¿Qué es lo interesante de hacerlo?
Día 3: Primera vez - Aged up
Nuevo día, mismo jodido tema en el salón. O al menos así lo pensaba Katsuki, que estaba harto de escuchar a sus compañeros de clase hablar y hablar sobre un único tema: el sexo. ¿Qué diablos? Sí, claro eran adolescentes y las hormonas estaban muy alborotadas, pero al menos él no tenía nada de curiosidad por el tema y no se sentía con las ganas de entender por qué era tan bueno como para hablarlo a diario. No encontraba esa necesidad en su persona.
Apenas llevaban poco más de un mes en tercer año y desde hacía un par de semanas, la incesante plática usual entre Kaminari y Mineta se había esparcido por al menos la mitad de su salón. Era irritante tener que estar oyendo los constantes murmuros y balbuceos sobre ese tema en particular, como si de pronto la mitad de su salón hubiera acordado perder la virginidad o algo así o, al menos, el pudor.
"No otra vez" pensó el rubio dejando caer su cabeza a su pupitre mientras a sus espaldas Hagakure, Mina y Uraraka comenzaban a hablar sobre eso después de haber visto a Sero dirigirle esa mirada a la rosadita. Todo comenzó con unas risas cómplices y en seguida ya estaban hablando a sus espaldas de lo bueno que era estar a solas con su pareja.
Bakugou cubrió su cabeza con sus brazos y cerró los ojos tratando de concentrarse en cualquier otra cosa. Kirishima apareció en sus pensamientos y cuando menos lo esperó ya estaba reviviendo en su memoria la última vez que ambos fueron a escalar.
Por su parte, Kirishima estaba siendo parte de una plática de la que no quería.
— Es de lo mejor, bro — aseguró Kaminari, apoyándose en el hombro de Kirishima mientras Sero asentía riendo. La verdad habían empezado a hablar inocentemente de lo bien que iban sus respectivas relaciones porque no era nada nuevo que Kirishima y Bakugou fueran novios. De hecho, fue la primera pareja en formarse en toda la clase y, curiosamente, la última en ser descubierta. Los primeros en ser descubiertos fueron Sero y Mina, ya que en serio se notaba la diferencia en sus tratos.
Volviendo al tema, Kirishima estaba avergonzado, incómodo, y con su rostro compitiendo contra el color artificial de su cabello.
— Kaminari tiene razón — admitió el pelinegro, rascando su nuca —. No quiero sonar como un pervertido, pero es demasiado bueno. No sé cómo explicarlo, pero cuando Mina hac--
— ¡Bro, cállate! — rogó Kirishima tapándole la boca al pelinegro —. ¡Mina es casi como mi hermana! Diablos, en serio no quiero saberlo. Aparte, no deberías hablar de ella así tan a la ligera. Está bien que nos tengas confianza, pero respétala.
Sero asintió, señalando las manos de su amigo, que aún continuaban afianzadas a su cara, pidiendo que las removiera, a lo que Kirishima reaccionó y lo soltó, dejándole dar una gran bocanada de aire.
— Lo siento, bro — balbuceó Sero, ahora sintiéndose muy avergonzado, a lo que Kaminari rió suavemente, para quitar de sus hombros el momento incómodo.
— Bueno, sí, pero dejémoslo en un... el sexo es genial — terminó por decir el rubio, dándole un codazo a Sero, quien suspiró rendido ante ese comentario y terminó por sonreír resignado. Kirishima regresó a su postura avergonzada.
— Lo es.
Y con eso, la conversación se dio por acabada, más que nada porque Present Mic entró al aula para comenzar las clases usuales de inglés. Kirishima tardó una hora en volver a ser el usual enérgico y optimista chico, ya que no dejaba de pensar en cosas bastante vergonzosas sobre sus amigos. Y no es que quisiera, pero estaba tan acostumbrado a escucharlos... Solo que Sero jamás había intentado hacer un comentario tan explícito como los que hacían Kaminari o Mineta. Bueno, de hecho Kaminari ya no los hacía, desde que Jirou se enteró y le enterró sus Earphone Jacks en, bueno... Ahí.
Cuando se dio cuenta ya era la hora de su descanso. Vio su celular, ya había desperdiciado 5 minutos de su preciado tiempo con Bakugou pensando en estupideces raras. Se levantó apresurado y, antes de correr fuera del salón, notó a su novio en su banca, con la cabeza gacha. Revisó que no hubiera nadie más y sonrió enternecido, asumiendo que, o estaba dormido, o estaba harto ya de todos y todas.
— Hola, amor — susurró, colocándose en cuclillas junto a la banca del cenizo, quien poco a poco se volteó para ver la mirada rojiza de su novio y frunció levemente el entrecejo.
— No me llames así en público, rojo — repitió por enésima vez Katsuki, ganándose una sonrisa más grande de Kirishima. No pudo evitar pensar en lo lindo que se veía su novio al hacer eso, y rápido dirigió una mano al rostro de su pareja para causar una suave explosión por el hecho de que le hizo sonrojar. Kirishima, claro, endureció su rostro anticipando los movimientos del rubio.
— ¿Quieres ir ya a comer?
— ¿Podríamos comer en el salón? — balbuceó el rubio, después de haber checado que estuviera vacío —. Realmente no quiero nada que ver hoy con los idiotas. No dejan de hablar de eso y es molesto.
— Sí, lo sé... La verdad tampoco quiero escucharlo — concordó Kirishima, asintiendo a la propuesta de Katsuki.
Salieron del salón para comprar sus almuerzos, no tardando más de 10 minutos y caminaron en silencio hacia el salón nuevamente, ambos suspirando de alivio inconscientemente al verlo totalmente vacío y escuchar el cómodo silencio de ningún adolescente hormonal hablando constantemente sobre "lo bueno que el sexo era" y sobre cómo "todos deberían probar hacerlo al menos una vez porque en serio era de lo mejor". Estupideces, a criterio de Bakugou.
— ¿Qué es lo interesante de eso, de todos modos? — susurró Bakugou para sí mismo, después de haberse sentado frente a su novio. Habían juntado dos pupitres para estar más cómodos. Kirishima alzó la mirada de su guisado para ver a su novio con una ceja arqueada —. Me refiero a que... son sus malditas intimidades. ¿A los demás por qué les debería importar eso...? Es incómodo y molesto.
— Te entiendo — aclaró el otro, dejando por unos segundos su comida para ver a su novio —. Supongo que no está mal hablarlo, pero hacerlo un hábito diario y atiborrar a la gente con información personal es...
— ¿Irritante? ¿Tedioso? ¿Horrible? ¿Estúpido?
— Todo eso — rió Kirishima, viendo con una sonrisa enamorada a su novio —. En la secundaria hubo un tiempo parecido. Es menos extraño ahora que sé que soy gay y por qué no me llamaba la atención escuchar cosas candentes de una mujer. Aunque... ¿no te da un poco de curiosidad? — se aventuró a preguntar el otro, sintiendo calor en el rostro en cuanto terminó de pronunciar tal pregunta.
— ¿Qué?
— Sí... eh, no quiero sonar como un pervertido — rápido respondió el otro —. Solo, lo normal a esta edad. Aparte de que me gustas mucho, no puedo evitar tener pensamientos en donde pasamos de un beso — comenzó a pensar en voz alta, sin estar verdaderamente consciente de lo que decía, y sin notar a su estupefacto novio y su cara roja —. Claro que jamás lo he pintado como una necesidad en mi vida como algunos de nuestros compañeros lo hacen parecer y... Y... Oh, Dios... ¡Hablé demás, lo siento, Suki!
Se creó un silencio extraño entre ambos y Katsuki volteó la mirada mientras cubría su rostro. Comenzó a pensar en ese tipo de cosas sin darse cuenta. La verdad es que, aunque quizá jamás había pensado en esa situación específica, su cerebro le había hecho jugadas peligrosas al ver a Kirishima en su traje de héroe, haciendo ejercicio o entrenando. Incluso a veces cuando lo veía en ropa normal su mente viajaba, pero siempre sabía controlarse y dejarlo pasar.
— Estúpido — soltó sin más, cubriendo su rostro. Kirishima, al notar lo que había hecho en su novio, sintió fuertes latidos, y para qué mentir, también sintió la reacción ahí abajo, por lo que terminó volteando su cabeza hacia el otro lado, tapando sus ojos.
— En serio lo siento, Suki — repitió, con una voz más calmada de lo usual, parecía estar sufriendo en esos momentos.
— S-solo déjalo pasar — susurró el otro, obligándose a ver al frente para continuar comiendo, aún con el calor en el rostro y pensamientos demasiado extraños surcando su mente. Después de unos minutos, Kirishima dejó escapar un suspiro y asintió repitiéndose a sí mismo que debía calmarse, pensando en lo varonil que era su novio para continuar como si nada.
Sin embargo, ese pensamiento se mantuvo, esquivando a toda costa en sus recuerdos la linda cara que tenía Katsuki al estar todo avergonzado por lo que él había dicho. Por su lado, Bakugou solo trataba de no pensar demasiado en lo que su novio había dicho sin querer. ¡Pero era inevitable para ambos! Cuando se daban cuenta su mente ya había ido demasiado lejos y tenían que pedir permiso para ir al baño entre clases y entrenamientos para echarse agua fría en la cara y calmarse. Jamás habían hablado de eso... ¿Por qué se sentían tan nerviosos?
Kirishima estaba en su habitación, cambiándose del uniforme a ropa mucho más cómoda. La verdad ya habían pasado un par de horas desde que salió de la escuela y, aunque quería estar con Bakugou, el rubio simplemente le dijo que "lo alcanzaría después en el dormitorio" y se fue. Por aburrimiento, Kirishima se había quedado jugando videojuegos en su consola portátil, hasta que decidió cambiarse de ropa por si es que a Katsuki se le ocurría aparecer. Se estaba terminando de poner una sudadera roja cuando tocaron a su puerta. Se apresuró a abrir, mentalizándose para encontrar a su novio con una buena cantidad de libros para su sesión diaria de estudio. Hasta cierto punto, el pelirrojo se había resignado a que su novio no iba a ceder con el estudio, aunque fuera viernes, ¿por qué? Porque Kirishima era mayormente de lento aprendizaje y más para las jodidas matemáticas.
Sonrió para sí mismo sabiendo que su novio únicamente quería lo mejor para él y abrió la puerta encontrándose con su novio en ropa normal. Le encantaba ver a Katsuki en cualquier cosa que no fuera el uniforme. Es decir, sí, le fascinaba su novio uniformado y rebelde, pero con ropa normal era lo mejor del mundo. Se veía muy bien. Se veía increíble en esos pants azul marino junto a una camisa levemente holgada con el lema "plus ultra" y el cabello ligeramente... ¿húmedo? Vale, probablemente fue a hacer ejercicio y recién regresaba ya duchado. Se veía tierno y...
Regresó a la realidad cuando notó que el rubio no llevaba nada más que una pequeña bolsa en manos.
— ¿Hoy no habrá tareas? — preguntó, haciéndose a un lado para dejarlo pasar. Cerró la puerta y rápido se lanzó a sentarse a su cama a un lado de Katsuki, quien apenas se estaba sentando.
— Eh, no — contestó el otro, algo vacilante, pero dejó a un lado la bolsa y, con mucha fuerza de voluntad, se colocó a horcajadas encima de Kirishima.
— ¿¡Ba-Ba-Bakugou!? — exclamó él más alto, viendo el rostro sonrojado de su pareja. El mencionado únicamente desvió la mirada hacia abajo, mientras que sus manos se aferraban con poca fuerza a la tela de la sudadera de su novio.
— Cállate. Estoy harto y quiero entender.
— ¿Eh?
Kirishima se quedó confundido unos momentos, tratando de entender a qué se refería su novio hasta que recordó los sucesos previos de ese día. La cara le ardió de vergüenza y apoyó sus brazos contra el colchón al sentir un mareo únicamente de los nervios. ¿En serio iba a...?
— Y... Y tú querías, ¿no? — balbuceó ahora alzando su mirada a Kirishima. Rojo con rojo se mezclaron y, entonces, Eijirou entre abrió la boca para intentar hablar, sorprendido por la iniciativa de su novio, pero ningún sonido salió.
— Eres tan masculino — admitió Kirishima, tomando el rostro de su novio para poder besarlo después de un largo minuto admirándolo y acariciando su rostro con cuidado. Y, para qué contenerse en aquel ósculo. Cuando se dieron cuenta, las piernas de Katsuki se enredaban flojas en la cadera de Eijirou y su torso estaba inclinado hacia atrás, siendo sostenido por el otro. El rojo mordió con suavidad el labio inferior de su pareja y lo jaló, para después soltarlo y acabar el beso, más que nada por las manos de Bakugou empujándole lejos levemente. Con cuidado, procuró dejar sus brazos en la espalda del rubio para que no se fuera hacia atrás y cayera al suelo, ya que estaba sentado en la orilla.
— ¡T-tonto! — exclamó el otro, recuperando el aire. No le había molestado el beso, para nada, pero sí le había dado un poco de vergüenza cómo su propio cuerpo reaccionó. ¿Por qué esa vez se sentía diferente? Regresó su vista a Eijirou, quien parecía estar avergonzado, siendo el tono rosáceo en sus mejillas el delator, pero eso no era nada comparado al rostro de Katsuki —. Eres tan impulsivo como un perro.
— Lo siento, creo que me emocioné un poco — admitió, regresando a su posición inicial, para así ayudar al rubio a reincorporarse también —. Es solo que tengo al mejor novio del mundo.
— Oh, cállate.
— Lo digo en serio, Suki — rió Kirishima, acariciando las suaves, mojadas y rubias hebras de cabello, permitiendo a su novio relajarse —. Entonces, ¿qué tienes planeado para hoy?
— Pues... Investigué un poco — comenzó a hablar Bakugou, haciendo a Kirishima suspirar por lo suave que estaba hablando, por la pura pena. Una de sus mañas favoritas del rubio. Había que ser realistas, solo hacía esas cosas con él o alrededor de su grupo limitado de amigos, es decir, el bakusquad —. Y... y creo que es suficiente para que lo hagamos — susurró, colocando una mano en su boca, lo que hizo incomprensibles las últimas palabras.
— ¿Para qué, amor? — preguntó Kirishima, ladeando la cabeza confundido. Katsuki se acordó de un perro con esa acción.
— ¡Para que lo hagamos! — gritó susurrando, sintiendo sus mejillas arder un poco más. Kirishima carraspeó la garganta con sorpresa.
— ¿Estás seguro de esto?
— ¿Tú crees que yo haría algo si no estuviera seguro? — preguntó el rubio, fingiendo una mirada ofendida, pasando su mano de la boca al pecho en un gesto indignado —. Pareciera que no me conoces, Eijirou.
— Es verdad —. El rojo hizo que ambos juntaran sus narices. Los dos sonrieron inconscientemente —. En serio eres muy masculino —, y tras eso, se soltó a besar a su novio nuevamente.
Y cuando se dieron cuenta, ya habían pasado varios minutos entre beso y beso, poco a poco cambiando de posición, primero con el pelirrojo acostado y Bakugou sobre él, con sus piernas a los costados de su novio; después fueron girando poco a poco, sin darse cuenta de sus movimientos, hasta que Kirishima comenzó a ignorar los labios de Katsuki y empezó a concentrarse en el cuello de su pareja. Comenzó dando suaves besos en la piel ajena y acariciando lentamente con una de sus manos por sobre la tela de la camisa. Sintió el cuerpo del otro tensarse un poco y, sin dejar de repartir besos a lo largo del cuello y parte de los hombros levemente descubiertos, dirigió su vista al rostro de Bakugou, que mantenía los ojos cerrados y el ceño suavemente fruncido en una muy bella expresión, mientras que sus manos apretaban suavemente sobre la espalda de Kirishima, acercándolo un poco más.
— ¿Q-qué haces, Kiri? — preguntó el rubio, sin darse cuenta de cómo su propia cabeza se ladeando un poco para poder sentir más los carnosos labios de Kirishima contra su piel.
— Para lo mucho que seguramente has investigado, asumiría que ya sabes, Suki — susurró el otro contra el oído ajeno, mordiendo después el lóbulo con suavidad. El rubio giró su rostro avergonzado, después de haber suspirado por la mordida.
— Más te vale que se sienta tan bien como lo hacen ver — balbuceó Bakugou, en un intento de mantener su amenazante actitud, empujando a su novio para que quedase sentado nuevamente en la cama. Con el ceño fruncido volvió a acomodarse entre las piernas y brazos de su novio otra vez, casi igual que en la posición inicial.
Pronto su cabeza estuvo totalmente ladeada, para darle más espacio a Kirishima. El pelirrojo sonrió contra la piel del rubio cuando se acercó nuevamente y mordió una parte, después de haber besado con un poco más fuerza cierta zona cerca de su barbilla. Se sintió más cómodo cuando su novio se relajó en sus brazos y entonces sus manos comenzaron a recorrer la espalda ajena por debajo de la ropa.
No pasó demasiado para que Katsuki dejara escapar un involuntario jadeo, muy parecido a un gemido, cuando cierta parte en su cuello fue succionada por Eijirou. Rápido cubrió su boca con pena, volviendo a fruncir el ceño en su gesto característico y su novio se separó un poco para verlo.
— ¿Y eso?
— Cállate — ordenó nervioso, sin atreverse a ver a su novio.
— Me gustó — admitió, antes de volver a conectar sus labios. Sus manos regresaron a explorar la piel de su amado y las de Katsuki comenzaron también a pasearse por la espalda de su novio, dando más intensidad al beso en cuanto entre abrió sus labios. Enseguida sus lenguas comenzaron a jugar y entrelazarse mientras inconscientemente apegaban más sus cuerpos y pronto las manos de Eijirou acabaron en la cadera de Katsuki, marcándole un ritmo para que se moviera sobre él. Fue cuestión de segundos para que el rubio se moviera sin necesidad de que Kirishima lo ayudara, lo que provocó que el pelirrojo dejara la cadera y siguiera hurgando bajo la camisa de Bakugou.
El beso se rompió cuando Kirishima jadeó al sentir una presión contra su miembro, sintiéndolo ya algo duro. Bakugou acomodó sus piernas para hacer más fácil el roce y, entonces, se dio cuenta de lo que había logrado en el cuerpo del pelirrojo, por lo que sonrió burlón y mordió su labio inferior, siendo observado por Kirishima. Sin más, el pelirrojo instintivamente atacó las clavículas de su novio jalando un poco su camisa para que el cuello de esta se estirara lo suficiente para que la piel estuviera expuesta, ya excitado por haber visto semejante expresión en el rostro que más le gustaba. Esa retadora y, para qué negarlo, coqueta. Diablos, en serio se estaba sintiendo bien y apenas iban comenzando.
Katsuki arqueó ligeramente su espalda en muestra de placer cuando el chico continuó dejando varios chupetones que lentamente iban de rojizo a un morado claro. Porque claro, Kirishima no era muy delicado, y eso a Bakugou le gustaba, no, le encantaba. Su relación era mayormente intensa. Aunque tuvieran momentos tiernos, ellos dos eran conocidos por lo pasionales que podían llegar a ser.
Se separaron un momento cuando en un arranque impulsivo, Katsuki elevó la sudadera del chico para quitársela, casi llevándose de paso la camisa, mas esta se mantuvo en su lugar. De todos modos, aprovechó para también acariciar la piel y repartir besos desde el cuello hasta los hombros de su amado agradeciendo que Kirishima estuviera usando una musculosa y disfrutando de los pequeños gruñidos y gemidos bajos ocasionales de Eijirou cada que mordía su piel con escasa fuerza, pero aún así dejando una marca rojiza.
Eijirou metió sus manos por debajo de la camisa de su novio, y fue alzando la misma hasta que quedó por encima de su pecho. Sonrió divertido cuando, al presionar entre dos de sus dedos el pezón derecho de Katsuki, este instintivamente se estremeció, apretando sus manos contra la espalda del rojo. Tras esa reacción, Kirishima no tardó en comenzar a jugar con ambos botones, deleitándose con la vista de su novio, suprimiendo escalofríos cada tanto.
— ¿Te estás sintiendo bien? — preguntó burlón contra la oreja del otro.
— N-ni un poco, pelos de mi-- ¡Ah! — sin quererlo, Bakugou soltó un jadeo fuerte después de que, de forma accidental, Kirishima juntase sus pelvis al abrir más las piernas para darle espacio. La mano derecha del rubio apretó el hombro de Kirishima al tiempo que dejaba caer su cabeza contra el hombro izquierdo ajeno.
— E-eso pensé — susurró Eijirou, también algo disperso después de haber sentido aquello. Había sido totalmente inconsciente mientras buscaba acomodarse al estar bajo su mayor. Dios, eso se había sentido genial. Quería más. Cuando Katsuki alzó la mirada, a pesar de parecer estar avergonzado, notó que el chico sobre él quería exactamente lo mismo.
Pocos fueron los segundos en que sus labios tardaron en encontrarse una vez más, con más ganas que antes de descubrir todas las facetas del otro. Las manos de Katsuki pasearon por el torso de Eijirou, terminando por colocar una en la nuca ajena para acercarlo más en el beso y la otra en su espalda baja, mientras que el rojo bajaba de los pectorales al abdomen, para trazar este con sus dedos hasta llegar al límite que el pantalón holgado marcaba.
Se separaron cuando Katsuki soltó la nuca de Eijirou y entonces notó la vacilante mano de su novio contra el elástico de sus prendas inferiores. Sintió un poco de vergüenza al saber que en breves le vería desnudo, pero tragó saliva y después se quitó de encima de su novio para que fuera más fácil deshacerse de las prendas.
— Si quieres hacer algo, solo házlo — balbuceó con el ceño fruncido, sentándose contra el cabecero de la cama con las piernas abiertas. Pasó una de sus manos por su cabello y se aventuró a observar a su novio, cuyos ojos brillaban en emoción y nervios. Se quitó la camisa y la aventó al suelo ante la mirada del pelirrojo, para después dedicarle una sonrisa retadora. Después notó el cuello de Eijirou marcado de mordidas y unos cuantos chupetones. Se sintió incluso orgulloso.
— ¿E-estás seguro, Bakugou? — preguntó el menor, procurando estar 100% seguro de que su novio estaba totalmente de acuerdo con lo que quería hacer.
— Si no lo estuviera, no te hubiera dejado estar entre mis piernas — respondió enojado, desvaneciendo su momentánea sonrisa, mas un precioso sonrojo manchaba sus mejillas en la más adorable expresión que Eijirou pudo haber presenciado. El pelirrojo sonrió enternecido y se acercó gateando, ya con una expresión un poco más... hambrienta que antes. Bakugou notó esto y no pudo evitar sentir la consecuencia en su pantalón. Mordió su labio inferior cuando su mirada recorrió el cuerpo de su novio hasta acabar en semejante bulto entre sus piernas. Tragó saliva.
— ¿Sucede algo? — preguntó Kirishima con una sonrisa maliciosa, haciendo a Bakugou quedarse sin palabras. ¡¿Desde cuándo su novio era tan... Así?! Si continuaba de ese modo, iba a acabar totalmente rendido a sus pies, y eso jamás.
— N-nada, pelos de mierda — respondió, desviando la mirada una vez su novio estuvo a poca distancia de él. No podía ver a Kirishima despojándose de sus prendas, pero la curiosidad le ganó y, para qué mentir, sus ojos se abrieron con impresión al ver a su novio casi totalmente desnudo frente a él, hincado en sus rodillas frente a él, mientras se deshacía de la camisa, haciendo a esos músculos resaltar. Sintió que babearía si no cerraba la boca y rápido lo hizo antes de verse más estúpido de lo que se veía admirando el gran cuerpo de Eijirou. Vaya, que en los últimos años había crecido mucho más y era más musculoso. Tampoco iba a negar que las cicatrices de todas sus batallas se veían tremendamente sensuales en ese momento y... ¡Oh, su maldito cabello estaba desarreglado y hacia abajo! Una de sus mayores debilidades era ver a Eijirou con el cabello hacia abajo. Aparte... Estaba muy bien dotado. Lo había visto en ropa interior infinidad de veces, pero el contexto lo hacía totalmente distinto.
Al ser el centro de atención, Kirishima se avergonzó un poco, pero tomó las riendas para inclinarse hacia Bakugou y acercarlo a él, hasta hincarlo frente a él para quedar casi a la misma altura. Ahora, en su tercer año, por fin había sobrepasado a su novio por unos escasos tres centímetros y estaba orgulloso de eso y cómo lo había molestado los primeros meses en que ambos se percataron de esa nueva diferencia.
— ¿T-te gusto aún así...? — preguntó, algo nervioso de la respuesta. Kirishima necesitaba saber si su novio no estaba disgustado por su apariencia tan llena de heridas generadas por su quirk. No iba a mentir, cada marca, por más pequeña que fuera, generaba una inseguridad en Kirishima. Incluso a veces pensaba que Bakugou no le encontraría atractivo cuando lo que estaba sucediendo, sucediera. Katsuki notó esto, así que tomó el mentón de Eijirou con una mano y con la otra comenzó a acariciar las partes que tenían cicatrices de uno de los brazos de su novio, sabiendo de memoria el camino desde el dorso de la muñeca hasta el ojo izquierdo, con su primera cicatriz generada por su singularidad a sus escasos 4 años. Sonrió con ternura y besó dicho párpado, para después comenzar a repartir suaves besos hasta llegar a su boca, donde se detuvo para hablar. Solo Eijirou lograba sacar esa parte suave de Katsuki, y lo amaba.
— Cada parte de ti me encanta, Eijirou — susurró, con su frente pegada a la del otro, que solo sonrió más y lo abrazó por la cintura, haciendo que avanzara un poco con las rodillas hasta quedar pegado al cuerpo del más alto. Sin poder evitarlo, ambos soltaron una pequeña y suave risa —. Te amo, tonto.
— Yo también te amo, Blasty.
Tras ese pequeño y tierno momento, Kirishima se dedicó a llenar de besos a Bakugou hasta que, después de un rato, los tornaron candentes como habían estado siendo antes de eso. Sus manos traviesas poco a poco fueron bajando hasta que se colaron por debajo de la ropa interior del rubio, masajeando su trasero hasta hacerlo jadear y romper uno de los tantos besos que se habían dado para recuperar el ambiente que tenían.
— Dios, eres un total pervertido — susurró Bakugou, apoyando su cabeza contra uno de los hombros de su novio mientras este se divertía.
— Te gusta.
Cuando Katsuki se dio cuenta, el elástico de su boxer apretaba sus muslos y no su cadera. Iba a reclamar por la sorpresa, pero su mirada se perdió en un punto desconocido de la habitación cuando Eijirou tomó su miembro con una mano y con la otra mantuvo el cuerpo de Katsuki en esa misma posición. Ahogó un gemido comenzando a dejar marcas rojizas en el cuello de Eijirou cuando este empezó a masturbarlo. Sus manos apretaron el cuerpo ajeno en un intento de suprimir sus reacciones —. ¡O-oi! — reclamó como pudo.
— Lo siento, no pude evitarlo, Kat — comentó el otro con una sonrisa, sin realmente arrepentirse. Simplemente pedía perdón para darle el gusto a su novio.
No duraron tanto en esa posición, ya que Kirishima empujó a Bakugou para acostarlo en la cama y poder deshacerse por fin de las prendas restantes en el cuerpo del otro. La verdad, a Eijirou le encantaba el cuerpo de su novio. No era por sonar superficial, pero sí, su novio era increíblemente atractivo y varonil. De hecho, era de los más atractivos en toda su preparatoria. No era sorpresa que muchas chicas estuvieran siempre detrás de él, aunque supieran que tenía novio. A diferencia de él, Katsuki apenas y tenía marcas de algún combate y su piel era más clara y tersa. Su sudor de nitroglicerina en serio hacía su trabajo en mantenerlo tan... perfecto.
— ¿Piensas hacer algo más que mirar? —. Eijirou regresó de su trance y sonrió resignado ante la confianza que su novio tenía de su físico, porque también, Katsuki era muy consciente de su atractivo y a veces, muy pocas, se aprovechaba de eso con Kirishima para avergonzarlo. Sin embargo, esa vez decidió dejar la vergüenza de lado y se apoyó en manos y rodillas sobre el cuerpo de su novio.
— Pienso hacer mucho más que mirar, Suki — confesó, usando un tono sugestivo mientras su mano derecha comenzaba a acariciar la mejilla de su novio, hasta llegar a su abdomen, haciendo bailar a su dedo entre la distancia que había de su ombligo a su miembro, tentando cada vez más a Bakugou, quien frunció el ceño al saber que su novio estaba jugando con él —. ¿Qué pasa? ¿Quieres algo?
Katsuki desvió la mirada y negó con la cabeza, para después, malicioso, enredar sus piernas a la cadera alzada de su novio, haciendo que sus miembros se rozaran. El rubio casi arqueó su espalda y reprimió un jadeo, mientras que Kirishima se apoyó con más firmeza en la cama y mordió su labio inferior.
— ¿Tú quieres algo? — preguntó burlón Katsuki disfrutando de la sensación. Parecía una guerra entre ambos por ver quién llevaba la batuta realmente y, aunque para ambos fuera obvio, preferían hacer de todo siempre una competencia. Les divertía más y en ese momento, en serio era increíble.
— Todo de ti.
Decir que Kirishima devoró la boca de Bakugou sería lo ideal, puesto que, al separarse, el rubio sentía incluso su labio inferior entumecido y la verdad era que se veían rojizos y ligeramente hinchados. A veces los dos olvidaban los dientes puntiagudos del pelirrojo.
— Dios, eres un salvaje — balbuceó Bakugou, sonriendo inevitablemente, aunque incluso estirar sus labios era algo ligeramente doloroso, pero es que en serio le encantaba su novio. Kirishima tenía también los labios considerablemente rojos, pero no tanto como Bakugou.
— Mira quién lo dice — burló el otro, regresando una de sus manos al miembro del rubio por fin, masajeando este para someter a su novio al placer que sabía le causaba su mano. Katsuki se aferró a las sábanas, luchando por no crear ninguna explosión por lo mucho que sentía que sus manos estaban sudando. El pelirrojo, apoyándose en sus rodillas, usó su mano libre para dirigir las de Bakugou a sus hombros —. Aquí. No te preocupes por tu quirk.
Otra cosa genial. Eran compatibles en prácticamente todo. A Bakugou le tranquilizó el hecho de que no quemaría absolutamente nada en cuanto sintió la piel de los hombros de su novio endurecerse bajo sus manos. Sonrió agradecido, una sonrisa que solo Eijirou tenía el privilegio de ver, y permitió a su cuerpo relajarse, provocando que de sus palmas salieran unas cuantas chispas que rápido se apagaban en la piel endurecida de Kirishima.
— Q-quiero más — susurró Katsuki, buscando con su mirada casi perdida la rojiza de su novio. Su cuerpo se sentía demasiado bien con los estímulos en su pene, pero quería la experiencia completa —. E-- ¡Ei! — antes de poder pedirle cualquier otra cosa, su novio dio un apretón a su glande, haciendo que su cuerpo se sintiera demasiado débil por la repentina oleada de placer. Kirishima jadeó excitado al oír a su novio gemir su nombre mientras se acercaba cada vez más al clímax.
Nunca habían pasado de un beso y desarreglarse la ropa o el cabello, así que para Kirishima escuchar a su novio soltar sonidos tan eróticos al decir su nombre era como estar en el paraíso. Pero sí, él también quería más.
— ¿Qué quieres que haga?
— T-te... Te quiero dentro — jadeó Bakugou, tratando de regular su respiración una vez su novio dejó de estimular su miembro. Sin embargo, sus ojos se abrieron en extremo al sentir a su estúpido novio presionar su glande contra su entrada —. ¡Idiota, para! ¡N-no así!
Kirishima recibió un golpe, algo doloroso en la cabeza y frunció el ceño haciendo un puchero mientras se alejaba un poco.
— ¿Entonces? — preguntó con el mismo tono que un niño pequeño regañado por hacer algo como no era.
— S-si lo haces solo así, me lastimarías... Y en realidad sería muy difícil — desvió la mirada con pena para no ver la carita de perrito confundido y castigado que su novio tenía —. Será más fácil s-si me... me pre-- Uh, ¿dónde está la bolsa que traje?
Y entonces Kirishima cayó en la cuenta, al recordar que el rubio había llevado una bolsa con algo de lo que no se había molestado en preguntar. ¿Acaso Katsuki...?
Eijirou se apresuró a tomar la bolsa que vio a nada de caerse en una de las orillas de la cama y se la pasó a su novio.
— T-ten — rascó su nuca mientras extendía su brazo para que el rubio alcanzara el objeto, lo cual hizo casi enseguida. Kirishima se sentó con las piernas cruzadas frente a su novio y Bakugou se incorporó ligeramente para después dejar caer el contenido de la bolsa en el pequeño espacio entre ambos. Lubricante y condones.
— Bien, uh... Debo primero prepararme para que sea más fácil. Ya me he limpiado antes, así que eso no es un problema — bajó la mirada totalmente avergonzado de confesar aquello. Se sentía un total pervertido por haber hecho aquello, pero también quería que esa primera vez fuera... ¿Perfecta? Quién sabe, solo quería que todo saliera bien y ambos lo disfrutaran —. Dios, qué pena.
— En serio investigaste mucho, ¿eh? — Kirishima sonrió enternecido y acercó su rostro al del contrario para dejar un suave beso en la comisura de sus labios. Katsuki frunció el ceño avergonzado —. No te mentiré, esa es una de las cosas que me encantan de ti — con su mano acarició las mejillas rojas de su novio y después suspiró —. Tú tienes el mando, dime qué hacer.
— Vale, uh...
Katsuki mordía débilmente la almohada bajo él, mientras un par de dedos cubiertos en un condón y considerable cantidad de lubricante se hacían paso por su entrada. Cada pequeño quejido lo apaciguaba en el suave objeto, apretando esta con más fuerza entre sus dientes.
Después de un rato de haberlo discutido entre comentarios extremadamente vergonzosos, llegaron a la conclusión de que Kirishima lo hiciera, más que nada porque Bakugou se sentía demasiado nervioso de hacerlo por sí mismo frente a su novio. Simplemente lo pensaba mucho más obsceno y pervertido exhibirse así, que dejando a su pareja hacerlo. Aparte, confiaba en él y le había explicado casi detalladamente qué debía hacer.
La posición en la que estaban inicialmente era un tanto incómoda para aquello, así que Katsuki terminó boca abajo, usando un par de almohadas para recargar su cuerpo en ellas, una de las cuales estaba mordiendo en esos momentos. Sus manos apretaban la orilla de la cama, a veces limpiando su sudor para no generar ninguna explosión. Debía ser cuidadoso con eso.
Habían pasado al menos dos minutos y la sensación extraña estaba siendo reemplazada por algo disfrutable. El ceño de Bakugou se frunció ligeramente por el repentino placer al que su cuerpo se sometió cuando Kirishima tocó cierto lugar en su interior. Bakugou lo supo en seguida. Un gemido suave escapó de su garganta y su cuerpo instintivamente empujó su cadera contra los dedos ajenos. Kirishima mordió su labio inferior ante esto y prosiguió a bajar ligeramente su torso para besar la nuca de su novio.
— ¿Cómo te sientes?
— S-solo cállate y entra ya — exigió Bakugou, mostrando su mirada molesta en el rostro más excitante que había visto el pelirrojo. Así que, sin más que esperar, Eijirou sacó sus dedos y se deshizo del condón que había utilizado para preparar a su novio.
— Si te sientes mal, dímelo — pidió el menor, mientras ayudaba al rubio a cambiar nuevamente de posición. Quería ver el rostro de su novio. Katsuki asintió mordiendo sus mejillas con ansiedad al ver cómo su pareja se preparaba para por fin entrar.
Observó a Kirishima tomar otro condón, para después abrirlo y colocárselo con sus manos ligeramente temblorosas y echarse más lubricante, cosa que hizo a Katsuki sonreír ligeramente. Claro, ambos estaban nerviosos y ansiosos por esa primera vez.
Sus manos sudorosas se colocaron nuevamente sobre los hombros de Kirishima en cuanto sintió la presión ahí abajo, para segundos después de eso, comenzar a sentir una intromisión. Cerró sus ojos con fuerza y presionó sus labios. Inevitablemente de sus manos salieron pequeñas explosiones que hicieron a Kirishima endurecer la piel expuesta.
— E-espera un poco — pidió Bakugou, después de unos largos segundos sintiendo cómo Eijirou continuaba entrando con lentitud. Abrió los ojos para encontrarse con el rostro del pelirrojo. Su ceño estaba fruncido ligeramente y su mirada estaba concentrada en ver cómo iba introduciéndose, de su boca salían jadeos que hacían a su pecho levantarse unas cuantas veces en un vaivén muy sensual. Por fin ambas miradas se conectaron y Kirishima se detuvo.
— ¿Estás bien?
— Sí, sí, solo que es demasiado — balbuceó el rubio, ocultando su vergüenza con sus brazos sobre su rostro. No iba a mentir, sentía estirarse definitivamente más que con el par de dedos y era extraño, no malo, simplemente era una sensación... distinta —. Joder, es enorme, ¿cómo vives con eso entre las piernas?
— ¡Ba-bakugou! — casi gritó Kirishima, recargándose en sus piernas para poder usar sus manos para cubrir su rostro rojo de la vergüenza —. ¡N-no... No digas esas cosas!
— Lo lamento, pero es la verdad — susurró el otro burlón, apartando uno de sus brazos para ver a su novio, sonriendo enternecido al encontrarse con Kirishima incluso más apenado que él. ¿Qué tan lindo podía ser su novio? Siempre tan nervioso con sus comentarios, pero es que Bakugou era siempre muy explícito... o duro.
La mano de Bakugou acarició uno de los brazos de Kirishima y este, lentamente, se fue descubriendo el rostro, en el que aún permanecía un rostro apenado. El rojo suspiró rendido al ver la mirada cariñosa de su novio, después de haber soltado semejante comentario, y después regresó a su antigua posición, esta vez inclinándose más para poder besar esos labios que tanto le encantaban. Se abrazaron con suavidad para no provocar tanto movimiento y, después de un tiempo, Bakugou se separó inconscientemente para gemir cuando sintió a Kirishima empujarse más adentro.
— ¡P-perdon, Kat!
— Cállate — ordenó el chico, jadeante, con los ojos cerrados. No iba a admitir que se había sentido bien, aunque aún no se acostumbraba a la sensación de estirarse de ese modo. Era obvio, era su primera vez —. Solo sigue, pero lento.
El menor respiró hondo y asintió, usando sus codos para apoyarse y continuó hasta estar totalmente dentro de Katsuki. El rubio se dió unos segundos para respirar hondo y asentir con la cabeza, permitiendo que Kirishima comenzara a moverse lentamente, sacando un poco de su longitud, para después volver a meterla en un movimiento de caderas cuidadoso. No quería lastimar a su novio.
Poco a poco, el rostro tenso de Katsuki, y su cuerpo, fueron relajándose bajo la sensación de placer que iba drenando el dolor de su cuerpo. Se permitió suspirar un par de veces, abrazándose a Kirishima para sentirlo aún más cerca.
Aprovechando que aún era lento y suave, el rubio comenzó a dejar besos detrás de la oreja derecha de Eijirou, para después dejar marcas de succión a lo largo de su cuello y clavículas, también ocasionalmente mordiendo. El pelirrojo tragó saliva al sentirse aún mejor tras esos estímulos, e inevitablemente hizo más profunda una de sus penetraciones. Katsuki gimió un poco alto y arqueó su espalda de la sorpresa.
— ¿Puedo ir más rápido, Kat? — preguntó Kirishima, usando una de sus manos para acariciar el cabello cenizo de su pareja, quien, desviando la mirada, asintió, atreviéndose a mover su cuerpo bajo el de su novio, reafirmando que estaba bien que quisiera ir más allá de lo que lo había estado haciendo por unos cuantos minutos.
— Maldición, solo házlo.
Y, claro, Kirishima no dudó en comenzar a moverse un poco más rápido, también volviendo a hurgar en el cuello de su novio. Iba a tener una gran cantidad de marcas por un buen tiempo. No había modo de que sus compañeros no se dieran cuenta de lo que había pasado. Pero ellos qué importaban en ese momento.
Bakugou tenía sus manos en la espalda de su novio, con las cortas uñas que tenía enterradas cerca de los homoplatos de Kirishima mientras de su boca salían sonidos obscenos que intentaba a toda costa ahogar o al menos hacer que no sonaran tanto como cuando Kirishima le había tomado desprevenido. Las fuertes piernas de Katsuki se aferraron a la cadera de Eijirou.
— ¡Eijirou! — gimió Katsuki al haber sido embestido directo en un punto aún más placentero. Si mal no recordaba de todo lo que había investigado, su próstata. Joder, que leerlo era una cosa y sentirlo algo totalmente distinto. No pudo evitar que aquel fuera un grito, y eso alertó al aludido, que aunque sintió su cuerpo vibrar de la emoción al escuchar su nombre así, se detuvo con el miedo de haber lastimado a Katsuki, quien de paso le había arañado ligeramente la espalda.
— ¿E-estás bien?
— Vuelve a hacer eso — pidió Katsuki, con los ojos llorosos y la vista perdida de la excitación. Sus piernas se afianzaron con más fuerza a la cadera de Kirishima a pesar de sentirlas temblar y el moreno asintió nervioso aunque no podía verlo Bakugou en esos momentos.
Dicho y hecho, Kirishima comenzó a direccionar cada una de sus embestidas al lugar que, al ser golpeado, hacía a Bakugou gemir y su a cuerpo empujarse contra el del pelirrojo. Le encantaba escuchar cómo la voz de su novio se quebraba cada que movía sus caderas y parecía quedarse sin aire el momento en que su voz incluso fallaba al gemir. Se sentía increíble.
Conforme pasaron los minutos, Kirishima comenzó a aumentar la fuerza de sus embestidas sin darse cuenta, demasiado concentrado en su propio placer y en cómo el rostro de su novio hacía gestos digestivos, incluso sintiendo cómo Bakugou temblaba bajo él. ¿Así de bien se sentía? Porque él se sentía genial cada vez que su pene era apretado por el ano de Bakugou. Era impresionante la sensación, tan estrecho y húmedo. En serio que debieron haber intentado eso muchísimo antes. Lo único en lo que podía pensar era en lo fascinante que se sentía estar dentro de su novio, haciéndole retorcerse de placer una y otra vez con cada movimiento.
En un impulso, tras ver a Bakugou morder su propio labio mientras sus manos descargaban explosiones en su espalda endurecida, el pelirrojo se acomodó más recto, porque sentía sus brazos algo entumecidos. Detuvo unos segundos sus embestidas para poder levantar su torso y estirar sus brazos, y entonces tomó entre sus manos las piernas de Bakugou, obligando a este a deshacer el enredo que tenía en sus caderas, para colocar las pantorrillas de Bakugou en sus hombros. Tan pronto las explosiones acabaron, el rubio se vio obligado a sostenerse de la cama con sus aún sudorosas manos.
— ¿Te gusta, Suki? — preguntó jadeante el menor, sin parar el rápido movimiento de sus caderas, casi hipnotizado por las expresiones de su novio. Bakugou era tan sexy. Siempre había sido un chico muy atractivo, pero esta faceta estaba matando de placer a Kirishima. Le vio asentir de forma frenética, mientras se sostenía del borde de la cama, inintencionalmente sacando unas cuantas chispas que no terminaban de ser explosiones ya que rápido limpiaba sus palmas contra las sábanas antes de perder el control de su quirk. Esa era la única acción de la que todavía tenía la suficiente consciencia. El placer le estaba bloqueando totalmente.
Los ojos llorosos de Katsuki dejaban caer unas cuantas lágrimas a sus costados, acabando por mojar sus orejas y las sábanas. Kirishima se había preocupado por unos segundos hasta que, al verlo asentir como loco ante su interrogante, supo que se trataban de lágrimas de puro placer y se sentía orgulloso de provocar en su novio tales reacciones. Era una de las mejores experiencias de su vida.
Eijirou se inclinó un poco, llevando consigo las piernas de su Bakugou, abusando un poco de la flexibilidad de su novio. Eso permitió más firmeza y Katsuki parecía ya en su clímax por la manera en que Kirishima se estaba moviendo. De pronto, el cuerpo del rubio se debilitó y, si no hubiera sido porque Eijirou le sostenía, sus piernas habrían caído a sus costados, pero el temblor en su cuerpo era evidente. Sus extremidades se tensaron y sintió un placentero nudo en su estómago.
Había leído sobre eso... La estimulación a la próstata daba una sensación totalmente distinta a la hora del orgasmo que con la estimulación del pene. Ajá. Podía confirmarlo por completo. Lo más extraño, pero que por fin comprendía después de haber estado investigando, era cómo tal orgasmo iba prácticamente separado de la eyaculación. Claro, que se podía dar al mismo tiempo, pero no necesariamente y ahora lo comprendía.
Sin poder controlarlo, su quirk se activó inconscientemente. Separó sus manos de la cama mientras inconscientemente tensaba sus brazos. Eijirou reconoció la situación y, en el momento en que las palmas de su novio comenzaron a brillar por la inminente explosión, colocó uno de sus brazos endurecidos sobre ellas. Vaya, que su quirk también había hecho de las suyas sin querer y Katsuki ya tenía unos pocos raspones en los tobillos, así que no podía culpar a su novio. Incluso Katsuki había hecho todo lo que había estado a su alcance para detener su quirk, pero ese orgasmo le hizo olvidar literalmente todo. Únicamente alcanzó a alzar los brazos porque la poca razón que le quedaba le recordó que simplemente no podía hacer explotar la cama de su pareja.
La pierna que Eijirou dejó de sostener para protegerse de la no tan potente explosión cayó, aún temblando un poco. Como pudo, Katsuki la acomodó sobre la cadera de Eijirou como había estado antes de cambiar de posición. El pelirrojo tomó una de las palmas de Katsuki y la besó, sintiendo en sus labios en sabor de la nitroglicerina, del sudor de su novio. Sin darse cuenta limpió los restos de sus labios con su lengua y regresó a la posición de antes, disfrutando de la vista, aún más cerca.
Katsuki dejó los brazos sobre su cabeza, ocultando su mirada en lo que trataba de regular su respiración y Eijirou acomodaba sus codos a los costados de Bakugou para continuar con sus movimientos. Claro que él no estaba verdaderamente consciente de lo que acababa de pasar con Katsuki.
Para el rubio, esa había sido una de las mejores sensaciones de su vida, no iba a mentir. Sin embargo, a pesar de su reciente orgasmo, la cosa aún no acababa, ya que Eijirou estaba retomando el ritmo de antes. Pero vaya, que seguían sintiéndose calientes.
Kirishima había notado el cambio en el cuerpo de su novio, porque, de hecho, le había apretado más y se había sentido casi desfallecer por eso mismo, pero no entendió completamente que su novio estaba realmente en la cúspide del placer, así que no vio verdaderamente motivo para darle un pequeño descanso y así él continuar. Claro, a final de cuentas, Eijirou no había investigado tanto (o lo más mínimo) como había hecho Katsuki, quien, aunque estuviera completamente perdido en el placer, podía recordar qué pasaba en su cuerpo de acuerdo a todos los artículos que había leído previamente.
El rojo prosiguió con los movimientos, quizá no tan rápidos como antes de que Bakugou llegara a su orgasmo, pero sí a una velocidad considerable. Comenzaba a sentirse cansado, pero su cuerpo prácticamente se movía por si solo en puros impulsos comandados por el placer carnal del momento.
— ¡Mnh! ¡Kiri! — jadeó Katsuki con fuerza, sintiendo pequeños espasmos recorrerle desde su virilidad hasta la punta de sus dedos cuando una de las manos de Kirishima fue a parar a la misma. Era mucha estimulación, incluso demasiada como para poder soportarlo —. ¡M-mucho! Es... es mucho, Ei — alcanzó a expresar, aún entre el abrumante sentimiento de placer. Quería disfrutar cada parte y ser capaz de distinguir cada sensación, y en ese momento todo estaba juntándose casi a un punto de no retorno siendo ya un poco doloroso. La sobre estimulación era aún demasiado para él. Después de todo, era su primera vez. Sus músculos apenas y comenzaban a relajarse después de esa intensa sensación por la que había pasado.
Al escuchar a Katsuki, Eijirou detuvo momentáneamente su movimiento de caderas para ver a los ojos llorosos de su pareja, que aún destilaban placer, entre mezclado con un sentimiento de ligero sufrimiento, lo que le hizo parar en seco, dando una última estocada a la que su novio jadeó complacido.
— ¿Salgo?
— ¡No! — exclamó el rubio, con la cara roja por lo desesperado que sonó sin que él así lo quisiera.
Bakugou se sentía ligeramente recuperado, pero también era consciente de la hipersensibilidad a la que su cuerpo estaba sometido en esos momentos. Después de todo, había pasado por algo intenso. Respiró hondo aprovechando que su novio aún no retomaba el ritmo y pasó sus brazos por el cuello de Kirishima. Quería un beso y el pelirrojo pronto se dio cuenta de eso cuando Bakugou inconscientemente hizo un puchero tratando de alcanzar sus labios.
Kirishima procuró no moverse mientras unían sus labios en un beso algo desastroso por lo cansados que comenzaban a sentirse. Bakugou apresó entre sus manos hebras del suave y ligeramente largo cabello de su novio y las manos de Kirishima quedaron bajo la espalda del rubio, acercando sus pechos para abrazarlo con fuerza mientras el beso continuaba en un ritmo lento, pero no por eso menos pasional. En su cercanía, el miembro de Katsuki rozó el abdomen bajo de Eijirou y ahogó un jadeo en medio del beso.
— ¿Estás bien? — preguntó Kirishima, queriendo asegurarse de no haber dañado a su novio. El rubio rodó los ojos y sonrió, para después acariciar la mejilla de Eijirou.
— Perfectamente, cabello de mierda. Solo... ve un poco más lento — pidió en un tono ligeramente demandante, como siempre. Kirishima suspiró y asintió sin siquiera intentar esconder la sonrisa en su rostro.
Y, así, Kirishima comenzó nuevamente a moverse, esta vez con más lentitud que antes, dejando escapar un sonido gutural de satisfacción, con su aliento chocando y mezclándose con el de Bakugou.
— Se siente tan bien — susurró el pelirrojo, con los ojos cerrados, centrando toda su atención a la manera en que las paredes internas de su novio le apretaban cada que se movía hacia afuera, como si el rubio no quisiera que Eijirou sacara su pene.
— Dímelo a mí — balbuceó Bakugou también con los ojos cerrados, queriendo inconscientemente atención en su miembro, por lo que su mano derecha se dirigió hacia su propia virilidad y comenzó a pasear su mano por su extensión con lentitud, yendo prácticamente al ritmo de las suaves embestidas de Eijirou. Se sentía tan jodidamente bien, y más después de ese reciente orgasmo.
El rojo sonrió aún sin ver a su novio y continuó moviéndose dentro de él, con más suavidad que antes, también más lento, pero igual de disfrutable. Claramente el cansancio comenzaba a reflejarse en su cuerpo, el estado de excitación podía drenar energías muy sencillamente y eso ahora lo podía comprender. Ya entendía por qué Kaminari dijo una vez que Jirou lo dejó muerto. Sacudió suavemente su cabeza para perder de vista esos pensamientos y abrió los ojos, encontrándose con el rostro de Bakugou.
Ceño fruncido creando pequeñas arrugas entre sus cejas, en aquella piel tersa, casi de porcelana, pequeñas gotas de sudor recorriéndole la frente y un rastro de lágrimas de sus ojos cerrados a sus orejas, en sus mejillas abundaba un suave rojo que incluso se colaba a su nariz y orejas, y sus labios... oh sus labios. Como no fuera suficiente que esos carnosos y rojizos labios estuviera ligeramente hinchados por la rudeza de sus besos, todavía Katsuki terminó de enloquecer a Eijirou al tener parte de su labio inferior apresada entre sus blancos dientes. Fascinante vista.
— Dios, ¿por qué eres tan sexy? — susurró Kirishima tomando de la barbilla a Bakugou para poder pegar sus labios contra los del rubio, quien se había confundido ligeramente al no haber entendido lo que su novio había balbuceado, pero respondió al beso gustoso. Se sentía en las nubes.
Bakugou no pudo evitar romper el beso con un gemido que se le escapó en el momento en el que se sintió cerca de correrse. Cerró con fuerza sus ojos y no pudo más que apartar su mano de su propia erección, teniendo que su singularidad se activara involuntariamente. Y, tan pronto como sintió el torso de Kirishima endurecerse, se sintió tranquilo de liberarse completamente de la sensación.
En el momento en que eyaculó, de sus manos salieron explosiones ligeramente más potentes de lo que habían estado siendo, pero esto no fue un impedimento para Kirishima, quien poco a poco fue quedándose quieto, procurando que su novio estuviera bien, y de pasó terminando por llegar a su propio orgasmo, con el rostro escondido en el cuello de Bakugou, aprovechando que este tenía un buen agarre en su torso.
Esa, sin dudas, había sido de las mejores sensaciones del mundo según el pelirrojo. Su pecho subía y bajaba desenfrenado en un vago intento por regular su respiración. El cansancio poco a poco comenzaba a apresarse de sus cuerpos y apenas pudo separarse para ver a Katsuki, quien tenía una sonrisa en el rostro, una sonrisa que solo él sabía portar, en una mezcla de burla, satisfacción y cariño. Sí, definitivamente su novio era el mejor.
— Deberíamos limpiar... — susurró Katsuki, moviendo sus manos del torso de su novio hasta su cabello, para después enredar suavemente sus dedos entre las hebras teñidas. Acercó el rostro de Kirishima al suyo y plantó un suave beso en la frente de su novio.
— Yo me encargo, Blasty — contestó en un tono divertido aunque cansado y, cuando su novio le soltó, sacó su miembro con cuidado, escuchando a su novio jadear por aquella acción. Sus comisuras se estiraron ligeramente en una sonrisa entre confiada y maliciosa y volteó a ver a su novio, que ya tenía preparada su mano mostrando su dedo medio hacia Eijirou —. Te amo.
— Eres un idiota — refunfuñó el rubio, incorporándose en la cama para alcanzar la caja de pañuelos que sabía Kirishima tenía en el cajón superior de su mesa de noche. Sacó un pañuelo y comenzó a limpiar de su cuerpo los restos de su propio semen, para después lanzar esto al bote de basura con una impecable puntería. Rió por lo bajo y se dejó caer en la cama, observando a Eijirou, quien ya se había despojado del condón y levantado de la cama —, pero... Así te amo.
El corazón de Kirishima se apretó con esas palabras, como cada bendita vez que su novio admitía amarlo con ese tono de voz tan... feliz a su modo. Sonrió con más cariño que cualquier otra cosa y, sin ver a su rubio favorito contestó.
— Lo sé.
Tras eso, tiró el condón y se giró para buscar mínimo su ropa interior y la de su novio. No tardó mucho, así que se colocó sus boxers y le tendió a Bakugou los suyos, quien con algo de esfuerzo logró ponérselos, para después bostezar, cubriendo su boca con su mano. Una cosa que a Kirishima le daba mucha ternura, su novio nunca dejaba que vieran su rostro totalmente cuando bostezaba. Incluso en las mañanas que despertaban juntos y Bakugou bostezaba, instintivamente llevaba su mano a su boca, aún estando más dormido que despierto. Le encantaba a Kirishima. Era uno de esos pequeños gestos en su novio que le hacían enamorarse más.
— Tengo un excelente plan — comentó un adormilado Bakugou, que se ponía cómodo en la cama mientras estiraba sus brazos hacia el pelirrojo. Kirishima entendió esto y en seguida terminó entre los brazos del rubio, abrazándolo también para encontrar una posición cómoda.
— Cuéntame, Suki.
— Bien — bostezó nuevamente — dormimos, ese es el primer paso, después, cuando despertemos, bajamos a cenar a la sala común. Ah, pero primero nos damos una ducha...
Con cada palabra su voz se iba haciendo más suave, más lenta, y Kirishima únicamente se encargaba de relajar a su novio con suaves caricias a lo largo de su espalda, y haciendo pequeños movimientos con sus dedos en la cabeza ajena, en un masaje suave e irresistible para caer en brazos de Morfeo, aunque él tampoco tardó en rendirse.
Fue cuestión de horas para que Bakugou se despertara poco a poco, en la oscuridad de la habitación. Cuando se dio cuenta, su espalda estaba pegada al pecho de su novio. Dejó escapar un bostezo, moviendo uno de sus brazos para cubrir su boca y se quedó quieto después.
Ya estaba acostumbrado a nunca despertar en la posición en la que durmió. Él y Eijirou se movían demasiado en las noches e incluso algunas veces su novio acababa en el suelo. La verdad era que el pelirrojo tenía en sueño pesado, para Katsuki era fácil despertarse si de un golpe se trataba, pero su novio, para nada. Tenía que dejar que se despertara por sí mismo o ser en serio muy ruidoso. Y esa era su especialidad.
— Eijirou — habló con tranquilidad, pero su voz era firme, mientras se volteaba para ver al pelirrojo. Ni siquiera se inmutó —. Eijirou — repitió cerca del oído ajeno, un poco más fuerte. Su novio únicamente pasó su mano por ahí, para después acomodarse nuevamente.
El rubio suspiró rendido y se levantó de la cama, sintiendo una ligera incomodidad en su cadera. No era como que no pudiera caminar así que estaba bien. Tomó su ropa y comenzó a vestirse, mientras esperaba a que su novio despertara. Se acercó nuevamente a él y se sentó, para después pasar una mano por el rostro ajeno y subir esta hasta su cabello. Apartó de su frente los mechones rojos y dio un suave beso, para después empezar a repartir unos cuantos por su rostro hasta llegar a los labios, donde se sorprendió de sentir al menor corresponder inmediatamente.
— Hola — canturreó Eijirou con una sonrisa y sus ojos aún cerrados. Pronto una explosión fue dirigida a su rostro y, por puro instinto se cubrió con sus brazos ya endurecidos. Oh, cómo conocía a su novio.
— ¿Cuándo?
— Antes de que tú despertaras — explicó, por fin abriendo sus ojos para ver a su hermoso novio. Claro, que lo había visto discretamente mientras se cambiaba.
— Eres un--
— Idiota, lo sé, tu idiota — interrumpió, dándole una sonrisa burlona a su novio para después incorporarse en la cama y estirarse con vigor. Tenía energías recuperadas como para una hora o dos más despierto.
Eso de ahí solía ocurrir bastante, era su rutina mañanera cada que dormían juntos, y estaban tan acostumbrados ya, que de algún modo lo que hacían era en automático. Katsuki ni siquiera se enojaba ya, conociendo cómo era Eijirou y, aunque no lo admitiera, le encantaba.
— Solo vayamos a bañarnos y cenar, ¿vale? — se levantó de la cama junto a Kirishima y esperó a que este mismo se vistiera, también dándole una ojeada de manera discreta —. Iré por mis cosas.
Dicho y hecho, Bakugou salió del cuarto de su novio para dirigirse al suyo. Se volvieron a encontrar en el pasillo y bajaron por el elevador en silencio mientras cargaban sus cosas de baño y ropa limpia. Salieron del elevador en el primer piso y se dirigieron a los baños, notando que en realidad no había nadie en la sala común. Le restaron importancia.
No tardaron más de 15 minutos duchándose y salieron vestidos ya con lo que ellos consideraban pijama. Para Eijirou eso era shorts deportivos viejos y una musculosa holgada; para Katsuki un pantalón de algodón y una camisa al azar de todas las que tenía.
Ambos caminaron a la cocina con tranquilidad, y dejaron en una esquina sus cosas para después ver qué diablos cenarían.
— ¿Cómo te sientes, Suki? — se decidió a preguntar el pelirrojo con algo de nervios. Rascó su nuca mientras se recargaba en la barra de la cocina mientras veía a su novio buscar en el refrigerador ingredientes para hacer una cena sencilla. O tan sencilla como podría ser.
— De maravilla, rojo — rió ligeramente, girándose a ver a su novio —. La verdad, fue genial — confesó, regresando su vista al refrigerador para sacar de este un poco de carne que le freiría a su novio. Él realmente quería algo más ligero, pero sabía que Kirishima era un fan total de la carne, así que pensó con consentirlo.
— Lo sé, ya entiendo qué es lo interesante de eso.
— Ni me lo menciones.
Ambos rieron ante aquello, sabiendo que en la mañana de ese mismo día habían estado tan apenados por ese tema.
Katsuki comenzó a cocinar la carne para su novio, mientras Eijirou tomaba asiento por fin, acercando uno de los bancos que ahí había a la barra en donde había estado recargado, observando a su novio, hasta que reparó en algo importante.
— Sabes, Kats... deberías, uh...
— ¿Debería? — preguntó, volteando a ver a su novio. Entonces él también prestó atención a lo que Eijirou veía en su propio cuerpo —. Ay, por Dios...
Ambos acabaron sonrojados ante aquello y Bakugou se giró para terminar de cocinar la carne.
— Deberíamos cubrirnos un poco más — terminó por decir Eijirou, cuando un plato con carne le fue puesto en frente. Bakugou se sentó junto a él con una manzana en manos y un envase pequeño de yogurt.
— Al menos nadie los ha visto, pero sí, deberíamos cubrirlos — concordó el rubio —. El sexo será muy bueno, pero no es, ni tiene por qué ser tema para todos quién sí y quién no lo hace, ¿entendido, Eijirou?
— Completamente, Kats, no quiero realmente estar en el foco de atención de todos los demás en este tema — comentó Kirishima, para después meterse a la boca un gran bocado de carne sin problemas.
Y, así, se dedicaron a cenar en silencio, con pequeñas sonrisas cómplices, como dos niños pequeños después de haber hecho una travesura y que se habían salido con la suya. Aprovecharon ese tiempo a solas para observarse mutuamente y disfrutar de cada segundo junto al otro, de cada gesto... Simplemente eran dos adolescentes, casi adultos jóvenes, muy enamorados, que habían dado un paso más en su relación. El sexo no había fortalecido su relación para nada, simplemente le había agregado experiencia. Experiencia que ambos atesorarían en silencio, en secreto. Porque era solo de ellos dos, y así se quedaría por todo el tiempo que les restara vivir, y estaban seguros de aquello.
— Quisiera saber qué hacen despiertos y aquí abajo a las 12 AM...
Pronto una voz les sacó de sus pensamientos y se giraron a ver a su profesor, que portaba un gesto cansado. Los tres abrieron los ojos con sorpresa. Los adolescentes por saberse atrapados, el adulto por ver la piel expuesta de ambos.
Aizawa desvió la mirada a la pared de la cocina con un poco de desinterés y después respiró hondo y exhaló con más pereza aún.
— Tienen suerte de que sea viernes — expresó, regresando vista a los chicos —, pero eso no los salva de que ahora me vea en la necesidad de dar una plática sobre educación sexual el próximo lunes.
Ambos chicos fueron víctimas de un sonrojo y bajaron la mirada al suelo, mientras que Aizawa se dirigía a la salida de la cocina.
— No tarden tanto aquí y vayan a dormir, ¿entendido?
— Sí, profesor — expresaron al mismo tiempo.
En cuanto Aizawa se retiró ambos se voltearon a ver con algo de pena, y Eijirou se soltó a reír, quizá algo nervioso, pero no podía evitar que fuera algo gracioso aunque le hubiera avergonzado. Katsuki trató de mantenerse serio e incluso intentó fruncir su ceño, mas no pudo. Se unió a las carcajadas de Eijirou, aunque también trataba de callarlo para no hacer más escándalo. No tardaron en calmarse.
— ¿Cómo es que no estamos en problemas?
— No tengo la más mínima idea.
¡Oooooookay! Estoy impresionada con mi propia estupidez. La verdad es que quería hacer este capítulo de algún modo realista, y como sé que Bakugou es secretamente un nerd bien informado, estaba segura que él haría algo así.
También quería mostrar esta parte del sexo, o de la primera vez en la que realmente no todo fluye como si nada y sale perfecto aún sin haberlo planeado. Me gustan ese tipo de fanfics, pero quería desafiarme y hacer algo de este estilo que mostrara estas partes vergonzosas, pero exquisitas de lo que es el coito y hacer aparte pues una historia, un contexto, y no solo la parte del sexo. Tomen en cuenta por favor que este es el punto de vista de una virgen que simplemente investigó mucho -como Katsuki- para hacer este capítulo. Ahora, tengo que decir, no es broma, empecé este capítulo desde el 3 de enero, y hasta ahorita lo he acabado. He borrado, hecho y deshecho tantas veces que estoy sorprendida de al fin haberlo acabado, ¡ja! Espero les guste. ¡Byeeee~!
02/04/2020
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