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Capítulo 26


Buscando a Deandre


Peyton

La lluvia de risas y alegres voces provenientes de la cocina no cesaron, mientras yo buscaba concentrarme en el repaso para mi próximo examen de trigonometría, demás está decir lo estresado que me encontraba, todo lo que tuviese que ver con matemáticas era una tortura para mi.

Esa tarde lo menos que deseaba era estudiar, de buena gana me reuniría con Chelsea y Zoey en la cocina para oír su chachara sobre los disfraces que vestirán el próximo sábado en la fiesta de Halloween de Stuart. Sin embargo, la relación con mis hermanas no era muy cordial que digamos, en especial con Zoey por mi juntilla con Alexander. Probablemente las cosas entre nosotros mejorarían con el tiempo cuando ella se diera cuenta de que mi ruptura con Alexander iba en serio.

Cansado de tantas ecuaciones que no lograba entender a cabalidad puse encima del grupo de papeles un libro cualquiera que me impidiera continuar mirando el repaso y me puse de pie para estirar las extremidades. Segundos después me anime a bajar y tomarme un descanso, seguramente mamá estaba con las chicas en la cocina, su presencia allí de alguna manera me haría sentir mejor al reunirme con ellas. Además, ya era tiempo de comenzar a limar asperezas con mi hermanita menor.

En cambio, parecía que mantenerme tras bambalinas, sentado en uno de los escalones de la escalera, mientras trataba de escuchar la conversación ajena se había convertido en uno de mis pasatiempos favoritos porque eso hice antes de animarme a dar la cara por la cocina, intuía que al imponer mi presencia entre ellas también le quitaría chispa y naturalidad a su plática.

Recargue la espalda sobre uno de los escalones superiores entretanto no perdía detalle de lo que sucedía a pasos de mi, como pensé mamá también formaba parte de la reunión de chicas.

Sentado allí escuche lo emocionada que estaba Zoey con la próxima fiesta a la que iría en compañía de Deandre, Ciara y por supuesto Jamie. Mi hermana llevaría el disfraz de Alicia, la del país de las maravillas, mientras que Deandre se vestiría del conde Drácula. Seguramente Deandre luciría muy guapo y era una lástima que yo no tuviese la oportunidad de verlo pues sus visitas a la casa no volvieron a darse y yo no pensaba ir a la dichosa fiestecita.

Esas fiestas eran muy aburridas le comenté con cara de hastío a Meghan la mejor amiga de Chelsea. Aunque la verdad era que no iría porque no tenía con quien ir.

Zoey comentaba que Ciara no se decidía sobre que disfraz llevar y Jamie daría alas a su imaginación y por primera vez saldría a la calle vistiendo prendas de mujer.

Me sorprendí deseando tener su valor y ser genuino como él. Y pensé que quizás más adelante pasaría de aceptar interiormente mis sentimientos por Deandre a gritarlo a los cuatro vientos, sin prejuicios y orgulloso de mi verdadera identidad.

—La charla está muy divertida, pero tengo que hacer un viaje al supermercado —comentó mamá en tono resignado y por el sonido de sus pasos supe que estaba por salir de la cocina comedor. No lo pensé dos veces y me puse de pie, mi intención era acompañarla a la tienda, el único supercentro que existía cerca de la casa y el lugar donde trabajaba Deandre. Esperé a que ella saliera de la casa para alcanzarla cuando abordaba el carro, no podía estar más sorprendida por mi acercamiento, por lo general yo prefería quedarme jugando videojuegos, pero se alegró por la inesperada compañía.

De camino al enorme almacén mamá no dejo de hablar sobre su próxima entrevista de trabajo y la posibilidad de volver a trabajar como maestra, profesión a la que renuncio cuando Zoey nació para poder atenderla veinticuatro siete. Hacía poco que había postulado para un puesto en una de las escuelas primarias del área y a principios de noviembre tendría la entrevista, si la reclutaban comenzaría en enero. 

Ya en el enorme almacén donde se podía comprar casi cualquier cosa desde alimentos frescos hasta cañas para pescar, mamá se tomó su tiempo en la sección de ropa de mujer aunque en ningún momento menciono que tenia intenciones de pasar por allí, mientras tanto yo decidí dar una vuelta por el área de las galletas dulces con la excusa mental, a mamá no le dije nada, de buscar un paquete de galletas de avena que tanto me gustaban. 

Sin embargo, muy en el fondo y desde que me puse de pie para seguir a mamá fuera de la casa mi intención era perderme entre los pasillos de la enorme tienda con la esperanza de ver aunque fuera de lejos a Deandre.

Con el paquete de galletas de avena en la mano derecha me dedique a pasear por algunos de los pasillos sorteando personas, algunas empujaban sus carritos o llevaban la típica canasta de plástico.

No sé exactamente que esperaba, pero casi enseguida comencé a desesperarme y a frustrarme pues estuve seguro de que no tendría suerte, que aquel viaje fue en vano y a punto estuve de abandonar mi cometida cuando reconocí no lejos de mi a Jamie Robertson y de inmediato intuí que Deandre era la persona que se encontraba sentada casi a ras del suelo acomodando latas de conservas en una repisa.

Mi corazón parecio dar un salto para situarse justo en la garganta y de inmediato una sensación de vacio se instalo en mi estómago. Entonces me detuve al final del pasillo, justo donde se abría otro pasillo, el de los congelados, pretendiendo permanecer oculto. No quería que ninguno de ellos me viese, mientras yo los espiaba. La atención de Deandre fluctuaba desde los enlatados hasta el moreno alto que no dejaba de hablar y sonreír entre aspavientos con sus manos.

Pensé que si Jamie fuera una caricatura de sus manos brotarían flores de colores y sus ojos serían un par de corazones, mientras miraba a Deandre. Y estuve seguro de que a Jamie le gustaba, no, le encantaba mi Deandre.

Un coro de alegres risas compartidas me trajo de vuelta de mis inquietantes pensamientos, Jamie hizo un movimiento rápido con su mano al parecer sacudiendo algo del hombro de Deandre, mientras este mantenía su vista alzada y una linda sonrisa en sus labios. Mantuve la vista sobre ellos casi sin parpadear, aquel gesto me pareció de tanta confianza que retuve el aliento unos segundos a la espera de lo que sucedería luego.

Y poco tarde en darme cuenta de que Jamie se despedía de su amigo dedicándole una enorme sonrisa, mientras este asentía con un leve movimiento de cabeza desde su posición.

Una mujer y dos inquietos niños cruzaron a mi lado, justo en ese momento empujando su carrito de compras repleto de artículos y retrocedí de manera automática fuera del camino, aunque no había necesidad. Cuando volví a mi posición anterior casi me doy de frente con un saltarín Jamie, siempre me pareció que así caminaba, que mostro reconocerme en cuanto nuestras miradas se encontraron.

—Peyton ¿cierto? El hermano mayor de Zoey —Cuando Jamie Robertson hablaba lo hacia con el propósito de ser escuchado, alto y claro. Jamie era el tipo de persona con el que casi todo el mundo se llevaba bien. Físicamente era tan alto como yo, afroamericano y últimamente llevaba su cabello totalmente trenzado.

—Hola ¿qué tal? —Aparte de asistir a la misma escuela Jamie y yo habíamos coincidido en varias ocasiones en la casa cuando el chico había ido con Ciara a visitar a mi hermana.

El alto chico se planto delante de mi y, mientras centraba la atención sobre él no pude dejar de notar movimientos al frente, donde yo sabía se ubicaba aun Deandre y estuve seguro de que el pelirrojo notó mi presencia.

—Parece que hoy media escuela superior decidió pasarse por aquí ¿será por motivo de la famosa fiesta de Stuart? —mencionó Jamie haciendo gestos con sus manos, en su antebrazo derecho llevaba una pieza de ropa, parecía ser un pantalón de tela suave— . Mi vestimenta de esa noche será toda una revelación, ¿de que vas a ir tu? —añadió interesado y mirándome directamente a los ojos con su característica sonrisa. Jamie tenia ojos grandes y redondos, muy expresivos.

De pronto me sentí como insecto bajo el lente de un microscopio y me pregunté si lo que veía Jamie era de su agrado. Entonces mi mirada se abrió paso hasta detenerse en el chico de ojos verdes que se encontraba de pie casi al final del pasillo, busque conectar mi mirada con la suya deseando perderme en aquel estanque verdoso, anhelando que él pudiera ver en mis ojos lo que deseaba gritar, pero no me atrevía, porque no me creía merecedor de su perdón y mucho menos de su confianza.

—Todavía no decido ¿por qué no me acompañas a echarle un ojo a los disfraces? estoy seguro de que serás de gran ayuda —Aquello no era algo que planeara hacer, vamos, que ni siquiera pensaba ir a la dichosa fiesta.
Lo dije al sentir todo el peso de la culpa y la vergüenza sobre mis hombros, mientras Deandre no dejaba de mirarme quizás preguntándose que carajos hacia yo allí y lo que era peor, en plan acechador como hacia unos días atrás cuando me vio mirándolo a traves del cristal de la puerta del salón de baile.

La misma urgencia de encontrarlo que sentí esa misma tarde más temprano la sentía en ese instante, pero para hacer todo lo contrario, largarme de allí, ocultarme de su intensa y seria mirada.

Al parecer Jamie tampoco esperaba semejante invitación de mi parte, pero ni soso ni perezoso se adelantó unos pasos alentándome a seguirlo.

—No me lo tienes que pedir dos veces, vamos —dijo entusiasmado, y yo lo seguí sin mirar atrás.


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