Nina.

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Primer día de vuelta al trabajo y ya tengo los nervios de punta. Amo cocinar y ser mi propia jefa, pero no pensé que iba a dejarlo todo por asuntos administrativos.

—Si, si, se fue esta mañana –le digo por teléfono a mi contador–. solo agrégale una compensación por las dos Semanas que fue gerente y dime la cantidad.

Garabateo el número en mi libreta antes de colgar la llamada para hacer el cheque. Luego tengo que revisar los gastos, los insumos, los registros de personal y todo lo demás que odio hacer.

Apenas tengo oportunidad de salir de la oficina, voy a las estufas a supervisar los guisos y la calidad de los ingredientes. Después de hablar con Kim, vuelvo a los pendientes.

—Gini –llamo a la camarera–. Dile a mi hermano que venga a mi oficina, por favor.

—Claro jefa.

Regreso sobre mis pasos hasta la oficina y pongo el cheque en un sobre con su nombre.

—Nina.

—Jason, buen día. ¿Vas a visitar a Hugh pronto?

—No lo sé, ¿Por qué?

—Necesito que le entregues esto a Louise, es para Julie.

—¿Qué es?

—Su último pago y un extra por el finiquito.

—¿Por qué? –arquea las cejas sorprendido.

—¿No lo notaste? Ella no está, renunció hoy muy temprano.

—¡¿Qué?!

—¿No te dijo nada? Pensé que ustedes tenían algo.

—No, ella no lo dijo –Jason presiona el sobre con fuerza–. Entonces ¿Louise?

—Si. Julie pidió que se lo entregara a ella y como no los visito seguido, pensé que tú podrías hacerme ese favor.

—Bien. De hecho, tengo que salir, a mi departamento. No tardo.

—Claro –le hago una seña con la mano–. Aquí voy a estar, como siempre.

Mi hermano sale de la oficina y lo observo alejarse. Sé que hay rumores entre los empleados sobre Julie y Jason, aunque creo pueden estar equivocados.

Me levanto de la silla para ir detrás de él y preguntarle si algo ocurrió entre ellos, alguna pelea que hiciera que Julie se fuera. Cuando paso las puertas de la cocina, lo veo salir por la entrada principal.

—¡Jason! –lo llamo, pero no escucha.

Antes de abrir la puerta de cristal, veo al fulano de la otra vez frente a él. Se miran el uno al otro, furiosos. ¿Por qué?

—¡Gini! –la llamo y viene a mi lado.

—¿Sí?

—¿Quién es ese nombre? ¿Por qué pelea tanto con Jason?

—Es el exesposo de Julie, pero no sé por qué pelea.

—Llama a la policía –le digo cuando veo que el hombre empuja a mi hermano–. Y llama a Kim y a los chicos, ¡Date prisa!

Abro la puerta para salir y tratar de apartarlos, pero me detengo cuando los escucho.

—¡Eres un maldito imbécil! ¡Te advertí que quitaras las jodidas manos de mi esposa!

—Ella nunca se quejó, Markie –Jason lo empuja de nuevo.

—¡Es Nina! ¡Ella es Nina! ¡Te voy a enseñar a respetar, mocoso idiota!

—¡Pues hazlo! A ver si es cierto que puedes.

—¡Claro que puedo!

El tipo golpea a Jason en el estómago, pero mi hermano le responde con un puñetazo en la cara.

—¿Es lo mejor que tienes, Markie?

—¡Jason! –lo llamo, pero me ignora.

—Tu no la mereces, ¡Maldita sea! ¡Ella no era para ti!

El hombre se lanza de nuevo, pero Jason lo esquiva. ¿Entonces es cierto? ¿Jason y Julie tenían algo?

—¿Y para ti sí? ¿Tú sí la mereces por ser una mierda de persona?

—Yo le puedo dar todo, puedo hacerme cargo, ¿pero tú? ¡Ella es demasiado para ti!

—Y para ti, te recuerdo que la engañaste. Tuviste tu oportunidad, Markie, la perdiste.

Antes de que el fulano se lance de nuevo hacia mi hermano, Cole lo sostienen por la espalda. Kim y Terry detienen a Jason para alejarlo.

—La recuperaré, voy a ir tras ella y los recuperaré.4

El hombre se remueve para que Cole lo suelte, mira a Jason con el ceño fruncido y se gira hacia la calle. Luego acomoda su saco gris antes de subir a su auto. Cuando se ha ido, lo señalo.

—Jason, ¿Qué rayos fue todo eso?

—No lo sé.

Kim y Terry sueltan a mi hermano, palmean su hombro antes de entrar de vuelta al restaurante. Pero no me muevo, esto es mucho para ser una coincidencia.

—¿Por eso Julie se fue? ¿Ustedes la ahuyentaron?

—¡No lo sé, Nina! –se pasa las manos por el rostro con frustración–. Ella no me dijo nada.

—¿Tú y ella estaba juntos?

—Si... No. Es complicado.

—No es complicado, idiota. ¿Si o no? –él arquea ambas cejas.

—¿De verdad quieres que te diga sobre lo que pasó?

—Pues sí, si eso explica por qué casi te parten la cabezota afuera de mi restaurante.

Jason vuelve a pasar las manos por su rostro, pero me importa una mierda. Justo ahora estoy muy intrigada.

—Él es su exesposo.

—Eso ya lo sé, tonto. Dime algo que no sepa.

—Julie no quería volver con él, así que le inventó que yo era su novio.

—Ah, ya veo. Y ahora él cree que por tu culpa ella no lo quiere.

—Eso parece.

—Aún no lo entiendo. ¿Entonces ella te dejó?

—Si se fue sin dar explicación supongo que sí, acaba de dejarme.

—¡Vaya! Eso sí es una novedad –me río–. Por fin alguien que no cae en tus garras.

—No te confundas –sonríe divertido–. Cayó en mis garras, en mi cama, en...

—¡Jason! Cierra la boca, no quiero escucharte decir eso.

Me doy la vuelta para volver a entrar al restaurante, pero mi hermano viene detrás de mí.

—¡Tú preguntaste!

—Pero no quiero detalles, idiota, ¿Yo te digo lo que hago con mi novio?

—Eww, no quiero saberlo.

—Entonces cierra la boca –me giro para enfrentarlo–. ¿Sabes qué? Ve a casa de Hugh y entrega el bendito cheque. Lo que sea que te haga cerrar el pico y salir de mi visita.

—Si tú quieres.

Se ríe cuando se acerca para besar mi mejilla y sale de nuevo por la puerta. ¿Desde cuándo le emociona tanto visitar a Hugh y Louise?