6. Antes del Inicio
🌊 MARC 🌊
Dejamos nuestras cosas a unos metros de la orilla, después de que me hubieran intentado tirar. Lo lograron, pero no iba a caer sin arrastrarlos conmigo.
Yo había terminado de hablar con Santos minutos antes, me moría por ir hasta allá con él y Daniel, aquel que conozco desde toda la vida. Habían salido esa tarde para ver anillos y hacer presupuestos para Noreen. Daniel nos dijo el año pasado que le haría la propuesta a inicios del próximo año, con ahorros, el fin de su carrera, anillo, más planes y certezas para planearlo durante el año siguiente y casarse del 2026 en adelante.
Claro que, Daniel era mayor que yo, y que todo el grupo, y no sería tan jovencito como para hacerle un boda. Aunque conociendo a Noreen, los preparativos le tomarían hasta el 2027 - 2028.
–Ey– Evan y Lucho se nos acercaron a Juan, Josué y a mí–, Carlos ya llevó a Hanna al lugar.
–¿Cómo?– Juan frunció el ceño.
–¿Usted cómo cree?– Lucho arqueó la ceja y miró un momento a la arboleda, en dirección donde estaba el lugar–. Yo creo que Daniel quiere tumbarla.
Por el amor de Dios, requiería paciencia.
–¡Ey, pero esperen!– Se quejó Juan cuando nos vió avanzar.
Fruncimos el ceño al ver a Zara, nada disimulada, en el camino, muy cerca del lugar.
–¿Y tú qué haces aquí?– Le pregunté.
Recuperándose de un pequeño infarto, se volteó a mirarnos como si fuéramos unos delincuentes.
–¿Qué están haciendo por allá?– Por tono en el que lo decía, parecía que creía que estábamos haciendo un segundo Holocausto.
–Es solo una broma, Zara– le dijo Lucho, delatandonos.
–¿Broma? ¿A esto le llamas broma?
–La sacamos en cinco minutos– intenté tranquilizarla–. ¿No que a tí también te fastidiaba?
–¡¿Eso es excusa para dejar que le pase algo?! ¡¿Qué tal que fuera tu mamá o tu hermana?!
Ah, es que creía que la violariamos.
Malpensada, así hasta yo me infartaba.
Claro que, en un lugar alejado, como once chicos y una chica gritando no daba lugar a buenas interpretaciones.
Nos miramos entre nosotros.
–Ahhhh…– Josué tardó en entender, pero parecía que había descubierto el mundo al hacerlo–. Eso. Ya entendí.
–¿De qué nos crees capaz?– Me crucé de brazos, ofendido en lo que Lucho río por lo bajo, pero quise darle a ella una tranquilidad–. Oye, de verdad está bien. Vente.
El resto del equipo de fútbol estaba mirando con sonrisas maliciosas, risas y burlas la cabina en la que Hanna soltaba maldiciones. Note a Evan y a Juan uniéndose a nosotros poco después. David fue el primero en vernos.
–¿Y ella?
–Creyó que íbamos a abusar de Hanna o algo peor– les explicó Lucho–. Solo está encerrada en ese baño de mierda.
–¡No se trata de mentir por convivir!– Gritó Evan al escuchar a Hanna mencionar una rata
Entre los gritos de fondo, Carlos habló.
–Ahora sí, ¿De dónde saca usted que somos tan enfermos?
Ella alzó la mirada y la barbilla y se cruzó de brazos con toda la actitud. De verdad, me sentí como un padre orgulloso al ver a su hija obtener un logro o darse su lugar.
–Lo dicen como si, incluso la precaución, hubiera salvado vidas. Ya ví que no hacen nada, ya estoy tranquila con el karma.
–¿Y si la tiramos?– Daniel me miró con una sonrisa.
–Daniel– lo crucifique con la mirada.
–Usted quiere, yo quiero, todos queremos…– fue interrumpido por el grito de Hanna.
–Ay, ya me harté– Saúl puso los ojos en blanco y se dirigió a la cabina –. Me está inflamando esta loca– abrió la puerta–. ¡¿Qué qu…?! ¡Carajo!
Retrocedí al instante que el roedor blanco salió de la cabina. No fui el único, todos nos apartamos. Hanna, quién se había caído en el sucio inodoro, nos miró enfadada a todos nosotros, pero se concentró en Zara. Fingió no haberlo notado, y se fue, luego me miró a mí.
Supongo que recordó lo que le dije en la salida en su última discusión con Carlos: Si me pones una mano encima, te daré razones para gritar.
Había sacado la carta del sexismo, pero le dije que no ponerla en su lugar por ser “mujer” sería igual de sexista, que no necesitaba rebajarme a golpes para ubicarla y que si no llegaba a ser una perra, menos una mujer.
–¡Imbécil de mierda!– Me gritó, pero estaba tan aburrido que no me inmute–. ¡Todos ustedes! ¡Los odio! ¡Los detesto! ¡Imbéciles!
–¡Hanna, ya cálmese!– Le gritó Saúl, quién estaba más cerca de ella–. ¡Nos tienes a todos hasta la coronilla!
Le pintó la mano en el rostro. Saúl retrocedió, la miró con rabia y todos nos acercamos para evitar el enfrentamiento físico apenas vimos que él se acercaba.
Hanna le escupió.
–¡Váyase al carajo hijo de las tres miles putas! ¡Sapo imbécil!
–¡Váyase para su casa entonces!
–¡Eso voy a hacer!
–¡Pues hazlo por amor a Dios!– Exclamó David.
–¡Lárguese!– Le siguió alguien más.
Como uno, empezamos a pedirle que se fuera hasta que llamó un Indriver. La rabia duró unos minutos hasta que nos devolvimos a la cascada.
De ahí en fuera, Hanna no dió señales de nada en el colegio. Era perfecto, ella no estaba en nuestro salón, pero sí en el vecino, algo que poco nos importaba. Lo principal era el colegio, para ser más específico: ciencias políticas y biología.
Ambos profesores se pusieron de acuerdo el martes para dos exámenes, de dos horas cada uno después de almuerzo. En otros salones, los horarios les favorecieron, pero no fue nuestro caso. Cada salón decía que era de lo más complicado, sobretodo las preguntas abiertas.
Todas las materias tenían en cuenta tres notas: académicas, habilidades y axiológico. Para el profesor de ciencias políticas las notas académicas y habilidades se sumaban en una sola y era: 20% debates, 20% exposiciones y 60% el examen. Apenas era el final del primer periodo, pero yo era becado y, aunque no era mi punto fuerte, tenía buenas calificaciones pero el profesor había dicho que iba a poner un uno A quién no se presentara.
De igual manera, pasaría lo mismo con el examen de biología. Pero en biología mi promedio era de 4.7 y mi mínimo para la beca es de 4.0, el profesor anunció que sin importar que el promedio estuviera en 4.5 en adelante, un solo 3.0 bastaría para que la materia quedara en 2.5.
El profesor de biología había sido claro, el examen iba a ser de opción múltiple y de preguntas abiertas, y ya nos habían comentado qué más qué difícil examen tenía hasta treinta preguntas, en cambio, ciencias políticas nada más tenía dos. No sabía decir cuál me daba más miedo.
–Mierda estoy cagado– murmuró Evan y miró a la puerta–. Más le vale a Zara que venga.
–¿Y si los exámenes son diferentes?– Le pregunté.
–Valimos todos– Josué casi tenía la cabeza enterrada en el libro de biología.
–Biología es cualquier cosa recuperarla– dijo Evan–, pero ciencias políticas… con ese profesor. Me la he venido tirando desde que lo conocí, es el único profesor con el que he perdido la materia. Y todavía es la hora y Zara no llega.
–Faltan diez minutos para que cierren la entrada– le recordé.
–¡No, es que si no llega la mató! ¡La mato si no es que me muero yo primero! ¡Me le aparezco y…!
–¡Buenos días, gente bella!– Zara entró en ese momento con Daliah a su lado–. ¡¿Listos para perder ciencias políticas?!
Evan casi se le lanzó encima para abrazarla como si fuera un santo o un ángel caído. Daliah tuvo que moverse rápido para no ser aplastada por ambos y se dirigió a saludar a las demás en lo que Carlos se dirigió hacia su puesto a recoger una bolsa de regalo.
–¿Y quién cumple años?– Le pregunté.
–Nadie, pero esto solo llegó hasta ayer. ¡Daliah!
Frunció el ceño, al lado del puesto de Tiffany, a quién le rogaban para que pasara biología.
–¿Señor?
–Toma– Carlos se acercó a ella–, te lo debía.
Era otra versión del uniforme de volley, pero personalizado. Tenía su nombre escrito en la tipología de Harry Potter y abajo de este, en cursiva, decía Ravenclaw, una referencia a su uniforme azul. Daliah dió un salto y lo abrazó de felicidad, escuché que le dijo algo sobre Hupplepuff y luego Evan empezó a hablar del plan de copia para biología y ciencias políticas.
Durante el almuerzo, el pánico reinaba entre nosotros, hablaban con amigos de otros salones, rezaban, repasaban… Habían preparado una crisis de asma y epilepsia si la situación se volvía crítica.
El salón entero se había reunido en tres mesas para estudiar, yo mismo le preguntaba a Camilo, un compañero, mientras leía las respuestas en el libro.
–Marcos– me llamó un pelao, como de noveno, cansado–, le busca el doctor Edgar en la sala de química.
–¿Para qué?
–¡Marcos, concéntrese!– Me llamó Camilo–. ¡No todo el mundo tiene buena nota como usted!
–No sé, me dijo que le llamara para algo del curso.
–Bueno.
–Marcos, hermano, no me abandone– me sostuvo el brazo.
–Yo regreso enseguida– le aseguré liberando mi brazo y le dí mi teléfono desbloqueado–. Averigua ahí lo que tengas que averiguar.
–¡Cortes!– Fui alejándome en dirección al laboratorio de química–. ¡Cortes! ¡Pierdo la materia y es por usted, gran traidor! ¡Ve que llegue temprano al salón!
Lo tenía claro. En más de una ocasión ambos profesores de biología y ciencias políticas habían dejado estudiantes afuera si llegaban tarde.
Capítulo corto, pero con complemento :)
A alguien le gustaría leer más de solo una perspectiva?
Se acuerdan de los emojis mencionados para otros personajes?
Pista: es cercanx a Daliah ✨
Un pequeño extra para explicar algunos detalles, no solo de este personaje, también del próximo capítulo.
Byeee
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