Capítulo 4
En el centro comercial
Deandre
Zoey y yo llegamos al Midway Mall dispuestos a disfrutar el día. Mi amiga a bordo de su silla de ruedas motorizada y yo a su lado feliz, caminando a la par.
Atrás quedo la confrontación con Peyton. El incómodo momento en que Zoey le reclamo su mal trato hacia mi y su hermano optó por ignorarla y pasar de largo hacia la escalera.
Fue un alivio para ambos entrar al acondicionado centro comercial después del sofocante interior del viejo auto de mamá que por aquellos dias me pertenecía.
No me malinterpreten, me encantaba el carro rojo y estaba muy agradecido de tenerlo para el comienzo del curso escolar, pero casi en pleno mes de agosto, uno de los meses más calurosos en el noreste de Ohio, un carro sin aire acondicionado era un tormento.
*******************
El Midway Mall era un centro comercial bastante grande en una ciudad relativamente pequeña. En su interior albergaba gran variedad de tiendas además de locales dedicados a la venta de comida rápida.
La primera tienda que visitamos mi amiga y yo fue una dedicada a articulos de aseo personal, especialistas en cremas y fragancias para el cuerpo.
Al entrar una nube invisible de diferentes olores asaltaba el sentido del olfato. Zoey y yo recorrimos el interior de la reducida tienda entre risas, mientras disfrutábamos de variados aromas como tuvimos la oportunidad. Poco nos importaban las inquisitivas miradas que nos echaron las tres empleadas del local.
Entre bromas probamos diferentes fragancias; Naranja, Vainilla, Manzana, Fresas, Algodón de Azúcar, hasta que llegó el momento en el que no pudimos más.
Agotada e igual de afectada del olfato que yo, mi amiga Zoey escogió comprar el splash para después del baño con fragancia Algodón de Azúcar. Yo me decante por el mismo que llevo usando hace meses y me encanta, el de dulce vainilla con un toque picante de jengibre.
De allí salimos bastante olorosos y nos perdimos por los pasillos del centro comercial entrando a algunas tiendas y pasando otras por alto. Rememoré lo bonito de mi amistad con Zoey y me di cuenta de lo mucho que la había extrañado.
Más allá de las muestras de alegría al reencontrarnos por parte de ambos, ninguno de nosotros mencionó a detalle los cuatro años que estuvimos separados. Zoey me había recibido nuevamente en su vida dejando ver el cariño y la amistad sincera que sentía hacia mi sin reprocharme nada. Y yo, muy a pesar de lo que su hermano pudiese pensar estaba dispuesto a no volver a dejarla atrás. Esa niña pelirroja de carácter fuerte e independiente era mi mejor amiga.
El tema de mi ausencia y mi rotundo silencio por los pasados cuatro años no fue tocado, aún así temía al momento en que mi amiga hiciera preguntas para saciar la curiosidad que seguramente por años sintió. Y es que no estaba seguro de estar dispuesto a contarle a Zoey lo que pasó la tarde que estuve en su casa hacia cuatro años atrás y que fue la verdadera razón por la cual me mantuve al margen de su vida.
*******************
Cuatro años antes...
La tarde, cuatro años atrás, en que me atreví a cruzar los limites, fue también el momento, hasta ahora, más humillante de mi corta vida.
Después de empujarme lejos de él y luego de su primera frase ofensiva hacia mi, Peyton no dejó de gritar preguntándome porque estaba en su cuarto, una y otra vez. ¿por qué me encontraba allí? decía.
Pocos segundos después, cuando aún me encontraba en el suelo con Peyton inclinado sobre mi apareció por el pasillo Leah, la madre de los hermanos Blossom.
—¿Qué sucede aquí Peyton, por qué le gritas y maltratas a Deandre? —preguntó agitada la mujer. A sus espaldas vi llegar a Chelsea, la hermana del medio que pasó detrás de su madre, se acerco a mi y me ofrecio su mano para ayudarme a ponerme de pie.
Nuestras miradas se encontraron por segundos, yo con gesto agradecido, ella con una apenada sonrisa en sus labios. Solo debieron transcurrir unos segundos luego del cuestionamiento de su madre, mas para mi parecieron horas a la espera de la respuesta de Peyton.
¿Justificaría Peyton su maltrato, al acusarme de entrar a su cuarto para robarle un beso?
—¡No lo quiero aquí ma, no lo quiero en mi cuarto! ¡Él no puede subir y meterse a mi cuarto así como así , él no es parte de la familia! —gritaba fuera de si señalándome con uno de sus dedos ante la mirada de consternación de su madre.
Peyton dio patadas a diestra y siniestra, mientras sacudía ambos brazos hacia los lados con sus manos en puños. Su rostro lucia pálido, mas la piel de su cuello asemejaba el color carmesí, preso de la tensión y un monumental coraje.
—¡Peyton! —Ante su nombre el muchacho llevó su ardiente mirada sobre su madre unos segundos para de inmediato posarla nuevamente sobre mi.
—No.te.quiero. aquí, ¿entendiste rarito? —gruñó él señalándome nuevamente con el dedo índice de su mano derecha.
—¡Me haces el favor y no vuelvas a llamar así a Deandre! —exclamó Leah entre sorprendida y furiosa hacia su hijo mayor.
—¿Qué pasa, mamá? ¿Deandre? —A lo lejos pude oír la voz inquieta de Zoey proveniente del piso inferior. La condición de Zoey le impedía subir la escalera.
—¡Dile a tu amigo que no vuelva a subir a mi cuarto! —grito Peyton en dirección al pasillo buscando que Zoey lo escuchara mas no supe se habia logrado su objetivo.
Ya para ese momento yo tenía suficiente e hice lo único que me pareció más fácil, salir corriendo de la habitación de Peyton y bajar las escaleras rogando no toparme con mi amiga de frente.
En efecto Zoey no se encontraba al pie de las escaleras sino en el pasillo, pero tenía su atención fija en ella.
—¡Deandre! —exclamó al verme aparecer, la sorpresa matizaba el tono de su voz.
Me sentía muy agitado, la piel de mi rostro ardía y mis ojos se encontraban empañados por las lágrimas.
—¿Qué pasa amigo, por qué lloras? —Su pregunta fue humillante, y me sentí como un perfecto idiota.
Recuerdo que no dije nada, solo hice un leve movimiento negativo con la cabeza y abandoné esa casa para nunca volver, por lo menos no durante algunos años.
*********************
Zoey tocó mi antebrazo derecho al tiempo que hablaba, pero yo tenía la mente en el pasado y me costó entender sus palabras.
—Vamos Deandre, hace mucho que no visitamos el arcade —El entusiasmo en la voz de Zoey era contagioso.
Nos encontrábamos frente a un local dedicado a todo tipo de video juegos que soliamos visitar muchísimo en el pasado.
—¡Seguro que si, amiga! —exclame con más deseo del que realmente sentía y hice una reverencia en dirección a Zoey invitándola a pasar primero. Mi amiga dejo salir su espontánea risa adelantándome.
Ya dentro y después de comprar los tokens para jugar me dedique a complacer a Zoey, jugando por ella en algunas máquinas como antaño. Para mi era un placer tratar de ganar premios para ella. Su alegría y risas merecían todo mi esfuerzo.
Siguiendo aquella dinámica la pasamos muy bien, hasta que, sin previo aviso hizo su sorpresiva aparición el innombrable con su mejor amigo.
—¡Mira quien está por aquí! —exclamó James al tiempo que abrazaba a mi amiga—. Ves como si tenía razón, Peyton. Te aseguré que esa risita ahogada me era conocida —añadió y depositó un rápido beso en la coronilla de mi amiga.
No contuve la risa al ver las mejillas intensamente coloreadas de Zoey y su intento de persecución tras James con dudosas intenciones.
Sin embargo, no pude evitar cohibirme cuando mi mirada se encontró con la hostilidad que emanaba de Peyton aún cuando percibí que se esforzaba para ignorarme.
"No me importa" me dije dispuesto a ignorarlo como él a mi.
¿No te importa?
For real, Deandre?
Rompí contacto visual con él y alcancé a Zoey.
—Vamos James, compláceme. Quiero ver como eres incapaz de vencer en ese juego de baile.
—No tienes ni idea, niña. No sabes las horas que jugué esto con mi hermana menor, soy un experto. Reto a Peyton, él si es incapaz de ganar en un juego así.
Zoey y James se encontraban frente a una imponente máquina de juegos.
"Dance Dance Revolution X" era su flamante y parpadeante nombre.
La estructura de la máquina invitaba a subirse en su plataforma y imitar los movimientos de baile que realizan las figuras en la pantalla.
—Eso quiero verlo —oí decir a Zoey mientras miraba a James, retante.
James se pavoneaba frente a nosotros al tiempo que señalaba a Peyton.
—Solo si Peyton me acompaña — mencionó, mientras se acercaba a su amigo.
Zoey parecía disfrutar la actuación de James y la cara de espanto de Peyton. Yo disimulé una mueca, el innombrable no sería capaz de seguirle el juego a su amigo, de seguro le daría vergüenza.
—Si sabes contar James, conmigo no cuentes. —Lo dicho, Peyton jamás formaría parte del juego y menos con varias personas alrededor, posibles espectadores que seguramente se verían atraídos por la música y el baile.
—¡Oh vamos Peyton, no seas agua fiestas, tu solías jugar con Chelsea algo así hace unos años atrás! —mencionó Zoey con entusiasmo.
—Ves, todo varón con hermanas menores ha bailado con uno de estos — dijo James y se acercó al macizo cuerpo de la máquina, mientras buscaba varios tokens en uno de sus bolsillos.
—No lo voy hacer —dijo Peyton, su tono de voz no admitia réplica, tampoco su lenguaje corporal.
De buenas a primeras se alejó del grupo, mezclándose con las demás personas en el local. Zoey nos miró, haciendo un puchero.
—Yo acepto el reto. —Antes de arrepentirme caminé los pasos que me alejaban de la plataforma de baile y subí a ella.
Adoro bailar. Bailando olvido los sinsabores y mi alma canta de felicidad.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro