Capítulo 12
Como todos los chicos
Deandre
Mantuve los ojos cerrados, mientras disfrutaba sobre mi rostro la fría brisa que se colaba por una de las ventanas del cuarto de Zoey.
Zoey y Ciara estaban muy ocupadas escogiendo entre risas que color deseaban llevar en sus uñas. Yo les daba la espalda en tanto pasaba por décima vez un algodón con rastros de acetona sobre las uñas de mis manos buscando dejarlas libres del oscuro color que las cubría.
Mi rostro poco a poco fue perdiendo, gracias a la fría brisa de septiembre, el calor que lo arropaba después del incómodo momento en la cocina gracias a Peyton.
Justo luego de comportarse como un cretino y correr a esconderse en su cuarto, Leah subió con intenciones de hablar con él, pero al parecer Peyton se encerró en su habitación y todos escuchamos como su madre grito varias cosas frente a la puerta cerrada.
Zoey no podia ocultar su satisfacción ante el regaño a su hermano mayor.
-Se merece eso y más -dijo con enfado de camino a su cuarto con Ciara pisándole los talones. Yo no podia sentirme más avergonzado y a la misma vez triste.
El rostro me ardía y la tensión en el ambiente resultaba opresiva aún después de cerrar la puerta del cuarto de mi amiga. Mientras Ciara se paseaba por el cuarto de Zoey curioseando por los rincones yo me fui a sentar con mis piernas cruzadas sobre el colchón sin ánimos de nada. En aquellos momentos no era buena compañía.
Mas poco a poco el tenso ambiente se fue relajando, las chicas no dejaron de parlotear intercalando risas y comentarios ingeniosos a su charla. El tema del hermano de Zoey pasó al olvido por lo menos para ellas, cosa que yo agradecí. Lo menos que deseaba era que alargaran el asunto por el que yo aún moría de pena.
Afortunadamente Ciara insistió en que nos arregláramos las uñas de las manos y pies. Ella misma comenzó por ayudar a Zoey a quitar el esmalte viejo de sus uñas. Entonces fue cuando cansado de estar sentado me puse de pie y con un algodón en mano me detuve frente a una de las ventanas del cuarto de mi amiga a hacer lo propio con las mías.
Un sorpresivo movimiento al lado derecho de la casa atrajo mi atención y achiqué los ojos buscando fijarlos en la persona que se dejó caer, supuse que de algún punto entre el segundo piso y el primero, sobre la hierba que cubría uno de los laterales de la casa de Zoey.
Algunos pensamientos cruzaron rápidamente mi mente. Por ejemplo, pensé en la posibilidad de que un ladrón rondara la casa buscando la manera de entrar, pero no se me hizo lógico que en vez de subir para entrar por alguna ventana abierta, quizás en el piso superior, bajara. También quede algo consternado por la manera en que esa persona salto, no sabia realmente de que altura, y me pregunté si no se dañaría por su temeraria acción.
Acerque el rostro al vidrio de la ventana casi pegando mi nariz a la superficie. La nublada noche solo era perturbada por la escasa claridad que proporcionaban las lámparas de luz amarillenta sobre los postes de electricidad.
Sin embargo, pude reconocer la identidad de la alta silueta que agazapada se movió casi corriendo hasta detenerse detrás de un pequeño y frondoso arbusto que separaba la casa de Zoey, de la de mi primo.
Era Peyton que evidentemente se escapaba del castigo impuesto por su madre. No voy a mentir, en esos momentos tuve la intención de salir corriendo para decirle a Leah sobre lo que hacía su hijo, pero decidí no intervenir y dejar que las cosas fluyeran. Después de todo aquello no era asunto mío.
-¿Que miras con tanta atención Deandre? No me digas que es tú ingrato primo Elijah paseando al perro -La pregunta de Zoey me tomo completamente por sorpresa. Me encontraba totalmente ensimismado y pendiente a cada uno de los movimientos de un Peyton que continuaba agazapado al parecer en la espera de algo o alguien.
-¡Nah!, nada que ver con Elijah -Me encogí de hombros al momento de echarle un rápido vistazo a Zoey queriendo quitarle importancia al asunto. Sabia a que se refería mi amiga cuando llamaba ingrato a mi primo. Zoey ya me había comentado sobre su indiferencia con ella después de pasar juntos prácticamente todo el verano y al contármelo mi amiga no pudo disimular su tristeza.
-Elijah es como todos los chicos -mencionó Ciara con mucha seguridad, pero sin especificar a que se refería con eso de "como todos los chicos" Zoey no dijo nada-.La mayoría no tiene sentimientos -murmuró por lo bajo la morena sin disimular su amargura. Dicho aquello último y mientras se afanaba en el arreglo de los pies de nuestra amiga, Ciara inicio la explicación de porque pensaba así de los chicos, opinión que basaba en su única experiencia amorosa con un chico llamado Henry con quien tuvo un corto noviazgo de un mes.
Zoey la escuchaba interesadísima y yo aproveché para volver la atención a Peyton que justo en ese momento cruzaba hasta la acera para luego abordar un carro que lo esperaba. Logré reconocer a Charles cuando se bajo entre gestos del asiento del pasajero para dejar subir al hermano de Zoey. Todo se dio de manera muy rápida y de esa misma manera salió disparado el vehículo alejándose calle abajo.
Tuve que hacer un gran esfuerzo para quedarme callado y disimular mi mal humor ante las chicas e unirme a su charla sobre desamores. Mientras Zoey y Ciara intercambiaban información e ideas a seguir para lidiar con los temidos chicos sin sentimientos y rompecorazones, yo lejos de estar ajeno al tema como ellas suponían, rabiaba en silencio la actitud de Peyton y más aún su salida con el grupo del pesado de Alex.
Estaba consciente de que la amargura y mal humor sólo a mi dañaba, pero no lo podía evitar. En esos instantes odiaba a Peyton por mostrar tanto desprecio hacia mi y hacia sus propios sentimientos, pero me odiaba más por no soltar de una vez y por todas la esperanza de que algún día cambiaran las cosas entre los dos.
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