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Capítulo 7


Inicio año escolar


Principios de Septiembre, 2009


Peyton


Martes, primer día de clases. Aquel era un año especial, era mi último año de escuela superior y no niego que estaba entusiasmado.

Tenia grandes planes para el futuro, que incluian, pero no se limitaban, al ingreso a la universidad del estado, en la facultad de comunicación. Pretendia convertirme en un profesional del foto periodismo y trabajar para un prestigioso periódico en New York o California.

De frente al espejo acomode lejos de mis ojos algunos largos y rebeldes mechones de cabellos oscuros. Me encarge de sacudir las mangas de la T shirt oscura que vestia, lo hice para evitar algún que otro pelo de Bleu atorado en la tela.

Termine por revisar mis jeans azules y mis adorados zapatos tenis negro deslavado Converse. Ya listo, y antes de abandonar la habitación deje caer algo de colonia sobre mis mejillas y cuello. Adoraba su aroma cítrico. 

Con la usada mochila sobre uno de mis hombros, descendí la escalera. James no debería tardar en llegar. Grande fue mi sorpresa al encontrarme sentado frente a la mesa del comedor a Deandre.

Allí estaba él, sentado muy erguido, una de sus manos sobre la mesa y alrededor de una humeante taza de café, la otra, sobre su muslo izquierdo.

Aprecié su perfil derecho y oí su alegre risa en respuesta a algo que había dicho mamá. De más está decir la confusión que experimenté. Por una parte mi entusiasmo mañanero se fue al suelo, no me esperaba verlo allí. Sin embargo, por otro lado, un cosquilleo de anticipación atacó mis nervios en espera de que nuestras miradas se encontraran.

Hacia semanas que no coincidía con Deandre, que más bien lo evitaba. El recuerdo de mi impulsividad al robarle un beso, junto al temor a enfrentar mis sentimientos al volverlo a ver, me había llevado a pasar mucho tiempo lejos de casa durante lo que resto del verano.

Temía un nuevo encuentro con Deandre, temía perder el control nuevamente. Ya no se sentía como los días, años atrás, cuando él visitaba a Zoey y yo prefería quedarme en mi cuarto evitando interactuar.

No, antes era un juego de niños, literalmente, en comparación a mis nuevas inquietudes y deseos, todo aquello que él me hacia sentir y que yo me negaba a aceptar.


******************


─¡Buenos días, mi amor! ─exclamó mamá con entusiasmo, mientras preparaba en un alto vaso especial el batido de frutas y proteína que mi hermana Zoey solía beber todas las mañanas. Me imagino que no seria la única madre en el vecindario alegre por el comienzo de clases.

Plante una sonrisita en mis labios, miré a mamá igual que ella a mi, fugazmente y concentre mi atención sobre Deandre y sus enormes ojos verdes. Fue inevitable, ese chico parecía tener un imán que me atraía a pesar de mi reticencia.

Necesitaba ver su reacción, apreciar cuánto lo afectaba mi presencia. Porque yo no me equivocaba, Deandre Mortimer se descolocaba cada vez que me veía.

Y sé que el recuerdo del beso que le robe estaba presente en su mente, como lo estaba en la mía. Y no, no era vanidad, lo sabia porque yo sentía lo mismo.

Sin embargo, esa vez cuando sus hermosas pupilas se encontraron con las mías, solo vi frialdad, y aquello me molesto. Yo temiendo durante semanas un nuevo encuentro y él lucia tan indiferente.

Nuestro contacto fue cuestión de segundos, justo lo que él quiso, pues me retiro la atención para llevarla a sus manos. Lo miré jugar con el anillo de plata que llevaba en el dedo índice de su mano derecha.

─Deandre vino a recoger a Zoey, ¿Puedes creer que hoy, el primer día de clases no tienen transporte para ella? ─Mamá dejó el vaso especial sobre la mesa─. ¿Quieres café antes de irte, Peyton?

Miré a mamá por algunos segundos, me costaba entender lo que decía.

─¿Café, Peyton? ─repitió mamá mirándome fijamente con sus ojos enormes y expresión inquisitiva.

Oigo una risita, mi atención vuela nuevamente hacía el amigo de Zoey que ríe descaradamente.

¡Basta de ser un estúpido, Peyton!

Justo entonces Zoey sale de su cuarto y yo, yo doy media vuelta para largarme de allí.

Me siento tan fuera de lugar.

***************

James no dejó de hablar, mientras manejaba las pocas cuadras desde mi casa hasta la escuela.

Todo eran expectativas para mi mejor amigo, las mejores. Y yo no dejé de pensar.

No pensaba en que era el último año de escuela superior como lo hice al inicio del día. Tampoco pensaba en tal o cuál chica que había florecido durante el verano convirtiéndose de oruga a mariposa. O en las fiestas que se aproximaban con el inicio del curso.

No, mientras mi mejor amigo maniobraba el Chevrolet gris para acomodarse en un reducido espacio yo pensaba en mi padre y su mensaje de texto deseándome feliz inicio de clases.

"Esperó que tengas buen día Peyton, feliz inicio de clases, estudia mucho y disfruta tu último año de escuela superior. A ver cuando me presentas una chica especial"

Aquella frase final terminó por amargarme.

¿Qué diría papá si se entera de mis gustos?

¿Cómo se sentirá si sabe que me he convertido en lo que tanto desprecia?

Que más que una chica especial, en mi vida existía un chico especial en el que pensaba día y noche, que me inquietaba, que me enojaba, que me tenia hechizado con sus ojos verdes.

¡No, no, no!

¡Si, Peyton, estás a punto de cruzar el límite!

¡Confiesa lo que tu alma calla!

─¡No!

Con mi puño derecho lance un golpe sobre uno de mis muslos. Tarde recordé que no estaba solo.

─¿Estás bien, amigo?

James me miraba con detenimiento y sorprendido ante mi exabrupto. Aproveché su desconcierto y bajé del vehículo, demás está decir que no le contesté. Más tarde algo le inventaría.

No tarde en perderme entre los estudiantes que enfilaban hacía una de las entradas del edificio. Mientras caminaba a grandes pasos busqué tranquilizar mis torturantes pensamientos.

********************

Mi itinerario consistía en seis clases diarias, en dos de ellas tenia que tolerar la presencia de Deandre, en aquellos días pensaba que había tenido suerte al tener en clases a Alexander Morris y sus amigos.

Consideraba a Alex un gran tipo, desde que lo conocí en la parrillada de los padres de Elijah me llamó la atención su personalidad audaz y divertida. Era hábil convirtiendo ideas para expresarlas en frases repletas de ingenio. También me di cuenta que era un tipo muy convincente, un líder.

Me agradaba Alex.

Lo mejor fue que en cuanto Alexander me vio que entrar al salón donde compartimos la primera de dos clases, me invito a sentarme con su grupo. James y yo no compartíamos clase, y a pesar de conocer a casi todos mis compañeros de clase, con ninguno me hubiese sentido cómodo.

En el segundo y tercer período también se encontraba en el salón Deandre, sentado muy erguido y aparentemente ajeno a mi presencia. Recuerdo que un tímido rayo de sol mañanero incidió sobre su cabello rojizo dotándolo de luminosidad e inevitablemente distrayendo mi atención.

   ─¡El cabello de Mr. mariposa, brilla! ─alcance a oír que comentaba, en tono de burla, Charles Hale, uno de los amigos de Alex, mientras me acercaba hasta ellos.

Un coro de estruendosas risotadas siguió el comentario. Comprendí que hablaban de Deandre y admito que escuchar el sobre nombre por el que lo llamaron me molesto.

Charles y Thomas, el otro chico del grupo, se dedicaron un buen rato a chiflar y hacer extraños gestos en dirección al amigo de Zoey. Un rápido vistazo sobre él me basto para darme cuenta que Deandre no caería en sus provocaciones. Casi sin darme cuenta una leve sonrisa curvo mis labios.

A parte de aquello no externe mi sentir, me dedique a ignorar sus comentarios, pues aquel no fue el único. Después de todo yo no era el profesor, no era mi deber llamarle la atención a nadie.



***************************


El almuerzo lo compartí con Alex. Charles y Thomas tomaban su almuerzo en otro período.

James tampoco se veía en el comedor de la cafetería, sin embargo, Deandre disfrutaba su almuerzo a escasas mesas de nosotros.

Dos clases y el período de almuerzo compartido, genial.

De la nada, Alexander menciono al amigo de mi hermana. Sin disimular su disgusto y hasta cierto punto desprecio hacía Deandre, comento que nunca lo había tolerado.

─No es homofobia, tengo amistades gays, no tengo problemas. Sin embargo, a él, no lo soporto. Lo conozco desde siempre y cuando éramos niños odiaba ver cómo se llevaba a Elijah con él a practicar esos bailecitos que tanto le gustan.

Di un mordisco a mi pedazo de pizza, masticando despacio, sin saber que decir. 

─Eso fue hasta que Elijah se negó, yo me encargue de hacerle entender a mi amigo que mejor era jugar baloncesto conmigo ─añadió y soltó una sonora carcajada.

─Y esto no es ningun secreto, pues Deandre sabe que no lo soporto! ─exclamo Alex segundos después y dejó caer su puño sobre mi hombro derecho.

Fue obvio que Alexander deseaba ser oído. Y a mi poco me falto para mojar el frente de mi T shirt con el jugo que casi expulse de mi boca.

Alex, al parecer ajeno a que sus carcajadas perturban el ambiente, continuo mofándose de su propio comentario. Cuando tuve la oportunidad de centrar  mi atención en la mesa vecina, está estaba vacía, ni rastro de Deandre.


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