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Capítulo 10

Tratando de huir

Deandre

El viernes después de clases estuve en la biblioteca hasta que la señora Lawrence, auxiliar de bibliotecaria, me indico con amabilidad que en diez minutos cerrarían sus puertas hasta el lunes.

Un poco aturdido me puse de pie y agarré los dos libros que ya había escogido. Pasé por el counter y después directo a la salida esperando no escontrarme con Zoey en los pasillos desiertos de la escuela o en el exterior.

Mi intención era esconderme de Zoey y sentí cargos de conciencia, pero lo hice por mi propio bien. Fui egoísta, tratando de no pensar en que Zoey esperaba  mi llegada a su casa para pasar un fin de semana de chicas.

Zoey y yo habíamos planeado el fin de semana de chicas tiempo atrás, pero no fue hasta la tarde anterior que decidí cancelar con ella y mantenerme en casa, lejos de Peyton Blossom.

El detalle era que no se dió la ocasión perfecta para decirle a mi amiga que ya no iría con ella. Fue algo que decidí de la noche a la mañana.

Mi encuentro con Peyton en el salón de danza, mientras practicaba una rutina de baile me llevó a sentirme de esa manera.

Su manera de mirarme me provocó deseos de correr y echarme en sus brazos, dejarme ir, pero al mismo tiempo sentí miedo, temor a esa cercanía que por un lado tanto deseaba, miedo a perder el control y a sus consecuencias.

No supe cuánto tiempo llevaba él allí, mirándome. Y nuestro contacto visual a través de uno de los espejos fue mínimo y fugaz, pero cuando me vi abandonado por su mirada lo único que deseaba era correr a casa y ocultarme allí.

Y no era que en ese momento pensara en Peyton como alguien capaz de agredirme físicamente, al contrario, pensaba que detrás de esa fachada de guapetón existía un muchacho noble y tierno capaz de dar caricias y mimos.

Sin embargo, más tarde aquel día, recostado sobre mi cama con Masha sobre el regazo, mientras acariciaba su pelaje color chocolate pude aclarar algo mis pensamientos.

Lo que había visto en la mirada de Peyton no fue otra cosa que deseo. Y me gusto, lo disfrute y si él se hubiera acercado probablemente no hubiese dudado en echarme a sus brazos. Yo también lo deseaba.

¿Y la sensación de temor?

Temor a lo que podría suceder después si nos dejamos llevar por nuestros deseos más puros, a mi reacción y sentimientos, pero en especial a los de Peyton.

Y fue por eso último que decidí mantenerme lejos de él.

Y aquello me llevó de vuelta a mi más reciente dilema, ¿con cuál excusa me disculpaba con Zoey?

Y no fue por falta del mejor momento, era cuestión de ser creíble ante una chica lista e intuitiva, difícil de engañar.

************************

Un especiado aroma a pasta Alfredo con pollo se dejó sentir en el momento en que abrí la puerta principal de la casa y me sorprendí con la presencia de mamá. Entonces recordé que ella me habia dicho hace unos días que cambiaría su turno con una compañera que necesitaba el viernes libre.

Y yo lo olvidé.

Por aquellos días mamá trabajaba turnos de tarde noche en el hospital y regresaba a casa después de la medianoche. Yo me encargaba de hacer la cena y dejarle su porción de alimentos dentro del horno. Era una rutina casi diaria excepto por los días libres que tenía por ley, aunque algunas veces ella solía trabajarlos buscando un mejor sueldo cada quince días.

Era consciente de la necesidad de buscar un trabajo a medio tiempo para ayudarla con los gastos de la casa y los míos propios.

Con el dinero de mi padre ya no se contaba porque era muy poco lo que el trabajaba y podía cooperar. Mamá siempre decía que papá solo esperaba ansioso a que yo cumpliera la mayoría de edad para desentenderse por completo, y que probablemente después buscaría un buen empleo.

─¡Ya llegué! ─anuncie de camino hacia la planta superior.

Mamá salió de la cocina, sus mejillas lucian algo sonrosadas y llevaba su largo cabello rubio rojizo, muy parecido al mío, enrollado sobre la coronilla en un moño cualquiera. Yo me detuve.

─¿Cómo te fue, cariño? ─inquirió ella en tono cariñoso, pero no esperó respuesta. Aún así yo dejé salir un suave gruñido que ella solía interpretar como un "bien" ─ . Deandre, Zoey ha estado llamando, dice que te llamo al celular, pero parece apagado ─ añadió.

  ─Si, se apagó ─dije y continué subiendo los escalones─ .Por favor mamá , si  Zoey vuelve a llamar  dile que no me siento bien y que voy a descansar un rato, me duele la cabeza ─añadí usando un tono más alto para dejarme escuchar.

Mamá murmuro algo antes de volver a la cocina y yo en vez de ir directo a mi cuarto entré al pequeño cuarto donde habitaba Masha, mi cobaya.

Después de abrir un poco una de las ventanas me acerqué hasta la espaciosa "jaula" sin barrotes, hogar de mi querida Cuy.

  ─Hola chica ¿cómo estás? ─Masha era muy especial para mi, llevaba conmigo más de cuatro años y ha escuchado sin chistar todos mis secretos, era la única que conocía mis más ocultos sentimientos y emociones.

Cuando me veía frente a la larga mesa que convertí especialmente para ella en su hogar, Masha se acercaba mimosa a oler mis dedos y buscar mis caricias.

Estar con Masha relajaba mi espíritu. Con cuidado tomé a la cobaya entre mis brazos y la acerque a mi pecho.

   ─Yo sigo con mis dudas y mis temores Masha y hoy no quiero ir con Zoey, pero no soy lo suficiente valiente para decirle, tampoco sé que decirle ─dije lleno de frustración, al tiempo que me dejaba caer sobre la alfombra, de piernas cruzadas con la cobaya sobre mi regazo.

******************

Lejos de descansar dediqué lo que restaba de tarde a limpiar el habitat de Masha.

  ─¡Deandre! ─voceo mamá y la focalize al pie de la escalera. Imaginé que llamaba para decirme que Zoey estaba al teléfono porque minutos antes oí el timbre del mismo.

─¡Voy! ─Acarreando sendas bolsas plásticas con los desperdicios después de limpiar, me dispuse a bajar la escalera. Entonces fue que me percate de la persona que se encontraba al pie de ellas.

  ─¡Hola amigo! ─Zoey se mantenía de pie apoyada en sus muletas y me saludo con su mano derecha─ .Vine a buscarte, mamá me trajo después de pasar por el mall a comprar algunas cositas para nuestro fin de semana. ¡No sabes las mascarillas faciales que conseguí!─ Ante lo último baje los escalones de manera apresurada y con mi rostro muy cerca de ella le dije;
  ─¡Shhh! Si mamá te oye decir eso de las mascarillas será todo un tema para ella, imagínate yo, su hijo varón usando mascarillas faciales, ¡Uffff! ─

Mi amiga y yo nos unimos entre risas.

─Mala mia Deandre. Es que estoy muy emocionada, es la primera vez que hago algo así ─dijo Zoey y se apartó un poco para dejarme pasar con las bolsas.

  ─Déjame tirar esto ─dije levantando un poco mi carga, mientras caminaba en dirección a la puerta trasera de la casa.

Ya cuando regresé pude ver a mamá hablando con la madre de Zoey, ambas de pie en el balcón. Zoey descansaba parte de su peso en la pared junto a la puerta principal abierta. Para mi amiga, estar de pie mucho tiempo era todo un reto debido a su condición.

Aún así le brillaban los ojos con expectación cuando me vio regresar.

   ─Convencí a mamá para que pasáramos a buscarte primero, después vamos por Ciara. Será un fin de semana muy divertido, Deandre.

Por unos segundos me dió la impresión de que mi amiga sabía sobre mi intención de cancelar la salida.

¿Cómo le digo que no voy? ¿Cómo acabó con toda la ilusión que veo en sus ojos y escucho en su voz?

¿Dejaré que Peyton, de alguna manera, maneje mis decisiones, mi vida? ¿Con qué derecho sino con el que yo mismo le doy?

Cuarenta minutos después, aún con reservas, estaba sentado junto a Ciara en uno de los asientos traseros de la guagua de Leah de camino a la casa de los Blossom. 



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