Siento el sabor amargo del alcohol en mi boca.
Siento también ese escozor que producen las lágrimas en mis ojos.
Pero lo peor de todo es ese maldito nudo que siento en la garganta.
Esta noche he decidido correr a los brazos del alcohol.
Para que los tragos calmen mi alma.
La génesis del plan era inundar mi mente con los desvaríos del trago para olvidar hasta tu nombre.
Pero como dicen por ahi: "el alcohol no es amigo del hombre."
Bajo los efectos secundarios del Ron, no solo recuerdo tu nombre.
Sino que se me hace presente tu apellido.
Entre los rincones del bar te veo y casi con un auto me estrello al pensar que los faros eran tus ojos bellos.
¿Cuanto he bebido ya?
No lo se, no lo recuerdo.
Pues lo único que mi mente recuerda son tus besos, es tu cuerpo.
El trago traidor no te borro, el muy maldito te a pintado en cada rincón.
Escribo estas míseras letras bajos los efectos del desgraciado alcohol.
Las líneas no van rectas, la melodía en el título se me perdio.
Pero se que al despertar mañana me preguntare si esto lo escribí yo.
Quien sabe, quizás y ni leas esto.
Digo esto pues no me atrevería llamarlo poema.
Pero si eso sucede recuerda:
Fueron mis estúpidos y vanos sentimientos bajo los efectos degenerativol del maldito alcohol.

Jonathan Cordero.
17 de septiembre 2020