡Solo una! Y no debió hacer eso. Voy a poner las malditas cámaras en el pasillo para saber quién toca a la puerta.
—Y tienes que dejar de ser tan fácil, eso te ahorraría muchos problemas — Vuelvo a decir.
—¿Soy fácil? ¿Yo? ¡Tú fuiste la que...! ¡Agh! ¿Me pateaste? —chilla.
—¡Si! Y cierra la boca ahora, tu hermana no tiene que ser parte de nuestros problemas.
—Genial Jason, simplemente genial — Habla por fin Nina — ¡Mi mejor empleada y la embarazas!
—No se quejó ni una sola vez — sonríe con arrogancia — ¡Mierda, Julie! ¡Deja de patearme!
—Cierra la boca — le gruño.
—¡Basta ya! Váyanse los dos, sigan discutiendo en su casa.
Nina señala la puerta de la oficina, así que Jason y yo salimos de ahí. Voy a través de la cocina hacia la puerta principal, con él detrás de mí.
—¿A dónde vas? ¡Julie! ¡No te quiero cerca de Mark!
—Déjame en paz, Jason.
Cuando estoy en la acera, busco un taxi libre que me lleve a casa de Louise, pero parece ser una hora muy concurrida.
—Julie, por favor. Ven conmigo.
Giro para verlo, solo porque el tono de su voz suena algo decaído. De verdad luce arrepentido, pero me pregunto si no estoy siendo egoísta al ocupar su espacio personal.
—Le prometí a Louise que estaría en su casa está noche.
—¿Entonces? ¿Te quedas con ella?
—Esta noche. Seguro mañana podemos sentarnos a conversar y encontrar alguna solución.
—Bien, estoy de acuerdo. ¿Te llevo?
—No. Tomaré un taxi.
—Pero...
—No te preocupes, sé andar en taxi. Te avisaré cuando esté en casa de Louise.
—Bien, si, avísame.
Se acerca lentamente, solo lo suficiente para dejar un beso en mi cabeza. Luego se aparta para detenerse a media calle y silbarle al taxi.
Un taxi se detiene y Jason abre la puerta para mí.
—Llámame si necesitas algo.
—Si, gracias.
Ojos grises le dice al chofer la dirección de su hermano y desliza un billete en su mano. Luego se aparta para que el auto se ponga en marcha.
En casa de Louise, me apresuro a cocer un poco de pollo para preparar ensalada de pollo con espagueti de crema y especias, pero no dejo de pensar en lo que ocurrió esta mañana.
—Exageré, lo sé — susurro para mí misma — Dios, no puedo creer que sienta tantos celos de esa chica.
—¿Cuál chica? — pregunta Louise sonriente cuando entra a la cocina.
—La chica del programa de cocina — señalo el televisor — Prepara postres deliciosos.
—¡Oh vamos! Tú también eres una excelente cocinera, solo necesitas el espacio adecuado.
—Bueno, la cena está lista.
—Entonces llegué a tiempo — sonríe Hugh — Hola nena, ¿Qué tal tu día?
Se acerca a darle un beso en la mejilla y ella suelta una risita boba. Lo que tenemos Jason y yo, lo que sea que eso sea, ¿Es diferente a lo que tienen Louise y Hugh? Porque de alguna forma se siente casi igual.
Louise sirve los platos mientras llevo las copas y la botella de jugo a la mesa. Hoy Hugh parece de mejor humor, ya que bromea sobre algunas cosas del trabajo. Cuando acabamos la cena, él se aleja para tomar una ducha.
—Gracias Julie, estuvo delicioso.
—Gracias a ti, Louise. Por dejarme quedar aquí.
—Sabes que eres bienvenida siempre que lo necesites, aunque de verdad deseo que arregles las cosas con Jason.
—¿Tú crees...? ¿Crees que él y yo tenemos una oportunidad?
—¡Claro que sí! Bueno, no recuerdo haberlo visto juntos alguna vez, pero en definitiva sé que él siente algo por ti y tú obviamente algo por él. Después de todo, por eso te involucraste con él, ¿No?
Abro la boca pero la vuelvo a cerrar sin saber qué decir. Mucho de lo que pasó al inicio es culpa de Mark y su estúpida insistencia. ¿Pero después? ¿Solo Jason y yo siendo nosotros?
—¿Te importa si me voy?
—¿No quieres quedarte? — pregunta, pero luego sonríe — No me importa, llámalo.
Asiento hacia mi amiga para ir a buscar el móvil en el suéter y buscar el número de mi chico de ojos grises.
—¿Jason? — digo cuando responde — ¿Podrías venir por mí?
—Gracias a Dios — escuchoque dice bajito — Voy para allá, nena
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