Capítulo 8
Sentimientos encontrados
Deandre
Sentía el palpitar de mis sienes. Y apreté con ambas manos la losa del lavabo, mientras me apoyaba en el, e inclinaba mi cuerpo. Dejé salir un gruñido al tiempo que enderezaba la espalda y fijaba la mirada en el estúpido que me miraba desde el reflejo del espejo.
Ahueque ambas manos para recojer un poco de agua y dispuesto a echar el fresco líquido sobre mi rostro.
Repetí la operación, está vez llevando mi húmeda mano derecha sobre el cuello y la nuca.
Minutos después retiré papel toalla y me sequé el rostro, al menos había logrado detener el comienzo de un fuerte dolor de cabeza.
Decidí esperar por el comienzo del quinto período de pie frente a una de las enormes ventanas del pasillo que daban a una extensión del campo de fútbol.
Preferí mantenerme allí, evitando el área de la cafetería. Por ese día tenía más que suficiente de Alexander, y también de Peyton.
La naciente supuesta amistad entre esos dos me provocaba mala espina. Y me pregunté por milésima vez si yo era el único que veía lo dañado y malicioso que era Alexander.
Elijah casi lo idolatraba, y pensé que era casi seguro que a Peyton le sucediera lo mismo.
Me enojaba que Peyton fuera tan inmaduro, pero era peor mi cabreo al ser consciente de que aún siendo como era me gustaba.
Mi mirada se perdió en la lejanía, más allá de la extensión del campo de juegos, donde comenzaba la arboleda.
Y aún en contra de mi inestable ánimo, no pude evitar la sonrisa que adornó mi rostro al evocar los misteriosos ojos oscuros de Peyton, y lo que me provocaba, cada vez que los posaba sobre mí.
Peyton Blossom era mi primer amor.
No me había enamorado de un famoso cantante o actor juvenil, mis ojos se deslumbraron con el muchacho alto y algo desgarbado, hermano de mi mejor amiga.
Ese que grita por todos los poros de su cuerpo no ser gay, mas no puede ocultar su nerviosismo y el brillo en sus ojos oscuros ante mí.
Al volver a ver a Peyton después de cuatro años, constaté que el Deandre de años atrás no estaba tan equivocado sobre su percepción de él.
Solo tengo que recordar el intento de beso semanas atrás. El momento en que un hastiado Peyton se dejó llevar y perdió el control.
Su actitud hacia mi, el enojo ante mi presencia en su casa, que toma como una provocación, sus esfuerzos por ignorarme y hasta las burlas que comparte con sus nuevos amigotes no hablaba de otra cosa; negación.
Lo que Peyton Blossom necesitaba era dejar sus prejuicios atrás y por aquellos años yo no perdía la ilusión de que algún día acabara entre mis brazos.
Aunque también temía que Peyton jamás estuviese dispuesto a aceptar sus sentimientos y preferencias, condenándose a vivir el resto de su vida encerrado en un armario.
********************
La tarde continuó con más de lo mismo.
Reencuentros, nuevos estudiantes, resumenes de las reglas y prontuario escolar. Muy similar a la mañana, pero esa vez sin la presencia de Peyton.
Tampoco me había cruzado con Alex y sus amigos.
A la que vi en el pasillo durante el cambio al último período fue a mi amiga Zoey y lo primero que me pregunto fue si había visto a Elijah.
Le conteste que si, que lo vi en el primer período y bromee con ella y Ciara antes de desviarme hacia el aula donde finalizaría mi primer día escolar.
Zoey no podía ocultar quién era el objeto de su amor y lo ilusionada que estaba con él. Elijah y mi amiga se hicieron muy unidos durante el último mes de vacaciones y debo aceptar que mi primo tuvo muchas atenciones con ella
Me alegraba ver el brillo en los ojos azules de Zoey cada vez que mencionaba a mi primo y solo esperaba que Elijah no arruinase las cosas y terminará lastimándola.
¿Muy pesimista? Quizás.
Últimamente mi ánimo fluctuaba entre el positivismo extremo y su contrario.
Para muestra, solo debía recordar los pensamientos sobre Peyton que me asaltaron después de mi encuentro con él en la cafetería. Pensamientos estúpidos e irreales.
Peyton no estaba preparado para disfrutar su verdadera orientación sexual y probablemente jamás lo estaría.
Ni en mil años el mayor de los hermanos Blossom admitiría que otro chico despierta en él algo más que camaradería y amistad.
Creer lo contrario es una perdida de tiempo y motivo para desilucionarme nuevamente.
*****************
El primer día de clases llegó a su fin, abandoné el aula junto a Lilith, una chica alta de cabellos largos y rubios que se mostro amigable desde que me vio, era una lástima que compartíamos solo una clase.
Gracias a ella pude encontrar el salón donde suele reunirse el grupo de danza y teatro.
Después de pedirle a Zoey que esperara por mi, fui a buscar el formulario de inscripción necesario.
No era la primera vez que formaba parte del club de danza y teatro. De hecho, desde hacía años solía sobresalir y ganarme el protagónico de obras de teatro y musicales.
Bailar era mi escape. Era también la manera en que me comunicaba cuando las palabras fallaban, cuando no lograba darme a entender.
Soñaba con ser un bailarín profesional y llegar a ser el actor principal en los grandes musicales de Broadway.
Me llenaba de ilusión preparar la audición perfecta que me llevaría directo a la mejor y más prestigiosa escuela de artes en Nueva York.
Mi meta era trabajar duro y con empeño para llegar a ser ese bailarín cuya silueta se enmarque en los enormes y luminosos anuncios en Times Square.
Llegar a ser el mejor entre los mejores. Brillar con luz propia.
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