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two

Al término de las clases salió tan rápido como pudo, evitando a cualquier estudiante y chocando con algunos otros, solo esperaba encontrar a Jurin pronto.

Y la encontró, de hecho podía notar como sus pies se movían de manera impaciente, estaba nerviosa y bastante, sabía que algo tenía que pasar por su mente para tenerla de esa forma.

No tardó tanto en acercarse y para su suerte en cuanto llegó la pelinegra soltó todo, sin uso de preguntas.

No esperaba que Jurin fuera capaz de enviar una carta y mucho menos a sus espaldas, entendió sus nerviosismo pues enviar algo de esa magnitud y esperar una buena respuesta no era fácil de procesar.

Se burló un rato de ella y también le dio ánimos, Jurin era un poco bruta para asuntos del amor, pero ella no. De hecho siempre noto algo entre esas dos, un aire romántico cada vez que se veían.

Jurin estaba apunto de rendirse, casi todos se habían marchado y ella casi soltaba el llanto en medio del patio escolar.

Iba a seguir burlándose de la pelinegra, pero un débil toque en su hombro hizo girar su rostro un poco. Su vista llenándose del cabello oscuro de Harvey, con su dulce sonrisa y labios ligeramente cubiertos por un brillo labial.

Aunque su sonrisa desapareció en cuanto vio a Jurin con la cabeza gacha, sus orejas rojas e intentando esquivar cualquier mirada.

Harvey solo pregunto a la mayor si podría dejarlas a solas, Chisa volteó a ver a Jurin y el débil asentimiento de su parte confirmó la casi orden.

— Suerte —Medio susurró y dejó un débil golpe en su hombro a modo de apoyo.

Se retiró de ahí lentamente, hasta que sus pasos se detuvieron cuando sus ojos vieron a Hinata abrazada al cuerpo de un chico pelirrosa, su corazón se encogió y la realidad la golpeó.

Se quedó así un rato, con la mirada en ellos dos, hasta que noto como el pelirrosa la apuntaba "disimuladamente" y la mirada de Hinata chocó con la suya.

Pudo ver como la rubia se acercaba y en sus manos sostenía otra carta, esta vez color naranja. Se imaginaba que venía de parte del chico, aunque bueno, aún se veía sellada.

Quiso huir y ser la cobarde que era siempre, pero sus pies no obedecieron y solo se quedaron estancados, aunque sus ojos se ponían en cualquier dirección menos en la de la menor.

Hinata la abrazó y la saludo de nuevo, ella regresó el saludo y luego pudo ver los nervios atravesar el cuerpo de su menor.

— Chi-chan... yo no he sido muy sincera contigo —Y por fin sus ojos se fijaron en los suyos— Últimamente habló más contigo que con nadie, pero jamás te cuento lo que en verdad importa. Tengo miedo de cómo te expresaras o si tú estás en la misma página que yo, por eso le pedí ayuda a Riwoo.

La carta en sus manos estaba siendo débilmente estrujada.

— Aunque creo que no fue buena idea agradecerle por una carta, pero nunca lo encuentro a la salida y me pareció una buena idea —También sus pies se movían inquietos de adelante para atrás— Perdón si pensaste que me gustaba y no te había contado.

— Hina, está bien. Yo tampoco te he contado toda la verdad —Que más podía perder, en ese momento ya no había más vueltas que dar, tenía que ser sincera con Hinata, ella misma lo había dicho, podía ser su última oportunidad— Tú... tú enserio eres una chica muy especial para mi, y eres lo más cercano a mi verdadero amor, Hinata —Tomó sus pequeñas manos, sonriendo mientras veía la tierna diferencia de tamaños— Me gustas o más bien, me encantas —Tomó un pequeño segundo para respirar hondo—Estoy enamorada de ti.

Hinata soltó el agarre de sus manos y estiró la carta con su mirada gacha, la de cabellos castaños no entendió muy bien, hasta que las simples palabras que salieron de los labios de la menor la hicieron sonreír más que nunca.

— Tómala, no necesito más. Aquí dentro están mis sentimientos, y pude oír que los aceptas.

Se acercó a su pequeño cuerpo, tomando la carta y luego abrazándola, sus mejillas se encendieron tal cual focos navideños cuando escucho pequeñas risillas siendo amortiguadas en su pecho.

— Chisa, te quiero —Besó su mejilla suavemente y la abrazó más fuerte.

— Yo también te quiero Hina, y mucho —Devolvió el beso pero en su frente, y apretó aún más el agarre en la cintura de la menor.

Una pequeña cita en algún restaurante sería suficiente para formalizar, pero claro solo faltaba la confirmación de la chica.

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— Jurin~, ¿qué ocurre? —Su voz sonaba preocupada, pero la mencionada no podía dirigirle la mirada— ¿Pasó algo?

— Harvey... ¿leíste la carta o no?

La más alta asintió, por eso es que quería hablar con ella, era la razón de su sonriente rostro.

—Sí. Jurin, quiero decirte que aunque tú no lo creas el sentimiento es mutuo y —Fue interrumpida por un dedo posado en sus labios, impidiendo que hablara.

— ¿Aceptarías salir conmigo esta tarde?

Y una cara de asombro se impregnó en la alta, ¿acaso la chica por la cual se la ha pasado suspirando por 1 año seguido la estaba invitando a salir?

— ¿Eres real? —Su corazón se aceleraba conforme pasaba el tiempo y sus mejillas se encendían en rojo puro— Aún no puedo creerlo.

— Soy tan real como siempre, ¿aceptarías? —Pasó saliva pesadamente, no pudiendo ocultar sus nervios ante la pelinegra más alta— No juegues conmigo, Amy.

— Jurin-chan, he esperado esto hace mucho —Quiso tomar sus manos pero se encontraba bastante temblorosa— Solo dime hora y lugar.

— ¿Te parece bien en el jardín que está cerca de aquí a las 5? —Y por fin su vista se posó en sus ojos, los cuales no evitaban achicarse por culpa de la gran sonrisa que ocupaba su rostro.

— Me parece perfecto Jurin —El silencio abundó entre ellas, quienes con el tiempo no evitaron acercar su anatomía a la contraria quedando así demasiado cerca.

— Amy, lo siento, sé que no se besa a una chica en la primera cita pero... —Tomó débilmente sus manos y la acerco un poco más— ¿Podría al menos besarte una única vez antes de la cita?

Harvey sonrió amplio, dando a relucir su hermosa sonrisa de labios abultados.

— Claro que puedes, pero solo por esta vez —Dijo agregando un toque bromista a lo último dicho y acercando aún más sus rostros.

Podían sentir la respiración de la otra, incluso Jurin podía oler el delicado aroma a sandía del labial de Harvey.

Y fue la menor la que se encargó de eliminar el poco espacio que existía, un beso inocente frente a la escuela, siendo débilmente cubiertas por la frondosidad del árbol que estaba encima de ellas.

Un choque de labios que les bastó por el momento para saborear el labial de la otra.

Al apartarse se vieron a los ojos y sutilmente volvieron a unir sus labios, una y otra vez en pequeños picos.

No se querían alejar aún si sabían que tenían más tiempo para hacer aquello, pero quien sabe, tal vez era su única oportunidad para besarse.

Así como tal vez era la única oportunidad para abrazarse así de fuerte como lo hacían Chisa y Hinata.

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