Me he quedado hipnotizado. Esa voz... pero no se qué es más hermosa, la voz o ella. Es una chica más o menos de mi edad. Rubia platino. Pelo muy liso... no es pálida de piel, lo que hace que sus ojos azules resalten aún más... una belleza que no parece de este mundo... me está mirando también. No voy a retirar la mirada. No puedo. Ella sigue cantando. Oigo como otra chica canta también. Ella se calla un momento entonces miro a su compañera. Tiene el cabello rosa. Rasgos asiáticos. Ojos verdes.... Es preciosa también. ¿De dónde han salido?  Vuelvo a mirar a la rubia platino. Vuelve a cantar. Me vuelve a mirar.

- Veo que te has quedado encandilado.- dice mi madre dándome un golpecito con el codo.- No me extraña. Son guapísimas. - dice bebiendo de su copa.

Estoy con mi madre de vacaciones. Se empeñó en venir a Sitges. Con su nueva pareja, claro. Jesús. No es que me caiga mal, pero me ignora bastante. Así que yo a él también. Trabaja de conductor de autobús, así conoció a mi madre. Mi padre nos abandonó hace unos años, y es que ella se quedó embarazada de mí muy joven, con 18 años, y ahora... bueno está viviendo la vida como antes no pudo conmigo.

Cuando acaba la canción la gente aplaude y se pone de pie. Yo me levanto también y aplaudo. Entonces veo como bajan del escenario y van a la barra. Están hablando con la dueña. No me lo pienso y voy hacia ellas.
- ¡Oye, Mario! ¿A dónde vas?- oigo que dice mi madre.
- Ahora vengo.- le digo sin girarme.
- Ja. Ja- ríe Jesús.- tiene cojones tu hijo...

Me acerco a la barra y la dueña me mira.
- Hola, ¿qué te pongo?- pregunta. Es de la edad de mi madre. Morena de ojos negros. Muy guapa también.
- Hola... - carraspeo- un refresco de cola, por favor.
La chicas se me quedan mirando. Les devuelvo la mirada y sonrío.
- Hola.- les saludo.- Habéis cantado muy bien.
- Gracias.- dice la rubio platino.
La de pelo rosa asiente con la cabeza y se aleja.
- ¿Cómo te llamas?
Ella me observa, parece indecisa.
- Muriel...
- Qué bonito nombre.
- ¿Tú? - pregunta.
- Mario. ¿De dónde eres?
Ella se queda como indecisa.
- Ehh.. de bastante lejos...- dice volviendo a beber.
- Vaya...- entiendo que no quiera dar muchos datos a un desconocido.- Yo soy de Barcelona. ¿La conoces?
-No he estado, pero me han hablado de ella... dicen que es muy bonita la ciudad.
- Lo es... yo vivo cerca de la playa... donde están las torres...- en ese momento me siento imbécil pues si no la conoce estos datos le serán indiferentes.
- Ahh... que bien.
- ¿Vas a estar mucho tiempo por aquí?- pregunto esperanzado. Quiero conocerla más. Lo necesito.
- Una semana...
- ¡Qué bien! Yo también... espero que coincidamos. Yo me hospedo en el hostal la Estrella. Está aquí cerca.
- Yo aquí mismo...- dice y parece que se arrepiente de haber dado este dato. Se ruboriza y vuelve a beber.
- Muy bien... a ver si nos vemos por aquí. Me gustaría... conocerte más...
Ella me observa de nuevo. Poco a poco se le dibuja una sonrisa. Asiente con la cabeza. No sé si es tímida o simplemente precavida. Lo mismo he sido demasiado lanzado. En ese momento aparece la amiga de pelo rosa.
- Ella es Alana.- dice señalándola.
Alana me mira con una mirada de desconfianza.
- Hola...- dice algo seca.- Muriel, tenemos que irnos...
Muriel se gira hacia ella.
- Cierto. Ya nos veremos Mario.- dice sonriente.
Esto le da algo de esperanzas. Algo me dice que volveré a verla. Observo como se va con su amiga hacia unas escaleras. Mientras las sube mira hacia mí unos segundos antes de desaparecer en el piso de arriba.
Sí, yo creo que volveremos a vernos... y no voy a perder la oportunidad de conocerla más...