5. Un moreno embobado
Nicolae cerró tras él la puerta del despacho de Romeo sin darse cuenta siquiera si había empleado demasiada fuerza a la hora de hacerlo, por lo que, por un momento, dudó de si el mayor había sido golpeado en las narices, por ello, pero intentó no preocuparse y se sentó en el gran sillón de cuero negro que se encontraba tras el imponente escritorio.
Por un jodido, si se encontrara dentro de una viñeta de un cómic, sus orejas en esos momentos estarían expulsando humo al igual que sus ojos, pero en ese caso sería fuego. No estaba de humor después de ver como el estúpido de Patrick Frost le intentaba arrebatar a su hombre.
¿Quién mierdas se creía para restregarse contra Donati?
Luca tenía razón.
Si Romeo había sido un maldito hijo de puta con todas las personas que pasaron por sus brazos, ¿por qué él sería la excepción?
¡La sangre le hervía!
Su plan no resultó como quería, ni mucho menos el mayor tuvo intenciones de comunicarse con él para intentar arreglar algo jodidamente estúpido.
Se pasó las manos por el pelo con frustración. Quienes se encontraban en la zona del DJ lo habían visto saludarse con Patrick, intentando por todos los medios que su sonrisa no tuviera ni una pizca de falsedad, y después le dio la mano a Romeo, quien miraba expectante todo lo que estaba pasando a su alrededor. ¡Realmente el imbécil no se esperaba que él asistiera al bar aquella noche!
Tuvo que aguantarse las malditas ganas de gritarle a Patrick que dejara de restregarse contra el otro porque, maldita sea, era suyo y nadie tocaba lo que le pertenecía. Menos mal que pensó mucho mejor las cosas y se detuvo de hacer cualquier gilipollez de la que pudiera arrepentirse después.
Se distrajo de sus pensamientos cuando el teléfono móvil vibró bajo el bolsillo de sus pantalones vaqueros. Era Luca preguntándole dónde mierdas se metía.
"¡Ven a la maldita zona VIP! Quiero irme de este lugar, Nicolae."
"Llevo más de media hora viendo una escena que no me está gustando para nada, ¡mueve tu pronto abierto trasero para acá!"
"¡Odio a Hugo! ¿Me puedes explicar por qué ese día te invité a ir a ROYAL? ¡Fui un estúpido!"
Y, finalmente, el último mensaje decía lo siguiente: "¡Arréglate tú solito, yo me largo de este lugar!"
Cuando tuvo intenciones de responder los extraños mensajes de su mejor amigo, alguien entró al despacho dejándolo completamente estático. Sinceramente, no sabía cómo mierdas lo hacía, pero la manera en que Romeo imponía cuando estaba medianamente molesto le intimidaba.
Tenía tantas ganas de hacerle una escena, por un jodido, se la haría ahora mismo si quisiera, pero también recordaba el porqué de Isabella con el corazón roto y se retuvo como pudo. Se levantó del sillón negro con los puños apretados y el ceño fruncido, intentando mostrar que la presencia de Romeo no le afectaba en absoluto.
—¿Se puede saber qué mierdas fue lo de antes? —rugió. ¡No estaba entendiendo nada! ¿Por qué estaba enfadado? ¡Él lo debería estar! ¡Y lo está!
—Eso deberías explicármelo tú —se cruzó de brazos y, sin dejar de fruncir el ceño, se dispuso a tener un buen argumento por parte de Romeo. No se iría de ahí hasta verlo pedir perdón por aquella imprudencia.
—¿Por qué? —el mayor arqueó una ceja y también se cruzó de brazos. Juró ver como sonreía con sarna y tuvo unas inmensas ganas de propinarle un golpe—. ¿Te explico cómo Patrick se restregaba contra mí? Oh no, espera... —rio—. ¿Prefieres saber cómo lo estaba malditamente disfrutando?
Nicolae relajó sus hombros cuando escuchó esas palabras.
Le había dolido, joder.
No se esperó que el mayor respondiera de esa manera y estuvo a punto de reírse de sí mismo por qué, mierda, ¿de verdad había pensado aquello?
Claramente, Romeo no tenía ni un maldito punto de vergüenza.
—¿Sabes? Eso me dolió justo donde me importa una jodida mierda, Romeo —mintió bastante bien, joder, debería ser actor. Después se replantearía aquello.
Tuvo que guardar una sonrisa cuando vio como el moreno también relajaba sus hombros y alzaba las cejas en forma de sorpresa, claramente intentaba esconderlo, pero Nicolae ya lo había pillado con aquella expresión que tanto necesitaba para seguir adelante con sus planes.
—No eres el único de los dos que inició esto por diversión —prosiguió y esta vez si se dio el lujo de sonreír.
Aún le hervía la sangre como para acercarse, pero lo hizo y cogió el cuello de la camisa de Romeo para acercarlo a él lo suficiente como para que sus fosas nasales detectaran lo jodidamente bien que olía.
—Si quisiera saber lo que es el amor no estaría con el gran Romeo Donati, ¿no crees?
El mayor le miró fijamente, y sin más qué decir, le agarró de la cintura para acercarlo más e intentó pegar sus labios con los de Nicolae, pero este no le dejó. Debía seguir hablando para que Romeo supiera quién era verdaderamente él.
—Oh, amor, ¿eres tú quien debería saber con quién se está metiendo?
Nicolae susurró aquellas palabras contra su oreja y después le lamió el lóbulo de la oreja, sintiendo como prontamente los vellos de Romeo se erizaban ante tan repentino acto, al igual que el agarre que había sobre su cintura se intensificaba.
Se sentía el jodido rey del mundo sabiendo que el mayor volvía a caer por él.
¿Quién mierdas era Patrick Frost? En esos momentos Nicolae Fiore estaba haciendo de las suyas y nadie, ni el maldito de Romeo, podría salvarse.
—Te tengo a mis pies, ¿no es así, Donati? —volvió a murmurar y en un rápido movimiento se giró quedando contra el robusto cuerpo del moreno—. ¿Recuerdas siquiera a Patrick?
Colocó las manos de Romeo bajo las suyas, dejándolas sobre su cintura y aprovechó como la música del bar se colocaba por el despacho para seguir el ritmo de aquella canción y empezar a bailar sensualmente.
Sus caderas se movían lentamente de un lado para otro y escuchar aquella melodía junto a los leves jadeos que soltaban los labios de Romeo le motivaban todavía más para seguir haciéndolo.
—¿Él lo hacía así, Romi? —murmuró y mordió su labio con fuerza cuando repentinamente sintió un bulto hacer fricción con su trasero. Lo estaba consiguiendo, pero el miedo de seguir adelante con aquello empezó a hacerle dudar—. Respóndeme, ¿Patrick lo hacía así de bien?
—No, maldita sea Nicolae, no... —consiguiendo la respuesta que quería, el menor se separó con una sonrisa y se giró hacia su víctima.
—Qué pena que tengas que conformarte con él —rio y besando castamente los labios de Romeo salió del despacho con una sonrisa que hacía ver lo victorioso que se sentía.
—¿Nicolae? —la voz de Hugo le hizo detener sus pasos y giró sobre sus talones para ver la torre hecha hombre que había frente a él—. Joder, hombre, ¿qué te pasó? Te ves todo sonrojado y... Oh, mierda, no me lo digas.
Nicolae tuvo intenciones de reírse por las expresiones del mayor, pero formó una línea horizontal en sus labios cuando le vio el cuello lleno de marcas moradas y rojizas, al igual que su traje de corbata se encontraba jodidamente en la mierda. Claramente, daba a entender que acababa de tener una maldita buena dosis de sexo.
—Oye, quería decirte que he olvidado todo lo que pasó —volvió a hablar, pero el pelinegro menor no se encontraba exactamente en ese lugar—. No tiene caso que seguimos sin hablarnos, no quiero perder tu amistad y...
—¡Claro! ¡Esperaba a que me lo dijeras! —Nicolae le interrumpió—. ¡Todo olvidado, Jones! Eh... Realmente tengo prisa, dejé a mi prima sola en casa y, pues, no quiero alargarme.
—Oh, claro. Saluda a Isabella de mi parte, espero que esté bien en sus estudios —dicho esto, ambos pelinegros se despidieron y el menor salió del local ROYAL.
—¿He escuchado Isabella? —la voz de su mejor amigo hizo que Hugo se girara y sonriera al ver el desastre humano que estaban hechos los dos—. ¿Qué me miras?
—Nada —rio—. Y sí, has escuchado Isabella, pero es una pariente de Nicolae.
Romeo frunció el ceño.
—¡No te preocupes! No es la mocosa esa con la que estabas, esta es completamente diferente. Me cae bien, en verdad —sonrió e intentó arreglarse el cuello de su camisa.
—Pero... —Romeo intentó seguir hablando.
—No te comas la cabeza, hombre. Hay muchas chicas que tienen el mismo nombre que la niñata esa y aunque jamás la pude conocer en persona, con todo lo que me contaste sobre ella pude notar lo infantil que era.
Romeo asintió y rodó los ojos.
—¿Jamás supiste su apellido?
El moreno negó. Tampoco era como si le hubiera importado saberlo.
—La conocí unos días después de que te fueras a Chicago y terminé con ella el mismo día en que volviste, no le di mucha importancia a eso. Esa niñata se derretía con solo una sonrisa mía, fue fácil conquistarla.
Hugo asintió y alzó la mirada hacia su mejor amigo.
—Además, si fuera ella, ¿no crees que Nicolae te odiaría y en vez de seducirte te mataría?
Romeo rio y asintió. El razonamiento del mayor era justamente lo que estaba buscando para poder relajarse.
—¿Quién fue la afortunada esta vez?
—Nadie importante —ambos rieron—. La mantendré en el anonimato.
Cuando Romeo tuvo intenciones de responder a las tonterías de su mejor amigo, calló al ver el pequeño cuerpo de Patrick acercarse a ellos. Tan solo con verlo le recordaba lo que había pasado minutos antes en su despacho con su amante.
—¿Qué pasa? —preguntó el pelinegro mayor.
—Hace dos minutos acabo de ver a Nicolae saliendo de aquí, ¿alguien me puede explicar eso? —el menor se cruzó de brazos y esperando la respuesta por parte del moreno, este junto a su mejor amigo se miraron con las cejas alzadas.
Debían pensar qué responder si no morirían a manos de Nicolae.
[...]
Luca era un remolino de mocos y lágrimas. No se había detenido en ningún momento y parecía que se iba a desgastar en cualquier momento, aunque ya le repitió millones de veces que se encontraba así por culpa de Hugo, por lo que no le importaba en absoluto morir a base de una deshidratación.
Él en verdad intentó de todo, incluso se puso a contarle los tantos chistes que sus compañeros de trabajo le berreaban cuando estaba en la empresa, pero desgraciadamente ninguno tuvo efecto en Luca como para ganar una mísera sonrisa ladina. Su mejor amigo se encontraba en la mierda y él había sido estúpido por no ir a socorrerlo inmediatamente.
¡Maldito Romeo! Todo era culpa de él.
—Yo... Yo... Lo vi... —Luca intentó hablar entre sus sollozos—. Lo vi con ella, Nicolae. El muy jodido podía decir... podía decir que yo era su hogar, pero míralo.
—Ya, no hables —siguió peinando los húmedos cabellos rojizos de su mejor amigo, quien se encontraba sentado en la bañera, abrazado a sus piernas y mirando la espuma que se producía bajo su cuerpo—. No lo recuerdes más.
Él, en cambio, se encontraba sentado fuera de la bañera intentando relajar los nervios de su mayor con caricias. Se veía tan vulnerable y realmente le desagradaba volver a la rutina donde tenía que consolar el roto corazón de Luca, no porque estuviera cansado, sino por qué él mismo sentía lo destruido que se encontraba su mejor amigo.
—He sido un estúpido —siguió—. Mi miedo por no amarlo como se merecía ha hecho que lo pierda completamente, antes tenía la oportunidad de contarle lo que verdaderamente pasó con Larry, ¿pero ahora qué tengo? Nada... Se fue con alguien más.
—Luca, no sigas, ¿está bien? No quiero escucharte así —Nicolae restregó su esponja por el frío cuerpo de su mejor amigo y este ni siquiera se inmutó, tenía la mirada perdida en algún punto de la bañera y nadie podría sacarlo de aquel trance.
—Él piensa que le fui infiel, que tuve un amante y...
—¡Suficiente! —el menor se levantó rápidamente, cogió una toalla y rodeó el delgado cuerpo de su mejor amigo con ella para después sacarlo de la bañera. Corría con la suerte de que Luca en realidad no pensaba mucho, por lo que no era difícil cargar con él—. Iremos a tu cama, nos acostaremos a descansar e intentarás dormir, ¿sí?
Sabiendo que no obtendría respuesta por parte del pelirrojo, prosiguió con su inútil plan y lo llevó hacia la habitación. Realmente tuvo la idea de llevarlo a su casa, pero lo pensó mejor debido a que Isabella se encontraba ahí y, sabiendo como era Luca, seguro ambos se pondrían a llorar sus alguna vez rotos corazones y terminarían entre la mierda mientras él tendría que consolarlos hasta el jodido amanecer, ¡así que no! ¡No quería eso! Ya había llamado a su hermana menor diciéndole que no regresaría casa y le puso la excusa de que había conocido a alguien para que no le bombardeara a preguntas.
Algo, por lo menos, conseguido. Ahora tenía que preocuparse para que Luca se vistiera con el pijama y tomara una tila que le hiciera dormir. Realmente estaba determinando la idea de ponerle un efervescente que le hiciera dormir a pierna suelta, pero tampoco quería drogar a su mejor amigo, así que totalmente descartado.
—No tengo sueño... —murmuró el pelirrojo mientras era despojado sobre la cama, dejando que la toalla se abriera y quedara totalmente al descubierto. Nicolae se giró rápidamente pero, joder, ¿por qué? Ya lo había visto desnudo muchas veces—. Nico, dame amor...
—Te voy a dar el pijama —cuando lo consiguió del armario se lo tiró a la cara, pero el mayor ni siquiera se inmutó como quitárselo de encima—. Y también una tila, ¿con eso te basta?
—No —protestó y se reincorporó para ponerse el pijama—. Esta noche no te acerques mucho a mí, ¿vale? ¡No aproveches que tengo las defensas bajas!
Olvidó por completo que Luca se había pasado un poco —no, por un jodido, ¿a quién engañaba? Mucho, se había pasado mucho el maldito— con la bebida y empezaba a delirar.
Era normal en él, incluso se había acostumbrado a escuchar decirle que muchas veces tuvo fantasías sexuales con él, intentó olvidar aquel tema, pero claramente saber que tu mejor amigo tenía eso contigo no era muy divertido que digamos.
Suspiró.
—No pienses en esas gilipolleces.
—¿No ibas a darme mi tila? ¡Mueve ese trasero!
Nicolae rodó los ojos y salió de la habitación. Mientras se calentaba el agua, aprovechó para ver su teléfono móvil y, como esperaba, tenía un mensaje de Romeo. Tuvo que retener el grito de felicidad que quería expulsar por respeto a su mejor amigo, ¿qué clase de persona sería si mostrara felicidad cuando el otro está en la mismísima mierda?
Romeo: Realmente me sorprendes cada día más, ¿qué puedo decir? Me tienes embobado.
Hizo una mueca cuando vio que también había adjuntado una imagen al mensaje, así que lo abrió y no pudo resistirse a entreabrir los labios de la sorpresa. Le había envidado una foto de su cuerpo sin camisa y, joder, no sabía por qué empezaba a sentir calor por todo el cuerpo.
—Estás frustrado, es eso, necesitas un baño y... —soltó un pequeño grito cuando escuchó el típico sonido del microondas que indicaba que había acabado su labor.
Guardó el teléfono móvil en su bolsillo trasero del pantalón vaquero y se quedó mirando como removía el agua oscurecida por la bolsita de tila. Seguía sintiéndose extraño y aquello le estaba comiendo la cabeza completamente.
—Mierda, Nicolae, deja de pensar en esa jodida foto...
—¡¿Con quién estás hablando, Nico?! ¡Quiero mi tila! —exclamó Luca desde el otro punto del departamento.
—¡Ya voy! Y no grites que son las cinco de la madrugada, estúpido —suspiró y dejando el teléfono sobre el mármol de la cocina fue a consolar durante toda la madrugada a su mejor amigo.
[...]
Se había despertado como un jodido zombie. No tenía noción del tiempo y sus ojeras daban maldito miedo, ¿qué podría hacer? ¡Ah, sí! Robarle el kit que le regaló a Luca cuando le sobornó para que le ayudara a seducir a Romeo (y pensándolo ahora, en verdad, el jodido imbécil no le había ayudado en absolutamente nada).
Se desperezó e hizo una mueca cuando vio como, literalmente, su mejor estaba durmiendo a pierna suelta, parecía una jodida estrella de mar disecándose al sol.
Suspiró y fue al baño para lavarse la cara, cepillarse los dientes y añadirse aquel kit de cremas correctoras. Además, aprovechó que su mejor amigo tenía mogollón de maquillaje para esconder un poco la maldita noche que había pasado. Nunca pensó que se encontraría poniéndose aquellos potingues, pero, joder, le sentaban bastante bien.
—¡¿Qué estás haciendo?! —la repentina aparición de su mejor amigo hizo que se asustara, causando que su mano se moviera hacia la derecha, manchándole la mandíbula con gloss de labios—. ¡Oh, dios! ¡Tengo que ir a por la cámara!
Nicolae frunció el ceño y se limpió con una toalla desmaquilladora aquel desastre que había causado Luca. Realmente el estúpido se veía bien, ¿por qué él era todo lo contrario?
Siguió colocándose aquel gloss de color rosa leve, logrando que el morado pálido de sus labios desapareciera por completo, intentando también que la presencia de su mejor amigo sosteniendo una cámara y soltando palabras estúpidas no le distrajera nuevamente.
—¡Me siento tan orgulloso de mi bebé! ¡Está siguiendo mis pasos! —chilló y después de aquello cerró la cámara—. Ahora, sí, explícame que mierdas haces con mi maquillaje.
Nicolae intentó aguantarse los chillidos porque realmente a él sí le dolía la cabeza, pero, por otro lado, se sentía mucho mejor al verse tan mejorado con el maquillaje. Quizá volvería a prescindir de él para ver a Romeo babear por él.
—Quería probar nuevas cosas —salió del baño seguido por su mejor amigo, quien seguía formulando preguntas, pero realmente él no estaba escuchando absolutamente nada.
—¿Hice algo malo ayer?
—Define malo.
Cogió su teléfono móvil y abrió la cámara para colocar el lado frontal y empujando a Luca para que no se acoplara a la foto, se echó una que fue directamente enviada hacia su galería.
Sonrió al revisar la foto y volvió a apartar a su mejor amigo para que no estuviera de chismoso con sus cosas.
Tú: Ten un buen día ;)
Adjuntó la foto y cuando vio que el mensaje fue rápidamente leído por Romeo, bloqueó el teléfono y miró a Luca, quien se encontraba con una ceja arqueada y los brazos cruzados, claramente se olía algo.
—Bueno, ¿en qué íbamos?
—Imbécil —murmuró el pelirrojo—. En fin, ¿me acosté contigo?
Nicolae frunció el ceño y le pegó en la frente.
—¡Auch! ¿Qué te pasa, estúpido?
—Simplemente, te pasaste de copas, te me pusiste sentimental y prometiste que me devolverías todos aquellos almuerzos que te pagaba cuando estábamos en la Universidad, ¿recuerdas? —ambos se miraron y, tan pronto como Nicolae acabó su palabrería, se echaron a reír.
—¡Ay, no, qué buen chiste! —Luca simuló limpiarse una lágrima de su ojo derecho y negó repetidas veces.
—Idiota.
—¡Bueno! Demasiada distracción —se miraron—. Lárgate.
—¿Qué?
—¡Lo que oyes! Tengo que cubrir el turno de la tarde para un compañero —el mayor agitó su mano dando a entender perfectamente que no lo quería ver más por ahí—. ¡Bye!
—¡Te he cuidado durante toda la noche! Por lo menos sé considerado y dame de comer, desgraciado —exclamó el pelinegro claramente indignado. Eran las doce del medio día y, joder, moría de hambre.
—Me da igual. Necesito cubrir este turno, la peluquera que cuida esta hermosura que ya está llena de raíces feas —señaló su rojizo pelo— volverá a teñirme y solo tiene cita para mañana a primera hora, ¿lo puedes creer? Menos mal que existe gente como Harry para intercambiar turnos.
Nicolae negó y, dándose por vencido, cogió sus pertenencias y salió del departamento. No podía hacer nada contra los cuidados estéticos tan minuciosos que su mejor amigo mantenía, así que no se arriesgaría a ser echado de la casa a base de jarrones voladores.
Su teléfono volvió a vibrar y rápidamente lo cogió. Sonrió al ver de quién se trataba.
Romeo: Me estás provocando y pronto te arrepentirás de ello.
Adoro como se ve esa sombra en tus ojos, precioso.
¿Qué te parece comer en algún restaurante? Espero tu respuesta.
Alzó la mirada para detenerse en un semáforo en rojo y volvió a releer aquellos mensajes. Qué fácil era tentar a Romeo, ¿no? Por lo menos tenía salvación y sería invitado a comer en algún bonito restaurante que pasara desapercibido.
Pensó que había pasado tiempo suficiente como para poder pasar el peatonal y cruzó sin mirar; sin embargo, pronto se arrepintió de eso cuando giró el rostro hacia la derecha y vio como un coche se dirigía a toda velocidad hacia él.
Todo pasó demasiado rápido porque cuando quiso darse cuenta se encontraba sentado en el suelo con algunos rasguños leves y el corazón latiendo a mil, pero se tranquilizó del todo al ver que el coche no había impactado contra él y se encontraba a un lado siendo observado por la gente que pasaba por el lado.
—¡Oh, dios mío! —un muchacho moreno salió de aquel automóvil y corrió hacia él tan pronto como se arrodilló para tocarle por los hombros y zarandearlo—. ¿Estás bien?
—¡¿No ves que sí, imbécil?! —una vez que alzó la vista se topó con un joven de ojos pequeños, piel canela y nariz peculiar, quien le miraba totalmente preocupado. Claramente, el estúpido pensaba que lo iba a denunciar y estaba a punto de hacerlo—. ¡Casi me matas!
—¡Tú te cruzaste la roja! Mi semáforo estaba en verde —el desconocido que casi lo manda a Italia de vuelta de un choque se separó, pero no lo suficiente como para expresar que había dejado de preocuparse, porque no era así.
Nicolae bajó la mirada avergonzada. Era cierto que ni siquiera se había percatado de que seguía estando en rojo y casi se pone en total peligro por ello. Suspiró y volvió a mirar al chico.
—Está bien, no irás a la cárcel, pero por lo menos ayúdame a levantar.
El moreno rio e hizo lo que le dijo.
—En verdad lo siento, ¿no quieres que te lleve al Hospital?
—No —Nicolae se sacudió la camiseta—. Tengo cosas más importantes que atender para estar de imbécil en el Hospital. Adiós.
El muchacho quedó mirando como el pelinegro se dirigía hacia Dios, sabe dónde con prisa y no pudo evitar sonreír. Le había gustado aquella aura y, aunque le hubiera encantado seguir mirando aquella figura alejándose, no pudo.
—¡Muévete de en medio, imbécil!
—¡Oh, sí, sí, lo siento!
[...]
—Te tardaste mucho —espetó Nicolae frunciendo el ceño y cerrando la carta de un movimiento seco—. Realmente estaba tentado a irme.
—Tuve unos problemas en el bar —Romeo se liberó del botón de su americana mientras besaba castamente los labios del menor, quien sin rechistar exteriormente aceptó aquella muestra—. ¿Has pedido ya?
—Sí, pedí por ti también, así que espero que no te moleste —el menor se apoyó en la mesa con los hombros sobre esta y miró al moreno con una sonrisa enorme—. Mírame.
Romeo no tardó en apartar la mirada de la carta y sonrió también al darse cuenta lo precioso que su chico se veía con aquellos destellos de maquillaje. No pudo evitar dar un respingo cuando su entrepierna vibró bajo sus pantalones, Nicolae realmente lo tenía frustrado sexualmente y no podía seguir así.
—Estás precioso —murmuró—. Oh, ahora que lo recuerdo.
—¿Qué pasa?
—Pues después de que te fueras del bar me encontré con... —antes de que pudiera seguir con aquella anécdota, la presencia del camarero le interrumpió y prefirió callar.
—Aquí tienen su pedido, espero que... Oh, dios —el joven dejó los platos en sus respectivos lugares y después se dirigió hacia Nicolae quien también se encontraba asombrado. Tan solo pudo fruncir el ceño porque no entendía nada—. ¿Tú?
—¡Quién casi me manda al Hospital! —Nicolae sonrió enormemente y palmeó la espalda del muchacho narizón—. Oye, esto es el destino, ¿no crees?
—Puede ser —ambos rieron—. Bueno, si es así, debería presentarme. Soy Niall, encantado.
—¡Nicolae! —el pelinegro extendió la mano hacia el joven camarero y este no tardó en aceptar aquel gesto, ni siquiera se acordaban de la presencia de Romeo, por lo que a este empezaba a molestarle la situación.
—Bueno, espero que disfruten la comida —el muchacho sonrió y los dejó nuevamente solos.
—Qué chico más divertido —Nicolae negó mientras sonreía hacia su plato de comida y empezó a degustarlo—. ¿Qué era lo que me querías contar?
Romeo apretó la mandíbula.
—En verdad era algo muy trivial, no tiene caso decírtelo.
—Oh, está bien.
Sin más qué decir, y por el repentino cambio de humor por parte del mayor, ambos comieron en completo silencio únicamente escuchando la leve música que ponían en el restaurante.
En verdad, Nicolae tampoco tenía muchas ganas de entablar una conversación, se sentía cansado y, se puede decir, que con Romeo no tenían algo en común como para que pudieran hablar de ello, así que prefirió llenarse la boca de comida y terminar rápidamente.
Había escogido un sitio de Los Ángeles bastante escondido, pero ahora Nicolae pensaba que era difícil esconderse porque incluso se había encontrado dos veces con el muchacho llamado Niall el cual no conocía ni de un día. El mundo realmente era un pañuelo y no quería arriesgarse a ser descubierto.
—La comida estaba realmente buena —Nicolae intentó ignorar la presión que el mayor estaba haciendo en su cintura cuando se acercó a la caja para que pagaran—. No tengas dudas de que volveré.
—Volveremos —rectificó Donati.
—Me alegra escuchar eso —Niall le dio el cambio a Romeo y, por un segundo, tuvo escalofríos de la mirada que le estaba dando aquel hombre, como si quisiera matarlo con ella—. Tengan buen día.
—¡Adiós, Niall! —el menor se despidió enérgicamente y cuando salieron del restaurante frunció el ceño y empezó a darle manotazos al moreno para que se alejara—. Me vas a asfixiar si me aprietas tanto, hombre.
—¿Dé qué lo conoces? ¿Qué es eso de qué casi te manda al Hospital? —bombardeó a preguntas mientras entraba al auto y Nicolae le hizo burla al mayor cuando este rodeó el coche para entrar en su sitio—. Respóndeme.
—Es que me pasó algo muy de película —el menor rio levemente, pero pronto dejó de hacerlo cuando vio que Romeo no estaba de humor—. Uh, ¿qué te pasa? Si ibas a estar así mejor ni me hubieras invitado a comer, que carácter de perro.
—Tan solo te estoy preguntando, Nicolae —Romeo arrancó el coche y se dirigió hacia el departamento del menor.
—Pues hoy casi me atropella —de repente, el coche se sacudió y tan pronto como eso, los autos de atrás empezaron a pitar con desesperación—. ¡Joder, hoy no es mi día de suerte!
Nicolae no tardó ni dos segundos en colocarse el cinturón de seguridad y miró al mayor para encontrarse con una expresión preocupada, cosa que le preocupó más a él porque nunca antes lo había visto de esa manera y, sinceramente, le estaba asustando también.
—¿Estás bien, no te hiciste demasiado daño?
—Pues no me ves aquí o qué —Nicolae decidió reír nerviosamente cuando la preocupación de Donati le abrumó de sobremanera—. Romeo... ¿Pasa algo?
Este, importándole poco que hubiera coches detrás de él, jaló al menor para que chocara contra su pecho y abrazarlo tan fuerte como pudiera.
La simple idea de pensar que Nicolae casi estuvo en completo peligro le preocupó bastante y, qué decir al pensar que si lo hubieran llamado informándole de que estaba en el hospital, joder, no, menos mal que en esos momentos lo tenía entre sus brazos y no lo dejaría ir.
Se asustó por un momento cuando aquel sentimiento lo acaparó por completo, pero decidió ignorarlo por qué el pelinegro le estaba también abrazando y dando pequeños besos a su mandíbula, susurrándole leves "estoy bien, idiota".
—¡Muévete del camino, imbécil! —aquel grito hizo que Nicolae le empujara y le señalara el volante, dándole a entender que se concentrara en conducir.
—Entonces ese Niall... —intentó volver a sacar el tema.
—¡No, cállate y llévame a mi casa!
—Pero...
—Vale, Donati, soy tuyo. Él solamente es un conocido que quizá ni vuelva a ver en mi maldita vida, ¿contento? —el menor se cruzó de brazos totalmente molesto, pero se notaba una pizca de diversión en sus palabras.
—Mucho —ambos sonrieron intentando esconderlo.
[...]
—Por dios, ¡decidan ya!
Nicolae realmente se encontraba exasperado. Quería irse a su casa, dormir por siglos y despertarse con su vida totalmente arreglada, pero joder, no, estaban en el mundo real y tendría que joderse aguantando a la mimosa de su hermana menor renovando el armario, pero lo peor de todo era, ¿para qué?
Hacía siglos —okay, exageraba— que el invierno había llegado a Los Ángeles y claramente en ese tiempo compró ropa para poder estar abrigada por las calles del condado, pero no, estaban ahí, en el centro comercial, aguantando al típico dependiente gay que les mentía diciendo que todo les quedaba bien, pero verdaderamente podrían hacerse pasar como una patata podrida con aquellas horrendas prendas.
Pero eh, la cosa no acababa ahí, ¡quería morirse! Luca se había unido en una excusa de "estoy depresivo y necesito mucha ropa" y claramente Isabella no se iba a negar porque, lógicamente, el imbécil de su mejor amigo era el rey fashionista no descubierto por el mundo y él tenía que joderse por todos lados.
Y ahí estaba, tras aquellos dos sujetos que arruinaban su vida en un domingo por la tarde, donde podría estar jodiendo a Romeo con sus provocaciones o, mucho mejor, haciendo absolutamente nada.
"Nada", aquella palabra le enamoraba.
Lo peor de todo es que lo primero no lo podía hacer por qué supuestamente su amante se encontraba en otro condado asistiendo a una reunión muy importante que debatiría su extensión por América, incluso le nombró algo del Sur, pero sinceramente, a él solo le iba los bienes raíces, no quería admitirle a Romeo que se durmió en mitad de su explicación, pero era verdad, ¿qué importaba?
En fin. ¿Estaba frustrado? Para nada, claro que no. Sólo necesitaba tirarse por un barranco, pero eh, debía morir sabiendo que la vida de Romeo también estaba en la mierda.
—¡Esto es precioso!
—Ay no, como se nota que eres hermana de Nicolae —exclamó Luca mientras le quitaba la prenda de las manos a Isabella y la mandaba lejos.
—¡Eh! Estoy aquí, por si no os habíais dado cuenta.
Isabella simplemente rio y Luca le ignoró chillando nuevamente lo maravillado que se encontraba por algunas prendas de ropa. Simplemente, negó y lo siguió por el centro comercial, ni siquiera se tomó la molestia de contar por cuantas tiendas habían pasado sus magullados pies, pero, joder, por lo menos más de veinte eran.
—¡Necesito sentarme y comer algo!
Y volvió a ser ignorado. ¿Esto no debería ser un motivo para tener la autoestima baja?
Después de dos horas más buscando unos zapatos que supuestamente Luca había visto en los pies de un modelo muy famosa de América, quizá su nombre era Jojo, Juju, Jeje, ni puta idea, era un nombre bastante raro que nunca antes había escuchado, pero si su mejor amigo lo decía era palabra santa, eso sin duda, a no ser que quisieras ser espectador de los jarrones voladores que hay en su casa.
—¡Aquí están! —Luca mostró aquellos tacones y no tardó en que Isabella se los colocara para que posara frente al espejo—. ¡Te quedan mejor que a Jojo!
Eso. Jojo. ¿Quién mierda se llamaba así? En fin, no tenía nada en contra de las modelos.
—Oye, pero el precio... —intentó acercarse, pero al ver como la tarjeta de crédito pasaba por aquella máquina de la caja se detuvo—. Necesito agua o me dará algo aquí mismo.
—Anda, vamos a comer —Luca rio—. No te preocupes que todo lo estoy pagando yo, te estoy devolviendo los almuerzos esos de la Universidad.
Por un momento el alma volvió a su cuerpo y se sintió un poco más relajado. No es que fuera egoísta, ni nada por el estilo, pero había algo que se llamaba ahorro y el hecho de que te los gastaran en unos zapatos —encima de horribles— jodidamente caros no era muy gracioso que digamos.
Después de comerse prácticamente todo el pollo del KFC se dignó a descansar en uno de esos sillones negros del centro comercial, aquellos que te hacen masajes, pero claramente no iba a pagar ni un solo dólar para sentir como le profanaban el trasero, porque sí, eso era horrible cuando se levantaba y empezaba a estrujarte. ¿Masaje?, ¿dónde? Prefería mil veces su cama de muelles.
—Estoy exhausto —exclamó Luca sentándose en el sillón continúo y dejando los miles de bolsas a un costado.
Ambos se quedaron en silencio y decidieron descansar por un momento mientras veían a los lejos como Isabella hablaba con un dependiente de una tienda de chucherías.
¿En serio?, ¿de dulces? De un empresario de bares y casinos a un jodido dependiente de dulces había un gran camino que recorrer, pero, siendo sincero, le parecía mil veces mejor que su hermana estuviera conociendo a gente nueva. Por lo menos sabía que si hacían buena amistad tendría dulces y salados para explotar.
—Ese es mi número —finalizó el chico americano con una sonrisa—. Espero verte por la Universidad.
—¡Claro! —Isabella se despidió del muchacho con dos besos en la mejilla y se dirigió hacia su hermano mayor y Luca; sin embargo, se sintió observada y giró el rostro encontrándose con un muchacho de baja estatura quien le sostenía la mirada—. Pero qué...
Cuando lo vio girar una esquina del centro comercial se dio prisa en llegar hacia Nicolae y le gritó: —¡Hermano!
Este se levantó de golpe causándole un par de carcajadas al —ahora pelinegro— Luca y a la menor de los tres.
—¿Qué pasó?
—Un chico se me quedó mirando, era muy pequeño, rubio, de ojos gatunos...
—Uy, un acosador —respondió Luca mientras Nicolae parecía cámara de vigilancia mirando hacia todos los lados del centro comercial.
—Pues se veía de vuestro bando, Nico.
—¡¿Cómo qué de nuestro bando?! —exclamó el pelinegro menor viendo a su hermana, quien simplemente se encogió de hombros, dejando su respuesta al aire.
Estaba claro que había catalogado a Nicolae como alguien bisexual y no le importaba en absoluto que su hermano fuera de ahí, es más, siempre le habían agradado las parejas del mismo sexo, por eso siempre gritaba cuando veía a Luca con Hugo, ellos dos realmente eran la pareja perfecta.
—Ay, Nicolae. Hasta tu hermana lo detectó —Luca se burló mientras contagiaba a la menor con su risa.
Nicolae bufó, pero no pudo evitar reír también. Todas las personas que pasaban por ahí escuchaban aquellas escandalosas risas; sin embargo, una de ellas era más que preocupante; se encontraba observando minuciosamente cada movimiento de aquellos tres sujetos y cuando vio como Isabella se colgaba del brazo del pelinegro de ojeras sonrió enormemente.
Cogió su teléfono móvil y dirigió la cámara hacia los tres, enfocando sobre todo a la pareja de hermanos quienes reían junto al otro pelinegro.
—Realmente no me lo esperaba... Romeo, ¿eres tan sinvergüenza de haber estado con la hermana de tu ahora amante? O Nicolae, ¿dónde están tus principios como para follarte a quien fue el primer amor de tu hermana? —no puedo evitar sonreír más cuando vio la imagen guardada en su galería.
Maldita sea, era tan feliz de tener aquella primicia y, claramente, no desperdiciaría la oportunidad de hacer maravillas con ella.
El caos comenzaba a cocinarse a fuego lento, muy cerca de ellos.
N/A: Espero que los capítulos os hayan gustado, así que nos se olviden de votar y comentar.
¿Qué piensan del Nicolae para nada heterosexual a principio del capítulo? JAJAJA me encantó esa escena.
¿Quién será la persona que tomó la foto? La bomba explotará dentro de poco. Dejen sus opiniones para saber qué piensan.
Por cierto, tenemos portada nueva, ¿Os gusta? 😏. Aún no he escogido ningún modelo para los personajes, pero si dada las descripciones que han leído, algún modelo (su Instagram) se os viene a la mente, dejenmelo acá y yo lo busco para hacer edits con sus fotos.
Hasta la siguiente actualizacion, bai bai bellezas.
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